Bolivia: Rumores de golpe derechista.

La oposición continúa con el referéndum ilegal en Santa Cruz el 4 de mayo.

Traducido por Luis Montilla, martes 6 de mayo 2008.

Bolivia está siendo inundada con rumores sobre un inminente golpe de Estado de la derecha contra el gobierno democráticamente elegido de Evo Morales. La idea general que está siendo promovida es que en el período previo o justo posterior al referéndum de autonomía de Santa Cruz, que se celebrará el 4 de mayo, oficiales del ejército de la derecha intervendrían para derrocar al gobierno de Morales y restaurar el gobierno de la oligarquía, que está ubicada principalmente en la región este del país.

Estos rumores tomaron mayor importancia cuando el presidente venezolano Hugo Chávez invitó a Caracas a Evo Morales, presidente de Bolivia, Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, y Carlos Lage, vicepresidente de Cuba con motivo de una cumbre del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas). Estuvieron discutiendo como defender al gobierno boliviano en el caso de un golpe de Estado de la derecha. La cumbre del ALBA "declaró su solidaridad y apoyo a Bolivia, a su pueblo y al camarada Evo Morales" y afirmó que está dispuesta a intervenir para impedir la "balcanización de Bolivia".

Revolución o contrarrevolución

Si la clase dominante, ya sea a través de un golpe militar o de una tentativa de secesión de la zona este del país, persiste con sus intentos de derrocar al gobierno de Morales, Bolivia podría ser arrastrada a una guerra civil de consecuencias devastadoras. Lo que se está desarrollando actualmente en Bolivia es una lucha entre la revolución y la contrarrevolución. Esto plantea una cuestión inmediata a la clase trabajadora y a los pobres, acerca de lo que es necesario para evitar la derrota. El gobierno de Morales ha estado en el poder durante poco más de dos años. Este gobierno ha disfrutado del apoyo popular gracias a las reformas puestas en práctica, como la nacionalización de las reservas de petróleo y de gas y la introducción de una pensión. Sin embargo no ha tratado de organizar a la masa de la población y de los trabajadores para introducir un programa socialista. Para evitar la derrota, es urgente dejar a un lado la ilusión de que Bolivia puede tener socialismo sin tocar los intereses de la empresa privada. La ilusión, para usar palabras del vicepresidente Álvaro García Linera, de construir "un capitalismo andino", un tipo más humano de capitalismo. Bolivia no puede de mejorar las vidas y las condiciones de su población de una forma permanente y fundamental sin derrocar al capitalismo. Los trabajadores y los pobres pueden lograr una revolución socialista pero necesitan construir un partido revolucionario poderoso. La situación que se está desarrollando actualmente en Bolivia pide una inmediata movilización y organización de la clase trabajadora para avanzar en la revolución. La clase trabajadora boliviana no puede permitirse repetir los errores del gobierno de Allende en Chile, que no armó a los trabajadores para no provocar la reacción de las clases pudientes.

El referéndum de autonomía y la nueva constitución

La oposición de la derecha y el gobierno de Morales están enzarzados en una lucha acerca del futuro de Bolivia. Evo Morales, en el poder desde hace dos años, y el primer presidente de la historia de Bolivia visto como un representante de los indígenas, cumplió su promesa electoral de reformar la Constitución del país y dar más derechos a la mayoría indígena que ha sido explotada y discriminada a lo largo de la historia boliviana por la minoría que se reclama se ascendencia europea. Durante las elecciones, se habló acerca de dar a los diferentes pueblos indígenas más autonomía, libre determinación y un mismo lugar en la sociedad boliviana. Su partido gubernamental, el MAS (Movimiento al Socialismo), prometió la nacionalización de la industria nacional del petróleo y del gas y una reforma agraria de gran alcance.

