Mujeres y socialismo: Un siglo de lucha

Centenario del Día Internacional de la Mujer

En sus comienzos, al principio del siglo XX, el Día Internacional de la Mujer – el 8 de marzo – era un día de lucha para las mujeres trabajadoras. Hoy en día ha sido en gran parte tomado por el sistema capitalista y convertido en un asunto ceremonial y, algunas veces, muy mercantilizado. Mucho ha sucedido desde entonces, dando una prueba de que se puede luchar contra la opresión a las mujeres y avanzar contra ella, pero a pesar de esto, la opresión continúa enraizada en la sociedad. De hecho, muchas de las conquistas anteriores de las mujeres han sido perdidas en los últimos años debido a la crisis del capitalismo.

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“¡Lo logramos!: exclamó el editorial de la revista The Economist el 2 de enero de 2010. En cierta forma esta publicación quiere celebrar que en 2010 las mujeres constituirán la mitad de la fuerza de trabajo en Estados Unidos. Esto marca un paso adelante pero, ¿desde cuándo el “nosotros” incluye a The Economist? La proporción creciente de mujeres en la población activa no es el resultado de un incremento en el gasto social ni una mayor responsabilidad de los varones hacia las labores domésticas. Los EEUU tienen el menor nivel de inversión en cuidado de niños y permisos de paternidad o maternidad en el mundo occidental, y el estado ni siquiera ha firmado la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de la mujer. Más bien, esto se debe a la crisis económica, que ha tumbado básicamente los trabajos en industrias como la del motor, por lo que el desempleo entre los hombres ha alcanzado el 11,2% mientras que el desempleo femenino es del 8,6%.

Centenario del Día Internacional de la Mujer

Es cierto que la mayoría de los trabajos creados en los últimos años han ido a parar a las mujeres. En Europa, éstos suman 6 millones de trabajos del total de 8 millones de nuevos trabajos creados desde 2000. Pero esto refleja una forma creciente de explotación del conjunto de la clase trabajadora. La mayoría de estos nuevos trabajos son precarios, a tiempo parcial y temporales, que implican trabajar en horas poco sociales, etc. y que normalmente significan salarios por hora más bajos pero mayor estrés y enfermedades. El capitalismo siempre ha hecho uso de y ha tenido interés en mantener la discriminación por razón de sexo, ya que menores salarios para las mujeres significa mayores beneficios.

Lo último que las activistas en los derechos de las mujeres alrededor del mundo pueden hacer durante el Día Internacional de la Mujer es tomarse un descanso. La situación es muy seria y los acontecimientos del último año reclaman una respuesta a esta pregunta: ¿Cuál es el camino a seguir en la lucha por los derechos de la mujer?

Por primera vez en la historia hay 1.000 millones de personas que sufren desnutrición en el mundo, una sexta parte de la raza humana. Las mujeres han sido, durante un largo periodo, el 70% de los pobres en el mundo. La región de Asia-Pacífico tiene la mayor proporción de personas hambrientas del mundo, y 642 millones de personas sufren desnutrición crónica.

Las mujeres y las niñas las primeras golpeadas por la crisis

La organización de derecho de los niños PLAN, identifica los siguientes efectos de la crisis económica mundial:

• Las mujeres jóvenes – millones de trabajadores en la economía sumergida o en los sectores relacionados con la exportación – son las primeras en perder sus empleos. Siete de cada diez personas despedidas en Filipinas son mujeres.

• Las sumas enviadas a casa por los emigrantes – remesas – han caído rápidamente y la emigración se ha reducido. Las mujeres trabajando en el extranjero en el “servicio doméstico” están volviendo a casa. El Banco Mundial estima que las remesas a países en vías de desarrollo han caído un 7,3% en 2009.

• Las facilidades para acceder a préstamos desde “micro-créditos” y otros proyectos, pensados para ayudar a las mujeres a salir de la pobreza mediante el trabajo desde sus hogares, ha descendido.

• Cuando la crisis golpea a las finanzas de los padres, las niñas son las primeras y las que en mayor parte salen de la escuela para realizar tareas del hogar, trabajar en el servicio doméstico o en fábricas. Más de 100 millones de niñas ya están trabajando como mano de obra infantil en todo el mundo (OIT).

• Las tasas de mortalidad infantil están aumentando, y esto está afectando más a las niñas que a los niños. Se calcula que 50.000 niños más murieron en África durante el último año debido a la crisis.

