Tres miembros del Movimiento Socialista de Pakistán murieron en la violencia sectaria en Quetta
Pakistán se ha convertido en un campo de muerte para personas de las diferentes comunidades en los últimos años. Sin embargo, la comunidad que más ha sufrido y ha sido blanco de asesinatos selectivos es la comunidad chiíta hazara.
Cuando entré en la ciudad Hazara de Quetta para conocer y dar el pésame a las familias de los miembros fallecidos en nombre de SMP y el Comité por una Internacional de Trabajadores (CIT), sentí la fuerte sensación de miedo e incertidumbre en esta área una vez muy tranquila. Los tres compañeros murieron en dos incidentes separados en enero y febrero de 2013.El ambiente se llenó de pena y dolor y todos estaban enojados con el gobierno provincial encabezada por el gobernante Partido Popular Pakistaní (PPP). Las familias acababan de terminar su vigilia con los cadáveres de sus seres queridos que habían muerto tan sólo unos días antes. La agonía y el dolor eran visible en sus rostros.
Un grupo sunita extremista militante vinculado con Al-Qaeda llamado Lashkar-e-Jhangvi (LEJ) aceptó la responsabilidad por los ataques. La comunidad hazara se encuentra bajo amenaza constante y ha estado viviendo en el miedo desde hace muchos años. Los tres miembros del SMP, Ali Raza, Hussain Ali Hassan y Abbas murieron en estos ataques. Estos compañeros no murieron específicamente por sus ideas o actividades políticas. Ellos fueron asesinados porque eran miembros de la comunidad chií hazara y estaba presente en el lugar de los atentados. Dos de ellos fueron asesinados mientras estaban sentados en un café cuando un atacante suicida se inmoló en una calle concurrida. El tercero murió cuando estaba muy ocupado comprando, con su familia, en un mercado muy popular. Él fue volado por una bomba potente que redujo el concurrido mercado a escombros. El Movimiento Socialista de Pakistán ha perdido a tres miembros leales que estaban luchando junto a nosotros en una situación muy difícil. Es un gran revés político y organizativo para la organización en Baluchistán.
De acuerdo con un informe de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, hecho público en 2012, más de 800 chiítas hazaras han sido asesinados desde 1999. Desde 2008 a mayo de 2012, durante el gobierno encabezado por el PPP, al menos 550 hazaras han sido asesinados. En los primeros tres meses de 2013, más de 200 personas han muerto y centenares resultaron heridos en tres importantes ataques suicidas con bombas. Estas cifras son devastadoras teniendo en cuenta el número de hazaras en torno a medio millón de personas. Miles de personas han resultado heridas y alrededor de la mitad de ellas quedaron discapacitadas de por vida. El número de ataques y enfrentamientos sectarios aumentaron en un 195% en 2012 en comparación con 2011. El número de víctimas mortales y heridos en estos ataques aumentó alrededor del 62% y 239% respectivamente.
Los hazaras son un grupo étnico que vive en su mayoría en Afganistán, pero con una presencia visible en Pakistán e Irán. Últimamente, un número creciente de miembros de la comunidad se han asentado en los países occidentales en busca de seguridad y sustento. Los hazaras tradicionalmente han enfrentado persecución de manos de algunos reyes y gobernantes afganos, principalmente Amir Abdul Rehman Khan, y otros grupos étnicos por discriminación étnica y sectaria. Ellos originalmente vivían en el centro de Afganistán, pero muchos tuvieron que emigrar a países vecinos, como Irán y la India británica, para escapar de los ataques sectarios. La comunidad hazara se hizo un lugar en Quetta, sirviendo en el ejército británico y haciendo otros trabajos duros. Servir en el ejercito ha sido parte de la vida hazara. Una gran parte de la comunidad ha servido tanto las fuerzas armadas afganas como paquistaníes.
