Huelgas, manifestaciones y protestas han estallado en todo el mundo mientras millones y mas millones de trabajadores, campesinos y pobres enfrentan el horror de la rápida subida de los precios de los alimentos
Haití, Camerún, Egipto, Indonesia son solo algunos de los países que han visto protestas de masas enfurecidas.
Las alzas de precios son espantosas, pero solo dan un vistazo de lo que esta pasando, mientras millones luchan por alimentar a sus familias. Numerosos despachos de los medios de comunicación han informado de lo que esta pasando: el enorme salto en el precio del arroz, que aumento de 75% en dos meses, y trigo, con un incremento de 130% durante el ultimo año, y como los precios mundiales del arroz subieron 10% en un día.
El resultado humano es claro, millones de personas obligadas a reducir lo que comen y millones comenzando a pasar hambre. En El Salvador los pobres, están comiendo la mitad de lo que hacían un año atrás. El Banco Mundial ya ha estimado que 100 millones adicionales de personas han sido empujadas a la "extrema pobreza". Incluso en los países ‘desarrollados’ los precios se están disparando. En Gran Bretaña un estudio de 24 productos básicos mostró que sus precios habían aumentado 15% en un año.
El impacto de esta crisis ha estremecido incluso a las instituciones capitalistas mas importantes como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, principalmente porque temen las consecuencias. Zoellick el presidente del Banco Mundial dijo recientemente que 33 países enfrentan "desordenes sociales" debido a los precios de los alimentos en aumento. Pero "desordenes" es un termino muy insuficiente; la escasez de alimentos y la inflación pueden provocar revoluciones.
Sin embargo seria un error para los trabajadores buscar una solución en esas instituciones o en filántropos. Seguro, ellos pueden organizar algunos suministros de emergencia pero es su sistema, la economía de mercado, el que produce la crisis.
Las exigencias de medidas están aumentando, pero ¿cual es la causa de esta crisis?
Claramente un gran factor en esta crisis es el caos del "mercado" y la especulación que lo acompaña. Lejos de ser la "mano escondida" que guía el progreso humano, ahora el mecanismo de mercado esta empeorando inmediatamente la inflación de precios de los alimentos. Como la crisis económica mundial que se extiende desde los Estados Unidos ha provocado un colapso severo en las posibilidades actuales de especulación financiera, los especuladores capitalistas se han cambiado a los alimentos y las materias primas. Todavía rebosantes con fondos de los súper beneficios realizados durante el último auge, ellos han comenzado a comprar comida, sabiendo que la gente necesita comer para sobrevivir, y piensan que tienen una buena oportunidad de ganar dinero apostando a los precios de la comida y las materias primas. Desde comienzos de este año, el número de tratos diarios hechos en el mercado del grupo CME en Chicago han aumentado un 20%. Etiopia ha tratado de actuar contra esta especulación prohibiendo acuerdos en "futuros", que cada vez se han transformado en apuestas sobre los movimientos de precios en alimentos y materias primas. Pero la acción de un único país, especialmente en el mundo neocolonial, solo puede tener un impacto muy limitado.
Sin embargo, la especulación no es la única causa del salto en los precios de los alimentos. Algunas de las otras causas, como la demanda en aumento pro comida, el cambio climático, y la demanda de biocombustibles , han sido informadas ampliamente. Lester Brown, director del Earth Policy Institute (Instituto de Políticas de la Tierra) en Washington, dijo, a comienzo de abril, dijo que solamente la tierra dedicada a los biocombustibles en los Estados Unidos, durante los dos últimos años, hubieran alcanzado para suministrar 250 millones de personas sus necesidades de granos promedio. La revista semanal derechista, the Economist, ha informado involuntariamente otro factor en el rápido aumento de precios de los alimentos – la ofensiva neoliberal desde comienzos de los años 1980.
The Economist explicaba que las cosechas de nuevos cultivos tienden a declinar naturalmente y es solamente produciendo nuevas variedades que las cosechas pueden ser mantenidas o mejoradas. Sin embargo, "la mayoría de las investigaciones agrícolas es financiada por los gobiernos. En los años 80 los gobiernos comenzaron a reducir … gastos… prefirieron involucrar al sector privado. Pero muchas de las firmas privadas traídas para reemplazar a los investigadores estatales se volvieron monopolistas en busca de la rentabilidad… El gasto en la agricultura como parte del gasto publico total en los países en desarrollo cayo a la mitad entre 1980 y 2004. Esta declinación ha tenido un impacto lento, inevitable… En los países en desarrollo entre 1960 y 1980, las cosechas de los principales cultivos de cereales aumentaron entre 3% y 6% por año. Ahora el incremento anual está reducido a 1% a 2%, por debajo del incremento de la demanda. "Estamos pagando el precio de 15 años de abandono", dice Bob Zeigler del International Rice Research Institute (Instituto Internacional de Investigación del Arroz) en Filipinas" (Abril 19, 2008)
En realidad, no es "abandono" sino el dogma neoliberal y la búsqueda de nuevas áreas de ganancias que se han añadido a esta crisis de los alimentos.
