Crisis de la deuda europea
Aunque en muchas oportunidades se ha anunciado el fin de la crisis global, la aparición de los ‘brotes verdes’, y la recuperación de la recesión mundial. La crisis global capitalista continúa su marcha después de tres años de que lo que comenzó públicamente como una crisis de impagos de la deuda hipotecaria chatarra, y luego mutó en una recesión mundial. Los paquetes de rescate de bancos quebrados, y de estímulo de la demanda, permitieron frenar el ritmo de la caída y en otros casos relanzar parcialmente el crecimiento. Sin embargo, cuando todavía no se consolidaban los síntomas de relanzamiento económico, y se mantenía alto el desempleo, en los países Europeos se advirtieron las consecuencias de haber transformado perdidas privadas en deuda y déficit públicos para impedir el colapso de la economía.
La crisis global ha asumido nuevas formas entre ellas una crisis internacional de la deuda especialmente en los países bautizados peyorativamente como PIGS (Polonia, Irlanda, Grecia y España). En toda Europa los gobiernos han vuelto a las recetas económicas tradicionales para reducir el déficit fiscal y la deuda pública, aplicando ‘ahorros’ que afectan directamente a las familias trabajadores; reducción en los gastos sociales, mayores exigencias para acceder a los seguros de desempleo, incremento de la edad de jubilación. Como consecuencia, los trabajadores y jóvenes han comenzado a movilizarse masivamente, sobretodo en los países más afectados. Se han producido varias huelgas generales de resistencia a los planes capitalistas, en Grecia, España y Francia, está convocada una huelga general en Portugal, y en los otros países los movimientos están lejos de haber terminado. Está ola de militancia trabajadora constituye una situación nueva en décadas.
La crisis de la deuda, que ha puesto en cuestión la institucionalidad de la Unión Europea, especialmente de su moneda única; el Euro, estalló en Grecia.
El gobierno de derechas griego de Costas Caramanlis, que asumió en marzo de 2004, el gobierno helénico – falsificó las estadísticas de la deuda nacional y el déficit fiscal con la colaboración de la banca de Wall Street, especialmente de Goldman Sachs – para ocultar a la Unión Europea su incumplimiento del Pacto de Estabilidad, que obliga a mantener el déficit público por debajo del 2% del Producto Interior Bruto. En enero de 2010, el nuevo gobierno griego de Papandreou reconoció que las cuentas públicas de 2008 y 2009 habían sido manipuladas. Grecia admitió que su déficit de 2008 fue de un 7,7% del PIB y no el 5% previamente comunicado en abril; y lo mismo con el de 2009 que situó en un 12,7% del PIB, desde un 3,7% estimado antes. Las agencias calificadoras de riesgo empeoraron rápidamente la calificación de Grecia, los intereses de los prestamos e incluso la posibilidad de obtenerlos se hicieron muy difíciles, y Grecia fue el primer país de Europa Occidental en encaminarse hacia la suspensión de pagos o default.
Después de muchas negativas, y vacilaciones, las potencias de la Unión Europeas aceptaron ayudar a Grecia, cuando era inminente una cesación de pagos, había comenzado a extenderse el contagio a los otros PIGS, y estaba amenazada la banca de los países prestamistas, como Alemania. Pero la ayuda se condicionó a un fuerte programa dirigido a que fuera la población griega la que pagara los platos rotos. El
2 de mayo de 2010. Papandreou anunció al pueblo griego el costo del rescate: recortes salariales de hasta el 30% en los funcionarios públicos, del 20% en los del sector privado, reducción de pensiones y aumento de impuestos a empresas, el IVA y especiales al combustible, alcohol y tabaco. ’Los sacrificios de hoy son duros pero necesarios. Es la decisión correcta’, dijo el primer ministro, que había sumido el gobierno con promesas de bienestar social. A cambio, la zona del Euro aportaría 80.000 de los 110.000 millones de euros del rescate de Grecia, el resto sería aportado por el FMI. Los trabajadores y jóvenes, desde luego no entendieron porqué debían pagar ellos la factura de la crisis tras las sobre ganancias de la especulación bancaria y la burbuja inmobiliaria, y del rescate multimillonario que le siguió.
La próxima Grecia.
