La lucha de las masas es necesaria para la liberación.
Los misiles de los aviones de combate F-16 caen chillando sobre los niños que duermen o que están acurrucados en casas y sótanos atiborrados; este es el terrorismo de Estado del tipo más brutal, derramando terror sobre una población atrapada que no tiene suficiente combustible, agua y medicinas para curar a los heridos.
Los hospitales de Gaza ya han pasado el límite. Nadie está a salvo. Un parque infantil, una farmacia, mezquitas, una estación de bomberos, una universidad y numerosos hogares han sido afectados.
El horror de las poderosas bombas explotando cada 20 minutos en un área densamente poblada, de una quinta parte del tamaño de Londres de la que no hay escape, ni siquiera en los refugios, ha sacudido a los trabajadores de todo el mundo. Alrededor de 550 habitantes de Gaza han sido asesinados, incluidos muchos niños, y miles han resultado heridos.
El bloqueo del Estado israelí, las sanciones internacionales y ahora este bombardeo e invasión terrestre están impidiendo los servicios básicos, la comida de emergencia y otras ayudas del 1,5 millones de habitantes de la Franja sumando una terrible angustia a la aguda privación previamente impuesta. La invasión terrestre está dividiendo la estrecha Franja de Gaza en partes separadas, lo que parece un paso más en la estrategia de “divide y vencerás” de los dirigentes israelíes en los ya atomizados territorios palestinos.
El principal objetivo del gobierno israelí es reducir el fuego de cohetes palestinos para restaurar la “amenazada” reputación de su ejército tras la humillación a manos de Hezbolá en Líbano en el 2006. También pretende impulsar su programa de “cambio de régimen” en Gaza, es decir, la eliminación de Hamas. Sin embargo a pesar de la enorme superioridad que tiene el ejército israelí sobre los pobres palestinos, no se están encontrando con una batalla de fácil victoria.
Hamas, a pesar de que su capacidad para gobernar Gaza ha sido progresivamente reducida por el embargo de Israel, por el asesinato y el arresto de sus líderes y por la enorme destrucción de los edificios gubernamentales, no va a ser reducida por esos métodos. Hamas tiene una base social que se verá reforzada en muchos aspectos, más que debilitada, por los ataques israelíes. Los jóvenes palestinos reponen sus filas, porque actualmente son vistos como la fuerza que lidera la oposición a la represión de Israel, y como menos corruptos que el laico Fatah.
Entrando en Gaza de esta manera, el gobierno israelí podría enfrentarse a un mayor número de muertes en sus tropas de lo que sería visto como aceptable por la población judía, en relación con las ganancias militares obtenidas. Además podría haber grandes dificultades en la retirada sin una pérdida de rostro respecto a beneficios concretos. Y los cohetes palestinos continuarán afectando a las ciudades israelíes, aunque podría haber una pausa en su frecuencia cuando la invasión se cobre su peaje.
Con las elecciones israelíes a pocas semanas de distancia, esta guerra está siendo medida en votos para sus provocadores. Ha creado un gran enfado de la gente corriente a lo largo de Oriente Medio y por todo el mundo y puede pararse si se ejerce suficiente presión sobre Israel y los principales poderes mundiales a través de un inmediato aumento de las demostraciones masivas y a través de las acciones internacionales de los trabajadores, incluidas en países como EE.UU y Egipto.
Preparación para la invasión
Los palestinos de Gaza están siendo obligados a pagar un terrible precio por su parte en la elección de Hamas, el Movimiento Islámico de Resistencia, como gobernantes a comienzos del 2006. Tras dos años y medio de sanciones internacionales y de un bloqueo israelí a Gaza, con el objetivo de infligir el máximo prejuicio sobre Hamas, el gobierno israelí acusa a Hamas de romper el alto el fuego de seis meses acordado en junio del último año. Han usado por tanto los cohetes palestinos como la principal justificación para el actual ataque intensivo.
Pero el gobierno israelí mató palestinos en Gaza a pesar del alto el fuego. Esto ha ocurrido también en Cisjordania, a pesar de que no se han disparado cohetes, pero las fuerzas israelíes están destrozando las casas palestinas y asesinando palestinos de forma regular.
