Los trabajadores demuestran su deseo de resistencia, ¿pero cuáles deben ser los siguientes pasos?
Más de 300.000 funcionarios públicos portugueses fueron a una huelga de 24 horas
El jueves 4 de marzo, más de 300.000 funcionarios públicos fueron a una huelga de 24 horas. Fue convocada, inicialmente, por el ‘Frente Común’, una coalición de sindicatos de la CGTP, después apoyada por la FESAP-UGT y el resto de los sindicatos del sector público, en oposición al duro presupuesto de austeridad que será votado por el parlamento esta semana. Según las cifras de los sindicatos, se estima que el 80% de los trabajadores en el sector público participaron en la huelga, con la mayoría de los servicios completamente cerrados o funcionando a niveles muy bajos. Escuelas, hospitales, centros de salud, juzgados, servicios municipales, de recogida de basura, transporte, etc. fueron todos paralizados, con una capa significativa de trabajadores en huelga por primera vez. Por ejemplo, en el ayuntamiento de Lisboa, el servicio de atención al cliente estuvo completamente cerrado, al igual que la biblioteca – que no habían participado en huelgas anteriores. Más del 80% de los bomberos participaron, y más del 70% de los servicios de limpieza de la ciudad.
Los medios de comunicación informaron de que hubo una reducción del tráfico en las grandes ciudades durante todo el día, revelando el impacto de la huelga en todo el país. Como es común, trataron de denigrar a los huelguistas, entrevistando a los usuarios de los servicios y preguntándoles si habían sufrido algún perjuicio. La novedad fue el número significativo de personas que, aunque declararon que habían sido afectados, entendían las razones de la huelga.
Algunos directores de la administración pública trataron de romper el impacto de la huelga, en algunos casos utilizando a trabajadores temporales o desempleados, aquellos que tienen menos capacidad para seguir una huelga, como esquiroles para llevar algunos servicios. En la misma línea, el gobierno del llamado Partido Socialista (PS) de José Sócrates, está ridículamente hablando de una participación del 14%, ya que trata de minar la masiva participación y la gran corriente de simpatía en la población.
La UGT, el segundo mayor sindicato de Portugal, está cercano al PS y normalmente se muestran poco dispuestos a actuar. Sin embargo, incluso sus líderes convocaron a sus miembros a unirse al movimiento huelguista. Esto es solo un reflejo de la creciente presión sobre los sindicatos para acabar con la política de colaboración entre clases y moverse hacia una lucha sin compromiso contra la nueva ofensiva, y contra el gobierno, que representa los intereses de la clase capitalista y los especuladores, y no a la gente común y sus dificultades.
El gobierno está a punto de anunciar a la Comisión de la Unión Europea los detalles de su plan de ‘estabilidad’ a medio plazo para paliar el déficit presupuestario del país. Esto incluirá grandes recortes al gasto público, aumento de los impuestos indirectos, sustitución de solamente la mitad de los puestos de trabajo perdidos en el sector público, 4 años de congelamiento de los salarios para los funcionarios, recortes en pensiones y una nueva ola de privatizaciones. Estas medidas pretenden reducir el déficit record del 9,3% del PIB hasta menos del 3% en 2013.
Sin embargo, lejos de traer cualquier forma de ‘estabilidad’, este plan está solamente sentando las bases para una nueva caída de la economía, que apenas ha comenzado a salir de la recesión. Paulo Taborda, del Frente Común, resumió: "Si no hay aumento de los salarios, la gente no tendrá dinero para gastar y la economía no podrá volver a crecer de nuevo".
