El sábado 31 de octubre se acaba de realizar la asamblea del MPT en Santiago y durante su desarrollo surgieron las diferencias políticas de fondo que existen al interior de las diferentes organizaciones y colectivos políticos que existen al interior de este ente federativo llamado Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores, todo bajo la falsa excusa de una discusión organizativa, entre los que hacen y los que no hacen trabajo.
Posiciones sobre ideologizadas.
Las descalificaciones de un sector sobre el otro es que algunos no se preocupan de los problemas reales de la gente que sufre, como los problemas de los mapuche, las mujeres, el agua y ecológicos en general y solo se dedican a defender posiciones sobre-ideologizadas, como por ejemplo defender la idea de la necesidad de terminar con el capitalismo y construir una sociedad socialista democrática. Además se plantea que estos últimos sectores serian antidemocráticos, por defender sus puntos de vista y en algunos casos la mayoría de las organizaciones federadas terminen votando a favor de estas posiciones, como por ejemplo en el caso de que una mayoría relativa del MPT haya acordado llamar a votar nulo en las presentes elecciones presidenciales ¿Cuanto de verdad hay en todas esas afirmaciones?
Los que acusan de sobre-ideologización a los demás, no es que no tengan una posición ideológica, porque si la tienen, en el fondo ellos creen que es posible vía reformas cambiar la situación de los mapuche, las mujeres y ecológicos “bajo el capitalismo”, pero no este capitalismo, sino uno “con rostro humano”, un capitalismo reformado.
Cualquiera que plantee que es posible solucionar los actuales problemas que tenemos bajo el capitalismo, está completamente equivocado, dado que precisamente ha sido este sistema el que los ha creado y los sigue acentuando.
Es necesario luchar por los problemas reales de la gente.
Nosotros reivindicamos la experiencia unitaria del MPT, pero no aceptamos que ningún grupo pueda reivindicar que es el único que desarrolla trabajo entre la gente, nosotros estamos por preservar el cuadro común, y trabajar lealmente con los compañeros con los que tenemos diferencias, para que podamos coincidir en el trabajo practico.
Está claro que si tu no eres capaz de enfrentar, junto con tus compañeros de trabajo, de población, de colegio, de universidad o cualquier otro frente, los problemas reales y concretos que tenemos, jamás vas a poder plantear, porque es necesario luchar para cambiar la sociedad y terminar con el capitalismo.
El camino lógico que cualquier revolucionario debe seguir es enfrentar los problemas del día a día de la gente, pero no podemos quedarnos en esa primera etapa, primero luchamos por los problemas reales y concretos y en un futuro incierto y lejano, nos planteamos la lucha por el cambio de sociedad que se necesita para solucionar esos problemas reales y concretos de una vez y para siempre y no sólo por conseguir reformas que a la vuelta de muy poco tiempo los sectores populares vuelven a perder, porque lo que el capitalismo te entrega con la mano derecha, te lo está quitando con la mano izquierda, a veces esto es literalmente cierto.
La realidad es que las reivindicaciones inmediatas, deben combinarse a través de reivindicaciones transitorias con la lucha por el socialismo.
La ambiguedad ideológica nunca es algo ingenuo.
Hay muchos a los que no les gusta pasar de la etapa reformista, por muchos factores, normalmente es porque no tienen la urgencia de cambiar las cosas, porque mal que mal ellos tienen resueltos sus problemas a nivel personal, de una o de otra manera el sistema funciona para ellos, pero tienen conciencia de que para un gran sector no es el caso, pero lo determinante en el fondo es que “tu forma de vida, determina tu forma de pensar” como dijo el “innombrable” Carlos Marx.
Algunos sectores “progresistas” necesitan de cierta ambiguedad, para jugar dentro del sistema, ser demasiado radical es mal visto para aprobar proyectos del gobierno o de ONG internacionales, que no están dispuestos a pasarles recursos a sectores demasiado radicales, hasta la ecología, el feminismo y el indigenismo puede llegar a ser rentable en algunos casos y de paso me puede dar credencial de “progresista”.
Los problemas políticos, no se solucionan con medidas organizativas.
Chile según algunos es un país democrático, porque tiene el voto universal, una persona “equivale a un voto”, esto según los ideólogos de la burguesía es democracia plena, todos somos iguales a la hora de votar, ricos y pobres valemos lo mismo, esto por si acaso no es una broma, según los ideólogos de la burguesía es verdad.
Para la afirmación anterior es un detalle que la burguesía controle los medios de comunicación y pueda montar todas las maquinas que le permita levantar los miles de millones de pesos que se ponen a circular en las diferentes elecciones.
Aunque hay que reconocer que para levantar maquinas a una menor escala, entre sectores más pobres, sólo necesitas pagar unos cuantos pasajes desde regiones y montar tu propia “maquinita” por supuesto perfectamente “democrática” también.
A un problema que es claramente político la “asamblea” del MPT le dio una solución organizativa. El problema según algunos era el Comité Ejecutivo, así que vía “voto universal”, democrático por supuesto, se cambio la composición del Comité Ejecutivo.
¿Sera más democrático y representativo el nuevo Comité Ejecutivo?
Partiendo del punto que el MPT es una organización federativa, claramente el nuevo ejecutivo será menos democrático y menos representativo que el anterior, partiendo porque varias organizaciones no tendrán representación en este nuevo ejecutivo y porque claramente la balanza quedo inclinada hacia una sola posición política. ¡Definitivamente la democracia burguesa tiene cosas prodigiosas, como esta!
Una organización federativa, debe representar a todos los grupos en la dirección, este principio se puede combinar con algunas formas democráticas de voto directo, pero subordinadas a la representación federativa. Una organización de federativa no es compatible con el voto directo que corresponde a un tipo de organización con dirección de mayoría, no federativa.
Intentar imponer una solución administrativa a los problemas políticos y de formas y practicas de trabajo diferentes, es abrir paso a una crisis, e incluso a una implosión.
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