El camino hacia la aprobación de una nueva Constitución, escrita por los delegados de la Asamblea Constituyente, ha sido pospuesto repetidas veces y saboteada por la minoría derechista alrededor del partido de la oposición Podemos. Eso a pesar de que el MAS tiene la mayoría de la Cámara de Diputados boliviana con 72 miembros frente a los 43 de Podemos y 15 de otros partidos pequeños. En el Senado, que es la menos democrática de las dos cámaras con sólo 27 representantes elegidos para el conjunto del país, Podemos mantiene la mayoría con 13 escaños mientras el MAS tiene 12 y 2 escaños pertenecen a otros dos partidos, cada uno con un escaño. Después de una larga pelea en el Senado se aprobó finalmente el texto de la Constitución el 28 de febrero para ser confirmado en un referéndum nacional el 4 de mayo. La respuesta de la derecha en los estados de Santa Cruz, Beni, Pando Chuquisaca y Cochabamba fue anunciar simultáneamente varios referendos locales sobre la autonomía departamental.

De esta forma las elites gobernantes de los estados del este, que aún se niegan a reconocer el proyecto de Constitución, están tratando de dividir el país, provocando una confrontación política y preparándose para la violencia, incluyendo la posibilidad de una guerra civil. Lo que ocurrió a continuación fue un vodevil político. La comisión electoral declaró que no podría garantizar la organización de un referéndum nacional sobre la Constitución el 4 de mayo, que los referendos sobre la autonomía eran ilegales y que no deberían seguir adelante. El gobierno nacional acató la decisión de la Comisión Electoral Nacional y del llamado de un referéndum constitucional. El departamento de Santa Cruz, el punto central de la oposición al gobierno del MAS, declaró que continuaría adelante con su referéndum de autonomía apoyado por todas las instituciones políticas departamentales, incluyendo a la comisión electoral de este departamento, la cual también controla.

La oligarquía está utilizando la cuestión de la autonomía para desafiar al gobierno del MAS y de Morales. El gobierno actúa como si nada estuviera ocurriendo y como si el reto desapareciera si se atienen a la legalidad. Entre tanto, la derecha está saltándose cada ley del país para defender sus propiedades. La situación es tal que se podría llegar a una división del país y existen ciertas partes de la burguesía que estarían preparadas para declarar la independencia de la región oriental. Sin embargo, con la oposición ganando la primera mano a un gobierno del MAS en retirada, si finalmente tuvieran éxito a la hora de derrocar al gobierno de Morales y al movimiento revolucionario existente, no sería necesario dividir el país.

¿Tierra y libertad?

Si Bolivia fue todavía hasta cierto punto y a pesar de la llegada al poder del gobierno de Morales , una prisión de la población indígena, la situación en los estados del este es todavía peor.

La región oriental de tierras bajas es dónde se encuentran la mayor parte de los depósitos de petróleo y gas natural bolivianos. Es dónde están la mayoría de las tierras cultivables, divididas entre una pequeña minoría que posee enormes fincas. En Santa Cruz 15 familias controlan medio millón de hectáreas. En Beni, 10 familias han adquirido el control ilegal de medio millón de hectáreas y en Pando, 9 familias controlan aproximadamente 800.000 hectáreas. Para los campesinos que trabajan estas tierras las condiciones laborales han sido las mismas desde hace 200 años. La asamblea del pueblo guaraní, la organización de uno de los pueblos indígenas del oriente, informó de que en las tierras bajas al menos 500 familias viven en régimen de servidumbre, estando vinculados a la tierra y al propietario. Esta organización ha conseguido liberar a 80 familias.

El pasado 23 de abril, Carlos Hernández, un recolector de azúcar local, denunció la situación de las plantaciones de azúcar en Santa Cruz. Afirma que en Santa Cruz más de 8.000 niños, entre 5 y 14 años de edad, trabajan en las plantaciones de azúcar sin recibir salarios, ni educación, ni servicios de salud. "Ellos trabajan cortando la caña de azúcar hombro con hombro con sus padres, que se encuentran en un estado de servidumbre y no reciben salarios".

