Avanzamos al socialismo o la lucha boliviana fracasará
mundosocialista.net
En las elecciones de diciembre y abril, una vez más las masas oprimidas mostraron su deseo por cambios fundamentales para erradicar los problemas profundos que siguen plagando este país.
El pueblo dio una victoria contundente a Evo Morales quien ganó la Presidencia con 64% y el MAS capturó el control absoluto del Senado y la Cámara de Diputados y eligió las gobernaciones en 6 de 9 Departamentos y los alcaldes en 196 de los 337 Municipios.
En parte, fue una aprobación de los cambios recientes, las nacionalizaciones parciales, los bonos, etc. Pero más que todo, fue un voto por un mejor futuro a base de cambios profundos.
Sin embargo, en el fondo el MAS está siguiendo el camino de un partido tradicional, buscando consolidar su poder mediante pactos con la derecha; una mezcla de reformas populistas y política neoliberal y el fortalecimiento de una burocracia estatal.
Tras numerosos éxitos electorales y luchas victoriosas, la lucha boliviana se encuentra en una encrucijada: o bien movilizamos las masas y avanzamos al socialismo o se profundizará la tendencia hacia la burocratización y derechización, causando el fracaso de la lucha boliviana.
Pactos y burocratización nos dirigirán al fracaso.
Últimamente, el MAS ha continuado con los pactos con la derecha similares a los que vimos en diciembre con las alianzas con sectores empresariales y la Unión Juvenil Cruceñista y en abril con los candidatos de la derecha. Ahora hay más pactos en las pugnas por el control concejal.
Así también el MAS profundiza la burocratización, actuando sin participación alguna de las bases.
Los dirigentes sindicales y campesinos que ahora se encuentran dentro del gobierno también juegan un rol conservador. La dirección nacional de la COB se demostró esto en la lucha por un aumento salarial justo (ver la página.8).
En el escenario económico hay contradicciones profundas entre el discurso anti-capitalista de Morales y el respeto por las transnacionales mineras y petrolíferas y los contratos con empresas como Jindal.
El gobierno justifica sus acciones como una "estrategia" de realizar cambios democráticos y pacíficos, pero en realidad está tirando un salvavidas a la derecha que ya había sido derrocado en las Guerras del Gas y en septiembre del 2008 y que todavía podría ser derrumbado por las masas y un programa socialista.
Sin embargo, con la "estrategia" actual del gobierno, la derecha sigue viva; mantiene su poder económico y una presencia política. Por el otro lado, las masas son desmovilizadas, no sienten cambios concretos y la frustración y división está creciendo.
Esto es peligroso porque si los movimientos sociales se debilitan, la derecha no será "democrática" ni "pacífica" Recuperará su control y derrotará los cambios mediante la represión brutal del pueblo.
Necesitamos democracia de base y el socialismo.
No se puede ganar la lucha mediante pactos con la derecha y maniobras burocráticas. Para contrarrestar esto y encaminarnos al socialismo, necesitamos democracia de base en los movimientos sociales.
La base del MAS, los sindicatos, las federaciones de campesinos, las OTBs y los sectores profesionales y estudiantiles revolucionarios tienen que luchar por ella.
Debemos organizar asambleas populares en las ciudades principales para establecer bloques por la democracia de base en el MAS y demás sectores.
Una Bolivia socialista es posible
Con semejante control sobre el aparato estatal, si el MAS se enfocara en la organización y movilización de los millones de oprimidos de su base, podríamos avanzar al socialismo:
1) Podríamos organizar escuelas de formación socialista en las fábricas y sitios de trabajo, los OTBs y barrios pobres, el campo y las comunidades indígenas y en las universidades y cuarteles.
2) Podríamos organizar estos en comités de lucha y autodefensa para unir los sectores oprimidos y garantizar la democracia de base.
3) Podríamos movilizar a los trabajadores para nacionalizar las transnacionales y grandes empresas bajo el control democrático de los trabajadores y el pueblo y orientar la producción a nuestras necesidades.
4) Podríamos movilizar a los campesinos indígenas para expropiar las tierras de los latifundistas bajo el control de los campesinos y asegurar la seguridad alimenticia de todos.
5) Un gobierno socialista de los trabajadores y campesinos indígenas podría facilitar la planificación solidaria de las economías de Bolivia, Venezuela, Ecuador y Cuba y llamar a los demás sectores oprimidos del mundo a hacer sus propias revoluciones y construir un mundo justo, libre de pobreza y desigualdad.
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