Cuba: Amenaza de restauración del capitalismo

Raúl Castro introduce nuevas medidas pro-capitalistas

En septiembre de 2010 el gobierno cubano anunció una serie de “modernizaciones” económicas. Entre las más significativas de éstas se encuentra la propuesta de destruir 500.000 puestos de trabajo en el sector estatal antes de marzo de 2011 como primer paso para una reducción de un millón de empleos. El estado proporcionará licencias que permitirán la creación de la figura de los “cuentapropistas” (auto-empleados) con derecho a contratar otros empleados, no solamente miembros de su familia. Estas medidas son la respuesta del gobierno a un empeoramiento de la situación económica que ha atrapado al país, resultando en un recrudecimiento de los niveles de vida, desabastecimiento de alimentos, y un deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población. Las “reformas” han abierto una discusión dentro de Cuba e internacionalmente entre socialistas sobre el futuro de Cuba y su economía planeada – que, aunque debilitada por medidas burocráticas, hasta el momento sigue mayormente intacta – y la perspectiva de una restauración del capitalismo. Si ésta se produjera, representaría un retroceso para los trabajadores y para el movimiento obrero a nivel mundial. Sin duda serviría internacionalmente a la clase capitalista, y especialmente en Latinoamérica, para desacreditar la idea de socialismo y propagar la idea de que el capitalismo es el único sistema social viable.

El destino de Cuba, por lo tanto, es de crucial importancia no solamente para el pueblo cubano sino para todos los trabajadores y socialistas internacionalmente. Durante los años 1990 y la primera década de este milenio, Cuba y después Venezuela bajo Hugo Chávez, han sido vistas por capas significativas de los trabajadores y jóvenes internacionalmente como los únicos países de “izquierda” que estaban dispuestos a desafiar a George Bush y el imperialismo estadounidense y mostrar que una alternativa es posible.

El capitalismo no ha sido derrocado en Venezuela, a pesar de que Chávez ha introducido algunas reformas progresistas, pero por otra parte, en Cuba, el gobierno defiende la idea de “socialismo”. Al contrario que Venezuela, Cuba tiene una economía planeada centralizada, un sistema de salud pionero universalmente y educación gratuita. Su deseo de enviar miles de doctores y equipos médicos a países golpeados por catástrofes, como en el caso del terremoto en Pakistán y Kashmir, ha asegurado una simpatía masiva por parte de los oprimidos en Asia, África y América Latina y especialmente entre los jóvenes en Europa y Estados Unidos.

La restauración del capitalismo en Cuba sin duda sería otro retroceso, aunque no de la misma magnitud o de las mismas consecuencias que tuvo la restauración del capitalismo en la antigua URSS y el este de Europa en 1989/92. La situación a la que se enfrenta el capitalismo mundial es completamente diferente hoy a la de entonces. Aún así, mientras Cuba es obviamente más pequeña que la antigua URSS y el este de Europa, la restauración del capitalismo tendría serias consecuencias ya que a escala mundial hay más ilusión por Cuba de la que existía por la antigua URSS en el momento de su caída.

La peor crisis económica desde el “Periodo Especial” El destino de Cuba encierra lecciones cruciales para los trabajadores y los socialistas internacionalmente. Cuba verdaderamente se enfrenta con su crisis económica más grave desde el “Periodo Especial” que sigue a la caída de la antigua Unión Soviética. Ésta tuvo terribles consecuencias para Cuba. El PIB bajó la asombrosa cifra del 34%. Se introdujo el racionamiento de comida pero en ocasiones solamente se alcanzó un quinto de los valores nutricionales mínimos recomendados por Naciones Unidas. De acuerdo con algunos estudios, el consumo de calorías cayó desde 3.052 por día en 1989 a 2.099 calorías en 1993. Que el régimen cubano sobreviviera este periodo es un testimonio de la base social y apoyo a la revolución. Esto es especialmente cierto después de la introducción de la ley Helms-Burton en 1996, que fortaleció el embargo de los Estados Unidos en un intento orquestado de estrangular al régimen y hacerlo desaparecer.

