La quiebra económica, social y la incapacidad de la elite gobernante de solucionar los problemas más urgentes de la población, ha tenido como respuesta por parte de la clase trabajadora y los sectores mas oprimidos un poderoso movimiento de huelga que ha paralizado al país.
En las principales zonas del país se han realizado multitudinarias y violentas manifestaciones que -con el Estado de Emergencia decretado por el Presidente – no ha hecho mas desatar la furia de los trabajadores en huelga, que rompen con Toledo, sus promesas incumplidas y la continuación de las políticas neoliberales; Privatización y saqueo de recursos naturales por parte de multinacionales con la bendición del FMI y de Washington.
Maestros, campesinos, trabajadores de la salud, del poder judicial, del Seguro Social, de la Construcción, así como distintos Frentes regionales se encuentra en huelga y movilizados.
A primeras horas de este 28 de mayo, el gobierno ha decretado "Estado de Emergencia" (suspensión de derechos básicos como el libre transito y de reunión, entre otros) durante 30 días y ha sacado a las calles a las Fuerzas Armadas. En una escueta declaración, Toledo señala que esta medida es "para mantener un clima de paz social y estabilidad".
Una elite corrupta y condiciones de vida miserables para la mayoría
Si Fujimori fue una pesadilla para los trabajadores y los pobres del Perú, Toledo no ha sido diferente. La corrupción de las instituciones burguesas desde el gobierno, Parlamento, Poder Judicial, Fuerzas Armadas y la iglesia son evidentes. Un 80% de la población rechaza al actual Presidente Alejandro Toledo y en la misma proporción de rechazo se encuentra el Parlamento y el Poder Judicial. Frente a una situación de miseria que afecta a millones de peruanos, donde un 54% de la población vive bajo la línea de la pobreza y donde han debido emigrar fuera del país por razones económicas cerca de 2,5 millones de trabajadores. Un país donde un 2% de la población concentra el 80% de la riqueza. Estos son los principales ingredientes para una explosión social sin precedentes en los ultimas décadas.
La pobreza no ha dejado de crecer, en 1990 cuando Fujimori entro al Gobierno, existían 10 millones de peruanos viviendo debajo de la línea de la pobreza, en el año 2000 esta cifra había aumentado a 14 millones de personas. De estos el 24% vive en condiciones de extrema pobreza. Según el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), en el 2001 la pobreza había aumentado en 1,4% respecto del año anterior y 7% respecto de 1997. Así también, la extrema pobreza aumento 4,5% con respecto al 2000 y 1,3% con relación a 1997. En el plano laboral, la dramática situación de los trabajadores peruanos se grafica por el aumento de la desocupación y el subempleo. Según cifras oficiales 530.000 trabajadores están desempleados y 2.821.000 se encuentran subempleados. El Banco Mundial señala que el 45% del empleo urbano es de carácter informal, es decir, personas que son vendedores ambulantes -de ropa, comida, productos importados, etc-donde sus ingresos no alcanzan para satisfacer sus necesidades básicas.
Un 25% de los niños peruanos menores de 5 años sufre de desnutrición crónica y según la Encuesta de Salud Familiar (ENDES), esta cifra supera el 40% en los sectores rurales.
El sector rural ha sido duramente golpeado, donde el 52% de los hogares no tiene instalaciones sanitarias. El 68% de las escuelas no tiene agua potable y el 95% no tiene sanitarios, en cuanto a la energía eléctrica, el 90% de las escuelas no cuentan con este servicio. La UNICEF en un informe del año 2000 señalaba que cada año 100 mil escolares abandonan la escuela primaria y que en la educación secundaria la cifra era de 200 mil. También este informe decía que unas 250 mil niñas no asisten a la escuela por falta de recursos económicos. Otro informe de una organización llamada Grupo Iniciativa Nacional por la Infancia (GIN) revelo en su informe del año 2000 que más de 2 millones de niños y niñas trabajan para aumentar el ingreso familiar o para sostener solos a su familia.
