Portugal: La Huelga General muestra el nuevo ciclo de la lucha de clases

La movilización de la confederación sindical provoca la tercera paralización en 18 meses

El 22 de marzo, la confederación sindical CGTP de Portugal organizó una huelga general, por tercera vez desde el comienzo de la crisis actual, en respuesta a los golpes del gobierno y de la Troika en contra de los derechos y las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad. Como consecuencia de la parálisis de la economía, el 24 de noviembre de 2010 y en la misma fecha en 2011, el país se paró. La huelga del pasado jueves volvió a mostrar un paro generalizado en todos los sectores claves de la economía portuguesa, especialmente en el transporte público y el sector público en general. Como sostuvieron los dirigentes sindicales acertadamente, la huelga fue un gran ejemplo de la determinación de amplios sectores de los trabajadores y los pobres para tomar medidas enérgicas, a expensas de un día de salario, en un intento de mostrar la oposición de masas y la ira que existe y luchar por un camino alternativo. Sin embargo, como la experiencia de la huelga y sus consecuencias han demostrado, será necesario mucho más.

En todo el país, los piquetes se iniciaron el pasado miércoles por la noche, cerrando las terminales de autobuses y de tren, los centros de correos, los depósitos de recolección y miles de otros lugares de trabajo en todo el país. Los sindicalistas, trabajadores, activistas de los desempleados y la izquierda se reunieron en cientos de concurridos piquetes, la mayoría de los cuales los patronos o la policía ni siquiera trató de romper. En todo el sector del transporte y las comunicaciones, los sindicatos informaron de una participación entre el 70% y 100%. Una impresión general más detallada de la solidez de la huelga es difícil de obtener, ya que las cifras oficiales, en un sector o a nivel nacional, aún no han sido objeto de publicidad. Esto en parte se debe a las tácticas del nuevo gobierno que intentan socavar el impacto de la acción de los trabajadores: se prohibió a los jefes del sector público comentar sobre la participación o la eficacia de la huelga! Pero a pesar de estos intentos de amordazar, la huelga despejo toda duda en el país que el movimiento sindical mantiene el poder de paralizar la economía en defensa de los intereses de aquellos a quienes representa.

Participación en la Huelga.

A pesar de los intentos constantes por parte de los medios de comunicación pro patronales y el sistema por pintar la huelga como un "desastre", centrándose en la participación sin duda menor en la acción en algunos sectores, algunos detalles se deslizaron a través de los filtros de los medios patronales que daban la impresión contraria . Como muestra, en muchas empresas y lugares de trabajo (por ejemplo, entre los trabajadores de la salud y la educación en Coimbra, la tercera mayor ciudad portuguesa) la participación en la movilización fue más alta que durante las movilizaciones anteriores. El día de acción, también conocido como ’22-M ’, vio la aparición decisiva de una capa de "trabajadores precarios", que, desafiando a los jefes tiránicos se unieron a la huelga junto con los batallones pesados tradicionales ​​de los trabajadores organizados del movimiento. Los trabajadores de diversos Call Centers (centros de llamadas), que son notorios por la intimidación patronal y las precarias condiciones de trabajo, desafiaron las amenazas e intimidaciones y se unieron a la huelga. Esto sentó un precedente importante, que debe servir de base, en un intento por organizar y movilizar este sector crucial de la clase trabajadora en la lucha.

Antes de la huelga, la dirección ’amarilla’ del sindicato UGT había firmado escandalosamente un acuerdo podrido con el gobierno y la Troika. Aceptando nuevos ataques históricos sobre las condiciones de los trabajadores, tales como las 150 horas adicionales de trabajo al año, el no pago de las horas extraordinarias y el abaratamiento de los despidos. Este acuerdo fue también un intento de aislar a la federación sindical CGTP, que rechazó el paquete. Sin embargo, como hemos señalado anteriormente, este tipo de acciones, indignos del nombre del sindicalismo, pueden conducir a una seria caída del apoyo a estos dirigentes. Esta tendencia fue subrayada en la huelga, con 20 sindicatos afiliados a la UGT que se unieron a la movilización liderada por la CGTP.