El régimen cubano en ese periodo se vio obligado a tomar medidas de emergencia para abrir sectores de la economía como el turismo al mercado privado y la inversión internacional. Esto, junto con el desarrollo de otras iniciativas y los acuerdos energéticos con Chávez en Venezuela, dieron lugar a una estabilización y a una cierta recuperación económica.

Sin embargo, algunas medidas introducidas por el régimen, especialmente la introducción de una economía paralela basada en el dólar en el sector turístico, incrementó las desigualdades entre aquellos con acceso a la economía del dólar y los que se quedaron fuera. Mientras que los comercios que vendían en dólares tenían una gran gama de los productos de consumo más modernos, los que vendían en pesos estaban escasamente abastecidos.

La economía tuvo un crecimiento sostenido en 2003-7 – alcanzando su mayor crecimiento, del 12,1%, en 2006. Sin embargo, desde entonces ha bajado drásticamente. Para 2008, registró un déficit fiscal del 6,7% del PIB – un incremento del 70% comparado con 2007 – y un déficit de pagos de 1.500 millones de dólares. Esto se compara con un superávit de 500 millones de dólares en 2007. La deuda externa de Cuba se ha incrementado hasta los 17.820 millones de dólares en 2007 – 45% del PIB. No pudo hacer frente al pago de su deuda internacional en 2008. Cuba también ha sido golpeada por la caída del precio del níquel, que representa aproximadamente el 25% de las exportaciones cubanas.

Estas nuevas medidas deben ser vistas como una respuesta a este empeoramiento de la crisis económica y el agudo empeoramiento de las condiciones sociales de las masas como consecuencia de ésta. El paquete de ajuste anunciado por el gobierno incluyó una reducción de las importaciones de alimento. Antes de la revolución de 1969-60, el 80% del consumo de alimentos en Cuba era proporcionado desde Cuba. Hoy, el 80% de los alimentos consumido son exportados, lo que demuestra la profundidad de la crisis.

Estos desarrollos recientes están en severo contraste con los enormes logros sociales y económicos que tuvieron lugar al principio de la revolución. Las ventajas y logros que se lograron a través del derrocamiento del latifundismo y el capitalismo y la introducción de la planificación centralizada de la economía eran evidentes entonces.

Los logros de la revolución y la restauración del capitalismo

Fidel Castro defendía, justificadamente, los logros de la revolución en 2008 cuando señaló que desde la revolución la esperanza de vida ha aumentado en casi 19 años. La esperanza de vida media en Cuba es de 77,5 años. La mortalidad infantil se sitúa en 6 de cada 1000 en el primer año de vida – solamente un poco peor que la de Canadá. 30.000 médicos cubanos están trabajando en más de 40 países diferentes. Se introdujeron un sistema de salud muy efectivo y la educación gratuita. El analfabetismo fue erradicado en solo unos pocos años desde la revolución. Estas conquistas fueron mantenidas durante el “Periodo Especial”.

Muchos de estos logros se perderían con la contrarrevolución y restauración del capitalismo. En la Rusia de Putin después de la contrarrevolución capitalista la esperanza de vida de los hombres cayó hasta los 56 años. La restauración del capitalismo en Cuba la arrastrarían a las condiciones económicas y sociales que existen actualmente en Nicaragua o El Salvador. Aún así, esto se está desarrollando como una seria amenaza debido al declive económico que está teniendo lugar.

La razón de esta amenaza emergente se encuentra en este carácter del régimen cubano y su incapacidad para un mayor desarrollo de la economía cubana. Cuba depende y está integrada en el mercado mundial. La globalización de la economía mundial significa que todos los países están vinculados a ella y no pueden escapar de los cambios dentro de ella. Esto fue parcialmente enmascarado en Cuba en el pasado cuando se encontraba atado a subsidios y a la dependencia de la antigua URSS. Desde su caída, el crecimiento del comercio con Venezuela, Canadá, China y España (sus mayores socios comerciales) no la han permitido ser inmune a los desarrollos económicos mundiales. La crisis cubana está demostrando en la práctica la imposibilidad de construir el socialismo en un solo país y la necesidad de extender la revolución y establecer una Federación Democrática Socialista de Latino América y estados Caribeños para planear democráticamente el desarrollo de estas economías. Ésta podría comenzar con el establecimiento de una federación de Cuba, Bolivia y Venezuela para dar un ejemplo práctico de que lo que es posible.

