El gobierno de Bush da bandazos desde el neoliberalismo a la intervención estatal.
Fannie Mae y Freddie Mac, dos de los pilares de la financiación de la vivienda en EE.UU., están en plena crisis. Tan sólo tres meses después de la caída y rescate de Bear Stearns, el Tesoro norteamericano y la Reserva Federal se han visto de nuevo forzados a aplicar medidas de emergencia para evitar un potencial accidente en el sistema financiero global.
Tanto los bancos norteamericanos como los inversores extranjeros, incluyendo los bancos centrales, tienen miles de millones de dólares en títulos respaldados por hipotecas, emitidos y garantizados por Fannie Mae y Freddi Mac (acrónimos oficiales de la Federal National Mortgage Association-Asociación Nacional Federal Hipotecaria creada en 1938 y la Federal Home Loan Mortgage Corporation-Corporación Federal de Préstamos Hipotecarios para Viviendas creada en 1970). Una caída por el total valor de estos títulos, de alrededor de 5 billones de dólares, tendría consecuencias desastrosas en la economía capitalista mundial.
La debacle de Fannie y Freddie es un gran e inquietante giro en la crisis del sistema bancario básico. Este desarrollo contradice la reciente y optimista afirmación del FMI de que la carestía de crédito es una ayuda y que el crecimiento económico mundial está a punto de recuperarse. La ausencia de créditos está lejos de haber terminado y la crisis de la vivienda en EE.UU. se está profundizando. Los préstamos hipotecarios de los bancos comerciales casi se han agotado. Fannie y Freddie gestionan actualmente casi la mitad de los 12 billones de dólares en hipotecas que hay en EE.UU. y financian actualmente entre el 60 y el 80% de las nuevas hipotecas para casas familiares.
Esto ha hecho crecer los miedos entre los inversores de que estas dos instituciones cuasipúblicas o pseudoprivadas están, a pesar del respaldo implícito del gobierno, sobredimensionadas en relación con su capital relativamente pequeño. En marzo de este año, Fannie y Freddie tenían un capital base de 81.000 millones de dólares enfrentado a préstamos y garantías de préstamos de 5,3 billones de dólares.
Estos temores se han intensificado con el creciente número de impagos en el primer sector hipotecario en el que Fannie y Freddie operan. Como en la crisis de las subprime, una avalancha de impagos y posteriores ejecuciones de la hipoteca, podrían desencadenar una caída en el valor del valor de los títulos respaldados por hipotecas y garantizados por estas dos instituciones. Sin las adecuadas reservas de capital, estos gigantes prestamistas podrían convertirse en insolventes y provocar una cascada de respuestas a lo largo del sistema.
Como en la crisis de Bear Stearns, la de Fannie y Freddie es un golpe terrible al capitalismo norteamericano y al prestigio de la economía del libre mercado. Un titular del International Herald Tribune del 14 de julio decía: "La crisis de los préstamos en EE.UU. crea una nueva realidad- La creencia del gobierno en el poder del mercado es sustituida por la unidad para salvar la economía".
Un periodista resumió la desesperación de muchos comentaristas en la prensa de los grandes negocios: "Es desalentador ver el sistema financiero de los EE.UU., supuestamente la envidia del mundo, poniéndose de rodillas. Pero este espectáculo que estamos viendo es llevado a cabo por reguladores sonámbulos, codiciosos ejecutivos bancarios y directores incompetentes. Este no es el camino por el que la "sociedad de la propiedad privada" se supone que tiene que ir" (Gretchen Morgenson, The Mortgage Lender Illusion, International Herald Tribune, 13 de julio).
Como con Bear Stearns, el Estado se ha visto forzado a intervenir prometiendo fondos ilimitados para prevenir la quiebra de estas instituciones financieras claves. Sin embargo este caso, que también está unido a la situación inmobiliaria de EE.UU., es más problemático que el de Bear Stearns.
El rescate estatal de Fannie y Freddi, así como el rescate pagado por el Estado de la Bear Stearns, es el mayor revés sufrido por el neoliberalismo que fue adoptado por los EE. UU. y otros gobiernos capitalistas durante los últimos 30 años de intensificada globalización. Enfrentado con la perspectiva de una catastrófica quiebra del sistema financiero que provocaría indudablemente una profunda depresión en la economía real, incluso el fundamentalista Gobierno ultraliberal de Bush se ha visto obligado a intervenir en el amplio interés de preservar el capitalismo. Esto confirma el pronóstico teórico del CWI que fue hecho durante la fase de mayor globalización en la década de 1990, de que las posturas neoliberales alcanzarían gradualmente sus límites y comenzarían a caer. Este es el proceso que ahora está empezando a desarrollarse. Por otra parte, la evaporación de la "magia del mercado" llevará en los próximos años a una profunda reacción política contra la crisis del capitalismo.
