La revolución debe continuar! Por un gobierno de los trabajadores y los pobres!
Durante la última semana de eventos tumultuosos en Egipto, Aysha Zaki ha discutido con activistas de la oposición socialista en El Cairo sobre el movimiento de masas contra el dominio de la Hermandad Musulmana, el golpe militar, el movimiento obrero y las principales tareas que enfrentan los socialistas. El siguiente artículo está basado en estas discusiones.
La última semana ha visto una de las más grandes manifestaciones revolucionarias de masas en la historia humana. El 30 de junio el levantamiento de masas en Egipto fue una continuación de la revolución del 25 de enero del 2011 por "pan, libertad y justicia social". Dentro de tres días, 20 a 25 millones de personas se movilizaron en las calles, "Comités Populares Revolucionarios” fueron relanzados, y tres ciudades industriales se declararon en desobediencia civil y cientos de sindicatos independientes convocaron a una huelga general.
Los altos mandos militares intervinieron y retiraron a Morsi de la Hermandad Musulmana (HM) de la presidencia; fue una acción dirigida para remover un grupo rival y un acto consciente para evitar que los trabajadores organizados tomaran la lucha política en sus lugares de trabajo y entraran en la escena revolucionaria. La fuerza de la oposición masiva a Morsi ha significado que, por ahora, los mandos militares no quieran aparecer que ellos han tomado el poder por su propia cuenta, pero están dispuestos a compartir el poder con los líderes pro-capitalistas asociados con la oposición a Morsi.
Gobierno Provisional
Las primeras figuras presentadas por el gobierno interino fueron liberales pro-capitalistas y líderes religiosos. Al Baradei, un político neo-liberal y ex jefe del organismo de control nuclear de la ONU, fue uno de los nombrados por el primer ministro interino. Esto fue recibido inmediatamente con la oposición del partido salafista de extrema derecha, Nour. Los dirigentes de Nour habían participado en las conversaciones de la ’Hoja de Ruta’ post-Morsi con el ejército, pero ahora han amenazado con retirarse.
Diferentes grupos de activistas y medios de comunicación en Egipto han informado que los miembros del Partido Nour han participado en las protestas a favor de Morsi, mientras que sus líderes estaban sentados con los altos mandos del ejército para discutir la hoja de ruta. Esto lleva consigo dos indicaciones; la dirección se ha separado de la base y / o quiere utilizar las protestas callejeras para presionar a los altos mandos militares para que les garanticen un lugar en el gobierno interino, mientras quedan en buenos términos con los partidarios de HM para ganar su apoyo en las elecciones. El partido Nour está claramente tratando de presentarse como una alternativa a la HM, ampliamente odiada y desprestigiada.
Reacción islamista de derecha
Cientos de miles de partidarios de Morsi han estado protestando, con varios enfrentamientos con el ejército y otros con los opositores a Morsi. Decenas han muerto y cientos han sido heridos en menos de una semana. Activistas en Egipto informaron que durante los primeros enfrentamientos entre los manifestantes, el ejército sólo intervino cuando la lucha había terminado. Y otros informes a continuación señalaban que los altos mandos del ejército tenían conversaciones con algunos líderes HM para que participen en el nuevo gobierno – señal de una posible escisión en el partido HM.
Desde el derrocamiento Morsi, los líderes HM y sus seguidores han dicho en repetidas ocasiones que permanecerían en las calles hasta que Morsi fuera restaurado en el cargo, y los clérigos pro-Morsi han estado haciendo agitación sectaria que se ha traducido en ataques sobre activistas jóvenes y gente común. Matones islamistas de extrema derecha han sido filmados con banderas de Al-Qaeda en las protestas, atacando y abusando de jóvenes manifestantes y mujeres desarmados. El día que los clérigos salafistas empezaron a hablar de "mártires de la legitimidad", un vídeo horrible fue publicado en Youtube y Facebook que muestra a matones salafistas y de Al-Qaeda golpeando y lanzando a adolescentes de un techo.