El carácter de la Revolución Cubana

La revolución en Cuba en 1959/60 tuvo como resultado final la extinción del capitalismo y el latifundismo y el establecimiento de una economía planificada y centralizada. Sin embargo, a pesar de disfrutar del apoyo abrumador de los trabajadores y campesinos, no dio como resultado un régimen genuino de democracia de los trabadores. En su lugar, se construyó un aparato de estado burocrático, en contraste con la democracia de los trabajadores y campesinos que tomó el poder en Rusia en 1917 bajo el liderazgo de Lenin, Trotsky y los bolcheviques.

Fidel Castro se apoyó en este aparato de estado burocrático. A pesar del enorme apoyo popular, este régimen gobernó de una manera administrativa y autoritaria. No gobernó de la misma manera brutalmente represiva que el régimen de Stalin que finalmente emergió en Rusia como consecuencia del aislamiento de la revolución y la muerte de Lenin. Las purgas masivas y el culto a la personalidad de Stalin en Rusia no han sido una característica de la Cuba de Castro. Sin embargo, sí que han tenido lugar la represión de minorías y disidentes. Además de la de algunos oponentes políticos, ha habido represión de gays y lesbianas, algo que Fidel Castro ha admitido ahora que fue un “error”.

Burocracia en crisis

En las fases iniciales de la revolución estas deficiencias fueron parcialmente enmascaradas por el desarrollo general de la sociedad y de la economía que fueron posibles gracias a la planificación de la economía y el estatus comercial favorable con la URSS del que disfrutaba Cuba. Incluso entonces, el resultado fueron zig-zags económicos, despilfarro, corrupción e ineficiencias. Esto se ha fortalecido, debido a la pérdida del apoyo económico de la antigua URSS y la profundidad del estancamiento y crisis económicas, y han dado también lugar a la reaparición de otros problemas sociales como la prostitución, de cuya erradicación, como consecuencia de la revolución, el régimen se había jactado.

Una economía planificada necesita control y revisiones democráticas en cada fase y nivel si quiere funcionar y desarrollarse plenamente. Sin esto, los privilegios burocráticos y los métodos jerárquicos y administrativos, que tienen como resultado el despilfarro, deficiencias y corrupción, florecen, y finalmente llevan al estancamiento y la involución. Estos rasgos estaban presentes desde el comienzo del régimen cubano que siguió a la revolución de 1959, aunque ahora asumen unas proporciones crecientes, ya que la crisis se ha intensificado. Leon Trotsky advirtió de este peligro en relación con la antigua Unión Soviética cuando planteó la cuestión: “La burocracia devorará el estado de los trabajadores, o la clase trabajadora limpiará la burocracia.”.

Un sector de la burocracia en Cuba ha llegado a la conclusión que los pasos hacia la restauración del capitalismo ofrecen la salida a esta crisis. Esteban Morales, director del CEHSEU, Centro de Estudios Hemisféricos y Sobre Estados Unidos, en la Universidad de la Habana, y un socialista de izquierdas crítico al régimen, advirtió en su artículo “Corrupción, la verdadera contrarrevolución”, (9-Abril-2010): “Sin duda, se va haciendo evidente, de que hay gentes en posiciones de gobierno y estatal, que se están apalancando financieramente, para cuando la Revolución se caiga, y otros, que pueden tener casi todo preparado para producir el traspaso de los bienes estatales a manos privadas, como tuvo lugar en la antigua URSS.” (ver http://estebanmoralesdominguez.blogspot.com).