• Se ha traficado más con, y más mujeres y niñas han sido forzadas a entrar en el mercado del sexo. Éste fue el trágico desenlace para muchas mujeres que perdieron sus trabajos durante la crisis asiática de 1997. La primera “industria” que se recuperó fue la industria del sexo. En Yakarta, de 2 a 4 veces más mujeres se convirtieron en trabajadores del sexo en el año después de la crisis. El capitalismo no conoce fronteras cuando se trata de crear nuevos mercados para sus negocios. Todo se mercantiliza, incluyendo los cuerpos y las emociones. Una forma de tráfico sexual es el tráfico de esposas. En algunos países las trágicas consecuencias de la opresión a las mujeres significa que parte de la población femenina “desaparece” debido a abortos selectivos de género. Este caso se da con la que se llama política de un solo hijo en China, donde 118 niños nacen por cada 100 niñas. 50.000 mujeres de provincias o países más pobres son vendidas como esposas cada año en China. Más de 100.000 mujeres que viven en extrema pobreza en Vietnam son vendidas para matrimonios o como prostitutas en China (véase: http://www.pbs.org).

Cualquier cosa de la que haya escasez, se vuelve un lujo bajo el capitalismo. Paradójicamente, el fenómeno de la poligamia es recurrente entre los hombres ricos. Hombres de negocio de Hong Kong que realizan frecuentes viajes a Guangdong, toman una segunda esposa entre las emigrantes de esta provincia pobre.

Víctimas mortales del cambio climático

Las mujeres también son las que sufren en mayor parte otra de las grandes crisis que se ha desarrollado como consecuencia directa del capitalismo: el cambio climático. El calentamiento atmosférico como resultado de 150 años de industrialización, emisiones de CO2 y contaminación, será un importante tema en las manifestaciones del 8 de marzo de este año en todo el mundo. Según la “Women’s Environment and Development Organisation” las mujeres y los niños tienen un riesgo 14 veces mayor de morir en un desastre natural que un hombre. En el tsunami en Asia del 2004, del 70 al 80% de aquellos que murieron fueron mujeres. Después de fenómenos como los terremotos y los huracanes, con escasos recursos, las mujeres pobres tienen menos posibilidades de obtener ayudas o compensaciones, y tienen un mayor riesgo de sufrir infecciones subsecuentes cuando cuidan de ancianos y niños.

El calentamiento global ya está causando una carga adicional para las mujeres, particularmente en los países neocoloniales. Son ellas las que cada vez tienen que caminar más lejos en busca de agua. Son ellas las que realizan la mayor parte del trabajo agrícola, que se vuelve cada vez más duro en las áreas afectadas por sequías o inundaciones.

En el Día Internacional de la Mujer del año pasado (2009), las mujeres militantes de la red “Vía Campesina” expresaron su ira contra la deforestación causada por el imperialismo y contra la amenaza a la biodiversidad de Brasil. En Brasilia, cientos de mujeres ocuparon el Departamento de Agricultura. En Rio Grande do Sul, 700 mujeres ocuparon las tierras pertenecientes a la compañía papelera Votorantim Cellulose, y plantaciones de eucalipto fueron saboteadas. En otros lugares, compañías mineras, plantaciones de caña de azúcar, la multinacional papelera Stora Enso, y grandes propiedades fueron ocupadas. En Espiritu Santo, miles de mujeres tomaron el puerto de Portocel y sabotearon una gran cantidad de exportaciones de celulosa. La deforestación es responsable de un incremento del 20% en las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Los bosques deben ser puestos bajo protección inmediatamente. Pero el fracaso de los líderes mundiales en la cumbre de las Naciones Unidas en Copenhague significa que no hay ni siquiera un acuerdo de obligado cumplimiento en medidas para frenar el cambio climático.

La vida bajo el capitalismo se endurece para las mujeres obreras y pobres

Durante décadas, la “solución” a la opresión y la pobreza que rutinariamente ofrecían los políticos y economistas ha sido un mayor desarrollo de las economías de libre mercado – ¡más capitalismo! Si los países pobres abrieran sus economías al capitalismo internacional, entonces con el tiempo alcanzarían los mismos niveles de vida que en Occidente – este era el mantra del neoliberalismo. Nada podría estar más lejos de la verdad.

Con su crisis, el capitalismo se ha censurado a sí mismo como sistema. Agencias financieras globales tales como el FMI y el Banco Mundial, con un rol decisivo dentro del sistema capitalista internacional, generalmente han continuado demandando desregularizaciones y recortes de gastos en sanidad y educación como condiciones para ofrecer préstamos a los países más afectados por la crisis. Como si las desregularización no fueran las que incrementaron la exposición de estos países a la crisis financiera internacional en primer lugar.