Represión.

Junto con una ofensiva mediática para destacar la "debilidad" de la huelga, el sistema capitalista recurrido a otras medidas para debilitar la lucha y para desalentar la resistencia social a sus políticas. En Lisboa y Oporto, las manifestaciones organizadas por la plataforma de 15-0 de los movimientos sociales, las cuales por desgracia fueron organizadas, como manifestaciones diferentes de las de los sindicatos, fueron brutalmente atacadas por la policía. Los medios de comunicación mostraron imágenes y videos de los periodistas y transeúntes que aporreados por la policía que avanzó contra cientos de manifestantes. Desde el comienzo de la manifestación, se podía ver un gran número de agentes provocadores (policías de civil se infiltran entre los manifestantes), actuando con el claro objetivo de provocar la confrontación y el objetivo de desmoralizar y criminalizar a los movimientos sociales. Sin embargo, esta vez, esta maniobra podría haber sido contraproducente para la policía, como las golpias de periodistas identificados que provocaron que algunos sectores de los medios de comunicación capitalistas para expusieran y denunciar la brutalidad policial.

¿Debilitamiento de la movilización?

A pesar del éxito en la paralización de la economía, la huelga general del pasado jueves fue menos sólida que las que la precedieron. Militantes sindicales y funcionarios de alto nivel reconocieron que la movilización había sido más difícil, debido principalmente al fuerte impacto por efecto de las políticas de empobrecimiento de la Troika, que ponen la pérdida de un día de salario más allá de la capacidad de una capa de trabajadores. Los sectores que experimentaron un notable descenso en la participación fueron los que han sufrido los recortes salariales más brutales, y la participación dentro de estos sectores fue más bajo entre las personas en el último peldaño de la escala salarial. También había temor generalizado de que la participación en la movilización se traduciría en discriminación, la inclusión en listas negras o perdidas de trabajo, el miedo se hacia más agudo por el ambiente más incierto y el desempleo. En el último año, el número de familias en las que ambos padres están sin trabajo aumentó en un 73%!

Las condiciones de penuria, y el miedo y la miseria que la crisis del capitalismo ha desencadenado, así como provoca la radicalización y la cólera, plantea desafíos para el movimiento obrero y la izquierda. El CIT no se ha suscrito a las hipótesis siplista y errónea de que mientras peor es la situación, tanto más automáticamente se desarrollará la lucha. Desde el punto de vista del movimiento obrero, a menudo es más difícil convencer a los trabajadores que arriesgan la ira de los patronos, la amenaza de la pobreza y grandes recortes salariales o la emigración a ir a la huelga y perder un día de salario. Sin embargo, en lugar de aceptar con fatalismo esta situación, el movimiento obrero necesita un movimiento fuerte, bien organizado y militante, con un programa capaz de unir a capas cada vez mayores de los pobres y oprimidos en la lucha e inspirar confianza en una alternativa de la clase trabajadora a la austeridad.

Es necesario un Programa de acción sostenida de los trabajadores.

La movilización del 22 de marzo fue la tercera de un día de Huelga General en Portugal desde noviembre de 2010. A pesar de que muestra la fuerza del poder de los trabajadores y la oposición a la Troika y el camino de la austeridad, la realidad es que ninguna de estas huelgas han logrado derrotar los ataques o ganar concesiones. Socialismo Revolucionario (CIT en Portugal) ha argumentado que para derrotar a una élite gobernante decidida y unida detrás de estos ataques, es necesario un programa sostenido de acción de los trabajadores, incluyendo un plan democráticamente discutido de huelgas y movilizaciones, como huelgas de mayor duración. El interludio de cuatro meses, entre el 24 de noviembre y la huelga del pasado jueves, fue, sin duda demasiado largo. Esto significó que el impacto de la lucha fue la de dos huelgas separadas y aisladas en lugar de una serie de movilizaciones.