La agitación de las ideas reaccionarias también se ha reflejado en el aumento del número y la brutalidad de las violaciones en grupo y la violencia sexual dirigida a mujeres manifestantes en todo Egipto, pero sobre todo en El Cairo. En la noche del 30 de junio se registraron más de 100 casos de asalto sexual sólo en la Plaza Tahrir! Estos métodos machistas y reaccionarios se han usado en Egipto contra mujeres activistas por los matones bajo Mubarak, durante el gobierno militar y bajo Morsi. Se informó la semana pasada que la policía, incluso ha llevado a cabo "pruebas de virginidad" a las víctimas de violación, en la noche del derrocamiento de Morsi!
¿Un "golpe de Estado" o una "revolución"?
Cuando Obama expresó su "preocupación por la violencia en Egipto" después de la intervención del ejército la semana pasada, la respuesta de una capa de trabajadores y jóvenes fue exigir el fin de las injerencias imperialistas (en referencia al apoyo de EEUU a Morsi en el último año) y para afirmar que los hechos del 30 de junio fueron una "revolución del pueblo" o un "golpe del pueblo".
Mientras que el estado de ánimo entre la juventud egipcia y los trabajadores sea de cada vez mayor confianza, la izquierda tiene la responsabilidad de advertir que no hay nada progresista en el rol de los altos mandos militares. El ejército se sintió obligado a tomar acciones – incluso le fue impuesto – para colocarse a la cabeza y tratar de desviar y contener el movimiento de masas de decenas de millones. Al mismo tiempo, parece claro que al menos los altos mandos militares se reunieron con algunos de los líderes anti-Morsi antes de su derrocamiento. Los militares querían tanto explotar, como tratar de controlar el movimiento. En esto, ellos sólo estaban actuando en su propio interés y como parte de las clases dirigentes que defienden el sistema existente. Vale la pena recordar que el ejército egipcio es el segundo ejército más respaldado por Estados Unidos en la región, en segundo lugar tras el ejército israelí!
Sin embargo, cuando los socialistas advierten sobre las consecuencias de la intervención militar, es diferente a la descripción de los partidarios HM como un "golpe contra la legitimidad de las elecciones". La Hermandad Musulmana sólo se refiere a su "derecho" a seguir gobernando de manera autoritaria, imponiendo políticas neoliberales. Ellos ignoran completamente el hecho de que el golpe de Estado fue forzado en los altos mandos del ejército después de que más de 20 millones de personas salieron a las calles pidiendo la renuncia de Morsi y que amenazaron con ir más allá y derribar todo el podrido sistema.
Los jefes del ejército, que controlan industrias enteras y hasta un 40% de la economía egipcia, ya han tomado el control directo del aparato estatal. Las direcciones militares han declarado que darán "protección a los logros y aspiraciones del gran pueblo de Egipto, a cualquier costo". Pero los militares serán utilizados para atacar a los trabajadores, si la clase dominante se enfrenta a los lugares de trabajo en huelga – como se ha visto y según informaron miembros del CIT, durante el apogeo del movimiento de huelga en febrero de 2011.
Durante los últimos dos años y medio, las huelgas y protestas de trabajadores de los sectores público y privado han estallado en todo el país, siendo las demandas más comunes la remoción de empresarios, gerentes, jefes de seguridad y los corruptos dirigentes sindicales. Los trabajadores han entrado en conflicto con los dueños de grandes negocios, los restos del régimen de Mubarak, y partidarios HM, en su lucha por mejores salarios y condiciones.
Cientos de sindicatos independientes se han establecido en lugares de trabajo y en todos los sectores clave. La diferencia en el proceso revolucionario hoy en día es la inmensa magnitud de las protestas y el estado de ánimo confiado y radicalizado a través de la clase obrera y las masas pobres de la sociedad.
Lo que las clases dominantes a nivel regional como a nivel internacional más temen, sobre todo, es el estado de ánimo dominante en las calles para que la revolución continúe y la confianza expresada por los trabajadores y los jóvenes en las protestas. Hay una fuerte determinación de las masas de que el presidente que nombre el ejército tendrá que cumplir la voluntad de las masas. Si bien puede haber algunas ilusiones en el ejército entre una capa, la mayoría de los jóvenes y los trabajadores creen que si el próximo presidente no representa los intereses de las masas la revolución va a deshacerse de él también, al igual que lo hizo con los dos anteriores.
