Cuba: Nuevas luchas para viejos empeños

Notas de la intervención cubana en el Comité Ejecutivo Internacional del CIT

En nombre de mi colectivo Observatorio Crítico y del mío mismo, deseo extenderle a nuestros lectores y seguidores el saludo, las felicitaciones y el agradecimiento por la atención que prestan a nuestra actividad. Les recomiendo mantener este seguimiento en un año que prevé importantes acontecimientos en nuestro país, y donde el trabajo de todas las personas de buena voluntad jugará un papel de la mayor importancia en el logro de los objetivos de la sociedad más hermosa a la que aspiramos. Aprovecho esta ocasión, además, para publicar finalmente la transcripción de las notas que me sirvieron de base para mi intervención en el evento del Comité por una Internacional de los Trabajadores (CWI, siglas en inglés), celebrado entre el 1ro y el 7 del pasado mes de diciembre.

Notas manuscritas para la intervención en el Comité Ejecutivo Internacional, evento del Comité por una Internacional de los Trabajadores, diciembre de 2013.

En primer lugar, empezaré agradeciendo a nombre de mi colectivo, Observatorio Crítico, y en el mío propio, al Comité por la Internacional de los Trabajadores (CIT) y los compañeros organizadores del evento, por la invitación que se nos extendió para este evento.

También por todas las muestras de cariño con las que nos han obsequiado todos los camaradas del CIT, cuyo interés y solidaridad con las causas de mi tierra nos ha dado la oportunidad, el honor y la responsabilidad de venir a este foro en representación de las fuerzas pro-opositivas, de izquierda anti capitalista de mi país.

Esta responsabilidad casi nos abruma, por la conciencia del papel de Cuba en el imaginario de las luchas de los trabajadores en todo el mundo. Sabemos lo difícil que es trasmitir la compleja e interesante realidad que allá se desarrolla. Y sí que es compleja. Fijénse en lo siguiente: A principios de la década del 1990 llegó a La Habana un joven reportero de la BBC, con el encargo de cubrir la inminente caída del régimen de Castro. Un matrimonio, algún hijo cubano, varias canas y 20 años más tarde, este reportero, Fernando Ravsberg, todavía representa ese sentimiento de admiración y maravilla ante la resistencia de mi pueblo.

Y no es para menos. El fin del llamado Campo Socialista le costó a Cuba más del 80% de los mercados y los masivos subsidios soviéticos. Encima de ello, la agresión imperialista del gobierno de los EEUU se incrementó, se recrudeció el bloqueo económico y aumentó el financiamiento a los grupos derechistas de oposición con sumas millonarias. También siguió la tolerancia en el territorio de los EEUU, a la actividad de grupos que promovieron hechos terroristas en mi país, entre otras políticas de hostilidad. Nos guste o no, la injerencia del gobierno imperialista de los EEUU ha sido y será un factor, en el caso de Cuba; incluso porque alimenta las tendencias reaccionarias y conservadoras propias del gobierno cubano, que puede dirigir también su hostigamiento contra fuerzas de izquierda, socialistas, independientes de su burocracia.

¿Qué naturaleza tiene esta burocracia, esta élite que controla los destinos de mi país y mis compatriotas?

Recuérdese que, al triunfo de la Revolución, las fuerzas vencedoras integraron un partido unificado a partir de los movimientos que condujeron la lucha, fundamentalmente los movimientos interclasistas del Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario, más el Partido Comunista de entonces de naturaleza estalinista, y el apoyo decisivo del campesinado.

El programa inicial no era socialista, aunque sí progresista desde el punto de vista burgués-nacionalista. La Reforma Agraria era su principal bandera. Pero la lucha de clases que se desató, radicalizó y polarizó la política en aquel momento. Con la Reforma Agraria; la nacionalización de las empresas; la campaña de alfabetización; la integración popular de órganos de defensa de la revolución; la transición a un sistema de economía planificada apartando al mercado, y una fuerte inversión social, entre otras políticas, permitieron la transformación hacia un estado que, entonces, podía ser llamado socialista, si bien le faltaban los elementos de control y democracia obrera. Pues bien, este sistema, más los subsidios soviéticos, permitieron una transformación de la situación de pobreza atroz previa a la revolución, a una sociedad de mucho mayor desarrollo humano, 30 años después, cuando cae el muro de Berlín y empieza la mayor prueba que ha atravesado el socialismo en Cuba.

