¿Frente Unico de Trabajadores o Frente Popular?
"El pueblo unido jamás será vencido". Este eslogan coreado por multitudes a finales de los años 60 y durante el gobierno de Salvador Allende, y luego en el renacer de la protesta popular contra la dictadura, tiene un sabor agridulce a estas alturas. Parece ahora evidente que la unidad no es suficiente para derrotar a las clases dominantes, y al imperialismo.
Sin embargo la unidad es necesaria para la clase trabajadora, la enorme fuerza potencial que tenemos los trabajadores y la juventud está en el número, pero sin unidad esta potencia no se expresa en la balanza del conflicto social. No es casual que la atomización social, el individualismo desmesurado, la demonisación de las organizaciones sindicales, hayan sido objetivos sociales concientes bajo la dictadura.
Entonces si la unidad es una condición necesaria, no es de por sí suficiente para garantizar la victoria de los trabajadores y de los otros sectores sociales populares. Junto a la unidad, necesitamos la organización, tanto la representación política que tradicionalmente han sido los partidos de trabajadores, como la organización social. Pero sobre todo necesitamos un proyecto de sociedad alternativo al capitalismo global.
Es desde la meta propuesta por este proyecto de sociedad socialista, que podemos reflexionar sobre las mejores alianzas políticas. Sin este proyecto de sociedad alternativa, en el mejor de los casos simplemente volveremos a repetir un proceso de acumulación de décadas, para terminar el mismo desastre para las fuerzas de izquierda que ya ocurrió en dos oportunidades en el siglo XX.
Un poco de historia.
No hay que olvidar que en el siglo pasado después que el PC impulsara la política de Frente Popular con el Partido Radical, logró llevar a la presidencia al dirigente del ala derecha de este partido que era en la época Pedro Aguirre Cerda. Con este candidato que daba confianza a los sectores de la oligarquía latifundista del sur que formaban parte de la base partidaria del PR, la alianza se hizo lo suficientemente amplia para asegurar una combinación electoral ganadora, a cambio de renunciar a la reforma agraria y a la sindicalización campesina en un país que todavía era ampliamente rural. El ciclo se completó con los gobiernos de unidad nacional radicales, cuando el presidente Gonzalez Videla, pasó de ser aliado de los comunistas a ponerlos fuera de la ley, metiendo en el saco de "comunista" a cualquier luchador social. El campo de concentración de Pisagua ha pasado a ser un símbolo de esos tiempos que inauguraron la llamada "guerra fría" en Chile.
La segunda tragedia, más cercana a nuestros días, fue el golpe de estado que puso termino a la experiencia de gobierno de Salvador Allende, y la brutal dictadura militar que la siguió.
Hay una continuidad de estrategia política entre el Frente Popular del 38 y la Unidad Popular de los 70. Mucho nos tememos que en el PC, y a través de él en el PODEMOS MÁS, se ha estado volviendo a imponer una vez más el mismo modelo político fracasado en el pasado.
Las alianzas en política son necesarias, y las alianzas se hacen siempre con otros no con uno mismo. Pero las alianzas hay que hacerlas para sumar al proyecto que la fuerza propia se plantea como meta, no para ser sumado a propuestas ajenas a los intereses de los trabajadores y el mundo popular.
Los esfuerzos de la dirección del PC para ser aceptados pro los aparatos políticos de la burguesía como un actor institucional dentro del juego parlamentario, han tenido una nueva señal mediática con la reunión del general Cheyre , comandante en jefe del ejercito, y de Teillier, Presidente del Partido Comunista. Como ha quedado claro en los diarios es el resultado de un esfuerzo de años de este partido. ¿Porqué este esfuerzo que alimenta una vez más los mitos y las ilusiones de un ejercito patrimonio de todos los chilenos? Si algo ha dejado claro la historia de nuestro país, es que siempre que el orden social se ha visto alterado, siempre que los intereses de las clases dominantes han estado en juego, las fuerzas armadas han intervenido al lado de las clases dominantes para reprimir a los trabajadores y los pobres.
Por la Unidad de la Izquierda, por el Frente Único de Trabajadores.
Poniendo esto en la perspectiva de la cuestión de las Alianzas, la pregunta que tenemos que hacernos es si queremos una organización política para impulsar la lucha social, y ayudar a las masas a romper con los valores y el sentido común burgués, en suma una organización para colaborar en la preparación de la transformación social revolucionaria que encabezarán los trabajadores, o si queremos una organización política institucional, aceptada y medio cooptada por la burguesía para garantizar una representación de los trabajadores que colabore con la gobernabilidad como válvula de escape a la radicalización social.
El avance electoral de la izquierda en las elecciones municipales pasadas, sumadas a movilizaciones sociales masivas y exitosas, abrieron un periodo de mucho optimismo entre los activistas de izquierda y los luchadores sociales. La alianza que nuestro pueblo necesita forjar no se puede limitar a una mera combinación para las elecciones, necesitamos la unidad para reforzar la organización social, construir alternativa y reforzar las luchas populares. Nos tememos que la dirección del PC y del PH, han estado forzando un curso distinto, que pone el acento en querer ser reconocidos como "actores institucionales serios".
Nosotros creemos que esto es repetir una vez más el viejo camino de la política de "Frente Popular", el camino de la derrota.
Otra unidad de la izquierda es posible, la unidad al servicio de los trabajadores y la juventud, confiamos que serán muchos los compañeros de las diferentes organizaciones y colectivos de izquierda, que lucharan para reorientar la unidad hacia la oposición consecuente al capitalismo. Las elecciones son momentos importantes de politización de amplios sectores, por eso es muy importante que aprovechemos estas oportunidades para defender un programa socialista y democrático.
Llamamos a votar por los candidatos de izquierda.
No caeremos en ningún sectarismo estéril, tenemos por delante la tarea histórica de construir un Partido de los Trabajadores, que ayude a forjar la unidad de la izquierda. A pesar de todas las vacilaciones, que muchos de sus dirigentes han cometido, en estas elecciones el pacto JUNTOS PODEMOS MAS, representa un voto de oposición al sistema capitalista neoliberal, a la desigualdad creciente, al desempleo y a la falta de oportunidades para los jóvenes.
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