¿Quién está saboteando a quién?
A finales de octubre en cadena nacional el presidente Nicolás Maduro, anuncio el descubrimiento en el estado Aragua de dos enormes galpones de insumos médicos. Mientras se realizaba la transmisión, se observaba las grandes estanterías llenas de agujas, material médico quirúrgicas, y ¡hasta sillas de ruedas! Maduro dijo que había suficiente insumos para satisfacer las necesidades del sector público de salud para un año. Los responsables para la importación de tales insumos, eran dos compañías de un mismo dueño, quienes importaron con dólares preferenciales las mercancías halladas. Ha dichas empresa se le había otorgado desde el 2004 $236,2 millones de dólares y $24 millones solo en lo que va este año, todos aprobado por el gobierno nacional.
De igual manera se han realizado allanamientos en mercados municipales, galpones etc., los cuales se han encontrado llenos de comida y otros productos de consumo masivo como el detergente en polvo y líquido para lavar ropas y utensilios de cocina, así como pañales desechables para bebes. En algunos casos los dueños no podían justificar los insumos, productos en su mayoría importados porque no tenían las facturas de la aduana entre otra documentación.
La escasez de comida ha llegado hasta 30% en lo que va del año, según el Banco Central de Venezuela (BCV) este mismo ente oficial informo que la inflación anualizada (septiembre) es de 63.5%. Esta escasez no es solo de alimentos y productos de aseo personal o limpieza para el hogar; los hospitales públicos están carentes de equipos médicos quirúrgicos y los pacientes y sus familiares tienen que buscar y proveerse de productos básicos como agujas y vendas. Recientemente la acetaminofén, medicina principal en el tratamiento del chinkingunya, virus que está atacando fuertemente a los sectores populares, no pueden ser conseguida en farmacias ni ambulatorios; y si los hay son racionadas. También se ha dado el fenómeno del mercado paralelo o clandestino, al igual que los alimentos, existen páginas web en las redes sociales que vende esta medicina con un precio 1000% más que su valor comercial original.
El gobierno sigue echando la culpa de la escasez y la inflación a la derecha y la burguesía como parte de su sabotaje y guerra económica así como también del contrabando de los alimentos regulados dentro de Venezuela y hacia Colombia.
¿Quién está saboteando a quién?
Sin duda, que hay responsabilidad de la burguesía, los empresarios y de los partidos de derechas, quienes desde la muerte de Chávez, han intensificado su campaña de desestabilización. La burguesía, algunas de ellos de manera oportunista han sacado provecho de las primeras etapa de la mesa de dialogo por la paz. Llegando en acuerdos con el gobierno para incrementar la producción y la entrega de dólares para importar y ayudar en la distribución de los alimentos y demás productos de consumo masivo.
Pero al mismo tiempo, otro sector de la burguesía o la misma que acuerdan con el gobierno, se queja de la no entrega suficiente de dólares por parte del gobierno, así como critican de manera hipócrita la ineficiencia de los órganos burocráticos de estado que gestionan la entrega de dólares. Como el Cencoex.
Es cierto que la asignación de dólares para el sector privado, y el público, para las importaciones han caído este año en un tercio en comparación al 2013. Sin embargo en lo que va del año, ¡$17 mil millones de dólares (esto equivale al PIB anual de algunas naciones pequeñas de centro américa o áfrica) han sido asignados en los primeros 6 meses del 2014!; y a pesar que el gobierno nacional aumento sus importaciones en los últimos 12 meses, 60% todavía siguen manos del sector privado ¡con dólares preferenciales aprobados por el gobierno!
La escasez de alimentos y otros bienes por meses, seguido por periodos intermitente en el que aparecen en los anaqueles, generan un ambiente de ansiedad e incertidumbre, de que quizás los productos no serian consignado otra vez por meses, lo que promueve las compras nerviosos amplificando la “escasez”. Al mismo momento, muchos de los productos regulados son comprados en cantidades masivas por intermediarios quienes luego revenden a un precio más alto. Esto profundiza la escasez e incrementa la inflación.
También, el sector privado retiene la distribución de sus productos de primera necesidad para presionar el gobierno a aumentar el precio regulado; y el gobierno cede en sus demandas la pasta por ejemplo subió 300% recientemente. Estos aumento no se ven retribuidos en los trabajadores de estas empresas, que aun cuando se incrementa la producción o venta de los productos manufacturados, los trabajadores siguen con igual salario y aun peor violados sus jornadas laborales.
Lorenzo Mendoza, el presidente de Polar compañía que tiene el monopolio de producción y distribución de alimentos, bebidas y otros bienes y uno de los hombres más rico del país y américa latina, destaco dramáticamente en octubre, que solo queda suficiente harina precocida de maíz, fundamental para las arepas (dieta principal de la clase trabajadora venezolana) y base para el principal plato de la comida tradicional de navidad, la Hallaca, hasta diciembre y que después de esta fecha no habría nada si el gobierno, no sube el precio regulado.