¿Que se puede hacer?
En muchos países hay llamados en favor del control de los precios de los alimentos, por la introducción o defensa de precios subsidiados de los alimentos y exigencias de salarios mas altos. Los sindicatos deberían exigir que los salarios se incrementan en línea con la inflación, debería haber una escala móvil de salarios vinculada con un índice de precios que refleje genuinamente las alzas en los costos de vida reales. Sin embargo, estas medidas, aunque bienvenidas, solo darían un alivio temporal.
Se debe tomar el control inmediato de los suministros alimenticios de las manos de los especuladores, comerciantes internacionales y grandes compañías de alimentación. El movimiento de trabajadores debe exigir que estas instituciones sean nacionalizadas para permitir que sean diseñados planes para la distribución de comida, a precios razonables, para todos.
Pero esta nacionalización debería ser controlada democráticamente o de otra manera podría ser usada por los gobiernos para enriquecerse ellos mismos o sus aliados. En muchos países, los controles sobre las exportaciones de alimentos han sido fuentes mayores de corrupción o negociados. Argentina, India y Vietnam ya han prohibido las exportaciones de algunos alimentos o han colocado impuestos de exportación adicionales sobre ellos. Pero estas medidas no reducen automáticamente el costo de los alimentos y pueden provocar la rebelión de los pequeños granjeros. Solo el control y la gestión de los trabajadores, combinados con la apertura de la contabilidad, podrían asegurar que los suministros de alimentos sean distribuidos de manera equitativa, y sin desarrollo de un Mercado negro. A los pequeños granjeros y detallistas, incluidos los comerciantes del mercado, se les tiene que asegurar ingresos y un lugar en la distribución de los alimentos. Si se tiene que imponer racionamiento entonces debe ser bajo el control democrático de los trabajadores, no quedar en manos de gobiernos corruptos al servicio de las elites.
Se tienen que adoptar medidas para aumentar los suministros de alimentos. Las compañías que producen semillas, fertilizantes etc. También tienen que ser nacionalizadas bajo control democrático. Entonces podrán desarrollarse nuevos cultivos para llenar las necesidades antes que simplemente para hacer ganancias, y los fertilizantes pueden ser hechos accesibles. Los Bancos, muchos de los cuales sobreviven solamente debido al apoyo estatal, también deberían ser nacionalizados y sus recursos usados para suministrar a los pequeños granjeros créditos baratos. Los grandes productores agrícolas tambien deberían ser nacionalizados. Sobre esta base, seria posible comenzar a planear el aumento de la producción de alimentos, con la ayuda de irrigación y otros proyectos, según las necesidades antes que el mercado.
Para "salvar nuestro planeta el capitalismo debe ser erradicado"
Fundamentalmente esto significa desafiar al sistema capitalista. En la crisis financiera se ha visto a los banqueros correr a los gobiernos exigiendo asistencia financiera y ayuda. Los argumentos neoliberales que el mercado debe dejarse funcionar por si mismo ha colapsado, acuchillado en el corazón por los mismos capitalistas.
Sin embargo, el estado no es neutral. El estado en países capitalistas, al final del día, actúa para proteger los intereses de los capitalistas, como un todo. Aunque bienvenidas como demostración de los limites del capitalismo, la nacionalización de compañías individuales o incluso de sectores, por si sola, no significa una ruptura con el capitalismo. La propiedad publica, con planificación democrática de los sectores claves de la economía, es la verdadera alternativa al sistema de mercado que produce convulsiones regularmente.
Ya, en algunos países han sido las organizaciones de trabajadores, como los sindicatos, que se han visto obligadas a tomar el liderazgo en la defensa de las condiciones de vida. El movimiento de trabajadores tiene la responsabilidad de actuar para impedir el hambre y ofrecer una alternativa. Parte de esto será mostrar que hay una alternativa mundial a las brutalidades de la globalización capitalista, en primer lugar la posibilidades que los trabajadores a nivel internacional sean propietarios y decidan el uso de los recursos mundiales.
Sin embargo, no es solamente una cuestión de popularizar la alternativa socialista, la cuestión es lo que se hace. Esta semana, el presidente boliviano Morales dijo en una Conferencia de Naciones Unidas, en Nueva Cork, que con objeto de "salvar nuestro planeta el capitalismo debe ser erradicado". ¡Esto es absolutamente correcto! Pero estos llamados verbales tienen que llevara conclusiones concretas o solo serán aire caliente. Si Morales es serio, su gobierno puede dar el ejemplo movilizando a los trabajadores bolivianos y a los pobres para romper el poder del capitalismo, y mostrar en la practica, lo que puede hacerse, y llamar a los trabajadores y los pobres del resto del mundo a seguir el mismo camino.
El impacto brutal de las alzas de precios de los alimentos abrirá, como teme el Banco Mundial, un nuevo periodo de lucha revolucionaria y nuevas posibilidades de crear una fuerza socialista de masas que pueda terminar con las miserias del capitalismo, liberando, por lo tanto, a la humanidad del miedo al hambre y la pobreza.
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