¡Tories fuera! ¡Elecciones generales ya! ¡Por una huelga general de 24 horas!
“Este referéndum podría bien resultar (…) en el mayor revés en la historia de la Unión Europea”, ha declarado el Finacial Times, llorando con la rabia y la desesperación de la élite británica ante la decisión de la mayoría de votantes de Gran Bretaña de abandonar la Unión Europea.
Efectivamente, se trata de un golpe brutal para la clase capitalista en Gran Bretaña y en toda Europa. Especialmente para el capitalismo esta es una terrible derrota. Podría llevar a la ruptura del Reino Unido si hay otro voto de independencia en Escocia, y también al colapso del Partido Conservador, anteriormente uno de los partidos capitalistas con más éxito en el planeta. También es posible una escisión en el Partido Laborista como consecuencia del 23 de junio y de la trama de derechas y pro-capitalista para acabar con el liderazgo de Jeremy Corbyn. El resultado es una enorme tormenta política.
Muchas de los 17 millones de personas que votaron por la salida, sin embargo, se habrán levantado con un sentimiento de euforia por haber podido expresar su rabia contra todo lo que han sufrido como resultado de que las grandes empresas hayan hecho pagar a la clase trabajadora por la crisis económica en los últimos años: bajos salarios, contratos de cero horas, recortes en los subsidios, falta de vivienda asequible y adelgazamiento hasta los huesos de los servicios públicos. Además, con esto han forzado a Cameron, el odiado Primer Ministro, a anunciar su dimisión.
No solamente en Gran Bretaña sino también en toda Europa los trabajadores se han sentido inspirados por este voto contra la Unión Europea (UE) de la patronal. Sin duda muchos trabajadores en Grecia, cuyas condiciones de vida han sido destrozadas en manos de las instituciones de la UE, habrán dados hurras por este resultado.
En respuesta al resultado del referéndum los mercados financieros están en conmoción, y la libra esterlina está en su nivel más bajo de los últimos 30 años. Esto sucede en parte porque los financieros, “los dueños del universo”, habían calculado arrogantemente que su opción ganaría el referéndum y no estaban preparados para una victoria del Brexit. Los cambios en los mercados financieros no se tienen por qué verse reflejados inmediatamente en una nueva crisis de la economía “real”, ya sea en Gran Bretaña o en el mundo. Sin embargo, el debate del referéndum ha sido usado por el ministro de Hacienda, Osborne, para distraernos de las señales de una nueva etapa de la crisis económica tanto para el capitalismo británico como mundial, que se está desarrollando con independencia del Brexit, y que puede unirse a las ondas de choque causadas por el resultado del referéndum.
Campaña del miedo
Durante el referéndum la campaña del miedo alcanzó proporciones gigantescas. Catástrofes económicas, la tercera guerra mundial, y el temor a un incremento del racismo y la intolerancia fueron utilizados para tratar de intimidar a los votantes para que votaran por quedarse en la UE. Los temores legítimos alrededor de estas cuestiones fueron un factor muy importante para que el 48% de las personas votaran por la permanencia. En particular parece que la mayoría de los jóvenes votaron por la permanencia por su temor de que el racismo creciera si ganaba un voto por la salida. Sin embargo, es increíble el número de personas que votó por la salida y usó el referéndum como una oportunidad para oponerse y protestar contra a una UE remota y antidemocrática, ignorando las amenazas de los líderes de todos los partidos británicos del establecimiento, más todos los líderes mundiales desde Obama hasta Merkel.
De manera increíblemente cínica, incluso el terrible asesinato de la diputada laborista que hacía campaña por la permanencia, Jo Cox, fue utilizado para incrementar este voto. Sin duda, la atmósfera peligrosa que estaban propagando los capitalistas de derechas durante la campaña del referéndum ha incrementado el riesgo de ataques racistas y de extrema derecha. Pero no solamente fue el racismo de la campaña oficial por el Brexit, sino también los constantes ataques de Cameron contra los inmigrantes, e incluso el ala derecha de los laboristas que demandaron que fuera aún más lejos en los últimos días de la campaña. Con independencia del resultado del referéndum, hubiera sido igualmente necesario que el movimiento obrero se posicionara claramente por la unidad, contra el racismo y en defensa de los derechos de los trabajadores inmigrantes en el Reino Unido.
De la misma forma, es completamente falso sugerir que el voto por la salida de la UE tuviera principalmente un carácter de derechas o racista. Por supuesto, algunos de los que votaron por la salida lo habrán hecho por razones racistas o nacionalistas, pero el carácter fundamental de este voto era la rebelión de la clase trabajadora.
Especialmente en los referéndums, donde los votantes solamente tienen dos opciones de voto, hay diferentes motivaciones en la gente que vota para cualquiera de ellas. Pero de hecho ningún movimiento obrero es 100% puro, sin ningún elemento o subcorriente reaccionaria. El trabajo de los socialistas es el de ver el motivo principal, en este caso, un levantamiento en gran parte de la clase trabajadora contra el establecimiento.