Polar, suministra entre el 18% y 40% de los alimentos para la dieta básica de l@s venezolan@s. Mendoza dijo que era imposible para la compañía importar el maíz, empacar y distribuir con en el precio regulado; entonces el gobierno poco después anuncio un aumento de 218% en el precio. No es por casualidad que ahora, en noviembre, los supermercados tienen bastante abastecimiento de la harina de maíz de Polar, pero ahora en venta al nuevo precio.
Pero nada resuelve la escasez, ni otorgamiento de dólares, ni fiscalización, controles de precios, aumento de precios o subsidios. La escasez continúa, y aun cuando hay productos ya en anaqueles, las personas deben visitar entre 3 y 5 establecimiento diferentes para conseguirlos y soportar largas colas de entre 2 y 6 horas, aumento el estrés que vive la gente en su cotidianidad, mermando su calidad de vida.
Esta situación aparentemente sin fin, es claramente parte de una campaña dirigida por la derecha para profundizar el descontento en la actual gestión del gobierno, para capitalizarlo luego por la vía electoral como lo proyecta la derecha moderada “democrática”, o se exprese en las calle de manera violenta como lo promueve su ala reaccionaria.
Pero no es suficiente para el gobierno decir que la derecha es responsable de esta situación cuando son también responsables. El gobierno tiene control de la industria petrolera a través de PDVSA, que es el motor principal de la economía 90%. Tiene control de la divisas o dólares que ingresan al país, las cuales 95% de ellas la genera la industria petrolera. Y es el gobierno quien da los dólares y establece la tasa de cambio para que el sector privado participe de la economía nacional.
Recientemente el vice-presidente para la seguridad y soberanía alimentaria, Iván Gil, dijo:
"…Aquí está un sector privado serio, honesto, un sector privado responsable que por un lado provee productos que se distribuyen en las redes Pdval y Mercal y por otro lado, ellos mismos han decidido venir aquí a ofertar sus productos regulados a precios justos…"
Y agrego:
"…El sector privado trabajo todo el año de la mano con nosotros (gobierno nacional), sobre todo en el aspecto que tiene que ver con el acceso a materias primas, con la distribución……".
Estos comentarios los hizo en relación de los artículos para Navidad que han llegado a al país, que incluyen electrodomésticos, juguetes y alimentos no producido en el país (60% de lo que se consume en Venezuela es importado) entre otra cosas. Con palabras así nos preguntamos ¿quién está dirigiendo la llamada guerra económica?
Una de las contradicciones enormes del Chavismo, entiéndase su sector dirigente, funcionarios etc., es que hablan del socialismo y que en Venezuela hay una sistema socialista. Pero en realidad se mantiene el capitalismo y todas las distorsiones y contradicciones que este trae consigo. La ofensiva de las fuerzas contra-revolucionario, reformista y burocrática dentro del Chavismo y el proceso Bolivariano están claramente evidentes en la corrupción que existe en diferentes grados y en todas las instituciones del estado, y que se ve reflejada en este escenario de escasez que el gobierno ha caracterizado de guerra económica.
La corrupción y complicidad, se extienden hasta las fuerzas armadas. Maduro ha dicho que parte de la guerra económica ha sido el contrabando de alimentos y otros productos que alcanza el 40% de los alimentos que se producen en el país o se importan, que son llevados a Colombia, a través de la frontera con este vecino país.
Este contrabando es realizado por mafias y bandas de grupos paramilitares, que pasan por una frontera que se supone, en caso del territorio venezolano, están militarmente controladas o vigiladas por el ejército venezolano. Al mismo tiempo cabe destacar que una gran parte de su alta oficialidad, ocupan posiciones de poder en el gobierno.
La cuestión militar es muy delicada para el gobierno, asumir que hay una complicidad puede ser un arma de doble filo, por eso el gobierno, el presidente Maduro, ha expresado apoyo y defensa de las fuerzas armadas. Esto deja una situación de cierta ambigüedad, aunque sea correcto no caer en generalización, es pertinente hace una revisión a fondo del rol que las fuerzas armadas está jugando en todo este contexto.
Estos productos, en su mayoría regulados, están siendo comprados en cantidades enormes con bolívares que fueron producto de la compra y venta de dólares en el mercado paralelo. Para ser después revendidos en Colombia en un precio según el mercado de ese país, o re ingresados al país, en el caso de productos importados con el doble de su precio, generando ganancias masivas para los empresarios mafiosos y parásitos.
