El gobierno de EE.UU. ha anunciado un exitoso asalto militar en una gran mansión en Abbottabad, cerca de Islamabad (capital de Pakistán), que ha dado como resultado la muerte de Osama Bin Laden.
02/05/2011.
Significativamente, el complejo en el que los asesinatos tuvieron lugar esta muy cerca de la Academia Militar de Pakistán en una zona muy rica y poblada en gran parte por oficiales militares retirados. Esto apunta al hecho de que sectores de la máquina del Estado paquistaní en torno a los servicios secretos, el ISI, y especialmente militares retirados se habían puesto de acuerdo con Al-Qaeda, Bin Laden y los talibanes.
Esta operación representa un paso más en la política exterior del imperialismo de EE.UU. de los asesinatos selectivos de sus opositores. Esta estrategia es respaldada con entusiasmo por el ex comandante de las tropas de EE.UU. en Afganistán y el actual jefe de la CIA, el general Patreus, llamada una política de "persecución en caliente". De ello se deducen recientes intentos de asesinar a Gaddaffi en Libia. Ellos imaginan que por remover un hombre van a resolver el problema.
Mientras que Bin Laden se opuso tanto a Mubarak y Ben Ali, en Egipto y Túnez, los levantamientos de masas en esos países han demostrado claramente que es el movimiento de masas y no los métodos del terrorismo el que muestran el camino a seguir. El uso de métodos terroristas surge de una derrota, en vez de mostrar el camino a seguir para luchar contra un gobierno brutal o el imperialismo.
Los marxistas y los socialistas no apoyan a Bin Laden o Al Qaeda, tanto ideológicamente, como los métodos terroristas vicioso que han utilizado. Sin embargo, el imperialismo de EE.UU. enfrenta una lucha contra un monstruo de Frankenstein que el mismo creó, en particular, mediante su apoyo a dichas fuerzas en Afganistán en la década de 1980. Más tarde, Bin Laden y otras fuerzas se vieron impulsadas por el apoyo del imperialismo EE.UU. a podridos regímenes corruptos en algunos países musulmanes.
Bin Laden empleó métodos terroristas, incluidos los métodos terroristas de masas que causaron devastadoras masacres y la miseria para la gente trabajadora. Sin embargo, el imperialismo de EE.UU. y otras potencias imperialistas mediante el empleo de estos métodos también aplican una política de terrorismo de estado y están adoptando una política que es una imagen espejo de lo que ellos denuncian de Bin Laden. El uso de los aviones letales en Afganistán y otros lugares ha provocado la masacre de civiles inocentes. Estos hechos muestran un ciclo interminable de violencia y masacre, en que la simple gente trabajadora y los pobres pagan el precio.
El imperialismo estadounidense ha intentado una política de asesinato en el pasado. Estos métodos fueron utilizados contra Castro en Cuba, tras la revolución. Ahora, sin embargo, es cada vez más justificado por el imperialismo de EE.UU. en tanto enfrenta una declinación relativa como potencia mundial, aunque todavía sigue siendo el país imperialista más poderoso. Mientras que la máquina de propaganda del imperialismo intentará retratar tales asesinatos como una indicación de éxito y una demostración del poder del imperialismo de EE.UU., en realidad, esta política es un reflejo del debilitamiento del poder del imperialismo estadounidense. Se reduce a una "solución rápida" para eliminar líderes u opositores, siendo incapaz de resolver la crisis de fondo que existe.
Obama y el imperialismo de EE.UU. han llevado a cabo esta operación en la estela de los movimientos revolucionarios que han barrido el mundo árabe, en un intento de reafirmar su influencia y demostrar su poder. En el propio EE.UU., sin duda, esto será utilizado para fortalecer a Obama y desviar la atención de la profundización de la crisis social, económica y política que existe.
El gobierno paquistaní ha afirmado que no estuvo involucrado militarmente en la operación militar, pero declaró que compartieron inteligencia e información con los EE.UU. Pero es claro que sectores de los militares y el ISI han financiado y se han coludido con Bin Laden y los talibanes.
En lugar de fortalecerse el imperialismo de EE.UU. en Pakistán y el mundo neo-colonial, en muchos países, incluyendo Pakistán, es probable que aumente el sentimiento anti-Estados Unidos allí y en algunas parte del mundo musulmán. En particular, se reforzará la oposición a la guerra en Afganistán, que se justificaba sobre la base de la captura de Bin Laden. El gobierno indio también ha utilizado este ataque para intentar obtener alguna ventaja para sí mismo, argumentando que esto muestra que Pakistán está ofreciendo refugio a las fuerzas terroristas, e instando a que este tipo de operaciones se lleven a cabo.
Al mismo tiempo, es poco probable que el asesinato de Bin Laden le dará un impulso a las fuerzas de Al Qaeda en Pakistán. Que se han reducido drásticamente en los últimos años. Tras los atentados del 11 de septiembre, Bin Laden tenía un 40 a 50% de índices de aprobación en Pakistán. Sin embargo, los ataques de sus fuerzas y las de los talibanes en zonas urbanas y la matanza indiscriminada de gente común en bombardeos y disparos, lo había llevado a una fuerte desaprobación. La aprobación de Bin Laden y los talibanes han caído a 4 o 5% en encuestas recientes. Sin embargo, no se puede descartar que algunas fuerzas de Al-Qaeda pudieran recibir un impulso a partir de tales operaciones en algunos países.
Muchos en Pakistán, incluidos los talibanes y Al Qaeda en esta etapa se niegan a aceptar que Bin Laden ha muerto. Si se confirma esto, el resultado será un efecto de shock en sus fuerzas por un período.
El asesinato de Bin Laden representará un importante retroceso simbólico para sus fuerzas, aunque es poco probable que afecte su eficacia militar. Es probable que resulte en una paralización en el corto plazo, pero, ellos sin duda, intentarán un ataque en algún momento.
El asesinato de Bin Laden se utilizará a nivel nacional en los EE.UU. e internacionalmente como un arma de propaganda que no va a resolver ninguna de las condiciones sociales subyacentes que han dado lugar a la aparición de fuerzas como Al-Qaeda y los talibanes. En Pakistán y algunas partes del mundo musulmán se socavará aún más la posición del imperialismo de EE.UU. La continuación de la dominación imperialista, del latifundismo y el capitalismo; resultará en que organizaciones como Al-Qaeda sigan existiendo como un monstruo de Frankenstein para el imperialismo. Los horrores que el capitalismo y las fuerzas reaccionarias de Al-Qaeda y los talibanes significan para las masas de la población, sólo pueden ser acabados por la clase trabajadora y los pobres que luchan por una alternativa socialista, la única solución a la carnicería que se ha desarrollado.
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