Se estima que la inversión extranjera en países en vía de desarrollo cayó un tercio el año pasado. Similarmente, la continúa confianza en las soluciones basadas en el mercado, como el comercio de los derechos de emisiones, solamente han tenido como resultado que las emisiones de gases de efecto invernadero hayan seguido subiendo. Nuevos ataques a unos sistemas de protección social que ya habían sido reducidos, significa que la crisis está golpeando aún con más fuerza a la mayoría de la población. En Ucrania, el FMI suspendió su último crédito en protesta contra la decisión del parlamento de aumentar el salario mínimo un 25%. En la mayoría de los países, por supuesto, el “salario mínimo” significa el salario de las mujeres. En Letonia, el gobierno ha obedecido los dictados del FMI y los acreedores extranjeros, con el resultado de que el gasto salarial en el sector público ha caído un 40%, y la mitad de los hospitales del país han cerrado.

La cuestión fundamental para las mujeres en muchas partes del mundo en el futuro inmediato será la lucha contra los históricos recortes en el estado del bienestar que los gobiernos están planeando. Donde existen protecciones financiadas públicamente como sanidad, cuidado de ancianos, guarderías, pensiones, permisos de trabajo para padres o por enfermedad, becas para estudiantes, etc. están han sido reformas muy importantes que han beneficiado especialmente a las mujeres de la clase obrera. Las labores domésticas sin retribución han sido, en parte, tomadas por la sociedad, permitiendo que las mujeres puedan trabajar y sean menos dependientes económicamente de los hombres. Pero nunca antes los políticos alrededor del mundo han sido obligados a adoptar las medidas de rescate del último año para salvar al sistema financiero capitalista. Los billones de dólares en ayudas a los bancos tendrán que ser devueltos y, mientras el capitalismo continúe, podemos estar seguros de que los directores que causaron la crisis no serán los que paguen por ella. En su lugar, el peso de este pago será puesto sobre los hombres de las mujeres, trabajadores, personas mayores, jóvenes y enfermos.

Cualquier idea de que el desarrollo del capitalismo conduce a la igualdad sexual es fácilmente desaprobada simplemente con mirar a países con 150-200 años de desarrollo del capitalismo. En Suecia, considerado uno de los países más igualitarios y que tiene un relativamente bien desarrollado sistema de protección social (aunque éste ha sido drásticamente reducido durante un período de más de dos décadas) las mujeres que trabajan a tiempo completo no ganan más del 83% del salario de un hombre. El mercado de trabajo está extremadamente segregado por géneros, con las mujeres principalmente en el sector público, donde el incremento de los salarios ha sido más lento. Suecia tiene una de las proporciones más altas de violaciones denunciadas en Europa y, junto con Gran Bretaña, están a cabeza por las menores proporciones de violaciones denunciadas que son procesadas (sólo el 13%). Estos son ejemplos claros de cómo estados capitalistas aparentemente “progresistas” perpetúan la subordinación de la mujer.

Opresión a las mujeres

La opresión a las mujeres tiene su origen en la sociedad de clases que ha existido durante más de 5.000 años. Hubo un cambio extenso y realizado durante un largo periodo de tiempo desde el comunismo primitivo bajo el cual la tierra, herramientas, casas, eran poseídas en común, a la propiedad privada. La familia “monógama” se desarrolló ya que se desarrolló un exceso en la sociedad que podía ser apropiado. La riqueza personal, aunque fuera escasa al principio, necesitaba ser protegida de los “forasteros”. La familia se convirtió en la institución en la que los hombres controlaban la propiedad y ejercitaban poder en la sociedad. La palabra “familia” viene del latín “familia”, que significa “el número total de esclavos que pertenecen a un amo”. En la China de los emperadores, por ejemplo, el vendar los pies de las mujeres era una práctica común entre las familias privilegiadas. Como explica el proverbio, esto no se hacía para “hacerlas bellas como un arco curvado, sino para refrenar a las mujeres cuando salen de su casa”.

