Grecia queda la escena de un conflicto agudo entre trabajo y capital. Los capitalistas quieren imponer una política de austeridad muy dura, por la fuerza si necesario. El primer ministro, Papandreou del PASOK (equivalente griego del PS), dio un paso más allá: para romper la huelga de los camioneros, usó del ejército. Las protestaciones de los camioneros concernían la liberalización del sector. Después de seis días de huelgas, amplios sectores de la economía estaban afectados.
El ejercito contra los huelguistas
La semana pasada fue marcada por la huelga de los camioneros griegos en oposición a la liberalización del sector que va a provocar, por supuesto, una degradación de las condiciones de trabajo y de los sueldos. Para el gobierno griego, no era más que un aspecto de la severa política de austeridad que quiere imponer a los trabajadores para que paguen la crisis.
Está huelga provocó penurias y eso en plena temporada turística. Para la burguesía y su gobierno, eso era inaceptable. Para presionar los huelguistas, el ejército tomó a su cargo el abastecimiento. Históricamente, es un asunto muy sensible, usar el ejército para romper una huelga es una referencia directa al periodo de la dictadura militar de los coroneles (1967-1974) cuando la burguesía había impuesto el silencio al movimiento obrero griego. En esa época, la posibilidad de un gobierno encabezado por Papandreou padre e incluyendo también a los “comunistas” fue pretexto para un golpe de estado militar. En el trasfondo de este evento estaba la radicalización en la base de la sociedad. La burguesía temía perder el control del país así que usó de otros medios para reforzarlo.
El hecho que Papandreou hijo use hoy el ejército para romper una huelga es un evento muy importante que ilustra de un lado que la burguesía esta lista para usar de medios poco democráticos para imponer su dominación y de otra parte la transformación muy profunda de la social-democracia de estas últimas décadas. El PASOK (el partido de Papandreou) ya no tiene una fuerte base militante activa y se convirtió en un partido completamente burgués. Los sindicatos cuyas direcciones están todavía relacionados al PASOK tienen que romper todos los lazos con la social-democracia. Hace ya mucho tiempo que Papandreou dejó claro que había roto todos los lazos con los intereses de los trabajadores y de sus familias.
La huelga de los camioneros demostró el poder potencial de los trabajadores y puso la cuestión: ¿quien tiene derecho a la palabra? Este asunto se clarificó con esta decisión de usar el ejército. Según el gobierno griego, esta huelga amenazaba el orden público, pero no eligió tampoco la manera más eficaz de terminar con la huelga: la retirada de esta medida antisocial. Después de seis días se terminó la huelga.
Esta huelga demostró que las protestas griegas todavía no están terminadas. Hay que unificar la resistencia y construirla en el futuro sobre la solidaridad entre todos los trabajadores de todos los sectores incluso del sector turístico. El movimiento obrero tiene que luchar abiertamente y relacionar lucha con un programa por una alternativa socialista al caos capitalista. El capitalismo nos trae sólo la miseria y la crisis. Si queremos mejorar nuestras vidas, otra sociedad es necesaria: una sociedad liberada de las dictaduras de los mercados, una sociedad democráticamente planificada.
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