Sigue la amenaza de una contra revolución
Traducido por Sofia Brough Aparicio, Londres
En contraste con cualquier otro presidente o cabeza de estado del mundo de hoy, Hugo Chávez ha sido elegido por tercera vez, y con mayoría. Con una participación del 70% parece ser que Chávez ha sido elegido por el 60% de los votos, en comparación con el 38% aproximadamente que fue a parar a su contrincante derechista Manuel Rosales. Sin embargo, hasta este momento, aún no está claro si Chávez ha logrado su objetivo de ganar 10 millones de votos.
Al conocer su victoria, Chávez la definió como una derrota para “los demonios” y prometió desarrollar un movimiento “bolivariano y socialista”
Este triunfo aplastante supone un paso atrás para la derecha venezolana y una sacudida para Bush y el imperialismo estadounidense. La derrota de Chávez no sólo hubiese abierto las puertas a los reaccionarios derechistas venezolanos sino que también hubiese sido un golpe en la estima de la clase obrera de América Latina e internacional, incluso hubiera ensalzado a Bus y a sus seguidores. La derrota de Chávez hubiese supuesto el cumplimiento de las teorías de aquellos que defienden que es imposible el resistir la ofensiva neoliberal del imperialismo estadounidense y del capitalismo a escala internacional.
El imperialismo de EE.UU. y las clases capitalistas de Venezuela han querido desesperadamente deshacerse de Chávez desde 1998. Lo han intentado por todos los medios, desde un golpe de estado militar, pasando por el cierre patronal defensivo, el llamamiento a un referéndum e incluso sucias artimañas de campaña para derrotar a Chávez. En EE.UU., a través de la Agencia Internacional para el Desarrollo, el imperialismo estadounidense ha invertido un total de 25 millones de dólares destinados a respaldar los numerosos partidos de derechas. Han sido derrotados en todas y cada una de las ocasiones y Chávez se ha salvado gracias a las movilizaciones de los trabajadores, los habitantes de los barrios de chabolas, estudiantes, campesinos y otros provenientes de clases bajas.
Una vez más, estas elecciones han demostrado la clara división de clases, que se ha visto aumentada desde que Chávez fue elegido por primera vez en 1998. En las barriadas de chabolas con tejados de latón de las colinas alrededor de Caracas los votos se destinaron de manera rotunda al partido de Chávez, mientras que en el barrio de clase media de Altamira una mayoría aplastante de votos fueron para Rosales.
Una amenaza continua
Y sin embargo, esta victoria ha puesto de manifiesto el peligro y la amenaza continua que padecen las masas y la clase obrera de Venezuela. Aunque Chávez consiguió una victoria impresionante, se hizo evidente durante la campaña que las fuerzas derechistas han conseguido reagruparse y han empezado nuevamente a ganar la confianza de sus seguidores. Durante esta campaña, la oposición contó con el mayor apoyo que haya tenido desde hace años. La derecha fue capaz de aunar fuerzas alrededor de un solo candidato y aumentar así su apoyo.
El desarrollo de estos acontecimientos es un aviso sobre el peligro de la existencia de un movimiento antirrevolucionario y que puede ganar terreno en el próximo mandato si la clase trabajadora no sigue adelante con la revolución. El motivo está en que a pesar de que Chávez ha calificado la revolución en Venezuela de “socialista” y que la administración, según Chávez, “procede a instaurar el socialismo del siglo 21”, aún no ha conseguido derrotar al capitalismo.
Sólo se han nacionalizado un puñado de compañías que estaban en bancarrota y la intervención estatal se ha limitado a la introducción de control de precios en algunos productos alimenticios y en la gasolina, a la limitación de compra de moneda extranjera así como al establecimiento de un techo en los intereses sobre préstamos.
También algunos impuestos sobre el crudo se han utilizado para programas de mejora social, especialmente de sanidad, educación y alimentación. Éstos se han combinado con el desarrollo de algunos proyectos de prestigio e infraestructura tales como la construcción de puentes y la mejora del sistema de metro.
Aunque dichas medidas han sido muy bien acogidas y cuentan con el apoyo de los pobres y los menos agraciados socialmente, la existencia continua del capitalismo ha hecho que el gran desnivel entre ricos y pobres sea cada vez mayor.
El precio elevado del petróleo ha dado como resultado un crecimiento relativo de la economía que, a su vez, ha permitido que ciertas compañías que tienen contratos con el estado obtengan unos beneficios muy sustanciosos. José Guerra, el antiguo jefe de investigación económica del banco central de Venezuela explica “El capitalismo subvencionado por el estado no está sólo sobreviviendo. Está prosperando”.