No puede ser más obvio que esta operación de contrabando, que incluye a la gasolina subsidiada por el estado venezolano y que también genera grandes pérdidas a la nación, no podría funcionar sin la cooperación implícita de sectores de las fuerzas armadas y elementos dentro del gobierno- especialmente en los estados fronterizos como Zulia y Táchira quienes tienen en su poder estatal a factores de oposición y el Chavismo respectivamente.
Además, las medidas introducidas por el gobierno para lucha en contra de estos problemas, escasez, especulación, acaparamiento, corrupción, burocratismo, sirven de ejemplo, que no existen medidas dentro del capitalismo que corrija sus propios males.
El Sector Informal “los buhoneros”
42% de la fuerza laboral, es decir de trabajador@s en el país son informales y un porcentaje significante de ell@s, conocidos como buhoneros, se ganan la vida vendiendo alimentos, ropas y otros productos en las calles.
En la historia reciente, en momentos de escasez todavía se podían conseguir muchos productos de primera necesidad como la azúcar, el café, harina de maíz etc. con los buhoneros, pero mas recientemente los precios de estos productos, en alta demanda y con poco oferta, estaban siendo vendidos a 50-100% mas caro del precio regulado o del que se consiguen en las cadena de los supermercados públicos o privados.
Esto llevo al gobierno, desde 1 noviembre, implementar una ley que norme la venta de productos por este sector de la economía y de los trabajadores. Quienes siguán vendiendo productos de la cesta básica, seria inicialmente educados sobre la ley y sus productos confiscados recibiendo un rembolso de la mercancía en base al costo del precio regulado o establecido por ley. Si después de esta primera sanción continúan en la venta de estos productos, recibirán una multa; y por último serian mandando a la fiscalía con la posibilidad de recibir una pena de privación de libertad máximo de 12 años.
Además el gobierno ha dicho que si no son venezolan@s podrían ser revocados de su nacionalidad en los casos de extranjeros que se la ha otorgado este derecho de nacionalización, esto afectarían una población importante de los trabajadores informales, que son extranjeros nacionalizados, en su mayoría colombianos y haitianos.
Claramente los que serán castigados son l@s buhoner@s y no las mafias organizados quienes les suministran los productos. Por cada galpón que se consigue hay cientos, quizás miles más acaparando productos, que estarían listos a venderlos por ganancia inmensas a través de a l@s buhoner@s quienes también en la lógica capitalista querrán sacar sus propias ganancias.
No es correcto idealizar a los buhoneros, pero tampoco criminalizarlos y mucho menos crear el estigma xenofóbico y racista sobre los extranjeros en este caso de las naciones hermanas de Colombia y Haití.
Aunque la medida de regular y poner control sobre la venta de productos de la cesta básica a precios súper inflados por los buhoneros, quizás sería bienvenida por un sector amplio de la sociedad, del pueblo, no es una respuesta al problema de fondo y no lo solucionara. Al contrario creara aún más problemas como la creciente estigmatización, criminalización, xenofobia y racismo porque se está generando sobre las comunidades de colombianos, haitianos y chinos en el país. Y nada de esto tiene que ver con el socialismo.
El Sector Formal
La ironía de castigar, o revocar de la nacionalidad venezolana a extranjeros, aquell@s ubicados en lo más bajo en la cadena de la economía, distribución, venta de alimentos por ejemplo, no debería ser defendido por la clase trabajadora y lo más explotados y oprimidos.
Quienes frecuentemente vamos a los mercados municipales o los pequeños supermercados privados para comprar productos, los conseguimos a un precio también aumentado por sus dueños quienes "legalmente" están vendiéndolos.
Muchos de los productos que ofrecen estas cadenas o establecimientos de venta y distribución de alimentos, los adquieren por dólares preferenciales que les otorgan el gobierno o son subsidiados como son los productos de la cesta básica, pero igual lo venden a precios muy por encima del dólar preferencial que reciben. Está muy claro su especulación y el impacto que esto tiene en la alta inflación.
Igual pasa con los fabricantes o productores como Polar, que ante las regulaciones de productos de la cesta básica como la harina de maíz, el arroz, etc. inventa productos “mejorado” del mismo alimento para justificar un precio “legal” superior al regulado del alimento en su presentación normal o básica.
La realidad es que quienes tenemos que comprar el producto, alimentos que necesitamos, bien sea al buhonero, los supermercados o mercados municipales, terminamos pagando el precio que ellos no imponen sin poder discutir su precio. Es decir es un círculo vicioso entre la usura y el estado de necesidad de las personal; en juego macabro y miserable entre seres humanos.
Entonces mientras se criminaliza y fiscaliza con severidad al sector informal, al sector formal se le dan todas las concesiones y se le permite de manera “legal” que nos roben.