En general, ha habido una correlación entre la proporción de pobreza en una zona y su voto en mayoría a favor de la salida. Escocia e Irlanda del Norte, donde el referéndum fue visto de una forma diferente, son excepciones a esto. Sin embargo, en Inglaterra y Gales no eran solamente zonas de clase trabajadora blanca, sino también las áreas obreras con más diversidad étnica, las que votaron para irse. Por ejemplo, hubo un voto mayoritario por la salida en Bradford, con una proporción alta de población asiática. Aunque en Londres, con una población más joven y relativamente más rica, la mayoría votó por la permanencia, el número de votantes por la salida fue mucho más alta en los barrios más pobres. En Barking y Dagenham, donde menos de la mitad de la población ahora se identifica como blancos británicos, el 62% de la población votó por la salida. En el cercano Newham, uno de los barrios más pobres y también de los étnicamente más diversos del país, el 47% votó por la salida.
Mientras que el número de inmigrantes se ha convertido en una cuestión central en la campaña del referéndum, esto no era por lo general en oposición a la gente que viene a Gran Bretaña de otros países. En su lugar, estaba basado en la experiencia de que la patronal están usando cualquier medio a su alcance (incluyo trabajadores de otros países) para bajar los salarios, más la rabia contra los grandes recortes en los servicios públicos y el miedo a que no puedan sobrellevar futuros incrementos en la población. El hecho de que incluso Nigel Farage tuviera que dejar claro que no estaba a favor de que ningún inmigrante de la UE perdiera su derecho a permanecer en el país es un reflejo de este sentimiento, aunque por supuesto el movimiento obrero debe luchar para que esto se cumpla.
Esta lucha debe vincularse con la de un salario mínimo de 10 libras por hora, igual salario para todas las personas que hacen el mismo trabajo, y oposición a los recortes en los servicios públicos como la única manera de defender los derechos de toda la clase trabajadora con independencia de su país de origen.
Expresión de rabia
La revuelta electoral que se ha producido fue prevista por el Socialist Party. Como explicamos en el documento aprobado en nuestra conferencia nacional de marzo: “Al igual que el voto por la independencia de Escocia en 2014, es posible que el referéndum sobre la UE se convierta en un medio para que la clase trabajadora exprese su rabia contra la austeridad continua. Tenemos que plantear el referéndum en estos términos, explicando que un voto por la salida podría abrir la posibilidad de que los Tories dejen el gobierno.”
Ahora que el referéndum se ha terminado, Momentum, la organización que inicialmente se fundó para apoyar a Jeremy Corbyn, ha reconocido esto cuando declararon: “Parece que millones de personas han elegido votar por una salida de la UE para votar contra la globalización sin restricciones que ha visto los niveles de vida estancarse o caer, mientras los costes de vida crecen”. Sin embargo, esto solamente lo han reconocido hoy después de haber malgastado toda la campaña del referéndum pidiendo un voto por la permanencia. De hecho, la revuelta tuvo lugar a pesar del completo fracaso de la mayoría de los líderes del movimiento sindical y, por desgracia, también de Jeremy Corbyn, para defender una posición independiente de la clase trabajadora en el referéndum, liderando una campaña socialista e internacionalista para la salida completamente independiente y en oposición a los nacionalistas del UKIP y compañía.
Esto es lo que hizo el Socialist Party, explicar que estamos en contra de la UE de la patronal, que actúa para los intereses del 1%, pero que estamos a favor de la solidaridad de la gente trabajadora en todo el continente y apoyamos una confederación socialista voluntaria de Europa.
Por el contrario, Frances O’Grady, Secretaria General de TUC (confederación de sindicatos) apareció junto a la líder de los Tories en Escocia, Ruth Davidson, sin criticar en lo más mínimo el gobierno Tory. Jeremy Corbyn and John McDonnell rechazaron, correctamente, aparecer junto a políticos tories pero sin embargo fueron utilizados sin piedad por David Cameron para tratar de ganar una mayoría por la permanencia y salvar su propio pellejo.
La situación política podría haberse transformado si Jeremy Corbyn hubiera mantenido su posición histórica de oposición a la UE porque, como dijo durante la época del Tratado de Maastricht: “Quita a los parlamentos nacionales el poder de establecer su política económica y se lo otorga a un grupo no electo de banqueros.” Una campaña que explicara que es ilegal bajo las leyes de la UE nacionalizar los ferrocarriles o la industria del acero, y mostrar solidaridad con los trabajadores en Grecia, Irlanda y el resto de la UE, podría haber incrementado la mayoría a favor de la salida, y forzar no solamente la dimisión de Cameron sino la convocatoria inmediata de elecciones generales, con la posibilidad de la llegada al poder de un gobierno laborista liderado por Jeremy Corbyn.
La completa ausencia de una voz para las masas de la clase trabajadora en el referéndum ha dejado el terreno libre para que el ex tory y ex corredor de bolsa Nigel Farage falsamente se posicionara como la voz de la “gente corriente”. En realidad, por supuesto, las ideas nacionalistas y discriminatorias del UKIP no ofrecen una salida para la gente trabajadora.