Parte del referéndum constitucional propuesto tiene como fin limitar el tamaño de las fincas a 5.000 o 10.000 hectáreas (el tamaño máximo será objeto de un referéndum aparte) y dar "autonomía" a los pueblos indígenas. Por supuesto, la derecha en el este quiere la autonomía para sí misma, la autonomía para explotar los recursos naturales y a la gente, pero ya ha declarado que se reserva el derecho para el departamento (y no a las provincias, localidades o grupos indígenas). Para proporcionar una prueba más de las intenciones de los empresarios de la región oriental, el presidente de la Cámara de Exportadores del Oriente- Cadex, dijo que el país tendrá "un nuevo modelo económico" después del referéndum del 4 de mayo. Esto significa que todos los avances logrados por el gobierno de Morales, como las pensiones o la renta Dignidad de 220$ al año para cada persona mayor de 65 años, serán revocadas y se volverá a la completa explotación.

Apartheid en Bolivia

La derecha en Santa Cruz y en las regiones orientales utiliza el racismo y la discriminación como método para mantener su poder. El prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, vocifera y rabia en la televisión local contra los pueblos indígenas usando términos peyorativos. Las actitudes de la población revelan un racismo arraigado. En 2004 la entonces Miss Bolivia, Gabriela Oviedo, hizo historia al mostrar como nada ha cambiado en la mentalidad de la elite declarando tras su victoria que "la gente no sabe mucho sobre Bolivia, piensan que todos somos indios en la región de Occidente…esta el la imagen de La Paz, gente pobre de poca estatura e indios. Yo soy de la otra parte del país, del Oriente…

Nosotros somos altos y blancos y sabemos inglés". Ser blanco, alto y rico es ser de la clase alta en Santa Cruz. Ser pequeño, de color y hablar una lengua indígena es ser de segunda o tercera clase y significa ser rechazado para entrar en algunos bares y hoteles. Este racismo y discriminación contra la gente indígena ha sido un principio central en Bolivia, al igual que en la mayoría de los países de América Latina, desde los tiempos de la colonización del imperialismo español. En Bolivia la gente indígena tuvo que esperar hasta la revolución de 1952 para eliminar algo de la discriminación que existía contra ellos. Uno de los logros de esa revolución fue que por primera vez se les permitió entrar en la Plaza Murillo, la principal plaza de La Paz y dónde se encuentran la catedral, el palacio presidencial y el Congreso.

Represión armada en el Oriente

A finales de febrero el viceministro de Agricultura, el director del Instituto para la Reforma Agraria y el líder de los guaraníes se encontraban entre el grupo de vehículos que fueron tiroteados cuando se dirigían a visitar a una serie de familias mantenidas en un régimen de esclavitud por los terratenientes locales, cerca de Lagunillas, en la región de Santa Cruz. Fueron detenidos a punta de pistola, 53 personas fueron heridas y varias personas han sido dadas por desaparecidas según fuentes gubernamentales. Estos incidentes no son algo excepcional. Los terratenientes emplean fuerzas paramilitares para proteger sus explotaciones y para ampliar ilegalmente sus tierras, desalojando a los grupos indígenas y a los agricultores de subsistencia.

El Comité Pro Santa Cruz, la organización promotora de la campaña para la autonomía de Oriente, está formado por las principales organizaciones empresariales del departamento. Su portavoz es Branco Marinkovik, uno de los mayores terratenientes del Oriente. Posee más de 27.000 hectáreas y tiene 5 causas pendientes reclamándole tierras pertenecientes al Estado. El Comité Pro Santa Cruz, junto con la Juventud Crucenista y varias organizaciones semifascistas, están aterrorizando a toda persona que osa desafiar su autoridad. Las casas de los líderes sindicales locales han sido incendiadas y manifestaciones pro MAS son atacadas por matones. No es que el MAS no tenga apoyo en Santa Cruz. El MAS fue uno de los partidos más votados en este departamento tanto en las elecciones de 2005 como en las elecciones a la Asamblea Constituyente. El apoyo al MAS se concentra en los barrios de ingresos bajos de la ciudad y en las áreas rurales del departamento, hogar de mucha de la gente que migró a las tierras altas en las décadas de 1960 y 1970. La cuestión clave es que el MAS no ha sido capaz de socavar la base social de la derecha, se ha estancado en la reforma agraria y se ha dejado intimidar por los grupos armados de la derecha.