Medidas
Las medidas del gobierno de supervisar, allanar tiendas, galpones y mercados para monitorear y esta seguro que vendan a los precios según la ley han tenido poco éxito; salvo las grandes cadenas de supermercados respecto a los productos de la cesta básica. Aunque hay líneas telefónicas para denunciar las ventas en sobre precio y que ha habido dueños que han recibido multas; y en muchos lugares hay grandes carteles mostrando los precios regulados. En general estas medidas han hecho poco para acabar con la escasez, especulación y la inflación.
En las últimos diez años el gobierno ha abierto sus propias redes de distribución y supermercados; y de aumentado las importaciones teniendo un impacto positivo para la clase trabajadora y explotada. Los supermercados bicentenarios por ejemplo garantizaban los productos de primera necesidad al precio regulado.
Sin embargo, todo el cuadro anteriormente descrito, ha dejado en evidencia las limitaciones de dichas medidas y su impacto progresivo en el tiempo. Tenemos que agregar que gran parte de la importación de alimentos se realiza por las ganancias que se obtiene de la renta del petróleo, principal fuente de divisas del país. Ante la actual caída de los precios y la creciente corrupción dentro y fuera del gobierno y en general del estado venezolano, deja muy vulnerable las medidas de protección y subsidios de productos básicos para la población. Además del poco apoyo real que se le da a la producción nacional, o fracasados proyectos orientados a diversificar la economía, producto de la corrupción e ineficiencia de la burocracia.
El control burocrático de las instituciones del gobierno como el Cencoex, hecho para ser un centro de control para las importaciones, sin participación o control democrático de la clase trabajadora y el pueblo ha significado que corrupción e ineficiencia corran libre.
La política absurda del gobierno suministrándole la clase dominante parasita, millones de millones dólares mientras, que la mayoría de la población están luchando para sobrevivir y alimentarse con lo básico, tiene que parar. Pero la sola manera que pare seria a través de la lucha, y organización autónoma e independiente, revolucionaria y consciente de la clase trabajadora y el pueblo pobre y explotado armado con un programa para el cambio radical hacia el socialismo verdadero- revolucionario y democrático.
Exigimos, Planteamos, Proponemos:
• Que todos los productos deben tener sus (marcaje del PVP) precios claramente estampados antes de salir de sus fábricas. O puntos principales de distribución.
• Una auditoria por las comunidades organizadas sobre las empresas privadas quienes han recibido dólares y hacer rendir cuentas por cada $ recibido; y terminar con la corrupción que siguen empobreciendo a la clase trabajadora y al pueblo explotado.
• Reformas fiscal, quien más gane más pague. Impuesto al lujo (Mansiones, Autos de súper lujo, Jets privados, etc.) Derogación de los tratados de doble tributación que son contrarios a los interés nacionales y promueve la fuga de capitales a paraíso fiscales. Derogación del IVA en los alimentos y medicinas. Revisión y debate público, popular sobre los distintos mecanismos de subsidios que otorga al gobierno al sector transporte (gasolina-combustibles), alimentos que no están beneficiando al pueblo y a los trabajadores, o no son retribuidos en calidad de producto y servicios. Por ejemplo los precios del transporte públicos, la venta de productos derivados del café, la harina de maíz o la leche.
• Todo el poder, al poder popular, a las comunas, a los consejos comunales, a los consejos trabajadores, sin complejos. La única forma de profundizar el proceso y, la única forma de derrotar a la derecha, de vencer al burocratismo y la corrupción, es asumiendo el poder desde la organización social de base revolucionaria.
• Iniciar un proceso de planificación de la economía desde los comités de fábricas, industrias, empresas y comercios, comunas, donde el eje sea las necesidades reales de la sociedad y no del mercado y el lucro, en pleno equilibrio con el desarrollo sustentable y conservación del medio ambiente.
• Nacionalizar bajo el control de l@s trabajador@s, las importaciones y exportaciones, así como del comercio interior y exterior, que acaben con la especulación y fuga de capitales. Esta medida ha sido tomada parcialmente por el gobierno actual, creando el CENCOEX, que sustituye al CADIVI, pero siguen en manos de la misma burocracia y sin ninguna control desde abajo de los trabajadores y el poder popular.
• Nacionalización total de la banca, abajo los monopolios y oligopolios privados, nacionalización y socialización de los medios de producción bajo el control democrático de los trabajadores y el pueblo organizado.
¡Ni un bolívar o dólar más a la burguesía!
¡No existe burguesía buena, burguesía mala, todas son las misma, parasitas y enemigas del pueblo y los trabajadores!
¡Corrupción, burocratismo, reformismo, ineficiencia, no son revolución, no son el socialismo!
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