Tras la victoria del PSUV en las elecciones regionales del 10 de Octubre, conquistando la victoria en 18 estados frente a 5 en los que ganó la derecha pro-imperialista y contrarrevolucionaria de la MUD, la campaña electoral y elecciones municipales del 10 de Diciembre han supuesto una nueva derrota para la derecha pero han confirmado también que en el seno del movimiento chavista existe un profundo malestar contra la burocracia y un ambiente muy crítico con las políticas de buscar un pacto con la burguesía y gestionar el capitalismo que está aplicando el gobierno de Nicolás Maduro.
A pesar de haber obtenido la victoria en las elecciones a la Asamblea Nacional de diciembre 2015, luego de tres meses de protestas violentas y acciones terroristas nunca antes vistas por la población venezolana, como el linchamiento y quema de personas que se declaraban chavistas o se negaban a participar en acciones de la extrema-derecha contrarrevolucionaria, la MUD fracasó en su intento de tomar el poder. Pese a la galopante crisis económica, la hiperinflación generada por el sabotaje de la burguesía, la corrupción y políticas capitalistas de la burocracia estatal, estos métodos provocaron el rechazo de un sector significativo de las masas. El resultado está siendo un debilitamiento y divisiones internas crecientes en el seno de la oposición.
Esto se ha reflejado en los últimos tres (3) procesos electorales del año 2017. Millones de personas, aunque muy críticas y descontentas con las políticas del gobierno, participaron en las elecciones a la ANC desafiando el boicot, amenazas y ataques de la derecha y el imperialismo. Este cierre de filas ha continuado en las elecciones regionales y municipales. Sin embargo, y a pesar de ser dominadas totalmente por el PSUV, en estas elecciones se han desarrollado varios fenómenos interesantes de rebeldía interna. Muchos de ellos lo hicieron mostrando además su descontento, votando por candidaturas chavistas críticas con la burocracia y las políticas de la dirección del Partido y el gobierno, para defender un giro a la izquierda.
Derrotar los métodos burocráticos y bonapartistas impulsando el poder obrero y popular
Los ejemplos más destacados de esas candidaturas alternativas que han desafiado a las oficiales impuestas por la maquinaria del PSUV han sido la del ex Ministro de Industria y Comercio, Eduardo Samán, en el Municipio Libertador (Caracas) y el dirigente popular y diputado electo a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) Ángel Prado en el Municipio Simón Planas del Estado Lara. La candidatura de Ángel Prado fue decidida por asambleas de los comuneros y movimientos sociales de base y apoyada por partidos como el PCV, Movimiento Tupamaro o el PPT, que apoyan el proceso bolivariano pero se han mostrado muy críticos en el último período con el giro a la derecha del gobierno. La candidatura de Samán era apoyada también por el PCV, PPT y distintos colectivos de base y movimientos populares de la capital. A causa de varias medidas que tomó contra el acaparamiento de alimentos durante su gestión al frente del INDEPABIS, sus declaraciones contra los especuladores y propuestas como limitar las patentes y el poder de las multinacionales farmacéuticas, Samán es visto como un dirigente mucho más a la izquierda que Erika Faría, la candidata oficial del PSUV.
Frente al desafío planteado por estas y otras candidaturas alternativas, y ante al malestar y decepción existentes en las bases que se ha expresado en una alta abstención (53%), la burocracia estatal y el aparato del PSUV han desarrollado una brutal política clientelar y populista. Llamadas desde oficinas y organismos del estado a electores prometiendo bolsas de comida, amenazas de retirar el carnet de la patria (imprescindible para acceder a bolsas de comida a precios solidarios que reparte el estado a través de los CLAP) y todo tipo de coacciones y maniobras de un nivel que iguala, y en algunos aspectos incluso supera, a la cuarta república, aprovechándose incluso de la desmoralización y necesidades de alimentación que sufre actualmente el pueblo venezolano.
Desde las elecciones regionales se dieron prebendas, bolsas de comidas y electrodomésticos que fueron repartidos entre sectores de las bases con el objetivo de mantener un control sobre ellas e impedir que el malestar creciente con la burocracia se exprese, siendo criticado esto por los sectores más combativos y avanzados. En las elecciones municipales esta conducta ha sido superada. En un proceso donde se observaba poca afluencia de electores, se estimuló manipuladoramente desde el gobierno nacional, en cadena de televisión, la posibilidad de un regalo como bono o ticket de alimentación de premio por haber salido a votar, reproduciéndose de inmediato en todas las redes sociales, generando rápidamente cola en los puntos rojos para escanear el carnet de la patria y obtener el regalo del presidente. Samán y varios de los partidos que le apoyaban denunciaron la prolongación sin motivo del horario de votación mientras desde instancias oficiales se realizaban llamadas prometiendo prebendas a cambio de votos y se utilizaba la maquinaria del PSUV, las gobernaciones y ministerios para movilizar más votantes hacia los centros de votación.
