Un programa claro para la futura lucha es necesario
El 12 de diciembre alrededor de un millón y medio de valientes trabajadores en huelga se movilizaron en medio de la lluvia para unirse a protestas en 108 plazas italianas.
La mayor federación sindical, el Cgil, había convocado una huelga general nacional Â?contra la crisis económicaÂ?, apoyada también por los sindicatos de base – Cobas, Rdb-Cub y Sdl, y el movimiento estudiantil.
La más grande demostración fue en Bolonia donde, según los organizadores, 200.000 participaron en cuatro demostraciones que convergieron en la plaza Maggiore donde la secretaria del Cgil, Epifani, habló. 2.000 estudiantes también marcharon en una quinta demostración. Los miembros del CIT intervinieron en estas demostraciones vendiendo periódicos y distribuyendo miles de volantes.
Presión desde abajo
El Cgil había sido empujado a romper con las otras dos federaciones sindicales derechistas y a organizar la huelga general, siguiendo al masivo movimiento de educación que involucró a escuelas y universidades, así como al malestar entre los trabajadores metalúrgicos y el conjunto del sector público.
El apoyo a la huelga, sin embargo, fue desigual y habría podido ser mucho mayor. No hay falta de rabia, pues la crisis económica está comenzando a morder. En noviembre hubo un aumento del 250 % en el número de trabajadores en Â?cassa dÂ?integrazioneÂ? (un proyecto para los trabajadores despedidos temporal o permanentemente). Centenares o más que tienen contratos temporales o de corto plazo (y no reciben ningún subsidio de desempleo) no verán renovados sus contratos.
Encabezando la demostración en Bologna, por ejemplo, estaban los trabajadores de la compañía de automóviles de Maserati, donde 112 acababan de ser avisados que no se renovarían sus contratos.
Estaba claro, sin embargo, que la dirección de Cgil vio la huelga general solo como un medio para que las protestas de los trabajadores liberaran un poco de presión, para después regresar a casa otra vez. No había objetivo o estrategia clara, solamente una apelación al primer ministro Berlusconi a hacer algo para ayudar a los trabajadores en la crisis. Comprensiblemente algunos trabajadores estaban renuentes a perder un día de paga tan cerca de Navidad por una huelga que parecía no tener ningún real propósito.
Comités de lucha
El hecho de que el gobierno hiciera un retiro parcial de sus reformas de educación en la víspera de la huelga general, sin embargo, muestra cuanto hubiera sido posible con un programa y estrategia claros. Comités de lucha sindical ahora deben ser formados en cada lugar de trabajo, uniéndose al movimiento estudiantil en las escuelas y las universidades, a nivel local y nacional; para discutir la forma de seguir después de la huelga, incluyendo planes para una huelga general de 24 horas en el año nuevo con una demostración nacional en Roma.
Un claro pliego de demandas se debe elaborar, incluyendo:
- Un completo retiro de las leyes 133 y 137 de educación (recortes de empleo, cierres y privatización).
- Una marcha atrás en los ataques de Brunetta y Tremonti en el sector público.
- Ningún debilitamiento de los contratos nacionales.
- Abolición de la ley 30 sobre trabajo Â?precarioÂ?. El subsidio de desempleo se debe extender a todos los trabajadores.
- Un salario mínimo de por lo menos 1.300 euros por mes.
- Nacionalización bajo el control y administración democrática de los trabajadores de las compañías amenazadas de cierre.
Una alternativa política
La crisis económica también plantea la necesidad de construir una alternativa política a Berlusconi, el PD (Partido Democrático) y a los otros principales partidos capitalistas. Desafortunadamente, la mayoría de la dirección del PRC (Partido de Refundación Comunista) parece no haber comprendido la magnitud de la actual crisis y la necesidad de un programa anti-capitalista y socialista. El volante del PRC para la huelga del 12 de diciembre, por ejemplo, llamaba vagamente por Â?un fuerte rol públicoÂ? en la política industrial, en vez de lanzar una clara demanda por la nacionalización bajo control y administración democrática de los trabajadores. El partido está en peligro de despilfarrar una oportunidad para restaurar su credibilidad entre los trabajadores y gente joven; y de reconstruir el partido en una fuerza de masas que podría sentar las bases para un futuro gobierno de los trabajadores.
Los marxistas dentro del PRC continuarán luchando para que el partido adopte un verdadero programa socialista que pueda ligar las luchas actuales a la necesidad de una transformación fundamental de este sistema capitalista en crisis, mientras que nos unimos a los trabajadores, estudiantes, movimientos sociales y otras fuerzas en la campaña para construir un partido anti-capitalista de masas.
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