Desarrollando ideas y políticas socialistas.
Abriendo el debate de la comisión de la Escuela del CIT el 16 de Julio acerca del “Programa de Transición y su relevancia hoy”, Niall Mulholland de la Secretaría Internacional del CIT explicó que el Programa de Transición fue escrito durante un periodo de una profunda crisis económica y bajo la amenaza de una guerra imperialista. Muchas de estas características están tan presentes hoy como en el año 1938, cuando se redactó el programa como documento clave para el congreso fundador de la Cuarta Internacional, como reacción a la degeneración de la Internacional Comunista estalinista.
La función principal del Programa Transicional es resumir las experiencias de la clase trabajadora, para llegar a la conclusión que la lucha por el socialismo es una necesidad. Se pueden lograr reformas por medio de la lucha de las masas trabajadoras, pero el Programa de Transición también da una guía crucial como diseñar reformas que sean duraderas y que proporcionen un cambio fundamental, para llegar a una sociedad socialista.
Marx y Engels elaboraron reivindicaciones para el joven movimiento de trabajadores en Europa en el Manifiesto Comunista del año 1948. Estas chocaron con el método y con el programa adoptado por los partidos social demócratas en la segunda mitad del siglo diecinueve. La social democracia alemana adoptó el Programa de Erfurt durante un tiempo de un auge capitalista general, el cual ejerció una influencia considerable sobre las perspectivas de los líderes social demócratas. El Programa Máximo constituía la idea un socialismo siendo introducido progresivamente, finalizando este proceso en algún momento de un futuro no definido. En contraste, el Programa de Erfurt solo exigía reformas mínimas dentro del marco del sistema capitalista.
Sin embargo, por el desarrollo del imperialismo y el inicio de la Primera Guerra Mundial, surgió la necesidad urgente entre los trabajadores de desarrollar un programa transicional para poner fin a la crisis capitalista cada vez más profunda. Los Bolcheviques elaboraron reivindicaciones, incluyendo los “Tesis de Abril” de Lenin del 1917, que llamaron al proletariado ruso a luchar por el poder. El triunfo de la Revolución Socialista de Octubre conllevó a la fundación de la Internacional Comunista con su programa de reivindicaciones para la clase trabajadora internacional. Sin embargo, la subsiguiente degeneración estalinista de la Revolución Rusa (principalmente por causado por su aislamiento y por la falla de revoluciones en otros países) hizo que la Internacional Comunista abandonara el programa transicional para un cambio socialista.
En los años 30, Trotsky lanzó “reivindicaciones inmediatas” (por ejemplo, en cuanto a condiciones de trabajo y de vida), “reivindicaciones democráticas” y “reivindicaciones transicionales”, las cuales son destinadas a provocar un cambio real en la sociedad. Estas reivindicaciones están entrelazadas, y en determinados momentos ciertas de ellas adquieren una prominencia especial comparadas con las demás, siempre dependiendo del contexto y de las luchas y de las necesidades actuales de la clase trabajadora.
Mientras algunas reivindicaciones del Programa de Transición del 1938 ya no tienen tanta importancia en el día de hoy o fueron sustituidas o actualizadas, muchas de las reivindicaciones de Trotsky conservan su valor, y eso todavía es más obvio con la crisis económica actual. Algunas de estas reivindicaciones exigen el “acceso a los libros [de contabilidad]” de empresas que realizan despidos masivos y cortan los sueldos. Otras incluyen la nacionalización de industrias bajo control democrático y administración de los trabajadores. El programa tiene que ser revisado permanentemente y se tiene que actualizarlo siempre cuando sea necesario. Para realizarlo, es importante tomar en cuenta la conciencia actual de la clase trabajadora y las condiciones modernas, tanto como los asuntos claves que afectan a las trabajadoras. Algunos asuntos que no se tocaron en el año 1938 por ser otro periodo histórico, como la crisis del medio ambiente, la industria nuclear y derechos de minorías, son ahora una nueva parte importante de la lucha socialista.
La discusión de Lindsey- el Programa Transicional en acción
Durante el debate excelente de la comisión, camaradas de varios países expusieron ejemplos importantes como secciones del CIT usaron reivindicaciones transicionales en las luchas reales de la clase trabajadora y en el enfrentamiento de la crisis económica. Alistair Tice de Bretaña habló sobre el papel sobresaliente que pudo cumplir el Socialist Party durante la huelga en la refinería de Lindsey. El Socialist Party ayudó en desafiar y descartar el slogan “British jobs for British Workers” (“trabajos británicos para trabajadores británicos”), y lo pudieron sustituir por reivindicaciones exigiendo trabajos sindicalizados para todas y control democrático de los sindicatos sobre la contratación de trabajadores. Virginie de Francia habló sobre la reciente huelga general en Guadalupe y sobre las reivindicaciones que lanzó el CIT para ayudar en el progreso de este movimiento inspirador de la clase trabajadora.
Otros exponentes abordaron la idea de la necesidad de un método transicional. Nikolaj de Suecia explicó varias reivindicaciones lanzadas a propósito de la crisis del medio ambiente, como por ejemplo transporte público gratis, y el uso de los recursos de la sociedad para invertir en energías regenerativas. Rob Jones del CIS relató como miembros del CIT lanzaron una alternativa socialista en oposición de la guerra de Rusia y Georgia el año pasado.
Resumiendo el debate, Alec Thraves de Bretaña dijo que el Programa de Transición del 1938 era un panfleto excelente que toda socialista debería estudiar, siendo una guía general para actuar. La tarea clave del CIT es usar un método transicional en discusiones con representantes de la clase trabajadora, ya que de este modo se pueden expresar análisis, ideas y reivindicaciones que servirán de puente entre la conciencia actual de la clase trabajadora y la necesidad de una sociedad socialista. Ultraizquierdistas e izquierdistas sectarios, que plantean la necesidad por el socialismo únicamente lanzando reivindicaciones abstractas y ultimátum, solo colaboran en destruir este puente. Sin embargo el CIT, como demostró el debate excelente de la comisión, tiene el objetivo concreto de ganarse la atención y el interés de la clase trabajadora, para hacer llegar ideas socialistas y propuestas para la acción a tantas trabajadoras como posible.
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