Los trabajadores responden con acciones.
El último periodo es visto en Portugal como de una rápida degeneración en los ámbitos social, económico y político.
La economía portuguesa es débil y periférica dentro de Europa. No sorprende que el impacto de la crisis global esté empeorando todos los indicadores económicos de forma muy rápida. Esto sirve para subrayar el papel decisivo y brutal de las políticas neoliberales impuestas a la clase obrera por los gobiernos de Barroso, Santana y Sócrates.
Portugal ha visto como la brecha entre ricos y pobres se hacía la más grande de Europa. Un tercio de la población está por debajo de la línea de pobreza o amenazada de estarlo. La mitad de estos pobres tienen un trabajo remunerado. Así de masivos son los incrementos en los precios de la comida y de los combustibles que han provocado el crecimiento del malestar social, y sólo la falta de una voz política de la verdadera clase obrera ha evitado que esto llegara a un período prerrevolucionario.
Los tradicionales partidos capitalistas siguen en una profunda crisis, con el conservador Partido Popular (PP) perdiendo su base social y con el "liberal" Partido Social Demócrata (PSD) en constante agitación. Este partido ha elegido como nueva líder, el último sólo aguantó en el puesto 6 meses, a la antigua Ministra de Finanzas del PSD, Manuela Ferreira Leite, un "halcón" del neoliberalismo. No obstante, incluso los comentadores capitalistas no prevén ningún cambio en las oportunidades del PSD de construir una alternativa al Gobierno del Partido Socialista liderado por el Primer Ministro José Sócrates.
Mientras tanto, los pescadores están protestando contra las subidas masivas de los combustibles en los últimos tiempos. Los bloqueos han paralizado el país. El combustible se está agotando. Los conductores de los grandes camiones están en huelga y a ellos se han unido los conductores de furgonetas y coches comerciales. El Gobierno podría tratar de moverse para usar a la policía contra los bloqueos. Hasta el momento los líderes sindicales han estado en contra de los paros, pero el uso de la policía podría forzarles a llamar a la acción. Hay huelga postal y huelga de los conductores ferroviarios. El movimiento social está creciendo.
Alborotos
En un encuentro organizado la semana pasada (3 de junio) por el Bloque de Izquierda un histórico líder del Partido Socialista, Manuel Alegre, hizo un discurso alentador. Él fue la persona que ya había desafiado al liderazgo del Partido Socialista cuando participó en el 2006 en la elección presidencial contra el candidato oficial del PS, Mário Soares. Obtuvo masivamente 1.138.297 votos y terminó segundo tras el candidato de la derecha. Salió con un enérgico "Contra el capitalismo y de nuevo por el socialismo", pero no puso delante un programa efectivo para resolver los problemas de la clase obrera.
El pasado jueves 5 de junio, la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP), la federación sindical más grande de Portugal, organizó otra manifestación nacional contra las nuevas leyes laborales para los sectores públicos y privados bajo el lema "Aviso Mundial". En los últimos dos años las manifestaciones nacionales han acudido 120.000, 150.000 y 200.000 trabajadores. La última fue el mismo día de la firma del Tratado de Lisboa. El 5 de junio hubo de nuevo 200.000 personas en las calles de Lisboa.
Desafortunadamente, no se está haciendo una llamada a una verdadera huelga general, preparándose para ello con comités de fábrica y movilizaciones masivas. En lugar de esto, se están convocando manifestaciones locales para finales de junio, ¡cuándo la situación está caliente ahora!
Necesitamos un programa combativo para organizar una lucha real contra este Gobierno, que permite un sistema brutal que cada día incrementa la explotación y la pobreza. En el Consejo sindical obrero de Lisboa estamos haciendo un llamamiento a acciones generalizadas y a una lucha real.
En algunos aspectos se puede sentir en las calles y centros de trabajo del Portugal del 2008 los vientos que corrieron días antes de la gran huelga general de Francia en mayo/junio de 1968, con algunos toques del marzo portugués de 1974, días antes de la revolución que derrocó a Caetano. Hoy, más que nunca, necesitamos un programa socialista y una clase trabajadora luchadora, una voz política democrática para la clase obrera y la juventud. Ese es el objetivo que promueve Socialismo Revolucionario.
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