El imperialismo EE.UU. interfiriendo cautelosamente
Al igual que en Siria, el gobierno de EE.UU. está interfiriendo con cautela desde detrás de la escena. Por un lado, se trata de seguir la velocidad de los acontecimientos y los cambios en el equilibrio de fuerzas que se ve a menudo en un proceso revolucionario, y, por otro lado, los EE.UU. está tratando de evitar ser visto al lado de las secciones más impopulares de la clase dominante.
El imperialismo de EE.UU. está principalmente preocupado de interferir abiertamente en una región de revoluciones y guerras, y provocar un efecto contrario a sus intereses. Un estado de ánimo anti-imperialista en Egipto ha ido creciendo y cuando las enormes protestas contra Morsi tuvieron lugar la semana pasada, el gobierno de EE.UU. pensó que no tenía más remedio que respaldar al ejército – aunque con cautela. Pero con toda probabilidad, los EE.UU. prefiere ver un régimen del tipo "unidad nacional" tomando forma, para defender los intereses capitalistas e imperialistas, y acabar con una mayor agitación.
Los trabajadores y los pobres pagan el precio!
En medio de las protestas masivas, las personas se han apresurado a las tiendas para ver la escasez de algunos alimentos y los elevados precios. Se espera que los precios de la carne aumentaran en un 30% durante el Ramadán, en comparación con el año pasado. Los precios de las almendras, las avellanas y los pistachos se han incrementado hasta en un 50% respecto al año pasado. En un intento por calmar el enorme malestar social que se está acumulando, los Ministerios de Agricultura, Inversiones y Desarrollo Local, y Abastecimiento y Comercio Interior han ofrecido al menos 20 alimentos básicos en las tiendas de propiedad estatal con un descuento del 15% durante el Ramadán. Estos incluyen arroz, azúcar, aceite, mantequilla, verduras y productos lácteos. Sin embargo, aunque se trata de una concesión y sería bien recibida por las masas trabajadoras y pobres, esto es demasiado poco y demasiado tarde. La mitad de los egipcios viven en la pobreza absoluta y los informes recientes muestran que hasta 36 millones de personas están cesantes – un aumento de 63.000 o un 1,8% respecto al trimestre anterior.
El capitalismo egipcio se está hundiendo en una crisis profunda. Los cortes de electricidad, escasez de agua y las largas colas en las estaciones de servicio se han convertido en una característica común. El valor de la libra egipcia ha caído frente al dólar de EE.UU. en un 12% entre diciembre de 2012 y mayo de 2013. Los precios de los alimentos son insoportables para el 25% de la población que gasta la mitad de sus ingresos en alimentos.
Las luchas obreras y el creciente descontento
En los dos últimos años y medio, los trabajadores han estado construyendo activamente sus propios sindicatos independientes, cada vez más vinculados entre las ciudades y los sectores. El Centro Egipcio para los Derechos Económicos y Sociales (ECESR) registró 3817 huelgas y protestas de trabajadores en 2012, y más de 2400 sólo en el primer trimestre de 2013. Estas protestas han incluido retiros colectivos de ocupaciones laborales y de trabajo, manifestaciones, bloqueos, huelgas de hambre y protestas por el aumento de precios, la falta de combustible y agua potable, y en contra de los cortes de energía.
Las luchas industriales se intensificaron desde la elección de Morsi. Sobre el 70% de todas las acciones industriales durante 2012 se produjeron después de Morsi asumió el cargo, alcanzando un promedio de más de 450 huelgas y protestas cada mes, entre julio y diciembre, y 800 eventos diferentes cada mes, entre enero y marzo de 2013.
La mayoría de las huelgas de este año han estallado en demandas por aumento de salarios y la seguridad laboral, y en contra de la mala gestión, la intimidación, la corrupción y los cierres de fábrica. Los trabajadores de las empresas eléctricas de todo el país han estado en huelga nacional contra las condiciones inhumanas y el aumento de la corrupción en el Ministerio de Electricidad y Energía. Esta fue la primera vez que los trabajadores de todo Egipto han tomado medidas de huelga conjunta por salud, becas escolares para sus hijos y derechos sindicales.