Sin embargo, a pesar de los serios errores de la mayoría de los líderes del movimiento obrero en la campaña del referéndum, no significa que el UKIP y los de su tipo serán los automáticos ganadores de éste. Una llamada clara por unas elecciones generales inmediatas todavía podría llevar al poder a un gobierno laborista liderado por Corbyn, especialmente si se presenta con un programa anti-austeridad.
Y al mismo tiempo, el movimiento sindical necesita ir a la ofensiva contra este gobierno tory dividido y débil y luchar por una convocatoria de huelga general de 24 horas contra cualquier amenaza de recortes tras el Brexit. El resultado de un 91% a favor de la huelga en el NUT, sindicato de la enseñanza, es una indicación del ambiente que se está desarrollando incluso antes del referéndum. También lo son los votos para demandar que los ayuntamientos no implementen las medidas de recortes en las direcciones locales de Unison y Unite y en los congresos de GMB y del TUC galés.
Estas resoluciones, sin embargo, necesitan convertirse en acciones. El congreso del NSSN (Red Nacional de Representantes Sindicales), que tendrá lugar el 2 de julio, será una oportunidad importante para los sindicalistas de bases para discutir cómo construir un movimiento como éste.
Por supuesto, para las grandes empresas británicas un gobierno laborista liderado por Corbyn es una pesadilla que intentarán evitar por todos los medios, ya que temen que despertará las expectativas de la clase trabajadora que ha sufrido años de recortes. Por lo tanto, la clase capitalista y sus leales representantes en el ala derecha laboralista están, como habíamos advertido, intentando culpar a Jeremy Corbyn del voto por el Brexit y usándolo para atacarle. Mientras escribimos este artículo, las dos diputadas a la derecha del laborismo, Margaret Hodge and Anne Coffey, han presentado una moción de no confianza contra Jeremy Corbyn que será debatida por el grupo parlamentario del Partido Laborista.
La elección de Jeremy Corbyn como líder laborista fue una expresión de un sentimiento creciente anti-recortes en la sociedad. Este es un movimiento principalmente desde fuera del Partido Laborista, aunque inesperadamente encontró su expresión en la pugna por el Partido Laborista. Está formado por personas jóvenes o “viejos laboristas” retornados que están buscando algo diferente a la sucesión de líderes, tanto del Partido Conservador como del Partido Laborista, que han actuado en interés del 1% más rico de la población.
Por desgracia, desde el principio Jeremy Corbyn ha estado rodeado por una maquinaria blairista decidida a minar su liderazgo y forzar su dimisión. Los últimos meses han mostrado, como avisamos, que no hay compromiso posible con estos representantes del capitalismo. Por el contrario, cualquier retirada futura del liderazgo laborista inevitablemente llevaría a un reflujo de apoyo a Jeremy Corbyn entre aquellos que se entusiasmaron con su victoria.
En su lugar, debemos oponernos al desafío de la derecha impacablemente y con determinación. Jeremy Corbyn dijo correctamente que muchos de los habían votado por el Brexit estaban protestando contra los recortes.
Lucha contra los recortes
Ahora debe lanzar una lucha contra la austeridad, con el programa con el que se presentó como líder de los laboristas como punto de partida Este debería incluir una aclaración de que se opone a todos los recortes con independencia de quien los implemente: Bruselas, Westminster o ayuntamientos. Esta posición, junto con un salario mínimo de 10 libras por hora y la construcción masiva de vivienda social sería capaz de entusiasmar nos solamente a aquellos que lo eligieron como líder, sino también a un número creciente de personas trabajadoras, sin importar lo que votaron en el referéndum.
La clase capitalista se enfrenta a una crisis, están buscando desesperadamente partidos que puedan actuar en defensa de sus intereses con fiabilidad. No será fácil que puedan evitar una convocatoria de elecciones generales. Incluso es posible que las divisiones dentro del Partido Laborista y Tory, que en realidad solamente se sostienen por el sistema electoral, puedan llevar a un realineamiento en la política británica. Escisiones en estos dos partidos podría llevar a un agrupamiento del ala pro-capitalista del Partido Laborista y los tories pro-UE. No por nada Janan Ganesh comentó en el Financial Times (14-Junio-2016): “Los tories y laboristas moderados que recientemente han empezado a relacionarse en las oficinas de la campaña por la permanencia se llevan en general bien”. Es incluso posible que la clase capitalista apoye un cambio en el sistema electoral hacia representación proporcional para tratar de que esta coalición llegue al poder.
Pero mientras la clase capitalista se enfrenta al caos, es urgente que la clase trabajadora encuentre su propia voz política. El resultado del referéndum muestra el enorme potencial por una lucha masiva contra la austeridad en Gran Bretaña. La tarea es la de crear un partido político de masas capaz de liderar esta lucha, armado políticamente con medidas socialistas.
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