Morales cita el caso de la destitución sin una “explicación pública exhaustiva” del General Acevedo, Director del IACC (Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba). Morales concluye que es porque el régimen se avergonzaría de tener que explicar por qué “ese pueblo que la Revolución ha creado, formado técnica y científicamente” ha dilapidado el dinero y los recursos del pueblo. Termina con la hipótesis de que “los jefes pueden estar recibiendo comisiones y abriéndose cuentas bancarias en otros países”. Morales, un respetado escritor sobre la cuestión racial en Cuba, fue expulsado del Partido Comunista de Cuba como consecuencia de este artículo. Esto refleja la lucha y el debate que se desenvuelve dentro del Partido Comunista de Cuba y el régimen en general sobre la ruta a seguir. Ciertamente, existen diferentes alas dentro de la burocracia. La más pro-capitalista tiene su mayor potencia en las fuerzas armadas, con sus propias empresas en diferentes sectores de la economía, y de dónde procede Raúl Castro, hermano de Fidel.

Desde que Raúl Castro llegó al poder, cuando oficialmente reemplazó a su hermano Fidel como jefe de Estado, se estima que ha sustituido al 60% de los ministros de gobierno, trayendo durante este proceso a personas cercanas a él. Ha tomado pasos tentativos hacia el llamado “camino chino” y han tenido lugar una serie de reuniones e intercambios con el régimen chino. Se apoyó en las experiencias de Europa del Este durante la visita del último líder de la República Democrática Alemana, Hans Modrow.

“Cuentapropistas” y la economía planificada Recientemente anunció las concesiones de licencias a ciudadanos para convertirse en auto empleados. También ha habido algunos cambios en propiedad de tierras y la apertura de algunos mercados de granjeros fuera del control del estado.

Sin embargo, aunque estos pasos son significativos, y representan la introducción del algunos elementos capitalistas en la economía, en este etapa son limitados y siguen siendo precarios. Permanecen bajo control del estado y no han tocado aún los principales y decisivos rasgos de la economía planificada.

Los “cuentapropistas” permitirán a la gente convertirse en auto empleados y a las empresas contratar a un número limitado de trabajadores. Se aplicará a fontaneros, electricistas, peluqueros y algunos otros sectores. Esta “reforma” también fue introducida durante el Periodo Especial en los años 1990. Llegó a haber un máximo de 200.000 “cuentapropistas”. Estos fueron reducidos cuando Fidel Castro centralizó de nuevo la economía.

El establecimiento de “cuentapropistas” todavía requerirá permiso del estado. El año pasado, el número total de empleados en esta categoría fue de 143.000 personas, de una población activa estimada en 5,7 millones. Sin embargo, hay además un gran número de empleados del estado que toman “trabajos adicionales” para llegar a final de mes.

Por primera vez se ha introducido un sistema fiscal para estas pequeñas empresas. Los impuestos no son pagados en Cuba. Por primera vez desde 1968, las pequeñas empresas de 83 categorías profesionales serán capaces de contratar empleados que no sean miembros de la familia. En 1968, Castro nacionalizó todos los pequeños negocios y empresas de la isla. Militante, el predecesor del Partido Socialista (CIT en Inglaterra y Gales) y el CIT se opusieron a esta medida.

La nacionalización de pequeños negocios, tiendas, etc. sin duda incrementó la burocratización y la ineficacia en muchos sectores. La introducción de una economía centralizada democráticamente planificada necesita estar basada en la propiedad del estado de las empresas decisivas y bancos que controlan la economía. Sin embargo, no es necesario nacionalizar cada peluquería y pequeña empresa. Más bien, el establecimiento de cooperativas locales que pueden comerciar y vincularse con los sectores estatales relevantes es un funcionamiento más eficiente de estos sectores económicos.

Estas medidas fueron tomadas en 1968, parcialmente en respuesta a los levantamientos que estaban sacudiendo Europa del Este – especialmente el movimiento en Checoslovaquia – bajo la presión de la burocracia de la antigua URSS. Castro admitió en 2005: “entre todos los errores que podemos haber cometido, el más grande fue el de creer que alguien realmente sabía algo sobre el socialismo” – refiriéndose a la Unión Soviética. “Cuando ellos decían ‘ésta es la fórmula’, nosotros pensábamos que lo sabían. Como cuando alguien es un médico”.