En una encuesta hecha pública un mes antes de las elecciones por una figura reconocida del chavismo como Basem Tajeldine, la intención de voto entre militantes chavistas era de 71% a favor de Samán y 18% para Faría. Tras un mes de poner toda la maquinaria del estado y del partido en funcionamiento, con las citadas promesas y amenazas, el resultado final anunciado por el CNE concede más de 400.000 votos a Erika Faría y sólo 49.000 a Eduardo Samán, que habría quedado tercero por detrás del candidato opositor de Avanzada Progresista.
¡Por un frente unitario de la izquierda crítica del chavismo! !Organizar la lucha contra el capitalismo, la burocracia y la corrupción!
Estas políticas burocráticas aplicadas por la dirección del PSUV pueden convertirse en su contrario. Seguir socavando la moral de las bases que durante años han apoyado el proceso bolivariano, hundiendo en la miseria al pueblo puede explotarle en la cara a la burocracia que ahora se beneficia abiertamente de esta situación. Un ejemplo han sido los resultados en el Municipio Simón Planas, Estado Lara, donde los resultados no fueron los esperados por el PSUV, y la victoria con el 57,92% fue para la candidatura rebelde de Ángel Pardo apoyada por los partidos PCV, TUPAMARO, PPT entre otros, más el respaldo de las comunas de la región. Increíblemente, el CNE planteó que la candidatura de Ángel Pardo había sido invalidada y “por motivos administrativos” adjudicó la votación obtenida por el candidato chavista crítico al candidato oficial. Pardo, junto al pueblo, han decidido luchar, aunque el CNE y la dirección del partido no quieren reconocerlo, pretendiendo imponer su candidato, y se está produciendo una impresionante movilización de la comunidad, a pesar de estar siendo asediada por los cuerpos militares del estado. Esta movilización ha despertado tanta simpatía en las bases chavistas del resto del país que ha obligado a que dirigentes reconocidos del PSUV como Elías Jaua hayan llamado a revisar el caso para evitar una mayor extensión del descontento y que pueda cristalizar en el surgimiento de una izquierda crítica del chavismo organizada
Desde Izquierda Revolucionaria consideramos que se abre una gran oportunidad para que los sectores más combativos y conscientes de la izquierda puedan pasar a la ofensiva revolucionaria, profundizando la creación de un frente amplio de lucha y haciendo un llamado a la actuación unitaria de todas las organizaciones políticas revolucionarias, para definir un programa de lucha que sirva para agrupar a la clase obrera, a los movimientos sociales, comuneros y colectivos de base, al movimiento popular que lucha contra la burocracia con un plan de acción que permita de inmediato intervenir políticamente en la solución de los principales problemas que aqueja a la población.
Una de las lecciones que nos deja esta campaña es que para luchar contra la burocracia no basta únicamente con presentar un programa o una candidatura alternativa. Es necesario actuar de manera decidida y organizar un movimiento que no se limite al frente electoral. No se pueden plantear las reivindicaciones y la lucha en la calle como algo secundario, sino todo lo contrario: basarse en la movilización y la organización del movimiento desde la base para fortalecer y hacer exitoso el desafío a la burocracia en un terreno como el electoral, donde lo burócratas cuentan con la ventaja de su control del aparato del estado.
Una diferencia que explica los diferentes resultados de las candidaturas alternativas de Prado y Samán es que el primero, en un municipio más pequeño, no sólo fue elegido por las comunas sino que al estar en permanente contacto con ellas, basarse en su movilización e incorporar sus reivindicaciones más inmediatas no pudo ser derrotado por la combinación de promesas y amenazas de la burocracia. Al contrario. Estas sólo provocaron más malestar e indignación. La candidatura de Samán representaba indudablemente un gran paso adelante para el movimiento y despertó expectativas entre los sectores más combativos y avanzados pero para enfrentar a una burocracia dispuesta a todo para defender sus privilegios era necesaria una actuación más decidida y un programa muy claro y concreto, que vincule las reivindicaciones y necesidades más inmediatas de cada sector de la clase obrera y el pueblo con la movilización en la calle por esas mismas demandas.
Hay que construir un frente unitario que agrupe a la izquierda crítica del chavismo. Este frente unitario debe impulsar las luchas concretas que está llevando a cabo los trabajadores y el pueblo en cada barrio y cada centro de trabajo, recogiendo y asumiendo sus reivindicaciones en un programa común que muestre que se està decidido a acabar con el poder de los capitalistas y la burocracia y que es posible hacerlo. Hay que defender claramente que todo el poder polìtico y económico debe pasar de verdad a manos de los trabajadores y el pueblo para frenar la especulación e hiperinflación de los alimentos, medicinas, etc., tomar y reactivar bajo control obrero y popular todas las empresas saboteadoras que mantienen baja la producción o paralizada, aplicar nuevos métodos que acaben con la corrupción y el burocratismo como por ejemplo: la elegibilidad y revocabilidad inmediata de todo cargo público por medio de asambleas de trabajadores de cada sector o empresa, rendición de cuentas cada seis meses como máximo, todo funcionario deberá tener un salario igual al de un trabajador calificado y estar dispuesto a ser rotado progresivamente, etc.
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