Sacando las lecciones del fracaso de la izquierda reformista y la construcción de nuevos partidos socialistas
Tradución por Andrés Arevena, Socialismo Revolucionario, Santiago, Chile
Es imposible entender la traición de los partidos obreros como el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil o el PS chileno sin estudiar el contexto político internacional y sacar las lecciones históricas del la degeneración y "aburguesamiento" de los ex partidos de trabajadores, sean "social demócratas", "socialistas", "comunistas" o "laboristas". Un análisis internacional también ofrece ejemplos y lecciones importantes de los esfuerzos a nivel internacional por levantar nuevas alternativas de izquierda. Pero esta perspectiva es también decisiva en la lucha por el socialismo, pues la lucha contra el sistema capitalista solo puede ser exitosa a escala mundial.
El giro a la derecha de los antiguos partidos de los trabajadores, como el PT de Brasil por ejemplo, sigue la misma línea de los antiguos partidos social demócratas de Europa a fines del siglo 19 y en el siglo 20. Una capa de dirigentes sindicales, parlamentarios, editores, etc. del movimiento del movimiento de los trabajadores, que no tenían una alternativa socialista consistente al capitalismo, se adaptaron a un trabajo dentro de las instituciones del estado capitalista.
Sin embargo, la construcción de una alternativa socialista requiere de una ruptura con el sistema capitalista, la que tiene que estar basada en la lucha de masas de la clase trabajadora. El trabajo dentro de las instituciones, por ejemplo participando en las elecciones, solo puede ser un auxiliar en esa lucha.
Capa de burócratas
Para esta capa, incentivada por los privilegios que consiguieron como parlamentarios o funcionarios de los partidos de los partidos y sindicatos, la "lucha" por reformas que no amenazaban al sistema capitalista fue establecida como un nuevo modelo.
Estos defendían reivindicaciones llamadas "realistas" y priorizando las negociaciones. Los movimientos de masas siempre los incomodaban, ya que reducían el rol de estos "lideres" a favor de la fuerza de los trabajadores.
Los socialistas genuinos nunca han rechazado la lucha por avances concretos, pero siempre han recalcado que todas las conquistas de la clase trabajadora son temporales mientras el sistema capitalista exista.
Otro lado de esta lógica es que los partidos social demócratas dejaron de ser partido dirigidos por las bases, la política comenzó a ser formulada por la bancada parlamentaria, quienes iban a dar la "lucha" concreta por las reformas. En lugar de que estos dirigentes cambiaran el sistema, ellos fueron cambiados por este.
La traición de los dirigentes social demócratas quedo clara de una manera brutal cuando estos dirigentes, casi sin excepción, apoyaron a sus clases dominantes en la Primera Guerra Mundial. Por décadas los partidos "reformistas" permanecieron con la característica de ser partidos basados en la clase trabajadora pero con una dirección burguesa.
El periodo después de la Segunda Guerra Mundial fue la era dorada del reformismo. En varios países de Europa fueron introducidas reformas importantes en educación, vivienda, salud, derechos laborales, etc.
Hubo dos factores fundamentales para que ocurriera esto. De un lado, fue el periodo de crecimiento durante 1950-1973, en el cual los capitalistas podían "comprar la paz social" a cambio de reformas que no amenazaban sus ganancias. Por otro lado, la existencia del bloque estalinista, a pesar de su perversión del socialismo, era una amenaza que ofrecía una alternativa al capitalismo.
La crisis mundial de 1973-75 fue un punto de inflexión. El capitalismo entro a un periodo con crecimiento reducido, lo que disminuyo el espacio para reformas dentro del sistema. Fue lanzado el neoliberalismo, simbolizado por los ataques de Ronald Reagan y Margaret Tatcher (presidente de EE.UU. y primera ministra de Gran Bretaña) en los años 80. A fines de los años 80 sucedió un evento decisivo: el colapso del estalinismo.
El colapso del estalinismo abrió espacio, bajo el pretexto de que el "socialismo había muerto", para una ofensiva ideológica de la clase dominante. Fue declarado el "fin de la historia" y ahora solo se presentaba un camino posible: el neoliberalismo.
Frente a este cuadro la dirección la dirección de los partidos social demócratas dieron un paso decisivo hacia la derecha y fueron los protagonistas de la implementación de la política neoliberal de privatizaciones, cortes, desregulaciones y ataques a los derechos de los trabajadores. Los lazos con la clase trabajadora fueron rotos definitivamente convirtiendo a estos partidos en formaciones burguesas.
Esto no significa que estos partidos no mantuvieran una base electoral entre los trabajadores, especialmente cuando no hay una alternativa de izquierda. Pero el factor decisivo es que estos partidos ya no son vistos como herramienta de transformación social, en el mejor de los casos son tolerados como el "mal menor".