Se espera de la clase obrera portuguesa, que ya vive con los salarios más bajos de la eurozona, que acepte nuevos sacrificios. Pero el sector bancario, que es responsable de la crisis, ha vuelto a los niveles de beneficio de los ‘buenos viejos tiempos’, con la ayuda y el rescate financiero del gobierno ‘socialista’. Los capitalistas están siendo recompensados de nuevo con una nueva avalancha de privatizaciones – por valor de 6.000 millones de euros – anunciado por el Ministro de Economía Teixeira dos Santos. Ésta incluye la aerolínea TAP, el servicio postal CTT y la compañía de seguros de titularidad pública CGP.
recortes y la austeridad sin precedentes del gobierno no lo salvarán
La Unión Europea está poniendo una gran presión sobre el gobierno portugués para que implemente recortes salvajes. En los últimos meses, los representantes del gobierno han hecho todo lo posible para evitar una comparación con la situación en Grecia, y apaciguar a los inversores financieros, compradores de deuda portuguesa, y a las agencias de calificación crediticia. Pero, al mismo tiempo, están utilizando cada vez más el ejemplo de las duras medidas tomadas contra la clase obrera griega como una amenaza a los trabajadores portugueses si continúan resistiendo. Y esto a pesar de que, según dos Santos, el plan de austeridad portugués no es "menos ambicioso" que el griego.
El gobierno claramente está preparándose para una confrontación directa contra los trabajadores, con el decidido propósito de hacerles pagar por la crisis creada por la patronal y los banqueros. Sócrates constantemente señala la trayectoria del gobierno en este tipo de planes. Y, cuando se encontró con el escepticismo de los mercados financieros sobre si el gobierno puede realmente completarlo, dos Santos alardeó como sigue: "Lo hicimos en el pasado y lo haremos de nuevo… Somos los mismos."
Es verdad que los anteriores gobiernos del PS fueron los principales arquitectos de los ataques históricos contra el sector público en años recientes, y han dejado un importante legado en políticas contra la clase obrera. En 2005, año en el que Sócrates llegó al poder, el déficit era del 6,1%, que fue drásticamente reducido al 2,6% en dos años. La situación de hoy, sin embargo, es muy diferente. Obligar a la clase obrera a aceptar un nuevo asalto masivo de este tipo es un desafío diferente. Los trabajadores han sufrido ya un recorte del 7% en sus salarios reales en la última década, según el Financial Times (5 de marzo). Y el PS fue elegido en base a una retórica neo-keynesiana, prometiendo grandes aumentos en gasto público. Además, ha perdido su mayoría en el parlamento. El enfado contra el gobierno, y las acciones militantes y huelgas han indo en ascenso últimamente. Así que para el gobierno, a pesar de toda su ‘experiencia’, será muy difícil evitar una rebelión masiva desde abajo.
capitalistas deberían apretarse el cinturón
En un movimiento populista, el nuevo presupuesto incluye una retención del 50% sobre los incentivos e los banqueros. Pero esto es solo una medida cosmética para promover la idea de que, ‘todos estamos en el mismo barco, todos tenemos que hacer sacrificios’. Una fuente oficial del departamento económico declaró que esta medida es una maniobra con el propósito de "al menos, calmar al Bloque de Izquierdas".
Mientras este impuesto casi no golpeará las gigantescas ganancias de los grandes banqueros, más y más personas de las secciones más pobres tienen que depender de las ayudas a la alimentación o al mercado negro para sobrevivir. Según un reciente estudio de Worldpanel, casi tres millones de portugueses están experimentando serias dificultades para llegar a final de mes todos los meses, y el 72% de los que participaron en el estudio dijeron que estaban ‘apretándose el cinturón’.
Algunos comentaristas hablan de la ‘latinoamericanización’ de Portugal. Alrededor del 20% de los portugueses viven por debajo del nivel de pobreza. Y el Sunday Times escribió que el "contraste entre el poblado chabolista infectado por drogas al borde de Lisboa, conocido como Cova da Moura, y las grandes mansiones con piscina, urbanizaciones cerradas y hoteles de lujo de la costa de Cascais reflejan la mayor brecha entre ricos y pobres de cualquier país europeo." (14 de febrero)
Al mismo tiempo, a pesar de los esfuerzos del gobierno de convencer a la gente de que el país está ‘en vías de recuperación’, el número de personas uniéndose a las colas del paro continúa creciendo en cientos de personas cada día. La cifra oficial ha alcanzado niveles no vistos desde 1986, y más de un tercio de los desempleados no tienen acceso a ayudas del gobierno. Mientras 108.000 puestos de trabajos fueron destruidos en 2009, 75.000 personas más perderán su empleo durante 2010 según las proyecciones más optimistas.