La última gota que ha llevado a Hamas y a la Jihad Islámica a reanudar los ataques con cohetes desde Gaza ha sido el continuo rechazo de Israel para permitir el suministro de elementos básicos en Gaza y el asesinato de seis combatientes de Hamas por el ejército israelí el 5 de noviembre. Sin embargo el ataque israelí no pretende acabar con los cohetes palestinos, lo que los ministros israelíes han admitido que no se puede hacer militarmente. Se dirige más a la destrucción total de Hamas, a pesar de que los dirigentes judíos no están seguros de que puedan alcanzar tampoco este objetivo.
La llegada al poder de Hamas fue un golpe contra el plan de “separación unilateral” concebido por el antiguo Primer Ministro israelí Ariel Sharon. Él quería que el sumiso y no hostil líder de Fatah, Mahmood Abbas, se pusiera a la cabeza de una entidad palestina atomizada, en lugar de Hamas, que resistía la ocupación más activamente y se negó a aceptar formalmente la existencia a largo plazo de Israel.
La clase gobernante israelí ha tratado siempre de prevenir la formación de un verdadero Estado palestino en su puerta, prometiendo ser altamente hostil. La constante expansión de los asentamientos, carreteras y puestos de control judíos en Cisjordania y Jerusalén Este, ha ido creando hechos en esta dirección.
La posición de Hamas
Esta horrorosa invasión de Gaza no puede ser presentada como un intento de eliminación de una dictadura no elegida en la línea del derrocamiento estadounidense de Sadam Hussein en Irak, a pesar de que era equivocado. Hamas fue elegido para gobernar, un raro fenómeno en la actualidad en el mundo árabe, dónde la clase trabajadora y pobre está sufriendo bajo la represión de las autoritarias elites árabes no elegidas.
Los gobiernos capitalistas de todo el mundo abogan por las elecciones democráticas en otros países si les conviene, pero cuando Hamas fue elegido, rechazaron reconocer al nuevo parlamento. Los parlamentarios de Hamas fueron enviados a las cárceles israelíes simplemente por haber sido elegidos; más de 40 de ellos todavía están en las cárceles. Otros han sido asesinados. Y después de las anteriores y constantes demandas de las potencias mundiales e Israel en favor del refuerzo de las fuerzas de seguridad palestinas para “controlar” a la población palestina en lugar de tener que hacerlo los soldados israelíes, ahora las fuerzas israelíes están matando a todos los policías palestinos y oficiales de seguridad que pueden.
Las milicias palestinas ya no sólo quieren matar o tomar como rehenes a más soldados israelíes y continuar disparando cohetes hacia Israel; desde el grupo de jóvenes que han perdido a sus familias o han sufrido grandes traumas vendrán voluntarios para operaciones suicidas contra objetivos israelíes, tanto civiles como militares. Así que, ¿qué es lo que se ganará para la seguridad de Israel?
Hamas puede aumentar su prestigio en los territorios y en el Oriente Medio por el simple hecho de ser atacado por Israel y oponer resistencia. Claramente está sufriendo un gran daño por la pérdida de miembros, combatientes, equipamiento y edificios. A pesar de tener ventajas sobre el ejército invasor, tales como conocer mucho mejor el terreno, sus fuerzas no son tan poderosas como las de Hezbolá en Líbano, sobre todo porque la Franja de Gaza está rodeada y cercada, haciendo el rearme más difícil, a través del entrenamiento en países como Siria e Irán.
Hamas está sufriendo grandes bajas, porque se enfrenta a las armas y los tanques de alta tecnología de Israel. Sin embargo, muchos de los combatientes son empujados por la indignación del bombardeo y las resistencias previas impuestas por el ejército de ocupación (por supuesto que es una ficción que la ocupación fuese totalmente eliminada tras la retirada de Gaza israelí del 2005) y están dispuestos a luchar hasta la muerte.
Es necesaria una lucha de masas
Inquietantes en la ausencia de una nueva organización de trabajadores que presenten un camino alternativo, el intento de borrar a Hamas es probable que alentará el desarrollo de un ala más derechista, reaccionaria, de las organizaciones religiosas en los territorios de los gustos de AlQaeda. Hamas es fundamentalmente una organización derechista teocrática que rechaza la existencia de Israel, pero han caído estos aspectos en su programa (y ha creado servicios de salud y educación) para construir un apoyo popular, trabajar con otras organizaciones e individuos e incluso negociar un alto el fuego amplio con Israel.