El capitalismo es también una sociedad de clases que se ha desarrollado y adaptado continuamente la opresión a las mujeres para ajustarla a sus necesidades y a las demandas de la producción moderna. En la familia de hoy, el dominio del macho todavía se manifiesta. Las mujeres realizan la vasta mayoría del trabajo del hogar no retribuido. Esto incluye tanto trabajo emocional – cuidado de los niños, de los ancianos, compañeros – como también tareas arduas como cocinar, limpiar y hacer la colada. Las cuatro paredes del hogar son frecuentemente el lugar donde el hombre ejerce violencia sobre la mujer. Amnistía Internacional estima que al menos una de cada tres mujeres en el mundo son golpeadas, forzadas a tener sexo, o expuestas a abusos durante su vida.

El dominio del hombre en el hogar ha sido usado como un mecanismo para inculcar en mujeres y niños la idea de sumisión a la autoridad. Ésta ha sido desafiada y ha habido cambios en muchos países, pero aún corre en gran parte en la sociedad. Niñas y niños tienen generalmente una educación diferente debido a la presión social y las circunstancias que les rodean. Esto incluso se convirtió en una idea de negocios del capitalismo moderno cuando el centro comercial nació en el siglo XIX, y se creó el ideal burgués de feminidad, con las mujeres convertidas en objetos. La moda, la belleza y la publicidad son mega-industrias que tienen un gran interés económico en perpetuar la idea de que no se es una mujer “de verdad” sin gastar una cantidad considerable de tiempo y dinero en “mejorar” nuestra apariencia.

El sexo masculino es aún considerado en la mayoría de las sociedades como superior al femenino, pese a cualquier ley antidiscriminación que exista. Un niño aprende pronto en su vida a estar orgulloso de su sexo, mientras que una chica debe refrenarse. Un chico que está interesado en cosas típicamente “de chicas” corre el riesgo de ser llamado gay. Los homosexuales entienden desde una edad temprana que su orientación sexual les puede dar un estatus más bajo en la sociedad y hacerles vulnerables a ataques. Alrededor del mundo, las palabras relacionadas con las mujeres y el sexo sin amor son usadas como palabras soeces.

La opresión sexual persigue a las mujeres en todo el mundo y a lo largo de toda su vida, y uno de los requisitos más importantes en la lucha de las mujeres en cualquier lugar es “el derecho de las mujeres a sus propios cuerpos”. Los violadores se mueven por la idea de que tienen derecho a tomar una mujer bajo su control. Aunque la mayoría de los hombres se distancian de los abusos violentos, el acoso sexual es algo que ha sido experimentado por la mayoría de las mujeres. Cuando la proporción de mujeres en un centro de trabajo cae, y cuando el ritmo de trabajo aumenta, los sindicatos denuncian que el acoso sexual también sube.

El derecho a una mujer a su propio cuerpo también implica el derecho al aborto. En todo el mundo, 70.000 mujeres mueren cada año a causa de abortos inseguros. El 40% de las mujeres viven en países donde el derecho al aborto está severamente restringido. Incluso donde el aborto es legal, abortos ilegales e inseguros continúan realizándose, por ejemplo en India, porque, para muchas mujeres, el acceso a la medicina profesional es demasiado caro. El acceso gratuito a los anticonceptivos y productos sanitarios son también demandas importantes. En Uganda, muchas chicas se ven forzadas a dejar la escuela cuando llegan a los 13 años, porque no se pueden permitir comprar productos para la regla. Las mujeres son con frecuencia refrenadas psicológicamente, no solamente por el miedo a ser violadas, un sentimiento de vergüenza sobre sus cuerpos, sufrimiento psicológico durante el embarazo y el parto, etc. Tanto en países ricos como pobres, a las mujeres se les deniega el placer sexual, con efectos adversos sobre su salud. (La mutilación genital a través de la circuncisión femenina, realizada tanto en Europa como en África y otros lugares, es solamente la más espantosa ilustración de esta forma de discriminación.)

Orígenes del Día Internacional de la Mujer

La decisión de celebrar anualmente un Día Internacional de la Mujer con el objetivo de fortalecer la lucha de todas las mujeres para obtener el derecho a sufragio fue tomada en 1910. La convocatoria vino desde la Conferencia de Mujeres de la Segunda Internacional Socialista en Copenhague en ese año, con 170 participantes de 17 países. La iniciativa fue puesta sobre la mesa por Clara Zetkin que era una activista en el movimiento obrero alemán e internacional. Ella ya había sido durante muchos años la editora en jefe del periódico de la Asociación Socialista de Mujeres Die Gleichheit (Igualdad), con una circulación de 112.000 ejemplares. Ella hizo campaña sin descanso para que las mujeres se organizaran. A sus colegas masculinos en el partido explicó, “solo en conjunción con la mujer proletaria el socialismo será victorioso”. Zetkin dijo que mientras los socialistas apoyaban las demandas de justicia de la mujer burguesa, las mujeres trabajadoras deben crear sus propias organizaciones de clase. Esto demostró ser completamente cierto. Para lograr el sufragio femenino (el derecho al voto) fueron necesarios métodos de lucha de la clase trabajadora.