La lucha no sólo debe servir para protestar o mostrar la oposición, si no que tiene el objetivo de derrotar los recortes e imponer un programa alternativo. El nuevo líder de la CGTP, Carlos Armenio, y el resto de la dirigencia de la CGTP, por lo general representa una posición más militante que su predecesor, y montó una campaña seria para construir la huelga. Sin embargo, no se puede decir que la movilización estaba vinculado a una estrategia para ganar, sino más bien a la idea general de ’luchar’ o ’el logro de la dignidad ", etc. Si bien encomiable, tales declaraciones no son suficientes para dar a los trabajadores la confianza necesaria para participar en el "sacrificio" (como Armenio Carlos ha dicho) de la huelga, en un momento. Un programa positivo basado en el rechazo de la deuda nacional, la nacionalización, bajo control democrático, de los grandes bancos y los principales pilares de la economía portuguesa para llevar a cabo una inversión masiva, si es popularizado por quienes tienen el poder para influir en la conciencia de masas (los dirigentes sindicales y los partidos de izquierda de masas), podrían transformar la situación. La manifestación organizada fuera del parlamento por la CGTP para que coincidiera con el voto de un paquete de reformas laborales del gobierno, podría tener un profundo impacto, si estuviera vinculada a la lucha para poner en práctica políticas socialistas, y defendidas por genuinos diputados socialistas.

El hecho de que lamentablemente los dirigentes sindicales y las fuerzas influyentes de izquierda (el Partido Comunista Portugués (PCP) y el Bloque de Izquierda) siguen limitando sus propuestas a una "renegociación" de la insoportable deuda "público" portugués, no es poco importante en este sentido. Esta es una barrera que hay que romper con el fin de luchar por una verdadera alternativa política, las políticas revolucionarias socialistas antes mencionados. Un frente unido de los partidos de izquierda y organizaciones, tanto dentro como fuera del Parlamento, necesitará poner en marcha un programa de gobierno de los trabajadores y los jóvenes, independiente de los partidos capitalistas. Dicho programa es más urgente, mientras el empobrecimiento masivo hace que el país cada vez sea más inhabitable. Más de 500.000 personas han emigrado desde el comienzo de la crisis en 2008, con la esperanza de encontrar mejores perspectivas en las ex colonias portuguesas, como Angola o Brasil, así como en los países del norte de Europa. Las medidas de austeridad en la atención sanitaria, literalmente, han provocado muertes, con más de 1.000 pacientes que murieron en enero debido a un cargo adicional al ingreso en los quirófanos de los médicos. La perspectiva cada vez más probable de un segundo plan de rescate de la Troika y más brutalidad indescriptible neo-liberal se cierne sobre el país.

Las lecciones de lucha, hasta el momento

Durante la huelga general la semana pasada, y a lo largo de esta crisis, la clase obrera portuguesa ha demostrado que está preparada para saltar a la palestra. Las lecciones de la lucha, hasta ahora, deben ser discutidas en todo el movimiento obrero, mientras los trabajadores y jóvenes se preparan para volver a luchar contra la ola continua de las medidas contra los trabajadores. Deben hacerlo armados con un programa sostenido de acción y una alternativa política a la austeridad. La huelga general del 22 de marzo en Portugal tuvo lugar sólo una semana antes de la huelga general española del 29 de marzo. Esto muestra cómo la situación objetiva del capitalismo en crisis plantea agudamente la cuestión de la lucha simultánea y coordinada.

El CIT defenderá en el movimiento obrero y la izquierda que las próximas huelgas generales ibéricas sean coordinadas y simultáneas, arrastrando a la huelga general a los otros países PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) de la periferia en una movilización unida. Esto sería un paso vital hacia una huelga general en toda Europa y una lucha por una confederación socialista democrática de países como alternativa para sustituir a la Unión Europea capitalista.

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