El gobierno pudo seguir blasonando de una enorme capacidad de convocar movilizaciones, en su apoyo, en los años que siguieron. Pero los críticos le pueden señalar el uso de medios de presión sobre los convocados, y la doble moral y corrupción entre los convocadores.

Tampoco se puede ignorar la emigración de aproximadamente medio millón de cubanos en los últimos 20 años. Y es que, en la capa que fuera vanguardia de la revolución, tras décadas de dirigir sin control ni mecanismos democráticos, en la base, para participar de las decisiones de las políticas nacionales, se creó y acrecentó una brecha entre dirigencia y pueblo trabajador, aparentemente insalvable hoy. El descrédito de la ideología soviética dejó un vacío en las calles cubanas, rápidamente ocupado por la filosofía simbolizada por la ciudad de Miami.

Esta filosofía hace que la prosperidad se conciba como consumir más; la recreación, en consumir más; y el prestigio personal y social, en ostentar un alto nivel de consumo. Esto creó, naturalmente, la frustración en muchos y la tendencia a recurrir al delito con tal de satisfacer esas ansias. Esto también se alimentó de la evidencia de que las élites burocráticas corruptas adaptaban abiertamente esos modos de vida, bien lejos de los ideales de austeridad socialista, cuyo paradigma más recordado fuera la figura del desaparecido Ernesto Ché Guevara.

La política económica del gobierno solo fue capaz de aplicar recursos promotores de esa mentalidad de consumo, en su desesperación por captar divisas convertibles. No obstante, las políticas sociales más importantes se mantuvieron, como la seguridad del empleo, por mal pagado que fuese; mantenimiento de los servicios de educación, salud, seguridad social universales Esto contribuyó al mantenimiento de la gobernabilidad, por más que se sufriera de la aguda escasez de alimentos, productos industriales, cortes de electricidad y otros problemas.

Pero parece que ni siquiera aquellos niveles sociales mínimos fueran sostenibles, o quizá nuestra clase gobernante crece en ambiciones. Con el eufemismo de Actualización del modelo contemplamos la deriva, lenta pero decidida, haca una transición que nos recuerda el a China: un sistema de economía de mercado bajo el control firme de una fuerza política burocratizada y autoritaria. No hemos llegado a ese punto, pero la apertura al pequeño capitalismo nacional y al gran capital trasnacional que se produce hoy, más los recortes en políticas sociales y derechos de los trabajadores, nos inclinan a esperar ese desarrollo.

La primera vez que se planteó en Cuba el despido de hasta un millón de trabajadores, no hubo la más mínima protesta de por parte de la Central Sindical, cuyo accionar parece consistir en el suicidio, en entregar sin lucha todas las conquistas obreras alcanzadas en nuestra historia. No hubo resistencia por la dirección de la CTC pero, a nivel de las bases, los trabajadores hirvieron. Sin una organización consciente u organizada, en confrontaciones individuales; pero de muchos individuos. Y esta ira convenció al gobierno de contemporizar.

Se realizó entonces una planificación más cuidadosa para las presentes reformas, encarnadas en el documento conocido como los Lineamientos del Partido.

En este, se establecieron directivas que abren paso a la liberalización, si bien se asientan también algunas condiciones teóricas para la aparición y fortalecimiento de empeños de trabajadores bajo mecanismos no capitalistas. Sin embargo, la implementación de estos lineamientos corre a cargo de comisiones que trabajan en el secreto y sin control democrático, y están favoreciendo las alternativas más facilitadoras para la actividad del capital y el mercado.

Esto ha recrudecido las desigualdades y el descontento, así como las tendencias individualistas y enajenantes. La última etapa se destaca por el impulso a un nuevo proyecto de Código Laboral. Este actualiza algunos principios del Código viejo, tan obsoletos como el asegurar el trabajo como deber y derecho de toda la ciudadanía, lo que debe ser actualizado. Se acabó entonces la seguridad del trabajador en el puesto laboral, de donde puede ser despedido sin muchos miramientos, con no más que una débil promesa de buscar otras alternativas para el trabajador despedido, que pueden aparecer o no.