Según el académico hazara y director jubilado de College Universitario Gobierno General Musa de Quetta, el profesor Nazir Hussain, "Hasta hace poco los hazaras habían vivido en paz y tuvieron excelentes relaciones con los pastunes, baluchis y otras comunidades étnicas. Fue durante el gobierno del General Zia-ul-Haq en que la política de segregación trajo un cambio en la situación. . Ahora estamos sufriendo de la anarquía social y los hazaras, en particular, están viviendo en lugares de tipo guetos judíos". Cuando hablé con Abdul Khaliq hazara, presidente del Partido Democrático Hazara, él explicó la situación con estas palabras:" Todo esto comenzó en 2001 y alcanzó su pico en 2011-12. Médicos, profesores, estudiantes, empresarios y deportistas han sido atacados y asesinados. El motivo detrás de estos ataques terroristas es simple: Empujar a Quetta hacia el infierno de la violencia sectaria. Todos los hazaras en Quetta pertenecen a la secta chiíta. Hasta ahora, más de 1.000 hazaras han sido asesinados. La mayoría de nuestros jóvenes se han visto privados de la educación, algunos de ellos caídos en la desesperación también han comenzado a unirse a grupos religiosos chiitas. La gente ha perdido sus negocios y empleos. No pueden moverse libremente en su propia ciudad. Más de 30.000 jóvenes hazaras y profesionales ya han emigrado fuera del país. Los padres están obligando a sus hijos a salir del país. Nuestra gente con doctorados y otros títulos avanzados están trabajando como mano de obra y haciendo trabajos ocasionales en Australia y otros países occidentales. Nuestra generación ha empezado a perder la esperanza para su futuro ".
Grupos sectarios anti-chiíes tienen una presencia significativa en Baluchistán. Estos equipos están llevando a cabo sus programas con relativa libertad frente a los insurgentes nacionalistas y el Talibán afgano. Los grupos Anti-chiíes están bien organizados y tienen nexos con otros grupos religiosos extremistas militantes como Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), Al-Qaeda y Lashkar-e Jhangvi (LEJ). Estos son los grupos más activos y letales contra los chiítas. LeJ opera en y alrededor de Quetta. En la actualidad se concentran en Baluchistán y en otras partes de Pakistán después de que sus campos terroristas en Kabul y Kandahar fueron destruidos cuando las fuerzas estadounidenses invadieron Afganistán en 2001.
Jundullah es otro jugador activo militante en Baluchistán, con una mezcla de una agenda religiosa sectaria con una ideología nacionalista separatista. Se trata de un equipo militante anti-chií y anti-iraní que opera en la provincia iraní de Seistan-Baluchistán, en la frontera de los distritos pakistaníes de Chaghi, Kharan, Panjgur, Kech y Gwadar. El número de activistas Jundullah se estima en alrededor de 800.
Estos diferentes grupos militantes sunitas extremistas anti-chiíes están en contacto y se apoyan mutuamente en sus actividades. Esta es una relación absolutamente peligrosa y mortal, con lo que más inestabilidad y anarquía a la violencia ya postrado en Baluchistán.
Sin embargo, los asesinatos y las atrocidades no se limitan sólo a los hazaras chiíes, también la gente de otros grupos étnicos ha sido blanco de ataques incluyendo punjabíes. Miles de punjabíes se han visto obligados a abandonar Quetta y otras zonas de Baluchistán atacados por los grupos militantes que luchan por la separación de Baluchistán. Ni siquiera es seguro para un Punjabi ir a muchas zonas de la provincia. Incluso los hindúes sindhis, y pastunes han sido blancos de ataques en diferentes partes de Baluchistán. En algunos casos, no se sabe por qué una persona murió y quién la mató. Los diferentes grupos armados se lanzaron unos contra otros en una guerra territorial que está destruyendo las vidas de la gente común. Los organismos encargados de hacer cumplir la ley y el gobierno han fallado en proteger a las personas inocentes de los diferentes grupos de militantes, tanto de las fuerzas nacionalistas como sectarias religiosas. La situación en Baluchistán es muy inestable y volátil. Una situación como de guerra civil ha surgido en los últimos años.
El movimiento sindical en Quetta sigue intacto y lucha contra las divisiones sectarias y nacionalistas. A pesar de las serias amenazas de los diferentes grupos de sectarios armados, los sindicatos organizaron una marcha unida el Primero de Mayo el año pasado en el que los trabajadores pertenecientes a los diferentes grupos étnicos, religiosos y nacionales manifestaron conjuntamente y marcharon juntos en las principales calles de Quetta. Fue una clara muestra de unidad de clase. Un líder sindical me dijo que no es fácil "guardar y mantener la unidad de los trabajadores en estos tiempos turbulentos. Estamos bajo una enorme presión de todos los lados para tomar partido sobre una base sectaria, étnica y nacionalista y seguir la línea de los diferentes grupos y organizaciones. Estamos luchando y seguiremos luchando por mantener la unidad entre la clase obrera. Podríamos colapsar ya que la situación es cada vez peor, pero no nos rendiremos sin luchar. "
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