¿Qué provocó la caída de Fannie y Freddie?
La crisis fue provocada por el informe de que Fannie y Freddie podrían necesitar un capital adicional de 75.000 millones de dólares para reforzar sus reservas y poder amortiguar las posibles pérdidas en los préstamos para hipotecas. La declaración del Secretario del Tesoro, Henry Paulson, de que "no había problema" no acertó a advertir la debacle. Los accionistas de Fannie y Freddie temen que puedan salir perdiendo, al igual que les pasó a los accionistas de Bearn Stearns antes que a ellos. Si el gobierno comprara acciones de nueva emisión, se diluiría el valor de las existentes. Si el gobierno no va más allá y asume efectivamente el funcionamiento de las dos instituciones, los accionistas existentes podrían perderlo todo. No es de extrañar entonces que hubiera una venta masiva, incluyendo a las grandes instituciones financieras que mantienen sustanciales bloques de acciones de Fannie y Freddie.
El viernes 11 de julio, las acciones de Fannie bajaron un 45% y las de Freddie un 47% (las caídas respecto a los máximos del año pasado son 88 y 85% respectivamente). Los financieros de Wall Street y los bancos centrales de ultramar advirtieron al gobierno estadounidense de que el colapso de los precios de las acciones podría desencadenar el pánico y una venta de los títulos respaldados por hipotecas emitidas o garantizadas por Fannie y Freddie.
Como con la crisis de Bear Stearns, Paulson, Ben Bernanke (Presidente de la Reserva Federal) y otros funcionarios del Tesoro y de la Reserva Federal, junto con ejecutivos de Fannie y Freddie, ocuparon el fin de semana en un intento de elaborar un paquete de medidas de emergencia.
El domingo 13 julio, antes de que los mercados asiáticos reabrieran el lunes por la mañana, Paulson anunció que el Gobierno de EE.UU. proporcionaría el apoyo necesario para estabilizar Fannie y Freddie. Paulson buscaría la autoridad del Congreso para posibilitar nuevos préstamos y también para que el Gobierno comprara acciones de Fannie y Freddie. Al mismo tiempo, la Reserva Federal autorizaría inmediatamente a las dos instituciones a pedir prestado dinero en las mismas condiciones que los bancos comerciales, los bancos de inversión y los operadores de bonos primarios.
Estas palabras hicieron clara la garantía implícita de apoyo que la mayoría de inversores siempre había asumido que existía. Las medidas anunciadas por Paulson, en efecto, equivalen a un compromiso de duración indefinida por parte del Gobierno de EE.UU. para respaldar a estas instituciones con problemas.
Las promesas parecen funcionar. El lunes 14 de julio, Fannie Mae fue capaz de subastar con éxito 3 millones de dólares en deuda a corto plazo. Ahora que estaban garantizadas por el Gobierno de EE.UU. hubo una lucha por los inversores para comprar esas obligaciones hipotecarias "seguras".
Las medidas de emergencia propuestas por Paulson, sin embargo, no ofrecen una solución a largo plazo (incluso si son aprobadas por el Congreso). Estabilizar Fannie y Freddie no es en sí misma una tarea difícil. Ambas tienen grandes carteras de prestamos y junto con el capital adicional del Gobierno, podrían utilizar los ingresos de esas hipotecas (alrededor de 10.000 millones de dólares) para cubrir cualquier pérdida que se produzca en los próximos meses. Pero la limitación a estas líneas reduciría drásticamente el flujo de financiamiento hipotecario en el mercado de la vivienda, exacerbando la ya profunda crisis.
El papel de Fannie y Freddie
Históricamente, el papel de Fannie Mae (creada durante el New Deal) y Freddie Mac (creada más recientemente) ha sido el de mantener el dinero que fluye a los prestamistas hipotecarios para ampliar la propiedad de una vivienda. Esto lo consiguen comprando las hipotecas de los prestamistas y reuniéndolas en paquetes para la venta a otros inversores, garantizando a los inversores si los prestamistas fallan. Esto deja a los prestamistas primarios libres para vender más hipotecas.
Su éxito se debe al particular estatuto mixto de "empresas esponsorizadas por el gobierno" (GSEs). Porque se considera que con el respaldo implícito del gobierno, son capaces de reunir capital de forma más barata. Al mismo tiempo, son legalmente propiedad de accionistas privados, que junto con los altos ejecutivos han hecho grandes beneficios en sus operaciones.