La producción en banca rota
El efecto más brutal y demoledor de la quiebra del sistema productivo del país se ve claramente en la agricultura y en la población campesina. Esta crisis hace que ningún producto agrario sea rentable, salvo la hoja de coca que enriquece no solo a las bandas del narcotráfico sino también a los que controlan el Estado y la banca. Según un informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidad para la Agricultura) de 1993 el agro peruano tiene el mismo nivel de desarrollo agrario que Afganistán y Haití. La agricultura peruana, que por sus características y potencialidades naturales, debiera alimentar a los mas de 25 millones de peruanos, se encuentra en una situación de ruina total. De hecho en el 58.2% de las tierras cultivadas del país se utiliza todavía la "chaki taclla", una herramienta construida de madera de la época de los incas que sirve para abrir surcos en la tierra. Este instrumento artesanal se utiliza con la fuerza de los pies. El tractor se utiliza solamente en el 5.2% de las tierras y el 36.6% restante se emplea el caballo y el buey.
Los efectos más dramáticos de la crisis de la producción agraria es el elevado índice de pobreza en que se encuentran las zonas rurales de Perú. Según la Encuesta Nacional sobre niveles de vida, de los casi cinco millones de habitantes de la sierra rural el 68% son pobres y de esta cantidad un 67% vive en condiciones de extrema pobreza. Otro informe de INEI señalaba; Que de un total de 6.719.026 habitantes rurales en todo el país, el 78% son pobres.
Bajo el capitalismo, ninguna solución
La burguesía y la elite políticas peruanas, a través de dictaduras militares, gobiernos liberales, populistas- nacionalistas han impuesto al pueblo las peores formas de explotación. Perú, sin duda es el más claro ejemplo del fracaso histórico de una clase social (Burguesía y Terratenientes) parasitaria, que en Latinoamérica ha sido incapaz de levantar una alternativa -dentro de los márgenes del capitalismo- de carácter nacional para desarrollar la economía y elevar el nivel de vida de la clase obrera, los campesinos y sectores aun postergados como son la población indígena.
La promesa mas repetida en la campaña electoral de Toledo fue "el cambio", sin embargo este cambio no resultara de un gobierno como este, que no duda en sacar a la calle a los militares y reprimir cualquier reclamo de los trabajadores. Países dependientes como Perú, bajo el capitalismo y dirigidos por elites políticas en descomposición, no tienen las más mínimas posibilidades ni siquiera de hacer reformas políticas y sociales elementales para disminuir la miseria de la población.
Mientras continué el actual Estado y el capitalismo, los pobres y la clase trabajadora seguirán padeciendo las condiciones de miseria bajo la bota de la elite dominante local y el imperialismo. En tanto no se termine con existencia de las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial, el actual Parlamento y otras instituciones de la sociedad burguesa, los trabajadores seguirán siendo explotados, manipulados y reprimidos.
Además a quedado demostrado –en este impresionante movimiento de la clase trabajadora y el campesinado- la ineficacia de los grupos guerrilleros – que al no comprender el rol principal en la lucha que le corresponde a los trabajadores- durante décadas con sus acciones solo han logrado fortalecer el aparato represor del Estado y en muchos casos la antipatía y el miedo de los trabajadores.
Por un Gobierno de Trabajadores y Campesinos con un programa Socialista
Las actuales luchas en Perú, vuelven a establecer una y otra vez que la clase trabajadora cuenta con la cohesión natural bajo el capitalismo para enfrentar las actuales condiciones de vida. Cuando ya hay poco que perder sino las cadenas, la huelga y la movilización es la mejor herramienta para decir quienes son los que llamados a encabezar la sociedad; una minoría rica y privilegiada o la mayoría pobre que crea la riqueza.
Sin embargo cualquier concesión que se logre ganar, será de corta duración, los sectores dominantes volverán a quitar lo dado bajo otras formas de explotación incluyendo la violencia militar. Por esto la única alternativa que debe ser llevada adelante por los trabajadores y el campesino pobre de Perú es una alianza para el establecimiento de un gobierno obrero-campesino, con un programa socialista, que como primera medida pase a control social la producción nacional, los servicios básicos, deje de pagar la deuda externa y rompa con el FMI y el imperialismo.
Un Perú socialista, que haga un llamado a la unidad de los trabajadores y los sectores oprimidos del continente, para que acaben con los gobiernos neoliberales y el capitalismo y comiencen la construcción de una Federación Socialista Latinoamericana.
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