Incluso para los que tienen trabajo, la situación se está volviéndo cada vez más difícil. Cifras recientes del Eurostat muestran que los jóvenes viven durante más tiempo con sus padres, y se ven obligados a aceptar trabajo precario y contratos temporales. De hecho, el 54,2% de los jóvenes entre 15 y 24 años están contratados temporalmente, una cifra significativamente más alta que la media europea.
a por protestas masivas y un futuro socialista
La reciente huelga ha sido un éxito y ha mostrado que los trabajadores están preparados para la lucha. Desafortunadamente, los líderes sindicales no convocaron grandes manifestaciones o mítines, y esto permitió al gobierno y a la prensa capitalista hablar de una resistencia de los trabajadores menor de la que hubo, a pesar de la abrumadora evidencia en contra.
Otro problema expresado por algunos activistas fue la falta de coordinación entre los sindicatos del sector público con algunos de los otros sindicatos que tienen una fuerte presencia en el sector público como aquellos en Carris (autobuses lisboetas), TAP o EDP (electricidad). La acción coordinada y unida será esencial en las luchas que vendrán en los próximos meses. Los nuevos ataques en los salarios y los derechos sociales significarán que los sindicatos tendrán que crear un programa para construir la resistencia de masas más efectiva.
El 4 de marzo se produjo el segundo día de acción sindical por parte de los trabajadores del sector público este año, después de la manifestación de 50.000 personas en Lisboa en febrero. El ánimo de los militantes también se había encendido por las huelgas en otros sectores, siendo la reciente y exitosa huelga de tres días del personal de enfermería uno de los ejemplos que más inspiraban.
La manifestación de 50.000 personas en Lisboa en febrero
Pero se necesita más para derrotar los ataques del gobierno. Los sindicatos deben moverse desde una acción defensiva y dispersa a una estrategia ofensiva y bien planeada de huelgas. Este debe tener el objetivo no solo de derrotar el presente plan de austeridad del gobierno, sino también de reconquistar antiguos derechos. El sector privado debe estar involucrado para romper la estrategia de "divide y vencerás" del poder establecido, que trata de mostrar a los funcionarios como un ‘estamento privilegiado’. En realidad, por supuesto, los ataques al sector público serán usados para minar los salarios y condiciones de los trabajadores del sector privado. Ésta en la razón por la que una respuesta unitaria, con una huelga general de 24 horas de todos los trabajadores, debe ser el siguiente paso en las movilizaciones.
Desde abril de 2005, los sindicatos del sector público han convocado ocho huelgas a nivel nacional. Pero la cuestión de la eficiencia de esta estrategia debe ser discutida. En términos generales, estas huelgas no han tenido éxito en revertir la espiral de caída de los niveles de vida y destrucción de empleos del sector público.
La CGTP ha convocado nuevas acciones, y es probable que haya nuevas huelgas en abril y mayo. Pero el propósito de tales huelgas no debe ser solamente la de disipar parte de la ira, o como un instrumento de presión en la mesa de negociación. Deben servir como un comienzo de una lucha consistente con el objetivo de derrotar todos y cada uno de los ataques de la patronal y su gobierno. Teixeira dos Santos dijo que el gobierno estaba "preparado para resistir las huelgas y las protestas de los sindicatos". Por su parte, los trabajadores deben también estar preparados para esta inevitable confrontación. Debe crearse un programa claro de acción, discutido y organizado en cada centro de trabajo, para preparar a una mayor parte de la clase obrera para una estrategia de acción a largo plazo, y para la contraofensiva.
Fundamentalmente, dentro del marco capitalista, no hay salida de esta crisis. Toda la oferta se limita a ataques para los trabajadores, los jóvenes y los pobres en general. Solamente una genuina política socialista, basada en la propiedad pública de los sectores clave de la economía, puede garantizar una salida viable, ofreciendo a la mayoría los medios para controlar su propio futuro. Esto solo puede lograrse mediante una lucha masiva e independiente de la clase obrera. Esto necesita vincular el destino de los trabajadores portugueses con las luchas que están estallando en otros países de Europa, donde los trabajadores están enfrentándose con similares ataques e, igualmente, un futuro desolador.
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