Los fundamentalistas del libre mercado se han quejado largamente de la posición privilegiada de Fannie y Freddie. El apoyo del Gobierno, dicen, les da una ventaja injusta en los mercados crediticios. Además fueron objeto de una mínima regulación en comparación con los bancos comerciales. Y se beneficiaron de los bajos impuestos federales y estatales.
Durante la presidencia de Clinton, el Departamento del Tesoro trató de tomar las riendas de Fannie y Freddie. Sin embargo las dos instituciones lucharon con éxito contra los intentos para imponer una regulación más estricta y un incremento en los requerimientos de las reservas de capital. Presionaron intensivamente al Congreso. Se canalizaron grandes cantidades de dinero a las campañas de los miembros claves del comité. En el 2006, Freddie Mac fue multada con 3ÂŽ8 millones de dólares por violar las leyes electorales. Al mismo tiempo, hubo un escándalo de contabilidad en Fannie Mae comprobándose que se habían inflado los beneficios en 6.300 millones de dólares para hacer subir las bonificaciones de los ejecutivos.
El Wall Street Journal lo resume de manera acertada: "La clase política de Washington ha alimentado y financiado a estas bestias financieras durante décadas a cambio de apoyo y de dinero para las campañas. Wall Street y los constructores inmobiliarios también hicieron dinero en el negocio subsidiado y también pagaron al Congreso al "por mayor" (Editorial Fannie Mae Ugly, 14 de julio). Pero muchos políticos de los grandes negocios, tanto demócratas como republicanos, defendieron a Fannie y a Freddie con el argumento de que se había aumentado la oferta de hipotecas relativamente baratas a las familias de "clase media". Moverse contra los dos pilares de la financiación no atrae votos.
Actualmente, los ideólogos del libre mercado están llenos de desprecio hacia las empresas ayudadas por el Estado. Están renegando de Fannie y Freddie como ilegítimas instituciones "socialistas", una mancha en el verdadero capitalismo de libre mercado. Pero como ha señalado un comentarista, esto es un irónico giro de los acontecimientos. Fannie y Freddie proporcinaron el modelo para los exóticos instrumentos financieros que fueron imprudentemente desarrollados por los especuladores del mercado ultraliberal de los últimos años.
"Fannie y Freddie fueron los inventores de los valores con respaldo hipotecario, una de las principales causas de la burbuja inmobiliaria y su posterior explosión. Se ganaron aplausos por ello: durante años la desagregación y la reventa de las hipotecas se consideró una buena cosa, el secreto del éxito del mercado estadounidense". (Clive Crook, Guarantees for AmericaÂŽs Guarantors, Financial Times, 13 de julio). Fannie y Freddie contribuyeron a crear la burbuja inmobiliaria sin precedentes de los últimos años.
Por otra parte, los bancos de inversión consiguen grandes beneficios de los honorarios que reciben por la venta de la deuda hipotecaria y los valores de Fannie y Freddie: 953 millones de dólares en 2007 y 550 millones en lo que va de año.
El dilema del gobierno de EE.UU.
El carácter híbrido de Fannie y Freddie, pseudoprivado, cuasipúblico, crea un gran dilema al Gobierno estadounidense y a los grandes negocios en general. Sin embargo, por mucho que les disguste la situación, están forzados a rescatar a esas grandes instituciones, que son "demasiado grandes para caer". Cuando anunció los planes de rescate, Paulson dijo que "su primer objetivo es apoyar a Fannie Mae y Freddie Mac en su forma actual", que son compañías propiedad de accionistas. Paulson aclaró: "no estamos hablando de nacionalización".
Sin embargo, a pesar de lo desagradable que podría ser para los defensores del capitalismo de libre mercado, la intervención masiva del Gobierno bien podría terminar de hecho en una nacionalización. Si el Gobierno invierte dinero en la compra a través de una nueva emisión de acciones de Fannie Mae y Freddie Mac, los actuales accionistas perderán debido a la disolución de sus acciones. Si el Gobierno inyecta capital a través de grandes préstamos oficiales (subsidios, como en Bear Stearns) el Gobierno federal podría convertirse en el dueño y se haría cargo de la gestión de ambas instituciones. De nuevo, los accionistas perderían. Los editorialistas de los grandes periódicos de negocios reconocen en realidad, que los accionistas son en última instancia prescindibles y un rescate terminaría en un control del gobierno.
Pseudosocialismo.