El colapso del estalinismo tuvo un efecto profundo en toda la izquierda. Muchos perdieron la confianza en una alternativa socialista, y varios antiguos militantes se resignaron. El mismo efecto podía ser visto en los sindicatos. En el mundo neo colonial el efecto también fue dramático, especialmente donde los partidos comunistas tenían una base social. El giro a la derecha del PT en Brasil o y hasta cierto punto el PS en Chile se enmarcan dentro de este contexto.
Herramientas de autodefensa
Como resultado, la clase trabajadora perdió importantes herramientas de autodefensa –sus organizaciones de masas. Esto debilita la resistencia contra la ofensiva neoliberal durante los años 90, y la de muchas luchas heroicas que se levantaron, como la lucha de los zapatitas, las huelgas en Francia en 1995, etc.
Con los ataques neoliberales, los capitalistas consiguieron aumentar sus ganancias a costa de un aumento de la pobreza mundial, degradación ambiental, guerras, etc. Pero esto no significo el fin de las crisis del sistema, que junto con el aumento de la competencia mundial con la globalización, obliga a los capitalistas y gobiernos a continuar los ataques en busca de la reducción de costos. Esta situación no deja espacio para el reformismo, por el contrario, lo que vemos es una política de contra reformas a escala mundial.
Sin embargo los efectos negativos de la caída del estalinismo no son eternos, una nueva generación que no tiene la carga de las pasadas derrotas comienza a entrar a la escena de las luchas. Los ataques neoliberales también crearon su reacción. Los movimientos contra la globalización capitalista, contra la guerra, los levantamientos en América latina, huelgas generales en varios países –de India y Nigeria hasta Grecia e Italia- demuestran que estamos entrando en un nuevo periodo, en el cual una nueva generación va a buscar una alternativa al capitalismo.
Oportunidad para la izquierda
El espacio que existe para una verdadera alternativa de izquierda se vio reflejado en las elecciones alemanas el día 18 de septiembre.
Existen varias iniciativas para lanzar nuevas alternativas de izquierda. Su estudio ofrece importantes lecciones para la construcción del P-SOL. Una lección general es la necesidad de tener una alternativa socialista consistente.
Nuevos partidos podrán ser creados incluso sin tener una alternativa socialista totalmente elaborada desde el inicio. Lo que es decisivo es si estas nuevas formaciones son vistas como una alternativa de lucha y clasista. Pues eso puede iniciar un proceso de reagrupamiento de los grupos de la izquierda y la concentración de una base militante. Otra pre-condición es una estructura democrática e inclusiva en estas nuevas formaciones.
Intentos por construir nuevos partidos con un abordaje autoritario, con una pequeña dirección intentando imponer su posición no podrán atraer a la nueva generación, que tiene un gran escepticismo contra los partidos debido a la experiencia del burocratismo de los partidos estalinistas y social demócratas. Esto fue un factor importante que llevo al fracaso del Socialist Labour Party (Partido Laborista Socialista) lanzado por Arthur Scargill, líder del sindicato británico de los mineros en Gran Bretaña, a mediados de los años 90.
Para ser una herramienta efectiva, estos nuevos partidos tienen que actuar unitariamente, y no ser solo un club de discusiones. Esta unidad no puede ser impuesta y debe ser construida con respeto mutuo en la lucha conjunta. Esto incluye el derecho a las diferentes corrientes y tendencias a organizarse dentro del partido.
Pero con el tiempo la capacidad de los nuevos partidos de elaborar una alternativa consistente será fundamental. Sin esta alternativa la presion de la sociedad capitalista forzara a cualquier formación hacia una dirección reformista y oportunista, o al aislamiento sectario y estéril.
La nueva formación de izquierda más importante después del colapso del estalinismo fue el Partido de la Refundación Comunista en Italia, creado a comienzo de los años 90 cuando el antiguo Partido Comunista italiano giro a la derecha cambiando su nombre por Demócratas de Izquierda (DS). El partido llego a tener 100 mil militantes, pero hoy su futuro es incierto. En las próximas elecciones Refundación Comunista decidió apoyar a la coalición del Olivo (centro-izquierda).
Cuando el Olivo llega al gobierno implemento una política neoliberal, al inicio con el apoyo del PRC. Luego el PRC rompió con el gobierno y tal política abrió espacio para el retorno del gobierno reaccionario de Berlusconi. Ahora el PRC considera repetir el error.
Sin embargo un partido con un programa explícitamente socialista, con derechos democráticos, no es garantía para el éxito.
Escocia
El Partido Socialista Escocés (SSP), fue lanzado bajo la iniciativa de miembros del CIT (organización internacional de la cual Socialismo Revolucionario es parte) a fines de los años 90. Este partido reunió a conocidos militantes que tenían probada su capacidad en la lucha concreta, teniendo un buen desenvolvimiento y éxito electoral.
La polémica que surgió fue el papel de los revolucionarios dentro de una formación más amplia. La mayoría de la dirección de la sección escocesa del CIT argumentaba que no era necesario para los revolucionarios tener su propia corriente, ya que ellos estaban en la dirección del partido y el programa ya era "revolucionario".