Este año, el gobierno predice un crecimiento económico anual de un 10%. La rápida inversión en la economía de la recaudación del petróleo ha supuesto el año pasado una subida en los depósitos bancarios de un 84%. Desde 2003, los activos de los bancos han sufrido una rápida subida de más de 20 mil millones de dólares. Es la clase media alta adinerada la que ha salido ganado con diferencia. Ahora, las compañías Ford y General Motors pregonan que este año venderán 300.000 coches nuevos en Venezuela. El triple de los vendidos en 2004. Mientras tanto, la gran mayoría de la población venezolana es demasiado pobre como para comprar éste bien de consumo u otro cualquiera. Sin embargo, este crecimiento se vería ahogado con un cambio en el rumbo de la economía mundial y el descenso del precio del crudo lo que provocaría una gran amenaza para el régimen de Chávez que ha podido apoyarse en el aumento de reservas gracias al alto precio del petróleo.
Al mismo tiempo, se deja al 25% de la población que viva con menos de un dólar al día. Mientras el 10% más rico de la población aún se llevó el 50% de la renta nacional, el 10% más pobre se llevó únicamente el 2%, según una serie de estudios en Venezuela.
La revolución es bla, bla, bla.
Los discursos de Chávez a cerca del socialismo han sido positivos en cuanto a que por vez primera se ha vuelto a hablar del socialismo después de la ofensiva de mercado pro capitalista de los noventa. Sin embargo, Chávez no se ha movido para derrotar al capitalismo.
En el “Club de Campo” de Caracas, donde todo un mundo los separa de la vida en las chabolas, algunos de los adinerados ofrecieron su opinión a Rory Carroll, periodista del Guardian sobre el “movimiento socialista”(Guardian, 14 de Noviembre de 2006). El dueño de una fábrica de zapatos explicó sin rodeos que “este movimiento es bla, bla, bla. No nos sentimos amenazados.” “Esta revolución es irónica. Ahora los ricos son más ricos aún,” según comenta René Díaz, persona de ventas en un 4×4 Humvee que cuesta alrededor de 150.000 dólares cada uno.
A todo ello hay que añadirle las crecientes protestas a cerca del nepotismo y corrupción dentro de algunos sectores de la burocracia. Se puede ver a parte de los organizadores de la reforma del gobierno conduciendo coches 4×4 por la ciudad. Son los nuevos ricos “chavinistas”
Después de la victoria en las urnas, se ha planteado como tema principal el desarrollo futuro de la revolución. Chávez propuso durante la campaña que todos los partidos a favor del gobierno se unieran en un único “partido de la revolución”. Al mismo tiempo, según el diario español El País(1 de Diciembre de 2006) Chávez ha propuesto ahora el enmendar la constitución para que pueda ser presidente indefinidamente, hasta el fin de sus días. Ante semejante propuesta, Chávez está dando a la oposición un arma para que presenten el tema como el establecimiento de un régimen dictatorial de un solo partido. Sin embargo, la cuestión central no es cuántas legislaturas puede o no gobernar como presidente Chávez, sino la necesidad del pueblo, los trabajadores y los campesinos de hacerse cargo democráticamente del gobierno y planificación de la sociedad.
Ambos ejemplos parecen apuntar hacia una tendencia creciente a concentrar el poder en manos de la parte de la burocracia detrás del gobierno y del liderazgo “chavinista”. Éstos denuncian cada vez con más frecuencia a aquellos individuos dentro de los movimientos obreros que ponen de manifiesto su preocupación y critican los cada vez más numerosos métodos autoritarios y la situación de la burocracia que la consideran como “agentes extranjeros”
Todos estos acontecimientos suponen una amenaza verdadera para la revolución y podrían fácilmente debilitar su apoyo. Si no se vigila a través de organizaciones independientes de la clase trabajadora, estos hechos los pueden utilizar los de derechas quienes puede que se reagrupen para así aunar fuerzas.
Después de la victoria electoral de Cháves, urge el afianzar la organización independiente de la clase trabajadora mediante la formación de instituciones democráticas con un programa socialista auténtico. La democratización de la federación de sindicatos, UNT, la elección de su líder con posibilidad de ser retirado, y la transformación en una federación de sindicatos revolucionaria combativa, es una tarea muy urgente.
La formación de comités elegidos por votación en los lugares de trabajo, en las comunidades de las clases trabajadoras y en las universidades para introducir un sistema democrático de control por parte de los trabajadores que pueda investigar las alegaciones de corrupción y tomar las medidas necesarias para acabar con ello, es una labor esencial.
Un programa tal necesitaría incluir la nacionalización de los monopolios principales en el sector industrial, la banca y el sector servicios, todo ello con la instauración de una organización democrática de trabajadores que gestionen y controlen. La instauración de un gobierno de obreros y campesinos con dicho programa facilitaría la introducción de un plan socialista de producción que rompería con el capitalismo. Un gobierno de obreros y campesinos en Venezuela podría comenzar una federación socialista, primeramente con Bolivia y Cuba para seguir después los pasos necesarios hasta conseguir una federación socialista en América Latina.
Después de la victoria electoral de Cháves, urge que se cree un partido revolucionario socialista que luche por un programa tal que defienda la revolución, la lleve adelante y expulse al capitalismo. Ésta es la manera más eficaz de acabar con la continua amenaza de los contrarrevolucionarios.
Be the first to comment