Es significativo que Fidel Castro reconociera este error, pero el problema yace en no entender qué alternativa se necesitaba: la introducción de un sistema genuino de control y dirección reales de los trabajadores y la extensión de la revolución a los otros países de América Latina y el Caribe. Esto reflejaba el carácter del estado formado después de la revolución, el cuál surgió del hecho de que la clase trabajadora no estuviera conscientemente a la cabeza de la revolución.

El dilema al que se enfrentaba Fidel Castro, y al que se enfrenta Raúl hoy, es que mientras ellos reconocen que hay una gran crisis, y el problema de la burocratización, sin una alternativa están condenados a ir haciendo eses en su política en busca de una salida a la crisis.

Los problemas que las actuales reformas pueden encontrar ya se experimentaron en las “reformas” agrícolas que fueron introducidas en 2008. Esta es una de las “reformas” más importantes anunciadas hasta ahora, poniendo tierras sin cultivar en manos de granjeros privados y cooperativas. Al final de 2009, 100.000 beneficiarios habían recibido un total de 920.000 hectáreas, equivalentes al 54% de la tierra agrícola sin uso en el país.

Pero mientras que la propiedad ha cambiado, no se permitió un mercado para la compra de insumos, equipamiento o tecnología, para créditos, compra de divisas estables y venta de productos finales. Acopio, la famosamente ineficaz y corrupta agencia de compra y distribución, todavía requiere que los productores agrícolas vendan el 70% de sus cosechas al estado a precios bajos.

Sin embargo, mientras que la presión hacia la restauración del capitalismo está aumentando, no es en absoluto seguro que vaya a completarse. Un obstáculo es el temor de la burocracia cubana de que la apertura de la economía signifique una afluencia de exiliados cubanos reclamando sus propiedades, tierras y fábricas y el barrido del régimen cubano. La burocracia simplemente no podría apoderarse de los bienes del estado como hizo la burocracia en la antigua Unión Soviética. Tienen miedo de que su destino sea más comparable al del antiguo régimen estalinista de Alemania Oriental, que simplemente fue barrido por la capitalista Alemania Occidental y su maquinaria estatal.

Por lo tanto, el régimen cubano está actuando de manera extremadamente cauta y dubitativa. Al anunciar las reformas económicas recientes Raúl Castro también insistió en que “el sistema socialista es irrevocable”. El Ministro de Economía, Marino Murillo, declaró que mientras el rol del estado debe ser reducido en la pequeña empresa, “continuará dirigiendo una economía centralizada”. La prensa internacional dio una gran cantidad de publicidad a la declaración de Fidel Castro al periodista estadounidense Jeffry Goldberg: “el modelo cubano ya no funciona ni para nosotros”.

Esta declaración repetida alrededor del mundo fue interpretada como un repudio del “socialismo” por parte de Castro. Se prestó menos atención a los comentarios que siguieron a esta entrevista en el lanzamiento del segundo volumen de sus memorias cuando argumentó: “Mi idea, como lo saben todos, es que en la actualidad el sistema capitalista no funciona ni para los Estados Unidos ni para el mundo, ya que los lleva de una crisis a la otra, que son cada vez más graves”.

Temor a una crisis social y posibilidad de un modelo híbrido

El mismo régimen es extremadamente cauto al tratar esta crisis y teme desencadenar una crisis social fuera de control que provoque una ruptura dentro de la burocracia y el aparato del estado.

El 4º Congreso del Partido Comunista de Cuba en 1991 fue precedido por la organización de grandes consultas y reuniones masivas que involucraron a 3 millones de personas. Éstas eran relativamente abiertas y reflejaban los intentos de los líderes bajo Fidel de actuar de una manera bonapartista y apoyarse sobre sus bases mientras se enfrentaban a los efectos de la crisis.

Significativamente, después del discurso de Raúl Castro en 2007 en Camaguey, los resultados de las “consultas” que tuvieron lugar alrededor del país se mantuvieron en secreto y las decisiones acerca de la reforma económica se mantuvieron en las manos de un pequeño grupo. Esto refleja la falta de confianza y las vacilaciones del régimen en esta etapa.