Pero, además de la exageración al decir que el programa era revolucionario, un partido no es revolucionario solo por el hecho de que su dirección declare eso. Solo cuando la base de militantes tiene una comprensión de lo que significa un programa socialista y revolucionario, y de los métodos para elaborar un análisis, perspectiva y un programa concreto para la lucha se puede decir que se tiene un partido revolucionario.
Además este nivel de conciencia no existía, y no existe todavía en Escocia y en el SSP. Es aun algo que debe ser alcanzado con un trabajo paciente y una intervención en las luchas del día a día por los revolucionarios. Pero la mayoría de la dirección de la sección escocesa no tenia esa paciencia, querían resultados electorales rápidos y acabaron adaptándose aun nacionalismo de izquierda, rebajando el programa socialista. En las ultimas elecciones el SSP perdió 40% de su votación y también mucho entusiasmo hacia el nuevo partido.
El espacio para la izquierda no es algo permanente, si una nueva alternativa de izquierda no surge, otras fuerzas pueden llenar el espacio. En Europa hay varios países donde partidos populistas de derecha, partidos racistas y en algunas localidades también partidos neo nazis han conseguido éxito electoral.
¿Quién ocupa el espacio?
En Alemania, en dos estados, partidos nazistas consiguieron ser electos para integrar las asambleas estatales. El surgimiento del nuevo partido de izquierda en el ultimo periodo ayudo a evitar este proceso. Pero el nuevo partido tiene una posición muy difusa, no coloca una alternativa socialista y en las elecciones hizo una alianza con el Partido de la Izquierda (ex PDS), que participa en un gobierno de coalición con los social demócratas en Berlín y en Mecklemburgo-Pomerania, donde implementaron la misma política neoliberal. Si el partido no se distancia de esa practica este puede perder rápidamente su atracción y abrir espacio nuevamente a las fuerzas de derecha.
En las elecciones en Noruega recientemente el Partido Progresista, que es un partido racista, salió como el segundo mayor partido. Una de las cuestiones clave para el éxito de este partido fue su denuncia de los recortes fiscales contra el sector de la salud, algo que debería ser la bandera de la izquierda.
Francia es un buen ejemplo de cómo la oportunidad de lanzar una alternativa de izquierda puede ser desperdiciada. Varias veces los partidos de la llamada "extrema izquierda" han logrado éxitos electorales. En la primera vuelta de la elección presidencial del año 2002 los candidatos de tradición trotskista obtuvieron mas del 10%, cerca de 3 millones de votos. Sin embargo, los principales partidos de la "extrema izquierda", la LO (Lucha Obrera) y la LCR (Liga Comunista Revolucionaria), no usaron la oportunidad para lanzar un nuevo partido de trabajadores de masas, vinculando esto a la lucha social, que regularmente remece al país.
El precio político de esto puede ser visto ahora, cuando el gobierno de derecha del presidente Chirac, después de haber sufrido una gran derrota en el referéndum sobre la nueva constitución europea, ha podido lanzar nuevos ataques neoliberales.
Un nuevo partido de trabajadores pudo haber sido usado en los comités por el NO en el referéndum para fortalecer la resistencia contra los ataques, que con certeza vienen en el próximo periodo.
Otra conclusión importante sobre los nuevos partidos es la necesidad de tener una alternativa internacional. No es posible derrotar al capitalismo en un solo país y construir el socialismo aisladamente.
Internacionalismo
No se trata de dar solo un apoyo solidario a las luchas de los trabajadores de otros países. Es necesario también sacar la conclusión de que somos parte de la misma lucha. Por esto los nuevos partidos deben buscar construir lazos internacionales con el objetivo de construir una nueva Internacional Socialista, un partido mundial por la transformación socialista. Solo cuando nuestra lucha sea conjunta y coordinada podremos vencer al imperialismo capitalista.
La guerra en Irak solo puede ser terminada con huelgas generales en EE.UU., Gran Bretaña, Italia y otros países cuyos gobiernos apoyan la invasión encabezada por los EE.UU. En Europa, es preciso unificar las luchas de los trabajadores europeos con los inmigrantes como mano de obra barata, para que tengan los mismo derechos, no importando el país del que provengan. Los capitalistas estan usando la táctica de transferir la producción hacia países con bajos salarios para aumentar sus ganancias. Es imposible terminar con este proceso sin tener un programa internacional.
Por esto, los nuevos partidos tienen que tener una discusión concreta sobre la lucha internacional o van a perder el rumbo al socialismo.
Nosotros defendemos que un nuevo partido tiene que tener en su programa el lema "Por una Federación Socialista de América Latina". Esto con el fin de unir las luchas, y también dejar en claro que el nacionalismo burgués no ofrece un verdadero camino para salir de la dependencia del imperialismo, al cual el capitalismo de todos los países de América Latina esta ligado con uno y mil lazos.
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