¿El sindicato?, en algunos casos conservará la potestad de emitir una opinión que será escuchada.

Eso, en la esfera de la economía pública. En la esfera privada, la nueva clase capitalista emergente tendrá enormes capacidades para sobre explotar a sus empleados. Nosotros no encontramos mecanismos realmente efectivos de defensa de los trabajadores de esta área por sus derechos mínimos, como horas de trabajo, salario mínimo, vacaciones, protección para la etapa de tener descendencia, negociación colectiva de contratos de trabajo, ni defensas contra discriminaciones por criterios de raza, género, orientación sexual (1).

¿Qué papel podemos jugar los colectivos que enarbolamos ideales socialistas y de democracia de los trabajadores en este contexto?

Pues aprovechar cada resquicio y oportunidad para denunciar la falsía de la burocracia que insiste en presentarse como los reales sostenedores del socialismo, la garantía de la soberanía nacional, mientras venden el país a pedazos a los capitalistas locales e internacionales. Seguir recordando a todas las personas que cada ciudadano y ciudadana tiene el derecho de protagonizar las condiciones y la transformación de su propia vida. Que todos podemos aprender a trabajar en la recuperación del ejercicio de ese derecho, hoy en manos de una élite que pertenece al pasado. Nos proponemos con nuestra actividad, con nuestras iniciativas comunitarias y nuestra prédica, convencer a todo el que podamos de que es posible superar esa masa parasitaria y, al mismo tiempo, mantener la independencia de nuestro proyecto socialista, patriótico e internacionalista.

Nuestro bregar nos ha permitido comprobar la resonancia que despierta nuestra labor entre las personas humildes del pueblo, en las que no se han extinguido los ideales de la Revolución; que muchos trabajadores, personas de todos los rincones del país, militantes de las organizaciones políticas y de masas oficiales, encuentran esclarecedoras nuestras publicaciones. Y que existen otros grupos con esas características que nos permiten acercarnos, reconocernos como compañeros con intereses semejantes, patrióticos y socialistas; intercambiar y multiplicar fuerzas y empeños. Nuestras iniciativas son ecologistas, de acciones contra el racismo; reuniones públicas donde contribuimos a que las comunidades recuperen su memoria histórica y tradiciones solidarias propias, sin esperar por autorizaciones u orientaciones de las autoridades, cuya burocracia y autoritarismo las animamos a desafiar.

Bajo estas premisas, acudimos a este evento, y reforzamos nuestro coraje y esperanzas. Aquí hemos comprobado la solidez de la solidaridad que se puede establecer entre socialistas de todo el mundo.

En el caso de mi país, sus estructuras burocráticas han tratado de monopolizar también la administración de la solidaridad. Se venden verdaderos paquetes de turismo de izquierda, o se gastan el dinero de los pueblos en giras por Nueva York y Paris, sin la menor idea de rendir cuentas a los trabajadores y trabajadoras cuyo sudor consumen. Afortunadamente, los luchadores revolucionarios del mundo pueden ver más allá de eso.

Desde ya, manifestamos nuestro agradecimiento por la adhesión que de seguro expresarán con la declaración que hemos circulado; por el interés que les animamos a desarrollar alrededor de las personas comunes, trabajadores y trabajadoras, artistas, promotores comunitarios de mi país con o sin el apoyo del gobierno; por el apoyo a nuestras causas de emancipación en todos los terrenos sociales, contra la dominación que agobia a quien trabaja; a quien tiene la piel negra; una orientación sexual no mayoritaria, etc., contra todas las causas de injusticia que hay en nuestro país y contra las cuales no nos cansaremos de luchar.

A nombre del Observatorio Crítico de Cuba y del mío propio, una vez más, muchas gracias.

(1) Días después, el Código se aprobó y se supone que lo van a dotar con esas defensas, al menos en la teoría, hay que ver como siempre la práctica.

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