La cuestión nacional

La cuestión nacional y la cuestión de los derechos autónomos de las comunidades indígenas son fundamentales en Bolivia, al igual que lo son a lo largo de toda Latinoamérica. Los marxistas defienden los derechos democráticos y nacionales de los pueblos oprimidos, el derecho de autodeterminación incluyendo el derecho de secesión. Éste es un derecho democrático que defiende la clase trabajadora. Sin embargo está subordinado a los derechos de la clase trabajadora y de los pobres como una "parte" de su "conjunto". La elite de Santa Cruz y de los estados orientales habla de autonomía y de su derecho a la autodeterminación. Esto nada tiene que ver con los derechos de los oprimidos o de las minorías en los Estados opresores para determinar su propio futuro como es defendido por los marxistas. Los grandes terratenientes, industriales y aquellos con vínculos con el imperialismo desean acabar con Bolivia para continuar con su especial régimen de opresión y explotación contra la voluntad del gobierno central y de la mayoría de la población. En parte, debido a la debilidad del gobierno del MAS, han logrado confundir la cuestión de la autonomía y ganar el apoyo de alguna parte de la población indígena de Santa Cruz y de los departamentos de alrededor. No es raro que la burguesía, bajo la presión del movimiento de masas de la clase trabajadora, acepte las peticiones de una minoría para tratar de dividir al movimiento. De repente se convierten en abanderados de estos pueblos a los que reprimían ayer. Este es el caso en Santa Cruz como indica la insistencia de la elite gobernante de que la autonomía solo sería aplicada al departamento y no a los diferentes pueblos que son parte de ella, y que tienen sus propias culturas y lenguas.

Nosotros apoyamos plenamente los derechos de los pueblos indígenas de Bolivia. Deben tener el derecho de preservar y promover su cultura, poder hablar, aprender y enseñar en sus lenguas y proteger su comunidad. La clase trabajadora y los pobres están hombro con hombro con ellos en su lucha para reclamar las tierras que les arrebataron los terratenientes y las multinacionales. Sin embargo, argumentamos que "la autonomía indígena", es decir, el derecho de las comunidades indígenas a tener una completa libertad de decisión, incluyendo el derecho a la autodeterminación, sólo es posible en Bolivia en la actualidad sobre la base de una ruptura con el capitalismo y construyendo una sociedad socialista. La Coordinadora Nacional por la Autodeterminación de los Pueblos (CONAP), defiende la idea de crear un departamento extra, dividiendo parte del territorio de lo que actualmente es Santa Cruz. La idea, que se ha planteado antes, propone dividir las provincias de O´Connor y Gran Chaco de Tarija, Luis Calvo y Hernando Siles de Sucre y Cordillera de Santa Cruz. Esta zona conocida como el Chaco es una de las zonas más ricas del país con la mayor parte de las reservas de gas y una zona dónde residen varios pueblos indígenas como los guaraníes, los weenhayek, los tapieté, los ayoreode y los chaquenos.

En estas provincias la riqueza se encuentra bajo el suelo mientras que las comunidades indígenas viven en absoluta pobreza sobre ellas. No hay agua potable para la población, el 80% de la gente no tiene acceso al alcantarillado, el 45% no tiene acceso a la electricidad y el mismo porcentaje no tiene acceso al gas. Esto debería debilitar a la derecha, que no se iría sin pelear, pero no resolverá ningún problema fundamental de las gentes de El Chaco. A menos que un gobierno de los trabajadores y de los campesinos rompa con el capitalismo y empiece a introducir un programa de emergencia de medidas socialistas, los trabajadores y los pobres de El Chaco permanecerán en la indigencia.

