¡Contra los políticos corrompidos, por una Costa de Marfil controlada por los trabajadores, los jóvenes y los campesinos!
La situación en Costa de Marfil se ha deteriorado aún más. El ejército francés, llamado al socorro por el Presidente Gbagbo en 2002, desempeña actualmente el papel de gendarme y ocupante. Estas tropas solo están en Costa de Marfil para proteger los intereses de las multinacionales, en particular, francesas, y eso sobre la espalda de los trabajadores, jóvenes, pequeños campesinos… que viven en Costa de Marfil. El riesgo de una guerra civil es creciente. La actitud de Chirac y el Gobierno francés no hace más que aumentar esta posibilidad. A un año de la elección presidencial de Costa de Marfil, la situación permanece bloqueada. El país está dividido en dos desde octubre de 2002. Los acuerdos de Marcoussis, impuestos por el Gobierno francés, obligaban a la formación de un Gobierno compuesto de todos los partidos de Costa de Marfil. Tal actitud imperialista de Chirac no podía sino complicar aún la crisis.
El punto central de los acuerdos era la modificación del artículo 35 de la constitución de Costa de Marfil, relativo a las condiciones de admisibilidad, lo que se llama la marfilidad. Figuraba también el desarme de los ex rebeldes del Norte, las Fuerzas Nuevas. El grupo parlamentario del FPI, el partido del Presidente Gbagbo, bloquea el proceso parlamentario mientras no se desarmen las Fuerzas Nuevas. Y estas piensan que si desarman ya no tendrán medios de presión para imponer la modificación del artículo 35.
Marfilidad, una trampa
La marfilidad es un concepto que limita la adquisición o el reconocimiento de la nacionalidad de Costa de Marfil. Todos los políticos de Costa de Marfil participaron en el desarrollo de este concepto racista que divide cada vez más al pueblo de Costa de Marfil sobre bases étnicas: Ouattara creando el permiso de residencia, Bédié recurriendo al artículo 35 para impedir a Ouattra presentarse a la elección presidencial del 95, Gbagbo haciendo campaña en 2000 sobre el tema de la lucha contra el fraude a la identidad de Costa de Marfil…
Políticos al servicio del capitalismo
Pero estos políticos que despliegan tantos esfuerzos para eliminarse unos a otros, lo hacen para acceder al poder ya que lo que está en juego a niveles económicos es de importancia. Costa de Marfil es el primer exportador mundial de cacao. Las multinacionales francesas (Bolloré, Bouygues, France Telecom…) hacen cada una de ellas cientos de millones de euros en volumen de negocios.
Pero ninguna de estas riquezas van al pueblo de Costa de Marfil. En vez de desarrollar el país, son las multinacionales y los políticos de Costa de Marfil a su servicio que se benefician de este saqueo de Costa de Marfil. El ejército francés está en Costa de Marfil para garantizar la continuidad de esto.
Y es agitando el racismo, y formando sus partidos sobre bases exclusivamente étnicas, que Gbagbo y los otros intentan encubrir su complicidad con los grupos capitalistas. Grupos como los "jóvenes patriotas" siiembran el terror para velar para que ninguna contestación política tenga lugar y para desviar la cólera de las etnias las unas contra otros. Tal política favoreció el saqueo, las violencias y un racismo "antiblanco" como Costa de Marfil nunca había conocido.
¿Qué salida?
Costa de Marfil, y África en general, no están condenadas a la corrupción y a la guerra civil. Es el imperialismo, en particular, francés y los políticos locales que crean esta situación aceptando la corrupción, colocando su enriquecimiento personal antes de los intereses del pueblo. Costa de Marfil posee numerosas riquezas que podrían permitir ampliamente desarrollar el país y aportar todo lo que falta: agua, electricidad, infraestructuras, escuela y salud gratuitas…
Para aplicar tal programa, es necesario un nuevo partido que agrupe a los trabajadores, los jóvenes, los pequeños campesinos, artesanos y comerciantes, a hombres y a mujeres, cualquiera que sea su región de origen, y organice la lucha independientemente de los políticos corrompidos, para la satisfacción de las necesidades de todos.
Tal partido defendería un programa de nacionalización de las principales fuentes de riquezas y de las multinacionales, y la gestión de la economía por los trabajadores de manera planificada y democrática en función de las necesidades de todos y no de los intereses de un puñado de corruptos. Organizaría también la lucha contra las bandas que siembran el terror organizando a los habitantes, a los trabajadores, en grupos de autodefensa, que funcionarían democráticamente y estarían abiertos a todos, sobre la base de las mismas pretensiones para todos. Es un partido de este tipo, que los jóvenes, los trabajadores de Costa de Marfil que se niegan a ver el país hundirse en la guerra civil y la corrupción, deben construir desde ahora. Este es el combate que la Izquierda revolucionaria quiere ayudar a llevar adelante, por una Costa de Marfil socialista y democrática, libre del capitalismo, de la corrupción que implica… Tal sociedad permitiría cubrir a todos sus necesidades y vivir juntos en la tolerancia, y con los mismos derechos democráticos para todos. ¡Eso pasa por la retirada inmediata de las tropas francesas!
El Comité por una Internacional de los Trabajadores cuya sección francesa es la Izquierda revolucionaria, tiene secciones en África y en todos los continentes. Nosotros luchamos por un mundo socialista, la única manera de deshacerse del capitalismo y de las injusticias que implica. ¡Únete a nosotros en este combate!
Panfleto publicado por la ‘Izquierda Revolucionaria' sección francesa del Comité por una Internacional de Trabajadores (cit/cwi)
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