Llamamiento urgente para exigir su inmediata liberación
Durante la noche del tres de noviembre la policía turca asaltó las casas de varios dirigentes y parlamentarios del partido de izquierdas y pro-kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP). Los dos colíderes del partido, Selahattin Demirtas y Figen Yuksekdag, junto con al menos nueve parlamentarios fueron detenidos y encarcelados.
La sede del partido en Ankara también fue asaltada con violencia. Estas redadas se llevaron a cabo en mitad de la noche, acompañadas con los métodos habituales del estado de cerrar los medios de comunicación sociales, obviamente, un intento de impedir la extensión de las reacciones de ira de la población.
Estos arrestos llegan después de la detención, el domingo pasado, de dos co-alcaldes de la ciudad kurda de Diyarbakir. En los últimos meses, alcaldes kurdos elegidos democráticamente han sido destituidos arbitrariamente por el gobierno y reemplazados por administradores nombrados a dedo que actúan siguiendo las órdenes del gobierno central. Todos estos hechos se realizan bajo la cobertura de la lucha contra el “terrorismo”, una etiqueta utilizada a conveniencia por el régimen para silenciar cualquier voz opositora.
Estas nuevas detenciones, que tienen como objetivo figuras influyentes del HDP y del movimiento kurdo, representan un movimiento sin precedentes. Marcan una nueva etapa en la represión que está viviendo Turquía contra todo lo que se ponga en el camino del presidente Erdogan y de su partido gobernante, el AKP, fortaleciendo así su agarre al poder.
El HDP está en la línea de fuego por ser la principal fuerza de la oposición del país que no se ha alineado con el denominado “consenso nacional” que siguió al intento de golpe de estado del 15 de julio. El HDP es visto por Erdogan como el principal obstáculo político en el camino de asegurar las condiciones necesarias para establecer una dictadura presidencial.
Después del fallido golpe de este verano se ha producido un contragolpe, los ataques a los derechos democráticos en el país se han intensificado de manera trágica. En el objetivo están todas las voces de la auténtica oposición; han detenido a muchos académicos, periodistas y activistas políticos, miles de empleados públicos han perdido sus empleos y han cerrado arbitrariamente medios de comunicación. El lunes pasado arrestaron al editor y a miembros de la plantilla del Cumhuriyet, uno de los principales periódicos de la oposición en Turquía.
Al mismo tiempo, se ha escalado la guerra para aumentar el prestigio de Erdogan y sus ambiciones regionales. Esto representa un riesgo de más derramamiento de sangre e inseguridad para toda la población de Turquía, Kurdistán y la región en general.
Sosyalist Alternatif y el CIT condenamos estas nuevas detenciones y exigimos la liberación inmediata de todos los representantes del HDP. Apoyamos las movilizaciones de masas y las protestas, no se puede caer en la trampa de responder a las provocaciones del Estado con acciones violentas individuales. Esta mañana explotó un automóvil en Diyarbakir, posiblemente una respuesta a los arrestos, murieron ocho personas, esta es la clase de respuesta contraproducente que sólo facilitará los objetivos represivos y divisivos del régimen. Estos actos socavan la construcción de un movimiento efectivo de oposición unida al gobierno de Erdogan.
Más que nunca es necesaria la unidad de la clase trabajadora y la solidaridad contra la represión, el terror y la guerra. El movimiento de trabajadores y estudiantes y el resto de la izquierda, en ambos lados de la división étnica, necesita unirse para discutir una respuesta urgente al ataque del estado turco. Se deberían organizar manifestaciones masivas y huelgas en todo el país, ayudadas con acciones de solidaridad internacional, para conseguir una lucha ininterrumpida capaz de desafiar la política de Erdogan.
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