Es completamente posible que mientras se toman nuevos pasos hacia la introducción de medidas capitalistas, el estado retendrá un rol central o poderoso en la economía. Un régimen híbrido – donde se han hecho importantes avances hacia la restauración capitalista pero donde el estado y el régimen burocrático mantendrían una poderosa influencia – podría emerger. En algunos aspectos, esto ya se ha desarrollado.

La perspectiva de una crisis profunda en la economía mundial puede reforzar esto o incluso dar lugar a una nueva intervención del estado en sectores de la economía que ya no estaba agarrando con tanta fuerza – como de hecho ocurrió en Cuba como consecuencia del Periodo Especial. La diferencia esta vez es que la crisis económica está otra vez agudizándose en Cuba y está acompañada de otras amenazas.

En particular, hay una brecha creciente entre la generación más mayor que se identifica con la revolución y sus tremendos logros sociales, y la experiencia de los jóvenes que han crecido bajo el actual régimen. El 73% de la población cubana nacieron después de la revolución de 1959. La alienación de los jóvenes ante los represivos efectos de la burocracia, las restricciones de viaje, la denegación del acceso a internet, la represión en el mundo de la música, etc ponen en riesgo una revolución que no se renueva. La sustitución de Fidel por su hermano Raúl solamente ha empeorado el problema.

Los jóvenes han crecido bajo un régimen que ha administrado desabastecimientos, un debilitamiento del sistema de salud, viviendas inadecuadas, etc. y que, por lo tanto, no se mide en comparación con la vida anterior a 1959 y los logros hechos en los años 1960 y 70. Para los jóvenes, la norma es lo que ha existido desde el Periodo Especial. Su compromiso con la revolución es menor dada la ausencia de una alternativa democrática socialista clara al régimen existente o una perspectiva de una revolución socialista internacional.

Socialismo Democrático Internacional

El régimen cubano está claramente entrando en una nueva etapa en la que la amenaza de la restauración capitalista es extremadamente seria. Se han tomado algunos pasos importantes en este sentido pero, hasta ahora, no se ha completado. Los debates que están empezando a abrirse en Cuba, en todos los niveles de la sociedad, tratan sobre la dirección que la sociedad va a tomar. La salida al actual punto muerto no se encuentra en la dirección de la restauración capitalista, sino en la defensa de una economía planificada centralmente y la introducción de un sistema de verdadero control y dirección democrática de los trabajadores. Es una necesidad vital que en todos los centros de trabajo se elijan libremente comités para supervisar el día al día del funcionamiento de la fábrica o la oficina. Estos organismos necesitan vincularse nacionalmente y establecer un sistema democrático por el que los trabajadores planifiquen la economía y establezcan objetivos de producción y planes de emergencia. Todos los oficiales deben ser elegidos, estar sujetos a inmediata revocación y no deben recibir más del salario medio de un trabajador cualificado. El levantamiento de las restricciones de viaje, el acceso libre a internet, el derecho de todos los trabajadores y jóvenes a formar grupos de discusión, tendencias y partidos políticos que no colaboren con el imperialismo y sus intentos de restaurar el capitalismo, y sindicatos libres e independientes del estado, están entre los cambios democráticos que se necesitan urgentemente, junto con una apertura de la prensa y los medios de comunicación al control democrático de los trabajadores y jóvenes.

Estas medidas, junto con un llamamiento para extender la revolución y formar una federación democrática socialista con Venezuela y Bolivia como un primer paso hacia una federación socialista de América Latina se necesitan urgentemente. La planificación conjunta de las economías de Cuba, Venezuela y Bolivia a través de la formación de una Federación Democrática Socialista podría mostrar en práctica como puede comenzar el funcionamiento de una economía planificada. Éstas son necesidades urgentes para prevenir la tendencia hacia la restauración capitalista, defender los logros de la revolución y comenzar a construir una sociedad verdaderamente socialista y democrática, basada en la democracia de los trabajadores y el control democrático.

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