Sin embargo no tienen ninguna estrategia viable para derrotar a la ocupación o para dar a la población palestina un nivel de vida decente, basándose, como lo hace, en la continuación del capitalismo con todos los horrores que este sistema trae.
Además, los cohetes de las milicias palestinas dirigidos a los civiles israelíes y su moral son parte de una estrategia equivocada. Los cohetes y morteros son muy primitivos en comparación con el armamento de Israel, pero de todas maneras están siendo utilizados para inflingir terror y muerte indiscriminadamente, lo que es contraproductivo para la lucha palestina. Los palestinos tienen el derecho, y la necesidad, de acciones armadas defensivas contra la represión militar que está siendo usada contra ellos. Pero los ataques indiscriminados contra civiles alejan inevitablemente a un gran número de trabajadores israelíes del apoyo total a la causa palestina, y juega a favor de la clase gobernante israelí. En su gran mayoría, el punto de propaganda principal que está siendo usado para justificar el presente ataque por el régimen israelí y Bush en los EE.UU. es el lanzamiento de cohetes sobre ciudades israelíes.
En lugar de esto, se necesitan acciones y unos comités de defensa palestino organizados democráticamente. Tienen que organizarse acciones de masas tanto con propósitos ofensivos como defensivos. Estos podrían ser adoptados en contra de aspectos de la ocupación tales como el bloqueo de Gaza, las confiscaciones de tierra y los bloqueos en las carreteras. Esto haría avanzar la lucha palestina y ganaría el apoyo de los trabajadores judíos israelíes.
Poderes mundiales
A las pocas horas de la ofensiva terrestre israelí, Estados Unidos bloqueó la llamada al alto el fuego de las Naciones Unidas. El mandato de Bush como presidente de los EE.UU. termina el 20 de enero, pero la esperanza de que Barack Obama traerá la paz a Oriente Medio es un error. Durante su campaña electoral declaró un fuerte apoyo al régimen israelí, no criticó su apoyo al bombardeo de Líbano, dijo que no debería negociarse con Líbano e intenta enviar más tropas estadounidenses a luchar en Afganistán. Ya se ha desacreditado a sí mismo ante mucha gente, manteniendo silencio sobre la guerra de Gaza.
Sin embargo, también es cierto que para las clases capitalistas mundiales, incluidas las de los EE.UU., la invasión israelí de Gaza es un serio problema, ya que está inflamando la ira generalizada, como se ha mostrado en muchas manifestaciones, y aumenta el apoyo de Hamas a lo largo del mundo árabe y musulmán. También está minando los grandes negocios imperialistas de los aliados suníes en los países árabes, muchos de los cuales tiene vínculos públicos o secretos con grandes negocios de Israel. Estas elites árabes no han hecho nada para ayudar a los palestinos en esta difícil situación. El presidente egipcio Mubarak es visto ampliamente como un ser aborrecible por rechazar aliviar la situación de Gaza relajando la frontera egipcia con este territorio.
Todos ellos temen las consecuencias, especialmente de una guerra más amplia, que tendría repercusiones más graves provocando inestabilidad. Pero finalmente todos actúan en interés de su propia clase así que no se alejan demasiado de las posiciones del imperialismo israelí y estadounidense, que incluye la “guerra contra el terror”, el embargo a Hamas, y el no apoyar los intereses de clase de los trabajadores dondequiera que estén, en los territorios palestinos o dónde sea.
Gordon Brown ha llamado al menos a un alto el fuego, algo que Tony Blair rechazó hacer cuando Israel atacó Líbano, pero ¿por qué confiar en este llamamiento cuando él lidera un gobierno que está implicado en el ataque en Afganistán? Ni la ONU puede terminar con este baño de sangre ni ofrecer una solución. Cientos de resoluciones de la Asamblea General de la ONU han condenado las acciones del régimen israelí, pero han sido simplemente ignoradas por los EE.UU. e Israel.
