No nos rendiremos, nosotras lucharemos!
La derecha religiosa ha declarado la Guerra a las mujeres y nuestros derechos reproductivos.
Con Bush reelegido, el puño republicano en el Congreso fortalecido, la prohibición al matrimonio del mismo sexo aprobada en 11 estados, la elección de noviembre ha crecido a derecha religiosa, que está exigiendo contrapartidas para otorgar el voto evangélico.
Los republicanos ya han efectuado un ataque contra los derechos de las mujeres desde las elecciones, cuando introdujeron una enmienda legal que Bush promulgó como ley el 8 de diciembre permitiendo que los proveedores de salud recibieran fondos federales incluso si no están dispuestos a otorgar un amplio rango de servicios de salud a las mujeres, incluyendo servicios de aborto, consejería, o referidos (incluso en casos de violación, incesto, o peligro para la vida de la mujer)
Todo un paquete de futuros ataques están siendo planeados, incluyendo la prohibición de transportar menores a través de líneas estatales para conseguir un aborto (para evitar notificación a los padres y leyes de consentimiento) y un Segundo intento de prohibir el RU-486, la píldora de aborto, que fue aprobada por la FDA en 2000 y que ha sido ampliamente usada en Europa por casi dos décadas.
La mayor batalla estallará cuando al menos uno y tal vez hasta cuatro, jueces de la Corte Suprema se retiren en los próximos cuatro años. Esto dará a Bush la oportunidad de nombrar jueces contrarios a la libre elección, posiblemente estableciendo el terreno para que la Corte Suprema de marcha atrás el caso Roe v. Wade (la desición con la que la Corte Suprema legalizó el aborto)
Esto viene con el trasfondo de décadas de ataques al acceso al aborto por la derecha. Desde 1995, solamente, las legislaturas estatales han puesto en vigor sobre 380 leyes restringiendo el acceso al aborto con la imposición de periodos de espera, consentimiento de los padres o requerimiento de notificación, y regulaciones más estrictas sobre las clínicas. El número de clínicas y doctores se ha reducido al punto que 87% de los condados de los EE.UU. no tienen un solo proveedor de aborto.
Las leyes que restringen el acceso al aborto actúan desproporcionadamente sobre las mujeres de clase trabajadora y mujeres de color, que no siempre se pueden permitir perder trabajo, dejar sus familias, viajar a otra ciudad o estado, y pagar un hotel durante el periodo de espera obligatorio. Los abortos a las 10 semanas de gravidez normalmente cuestan US$375, y muchas mujeres no tienen seguro que cubra el aborto.
Las mujeres ricas, sin embargo, siempre pueden permitirse los costos de un aborto seguro, tanto si es legal como si no, contratando un doctor caro o viajando donde sea que puedan conseguir uno.
¿Quien está realmente por la vida?
La derecha religiosa pone al movimiento femenino a la defensiva tratando de hacer al aborto un asunto “moral” igualandolo con asesinato. Si tenemos que defender nuestros derechos, tenemos que pasar a la ofensiva. La verdadera cuestión que está en juego es el derecho básico de las mujeres al control de nuestros propios cuerpos y de nuestras propias vidas. Las mujeres nunca seremos libres si estamos obligadas a tener un niño y desarrollarlo hasta la edad adulta contra nuestra volunta, robandonos nuestros propios sueños y metas en la vida.
La reducción de los abortos no tiene nada que ver con “salvar vidas”. Si así fuera ¿Porqué los fanáticos anti aborto ponen bombas en las clínicas y asesinan doctores? Y hacer el aborto ilegal no impide que lo abortos ocurran, solo los hace más humillantes, inseguros y a menudo fatales para las mujeres.
Una estimación de un millón de mujeres era sometida a abortos ilegales anualmentes antes que el procedimiento fuera legalizado en 1973, resultando directamente en la muerte de 5.000 a 10.000 cada año.
El verdadero objetivo del movimiento “pro vida” es restaurar lo que ellos llaman los “valores tradicionales de la familia”, lo que significa forzar la vuelta de las mujeres al hogar para que desarrollen incontables horas de trabajo doméstico gratuito. Esto es relegar a la mujer a un estatus de segunda clase sin la libertad de decidir nuestro propio destino.
Los ataques contra los derechos al aborto de la mujer son parte de una ofensiva general de la clase dominante contra las conquistas de los movimientos progresistas de los años 60. Al socavar las victorias de los movimientos de mujeres, derechos civiles y de trabajadores, como los derechos al aborto, la Acción Afirmativa y la Seguridad Social, la clase dominante espera reducir las expectativas en la vida de la gente corriente y reducir las condiciones de vida de todos los trabajadores.
Es por esto que la defensa de los derechos al aborto es una parte crucial de la defensa de las conquistas que la clase trabajadora y la gente oprimida ha conquistador con su lucha. Para defender el derecho al aborto, el movimiento de mujeres tiene que vincularse con todos los movimientos de trabajadores, gente de color, gente homosexual, y con el movimiento contra la guerra, porque todas nuestras luchas están conectadas.
Para que todas las mujeres tengan verdaderamente el derecho a elegir, el aborto debe ser gratuito, asequible, y disponible cuando se lo demanda. También tenemos que luchar por control de la natalidad gratuito y asequible, educación sexual científica (opuesta a la educación probadamente fallida de solo abstención), como por cuidado de los niños gratuito, falta pagada de los padres al trabajo, igual paga por igual trabajo, y un ingreso mínimo a la semana de US$500 para los desempleados y los que se encargan de los niños, los ancianos y los minusválidos.
Bush sostiene que la elección de noviembre le da a él un mandato para implementar su agenda social conservadora. Pero en realidad, sólo el 60% de los electores potenciales votó en 2004, significando que sólo un 30% de votantes potenciales votó por el. Mientras más los Republicanos y los fundamentalistas Cristianos ataquen los derechos de la mujer, más se movilizará la verdadera “mayoría moral” para detenerlos.
La inmensa marcha de 1.15 millones sobre Washington el 25 de abril de 2004, fue solo un adelanto de nuestra fuerza colectiva. Si nos mantenemos organizando protestas militantes, Bush no tiene ni una posibilidad.
De Justice, periódico de Socialist Alternative, el CIT en EE.UU. Traducido para Patricio Guzman
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