El Wall Street Journal, por ejemplo, pidió al Gobierno que reforzara el capital base de Fannie y Freddie: "El Tesoro y el Congreso (deberían) avanzar ahora con una inyección de capital para ayudar a las empresas a salir de sus pérdidas". El Gobierno debería comprar acciones de las compañías a fin de que los contribuyentes obtengan un retorno al final de la crisis.
"No nos hemos vuelto de repente socialistas. Lo que los contribuyentes necesitan entender es que Fannie y Freddie ya practican el socialismo, aunque de un tipo deshonesto. Su beneficio es privatizado pero el riesgo es socializado. Nosotros estamos proponiendo una forma más honesta de socialismo con la perspectiva de una reforma a largo plazo." La cartera de hipotecas de Fannie y Freddie, dicen, debería reducirse y eventualmente dejar de funcionar. (Fannie Mae Ugly, Wall Street Journal, 14 de julio).
El Financial Times adopta una posición similar, pidiendo un "entierro decente para Fannie Mae" (Editorial 14 de julio). "Fannie Mae y Freddie Mac", argumentan, "podrían ser descompuestos en pequeñas piezas y privatizadas. Una parte podría ser retenida por el Tesoro como un pequeño vehículo de liquidez del ciclo de las hipotecas (presumiblemente hipotecas subsidiadas por el Estado durante la carestía de crédito). El proceso podría envolver un periodo de nacionalización. Esto podría significar que las deudas de las empresas subsidiadas por el Gobierno podrían pasarse a los balances públicos. Sin embargo, esto no es importante. Sería un cambio cosmético; el Gobierno ya les está apoyando; es absurdo que ahora no estén en los libros".
En la práctica esto significaría añadir 5 billones de dólares (el pasivo potencial de Fannie y Freddie) a la deuda de 9 billones de dólares ya existente.
¿Nacionalización o "tutela"?
El Gobierno estadounidense, y también el Congreso, irán hasta dónde sea para evitar la impresión de que están nacionalizando Fannie y Freddie. Una adquisición pública de facto, si se llega a esto, será presentada como una "tutela".
"Existe un plan para terminar con las empresas" escribe Clive Crook. "En lugar de nacionalizarlas, lo que sería anti-americano y podría ser confundido con nacionalismo, sería sustituido por "tutela". Es la misma cosa, excepto que esto permitiría fingir al Gobierno que los pasivos del GSEs no son los suyos propios". (Financial Times 13 de julio).
Esto estaría basado en el descubrimiento del regulador de que Fannie y Freddie están "críticamente descapitalizados" y necesitarían ser "adecuadamente capitalizados" con una inversión del Gobierno. Tal medida, por supuesto, no sería socialista sinoo una intervención del Estado para salvaguardar los amplios intereses capitalistas. Pero demostraría las contradicciones y límites de las fuerzas del mercado.
Paulson esperaba impulsar sus propuestas en el Congreso en pocos días, lo que le daría autoridad de bombear capital ilimitado y sin especificar a Fannie y Freddie. Sin embargo, muchos congresistas, tanto demócratas como republicanos, no querían dar a Paulson un cheque en blanco. Parece probable aprobar la legislación le tomará más tiempo al Gobierno y que estará más limitada de lo que Paulson buscaba.
Las medidas de emergencia que anunció Paulson no estabilizarán Fannie y Freddie y además no mantendrán por si solas el flujo de efectivo en el mercado de hipotecas. "Si (el Gobierno) quiere hacer nuevos préstamos a los gigantes hipotecarios, tal vez sea necesario (dar subsidios a Fannie y Freddie) o efectivamente nacionalizarlas y enviar el dinero de los contribuyentes al sistema hipotecario". (James Saft, What next for Fannie and Freddie? International Herald Tribune, 15 de julio).
La crisis inmobiliaria se profundiza
La crisis de Fannie y Freddie es un síntoma de la profundización de la crisis inmobiliaria con un círculo vicioso en el mercado inmobiliario. Desde la explosión de la burbuja, hay un enorme exceso de oferta de vivienda (en relación con la demanda respaldada con dinero, no la necesidad social). Los precios están todavía bajando dramáticamente. Mediciones del índice Case-Shiller en las 20 ciudades más grandes dicen que los precios cayeron un 18% nominal y un 22% en términos reales entre el pico del 2006 y abril de este año. La caída de precios significa que los propietarios no pueden refinanciar sus hipotecas y muchos tienen ahora una equidad negativa (sus hipotecas exceden el valor actual de sus casas).