En mayo de 2010, los medios internacionales señalaron que España, cuya economía no sale de la recesión todavía, corría el riesgo de ser la ’próxima Grecia’, mientras señalaban a varios otros países en situación de endeudamiento difícil, entre ellos Portugal e Irlanda.
Con el objeto de salir de la crisis económica, los gobiernos europeos habían aumentado su gasto público. Pero asustados por las consecuencias de la deuda, y cuando la recuperación económica recién empezaba con un crecimiento débil y sin creación de empleo, los gobiernos decidieron aplicar políticas fiscales restrictivas. El problema es que, como señalaron los economistas neo keynesianos, al aplicar un ajuste en medio de una recuperación económica o a finales de una recesión se prepara una recaída en la recesión, la amenaza de la ‘doble inmersión’, que puede empeorar la situación. Los aumentos de impuestos afectan la demanda y el consumo, los recortes en el gasto público reducen no solamente la inversión pública si no también la privada. Lo que frena el crecimiento económico con un efecto multiplicador negativo.
Pero entonces como se explica que los gobiernos se lanzaran a esta política recesiva, muchos sostienen que en realidad la austeridad era la única alternativa abierta para los gobiernos capitalistas. Los déficit fiscales han aumentado por los paquetes de estímulo y rescate, pero también porque la menor actividad económica se traduce en menos recaudación de impuestos.
Los gobiernos necesitan recurrir al endeudamiento en los mercados financieros para sostener su déficit fiscal y deudas, pero al aumentar la percepción de riesgo, que son un componente de las tasas de interés, estas suben. Si la deuda se paga con el recurso de nuevo endeudamiento, la situación se va deteriorando y el aumento de deuda puede seguir sin límite, junto con el incremento de las tasas de interés. Con estas medidas de reducción del gasto intentan impedir la subida de los tipos de interés, descargando el problema sobre las condiciones de vida de la población.
Se dispara el alza del costo de la deuda.
Los anuncios que siguieron a la cumbre Franco Germana de reformas en que discutieron como enfrentar futuras crisis de deuda soberana como la ocurrida en Grecia, y que forzarían a los países miembros a hacerse cargo de una parte más importante de sus perdidas en futuros paquetes de rescate, provocó el temor de los inversionistas y disparó al alza los costos de la deuda de Irlanda y Portugal.
Un artículo del Financial Times señaló que: “El aumento de los intereses de la deuda de los países llamados periféricos de la zona euro parece cumplir con la previsión de Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, que advirtió a los jefes de Estado europeos la semana pasada que el sistema de rescate propuesto aumentaría los costos de endeudamiento.” El mismo artículo citó a Rod Davidson, jefe de renta fija de Alliance Trust Asset Management, diciendo: “Muchos inversores, sin embargo, seguimos convencidos de que uno o más países, lo más probable es que sea Grecia, reestructurará la deuda. No se puede escapar del hecho de que habrá algún tipo de reestructuración en la periferia de la zona euro."
Los países latinoamericanos eran los enfermos tradicionales de la deuda, pero ahora el endeudamiento en Europa es mucho más serio que en Sudamérica. La relación del endeudamiento respecto al Producto Interno Bruto en Grecia, España, Portugal e Irlanda se sitúa ampliamente sobre el 100 %., en cambio en los países de América del Sur es del 40%. Eso da una idea de la importancia del problema.
Otro dato es que aunque todos los gobiernos y organismos hablan de la deuda pública, la mayor concentración de la deuda está en el sector privado. En España la deuda privada es el 83% del total, y la del sector público el 17%. Como se ve el principal problema está en el sector privado. Además la causa del aumento de la deuda público no es producto en primer lugar del del gasto social, ni del envejecimiento de la población, “el aumento de la deuda pública en Europa es el resultado de tres factores: la contrarreforma fiscal comenzada en los años noventa, que redujo los ingresos de los Estados y brindó un regalo a los ricos y a las empresas privadas; el coste del rescate de los bancos privados por los gobiernos a partir de 2007 y, finalmente, la disminución de la recaudación fiscal debido a la recesión económica de 2009. Aunque los gastos sociales de los Estados europeos no son en absoluto la causa del aumento de la deuda pública, ellos son el objetivo de los planes de austeridad. Además, la enorme deuda de las empresas privadas corre el riesgo, si no se toman medidas adecuadas, de transformarse mañana en deuda pública.”
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