El Día Internacional de la Mujer fue originalmente conocido como el “Día de la Mujer Trabajadora”, y fue celebrado cada año en una fecha diferente a principios de la primavera. Hasta 1921, la Internacional Comunista, de nuevo a iniciativa de Zetkin, no había decidido que la fecha debía ser la del 8 de marzo cada año. Esto se hizo también para hacer notar el hecho de que en 1917 la Revolución Rusa había estallado en el Día Internacional de la Mujer – el 8 de marzo (pero el 23 de febrero según el antiguo calendario ruso). Ese día, 90.000 mujeres trabajadoras del sector textil, dejaron las fábricas en una huelga espontanea pidiendo pan y paz, que después creció en escala y no se detuvo hasta que el Zar fue derrocado. La revolución continuó y la toma de poder por parte de trabajadores y campesinos en octubre de 1917 dio un fantástico empuje a los trabajadores y mujeres alrededor del mundo. La Rusia revolucionaria fue el primer país en el mundo donde hombres y mujeres tenían los mismos derechos dentro de la familia, derecho al aborto, derecho a matrimonio civil (no religioso) y divorcio, prohibición de acoso sexual, derechos para gays, lesbianas y transexuales, y ocho semanas de permiso de maternidad. La revolución introdujo guarderías y lavanderías municipales y cantinas públicas, incluso cuando los recursos para mantenerlos eran muy pequeños.

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Urgente lucha por el socialismo

La principal lección del siglo que ha pasado desde el primer Día Internacional de la Mujer es que el ritmo del cambio es demasiado lento. No podemos permitirnos esperar otros 100 años. ¿Cuántos millones de mujeres serán violadas, pasarán hambre, morirán en desastres naturales, desastres debidos al cambio climático y en guerras mientras tanto? La lección más importante del pasado año es que no podemos tener confianza en un sistema económico que entra en crisis a intervalos regulares, y donde las mejoras ganadas a través de la lucha son constantemente barridas. No estamos impresionados porque más mujeres lleguen a ser directoras o grandes mujeres de negocios, si este sistema, basado en enormes diferencias de clases y con una mayoría viviendo en la pobreza, continúa.

De ahí la necesidad de un programa socialista para la lucha de las mujeres, apuntando a una dirección revolucionaria, por el derrocamiento del capitalismo. En una sociedad socialista democrática donde la propiedad y el control de la economía y el poder del estado están en manos de los trabajadores, los pobres y las mujeres, habría amplios recursos para invertir en medidas efectivas para transformar la vida de las mujeres. Relaciones económicas y sociales alternativas en una sociedad socialista pondría las bases para una erradicación del sexismo y relegar al pasado la idea de roles diferentes para cada género, ya que la opresión contra las mujeres habría llegado a su fin.

Una revolución solo puede vencer si las mujeres están al frente. En el año pasado, 2009, fueron quizás las mujeres de Irán las más valientes luchadoras internacionalmente. Ellas siguieron formando una gran parte de las manifestaciones de masas contra el régimen dictatorial de Ahmadinejad, incluso descubriendo sus cabezas y marchando ruidosamente en manifestaciones de ambos sexos. Décadas de rabia contra la opresión están ahora hirviendo en Irán y el movimiento está muy lejos de su fin, pero para derrocar el régimen es necesario que la lucha de los trabajadores esté más basada en la lucha de clases.

Las mujeres conforman al menos la mitad de la población trabajadora mundial, y los trabajadores en todas partes necesitan partidos socialistas, sindicatos de lucha y movimientos comunitarios combativos que incluyan a mujeres de la clase trabajadora para llevar la lucha hacia adelante. No debemos nunca permitir actitudes sexistas entre los hombres que dividan y debiliten la lucha.

A pesar de que 100 años han pasado y la liberación de las mujeres de su doble opresión no ha sido alcanzada, es inspirador que las tradiciones revolucionarias y socialistas del Día Internacional de la Mujer sobrevivan y que siga ejerciendo una importante influencia para unir y fortalecer a aquellos que están luchando contra el capitalismo y la opresión en todas partes del mundo. Esto es necesario, y es el camino decisivo hacia la victoria.

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