Elecciones israelíes
La guerra está siendo conducida por el saliente Primer Ministro Ehud Olmert, el Ministro de Exteriores Tzipi Livni, líder del partido Kadima, y el Ministro de Defensa Ehud Barak, del Partido Laborista. Los dos últimos están tratando de aumentar sus perspectivas uno frente a otro y contra el Likud de Benjamin Netanyahu para las elecciones generales del 10 de febrero. La guerra de Gaza puede ser usada para tratar de aumentar sus credenciales de “seguridad” y para desviar la atención de los votantes de la mala situación económica.
Muchos de los principales políticos israelíes están sumidos en escándalos de corrupción y tienen el desprecio de muchos israelíes. El porcentaje en las encuestas de Livni y Barak subieron tras el ataque aéreo sobre Gaza, especialmente seguido por una masiva propaganda gubernamental dirigida contra Hamas, etiquetando a la guerra como de “sin otra alternativa”. Sin embargo mientras que el 80% aprueba en las encuestas el ataque aéreo contra Hamas, sólo el 19% apoya la invasión terrestre, ya que se temen víctimas israelíes. Así que el apoyo general a la guerra a Hamas podría rápidamente cambiar a un gran enfado contra los políticos que apoyan la guerra, al igual que ocurrió después de las bajas israelíes en la guerra de Líbano de 2006. La ira también se desarrolla en los temas económicos, por la falta de trabajos decentes, servicios y beneficios. Como en cualquier otra parte del mundo, los ricos en Israel se vuelto enormemente ricos mientras los pobres son más pobres. En los años recientes, muchos trabajadores israelíes han tenido que recurrir a la huelga contra los ataques a sus niveles de vida.
¿Quién tiene la culpa?
Los principales medios de comunicación británicos y en cualquier otro lado tienden a promover la idea de que las personas de todo el mundo, ya sean pro-palestinos o pro-israelíes, culpan a una u otra parte del baño de sangre. El Partido Socialista rechaza completamente esta aproximación, y no echa la culpa sobre la clase obrera palestina ni a la clase obrera israelí. Los palestinos, además de ser reprimidos por la clase dirigente israelí, son víctimas de sus propios líderes que, por diferentes razones, no han llevado su lucha adelante por una liberación nacional. Los trabajadores judíos israelíes y la clase media son víctimas de la clase trabajadora que prefiere recurrir al terrible derramamiento de sangre antes que contemplar al estado enemigo en la puerta trasera con la reclamación de tierras que considera suyas.
También se culpa a las potencias imperialistas del mundo cuyas intervenciones en la región para sus propios intereses geopolíticos sólo han servido para empeorar el conflicto. No ofrecen salida a los ciclos de violencia para los palestinos o los judíos israelíes.
Los trabajadores de la región sólo pueden confiar en sí mismos para salir del problema, lo que implica construir organizaciones independientes de la clase obrera a ambos lados de la frontera. Diez mil judíos y palestinos se manifestaron en Tel Aviv el 3 de enero contra la guerra en Gaza, incluyendo los miembros israelíes del Comité por una Internacional Obrera. Un partido obrero de masas en Israel podría forzar a su gobierno a terminar el bloqueo sobre Gaza y la ocupación militar.
Dos tercios de los judíos israelíes apoyan consistentemente la idea de la creación de un auténtico Estado palestino, y muchos más cuando vean la perspectiva de un Estado palestino democrático y obrero, con niveles de vida decentes que desee una coexistencia pacífica con Israel. Para preparar el camino a un Estado palestino de este tipo, es urgente la construcción de un nuevo partido obrero basado en un programa socialista. Los trabajadores israelíes necesitarán adoptar políticas socialistas para solucionar el conflicto nacional y se pueda traer una nueva era de buenos niveles de vida para todos en la región.
- ¡Alto al ataque militar inmediatamente! Fin al bloqueo y a la ocupación
- Aumento de las manifestaciones anti-guerra y de las acciones hechas por los trabajadores
- Ninguna confianza para los gobiernos capitalistas del mundo o para la ONU
- Por organizaciones obreras independientes en Israel y Palestina
- Por la lucha para un socialismo democrático en todo Oriente Medio
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