La debilidad invita a la agresión

Es claro que la derecha de Santa Cruz, junto con la elite que ha saqueado durante décadas Bolivia en interés del capitalismo internacional, no va a permitir escapar el poder sin luchar. Ellos defenderán sus intereses políticos y económicos por todos los medios necesarios. La debilidad del gobierno de Morales ha hecho que no haya usado su mayoría en varias elecciones y referendos para introducir reformas y romper el poder de la derecha derrocando al capitalismo. La renegociación de los contratos de los hidrocarburos con las multinacionales fue aclamada por la mayoría de los bolivianos como un paso en la dirección correcta. Desde entonces la ilusión mantenida por el gobierno de que es posible llegar a un compromiso con la clase dominante y construir un capitalismo andino ha paralizado el gobierno. Cada vez que la oposición se ha enfrentado al gobierno de Morales, ya fuera por la autonomía, la Constitución o la distribución de los ingresos adicionales del gobierno, ha visto que éste se echaba atrás y buscaba un acuerdo. La debilidad del gobierno de Morales y su negativa a construir el MAS desde una coalición de movimientos, dentro de un partido político capaz de liderar una lucha unida de los trabajadores y los pobres, ha propiciado más agresiones de la derecha. En el Oriente las fuerzas del MAS han sido prácticamente forzadas a esconderse a causa del fracaso del MAS para derrotar a la derecha y proteger a sus propias fuerzas. El gobierno debería nacionalizar la tierra, seguir adelante con la distribución de la misma, organizar a los campesinos sin tierra para ocupar y cultivar las zonas que les fueron robadas y organizar fuerzas propias de defensa contra los matones de la derecha y los grupos fascistas.

Organizarse contra el golpe, derrocar al capitalismo

Un golpe de Estado o una guerra civil tendrían consecuencias devastadoras para el país, para los trabajadores, para los pobres y para los pueblos indígenas de Bolivia y tendría repercusión en toda América Latina. Se deben tomar medidas inmediatas para contrarrestar la amenaza de un golpe de Estado de las Fuerzas Armadas y se deben tomar medidas en el Occidente y en Oriente del país para organizar la defensa y extender la revolución.

La clase trabajadora debe llamar a la formación de una organización de defensa, que reúna a los sindicatos, movimientos sociales, federaciones indígenas y todos los que quieran defender la revolución. El objetivo debería ser la organización de comités en cada centro de trabajo, barrio o comunidad para debatir sobre la actual situación y decidir democráticamente el camino a seguir para derrotar a la derecha. Se deberían tomar medidas inmediatas para organizar la propaganda entre el ejército, organizar las milicias dentro de los comités para defender la revolución, para preparar la oposición a las ordenes que apuntan contra el gobierno y para gritar a favor de la elección de cargos públicos.

La amenaza de la contrarrevolución es tan grande que además de adoptar las medidas arriba mencionadas para los trabajadores y los campesinos pobres, debería ser organizada una milicia inmediatamente. La oposición está ya armada. Cada sindicato debería organizar su milicia de voluntarios en defensa de la revolución y organizar la formación armada de estos voluntarios.

Los comités elegidos en los centros de trabajo y en las comunidades locales deberían reunirse en una ciudad, a nivel regional o nacional, para organizar un programa socialista y empezar a aplicarlo en el funcionamiento diario de la sociedad. Este sería el embrión para organizar un gobierno de trabajadores y campesinos en un futuro Estado de trabajadores y campesinos y para empezar a construir una sociedad socialista.

La CWI llama a organizar una campaña internacional en defensa de la revolución boliviana.

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