Las divisiones de clase dentro de las fuerzas del Estado
Los altos mandos de las fuerzas estatales temen ampliar las divisiones de clase, sobre todo después de que la policía marginada de las atrocidades llevadas a cabo bajo Mubarak, ahora están recurriendo a la lucha por mejores condiciones. El mes de marzo vio huelgas entre la policía y las Fuerzas de Seguridad Central (a menudo ocupadas como policía antidisturbios) con al menos 60 estaciones de policía y 10 campamentos implicados en todo el país.
Las bases de la policía son reclutadas entre los más pobres y de las principales zonas rurales en Egipto. Ellos están mal pagados y, sin embargo, se espera que actúen como primera línea del Estado contra los manifestantes y los trabajadores en huelga. En enero y febrero de 2011, la policía fue usada para contener las manifestaciones masivas. Sin embargo, el proceso revolucionario ha tenido su impacto en estas fuerzas, y les ha dado la confianza para luchar ellos mismos por mejores condiciones y oponerse a ser utilizados como primera línea contra los trabajadores y los manifestantes.
Los trabajadores necesitan construir su propio frente unido
Baradei, ampliamente visto como separado de las masas, lidera con Sabbahi, el Frente de Salvación Nacional (FSN). El FSN fue formado en 2012 por los partidos que se oponen al régimen de los Hermanos Musulmanes y declaró que su objetivo era tomar una posición unificada en contra de Morsi. Sabbahi, un nasserista que ahora forma parte de quienes desarrollan la “hoja de ruta”, ha sido ampliamente desacreditado por conspirar con las fuerzas estatales contra Morsi. Muchos líderes activistas, sobre todo los jóvenes, han abandonado las filas del FSN después de las acciones de Sabbahi, que van en contra de sus promesas anteriores para continuar la revolución y para proteger los intereses históricos de los trabajadores y campesinos.
Estos miles de jóvenes se sienten atraídos por unirse a un partido revolucionario de masas de los trabajadores, si esto fuera construido por los trabajadores con un programa socialista y estructuras democráticas. El apoyo que Sabbahi tuvo indica el estado de ánimo de una capa de la juventud y un sector de la clase obrera por políticas radicales, como la nacionalización de las industrias y de la tierra. Los millones que votaron por Sabbahi en las elecciones presidenciales de 2012 vinieron de las principales ciudades industriales de Egipto (sobre todo los centros industriales del delta del Nilo). Este apoyo ha disminuido, dejando a la clase obrera en una necesidad más urgente de crear su propio partido y de desarrollar un programa para resistir al régimen militar, los jefes, el MB y los liberales pro-capitalistas.
Al igual que Morsi, todas las figuras del futuro régimen pro-capitalista y los partidos continuarán con la agenda económica de Mubarak y adoptarán las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para préstamos y más préstamos. El FMI está imponiendo nuevos recortes en los subsidios, pero Morsi no pudo cumplir las exigencias del FMI, debido a las huelgas y el descontento social, lo que llevó a la última oleada revolucionaria que finalmente condujo al ejército a forzar su destitución. Los ataques inspirados por el FMI sobre los trabajadores y los pobres se enfrentarán a conflictos sociales de masas y sería un desafío para cualquier presidente heredero del asiento de Mubarak y Morsi.
Este es un factor detrás de los jefes del ejército, de su falta de voluntad para gobernar solos y la motivación detrás del primer ministro instalado por el ejército, Al-Sisi, llamando a" un gobierno civil "e insistiendo en que el trabajo del ejército es únicamente para asegurar las elecciones (y asegurar en Egipto los intereses capitalistas, por supuesto). Debido a la profunda crisis, los altos mandos militares y la clase capitalista detrás de ellos, están dispuestos a seguir cambiando presidentes y las caras del régimen, al tiempo que conserva la fuerza del Estado para hacer frente a los trabajadores y los jóvenes que entran en oposición a su gobierno.
