Piñera, Frei y Enríquez-Ominami, más de lo mismo.
Frei y Piñera son dos caras de una misma moneda, entre ellos no existen diferencias. Ambos promovieron y apoyaron la dictadura, dos empresarios que engordaron sus bolsillos al alero de Pinochet y que desean mantenerse en el poder para defender al 1% más rico de este país, porcentaje al cual ambos pertenecen. Los intereses de los trabajadores y los pobres de nuestro país no están dentro de sus prioridades.
El caso de Enríquez-Ominami es levemente distinto, es la apuesta generacional para mantener el sistema “cambiar para que nada cambie”. Definitivamente Enríquez-Ominami no esta planteando cambios de fondo, sino sólo de forma, su intención es seguir privatizando y defendiendo los intereses de los más ricos de nuestro país, pero con un discurso “progresista” de cara a la galería.
¿Jorge Arrate o Alejandro Navarro?
Jorge Arrate claramente no es un candidato serio y definitivamente no es una alternativa real, por eso que su candidatura no prende en los sectores de izquierda. Todos saben que esta ahí para juntarle votos a Frei para la segunda vuelta y para intentar asegurarle unos cupos al Partido Comunista en el Parlamento, tarea nada fácil con una Concertación en franca decadencia, con una Democracia Cristiana y un Partido Socialista desintegrándose, los votos del Partido Comunista finalmente sólo servirán para asegurar a los candidatos de la alianza de gobierno.
Por otro lado Alejandro Navarro lamentablemente tampoco se muestra como una alternativa real al actual sistema y definitivamente tampoco toma la decisión de romper abiertamente con la Concertación y el gobierno de Bachelet y lo más probable es que terminara apoyando a la Concertación en la segunda vuelta (el mal menor) y tal como lo muestran las encuestas, los trabajadores y los sectores populares tampoco lo perciben como una alternativa real por la cual se la podría jugar, siempre es mejor votar por los “originales” y no por las copias.
Los trabajadores y pobres no tenemos alternativa en estas elecciones presidenciales.
Ante la incapacidad de la izquierda de levantar un candidato representativo de los trabajadores y pobres de nuestro país, nos hemos quedado sin alternativa para las elecciones presidenciales de diciembre de este año.
Todo esto se lo debemos al actual sistema binominal y a lo antidemocrático del sistema electoral y la constitución chilena, que sólo sirve para impedir la participación democrática de los trabajadores y pobres de Chile y que la derecha y la Concertación se han negado a modificar.
¿Participar o no en las elecciones?
Cuando los marxistas decimos que no somos electoralistas, no significa que no participamos en elecciones, ni que asumimos las posiciones que tienen todos los grupos sectarios que llaman a no intervenir en las elecciones burguesas y a no aceptar su legalidad.
Cuando los revolucionarios participamos en elecciones, no lo hacemos con la sola intención de ganar votos, adaptando nuestra política para que la gente vote por nosotros y menos todavía nos interesa crear ilusiones en que vía elecciones vamos a cambiar las cosas para la clase trabajadora. Nuestra tarea no consiste en crear ilusiones en las elecciones, por esto una de nuestras consignas cuando participamos en elecciones, debe ser “votar no basta, tienes que organizarte y luchar”
Los revolucionarios debemos aprovechar las elecciones para presentar nuestro programa, las ideas socialistas revolucionarias y para denunciar el sistema capitalista de una manera más amplia, en un periodo donde sectores importantes de la población se politizan y hasta cierto punto se sienten interesados en discutir ideas políticas, identificando a los mejores elementos para convertirlos en militantes revolucionarios.
El instinto de los jóvenes no es malo.
En el caso de Chile, el tema de ganar militantes nuevos es especialmente complicado durante las elecciones, dado que tenemos un padrón electoral que es viejo, un porcentaje de ellos muy cínicos, decepcionados y políticamente quemados. Además tenemos que tomar en cuenta que más de tres millones de personas no se han inscrito en los padrones electorales, especialmente jóvenes, aunque un porcentaje de ellos ya están empezando a dejar de serlo.
El tema de los jóvenes que no se quieren inscribir, debemos tomarlo con especial cuidado, no creemos que los sectores revolucionarios debiéramos insistir en que se inscriban en un sistema que es antidemocrático, totalmente viciado y corrupto. Dado que el instinto de los jóvenes que se niegan ha inscribirse es hasta cierto punto positivo, dado que no aceptan el actual sistema electoral. Esto no significa necesariamente que todos abracen ideas revolucionarias y estén por terminar con el capitalismo, pero son un sector que potencialmente puede jugar un rol fundamental si somos capaces de llegar a ellos con nuestras ideas.
Sin cambiar el sistema capitalista, no hay cambio real.
Basta de seguir engañando a los trabajadores y pobres, si no somos capaces de terminar con el actual sistema de injusticias y sólo se sigue administrándolo, se seguirán manteniendo las injusticias, la miseria y el hambre que sufren amplios sectores de la población.
La única alternativa que tenemos los explotados y marginados, es construir una sociedad distinta, más justa, más democrática, o sea, una sociedad socialista.
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