Se espera que 2ÂŽ5 millones de hipotecas finalicen este año. La venta de casas adjudicadas está haciendo caer todavía más los precios. Los bancos son reacios a prestar y la gente encuentra extremadamente difícil conseguir créditos para comprar incluso a precios bajos. La crisis inmobiliaria está lejos de terminar. En el primer cuarto del 2008, Fannie Mae informó de que había asignado 3.200 millones de dólares para cubrir los impagos, una pequeña fracción de sus créditos, pero suficiente para reforzar miedos entre los inversores de que los impagos crecerán.
Mientras tanto, las pérdidas subprime a lo largo del mundo según informan los principales bancos e instituciones mundiales ha alcanzado los 400.000 millones de dólares. Bridgewater Associates estimó recientemente que el total de pérdidas rondarían los 1ÂŽ6 billones de dólares.
Quiebras bancarias.
Mientras que el drama de Fannie y Freddie se estaba desarrollando, hubo una clásica operación en la banca californiana, IndyMac Bancorp. Después de informar de que el banco era insolvente, los clientes retiraron 1.300 millones de dólares en once días. El regulador federal, la Corporación Federal de Seguro de Depósito (FDIC, en inglés) se vio forzada a moverse y entrar en el banco. Esta fue la tercera mayor quiebra de un banco en la historia de EE.UU. y la mayor desde la crisis de las instituciones de préstamos y seguros a principios de la década de 1990.
Después de los problemas de los grandes bancos de inversión, los pequeños bancos locales están siendo ahora maltratados por la crisis inmobiliaria y las quiebras, especialmente las de las constructoras. Las acciones de los bancos se hunden en los mercados de valores porque los inversores venden para cortar sus pérdidas, y esto despierta el temor entre los clientes que piensan que su banco está a punto de derrumbarse. Si bien los grandes bancos son "demasiado grandes para quebrar", muchos temen que los pequeños y medianos bancos locales son "demasiado pequeños para salir del apuro".
La FDIC garantiza depósitos de hasta 100.000 dólares. Necesitará entre 4.000 y 8.000 millones para garantizar los fondos de los depositantes de IndyMac y tienen reservas de alrededor de 53.000 millones. La FDIC esta previendo que entre 50 y 150 de los 7.500 bancos estadounidenses de seguros caigan en los próximos de 12 a 18 meses. Pero podría ser mucho peor. En el primer cuarto del 2008 por ejemplo, el FDIC dijo que hubo 90 bancos en problemas, ¡pero su lista no incluía a IndyMac Bancorp!
Intensa desaceleración de los países capitalistas avanzados.
La economía de los EE.UU. avanzaa lenta, casi en punto muerto, con el desempleo y la inflación subiendo. Bernanke advirtió que la recesión está lejos de terminar. El FMI, sin embargo, ha publicado recientemente un informe más optimista (Independent, 18 de julio) alegando que los efectos de la crisis de las subprime se están relajando. Ha elevado su estimación del crecimiento estadounidense al 1ÂŽ3% este año (desde el 0ÂŽ5%) y del crecimiento mundial al 4ÂŽ1% (desde el 3ÂŽ7%). Algunos expertos están alentados por la caída del precio del petróleo, pero esto se debe a la caída de la demanda causada a su vez por el crecimiento económico más lento.
Sin embargo la OCDE está advirtiendo que el Grupo de los 7 países más industrializados están a punto de experimentar una "intensa" desaceleración como en Brasil e India (Wall Street Journal, 14 de julio). Además las cifras de mayo muestran que el producto industrial de la eurozona cayó un 1ÂŽ9%, la mayor caída mensual desde hace 16 años. Esto marca una significativa desaceleración en los 15 países de la región (Financial Times, 14 de julio).
No se trata de un corto descenso cíclico de la economía capitalista sino el comienzo de una prolongada crisis. La debacle de Fannie y Freddie es sólo el último episodio.
Martin Wolf, el columnista del Financial Times, era antes un abogado de la globalización y de las políticas de libre mercado. Ahora escribe: "Hace casi un año desde que la crisis de las subprime en EE.UU. se hizo mundial. Muchos esperanban que la remodelación del riesgo no fuera más que una breve interrupción en el progreso de las economías norteamericanas y mundiales. Tales esperanzas son desacertadas. Los males de Fannie Mae y Freddie Mac, la disminución de los mercados de valores y la escalada de los precios del petróleo muestran claramente como de lejos está el fin de esta agitación. Con toda probabilidad, esto no supone ni el fin de su comienzo (A Year of living Dangeorusly, 16 de julio).
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