Las organizaciones de trabajadores
Pero los trabajadores se están organizando y preparando para futuras luchas. Hay dos redes sindicales independientes oficiales en Egipto, la Federación Egipcia de Sindicatos Independientes (EFITU) – formado en 2011 y liderado por Abu Eita, un miembro del Partido Karama Nasserista – y el Congreso Obrero Democrático Egipcio (EDLC) – iniciado en 2013 y dirigido por Abbas, un ex miembro de Tagammu, el ex –partido de Izquierda en Egipto.
Si bien ambas federaciones han jugado un papel en la sindicalización y la vinculación sindicalistas, ninguno de ellos, a estas alturas, muestra una disposición a llamar por la construcción de un partido obrero revolucionario de masas. Ambas federaciones hablan de su papel de "facilitadores" en el desarrollo de redes, administración y liderazgos.
Sin embargo, una formación llamada Sadat Workers Alliance, que representa a 35 industrias, se ha constituido recientemente y los trabajadores de la Alianza, antes del 30 de junio, habían expresado su interés en levantar sus propios candidatos en las elecciones. Este es un avance potencialmente importante para el movimiento obrero en Egipto y plantea la cuestión de la organización política de los trabajadores y la construcción de su propia organización para desafiar a la clase capitalista. Como se defendió por los partidarios del CIT en Egipto en febrero del 2011, en tiempos de revolución, la cuestión concreta de la organización y quien tiene el poder del Estado tiene que ser presentado a los trabajadores en lucha. Los socialistas tienen un papel clave que desempeñar en los trabajadores de base, para que discutan la estrategia de su lucha política como clase.
Un partido obrero de masas con un programa socialista
Después de décadas de una brutal era de represión bajo Mubarak, que hizo la acción colectiva organizada muy difícil; la revolución ha abierto mayores posibilidades para que los trabajadores usen sus métodos tradicionales y eficaces de lucha. Los socialistas tienen la responsabilidad de actuar como la memoria de la clase obrera en lucha, e impulsar una estrategia para derrocar al capitalismo y para que los trabajadores tomen el poder.
Hoy en día, los generales están consolidando su poder sobre las espaldas del movimiento de masas. Bajo la presión del FMI, los llamados ’reformistas’ impondrán nuevos ataques a los trabajadores y harán profundos recortes a los subsidios. Esto será replicado con la reanudación y ampliación de la lucha de clases. Al mismo tiempo, no puede haber ninguna duda de que ya algunos activistas estarán tratando de sacar conclusiones a partir de los tumultuosos acontecimientos de las últimas semanas, cuestionando el papel del ejército y la búsqueda de una forma para evitar conflictos sectarios religiosos en desarrollo y una ruta a seguir para la construcción del movimiento de la clase obrera. Crecientemente, mientras la clase obrera aprende de las experiencias de los últimos dos años y medio de luchas revolucionarias, la cuestión de la construcción de un partido obrero de masas independiente, será puesto en la orden del día.
Se necesita un partido socialista revolucionario de masas si la clase obrera pretende hacerse cargo de la gestión de la sociedad. Una economía planificada democráticamente bajo una sociedad socialista, garantizaría la demanda clave de las masas hoy por “pan, libertad y justicia social para todos".
Ninguna confianza en los jefes militares
Abajo el régimen militar y la represión estatal. Por plenos derechos democráticos de inmediato, para todos.
Ninguna confianza en los líderes pro-capitalistas
La revolución debe continuar, con los trabajadores a la cabeza y apelando, sobre una base de clase, a los pequeños agricultores, los desempleados, los pobres urbanos y rurales, y las bases de las fuerzas del ejército, la policía y el Estado.
Por la construcción y la vinculación de los sindicatos independientes y democráticos y por comités revolucionarios genuinos de los trabajadores, los pobres y los jóvenes.
Por elecciones libres a una asamblea constituyente revolucionaria, por un gobierno mayoritario de representantes de los trabajadores, los pequeños agricultores y pobres para introducir políticas socialistas.
Por un salario digno, empleo para todos, acceso gratuito y completo a una vivienda digna, a educación y salud.
Por la nacionalización, bajo control y gestión democrática de los trabajadores, de las principales industrias y los recursos de la sociedad.
Por un Egipto socialista y una federación socialista del Medio Oriente y África del Norte, sobre bases democráticas y libres.
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