Venezuela tras las elecciones presidenciales

¡Ni los capitalistas ni la burocracia pueden resolver la crisis!

Levantar una izquierda revolucionaria que defienda los intereses de los trabajadores y el pueblo

El 20 de mayo se celebraban elecciones presidenciales en Venezuela. Tras los resultados finales hechos públicos por el CNE, Nicolás Maduro ha ganado estas elecciones con  6.203.612 votos, por delante de Henri Falcón (ex gobernador del estado Lara por el PSUV que se pasó a  la oposición en 2010), con 1.920.597 votos y el empresario y líder evangélico Javier Bertucci, 988.761 votos. La participación fue del 46,04%.

El cinismo de los imperialistas

Inmediatamente, los imperialistas estadounidenses y europeos y los gobiernos latinoamericanos de derechas han lanzado una campaña histérica denunciando estos resultados como “no válidos”. !Que cinismo! !Elementos como Donald Trump, que desprecia los derechos democráticos de negros, mujeres, inmigrantes , jóvenes y trabajadores; y preside Estados Unidos habiendo obtenido 3 millones de votos menos que su oponente, presentándose como “campeones de la democracia”! O Temer, presidente de Brasil gracias al golpe de estado institucional del impeachment. !Qué decir de las burguesías europeas, que mediante “gobiernos en la sombra” que nadie elige como la troika y gobiernos nacionales cada vez más corruptos y desprestigiados atacan los derechos democráticos y sociales!. Un buen ejemplo de la demagogia de esta campaña han sido las declaraciones del todavía presidente español y líder del PP, Mariano Rajoy, quien ni corto ni perezoso denunciaba “la falta de estándares democráticos en Venezuela”. !El líder de un partido declarado por los tribunales banda criminal! El hombre que hoy mismo está encarcelando a músicos, líderes políticos y activistas sociales por sus ideas y el 1 de Octubre de 2017 mandó 10.000 policías a reprimir a millones de personas en Catalunya, causando más de 1000 heridos, para impedirles ejercer su derecho a votar! 

Esta patética campaña mediática refleja los problemas que siguen teniendo por el momento los imperialistas estadounidenses y europeos y las burguesías latinoamericanas para que sus títeres de la MUD (coalición de partidos de derecha y extrema derecha) lleguen al gobierno en Venezuela. También demuestra que, si llegasen, aplicarían la misma represión y ataques que en Brasil, Argentina u Honduras. 

La MUD salió muy dividida y debilitada tras fracasar su boicot a las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y su intento de tomar el poder de forma violenta en julio de 2017. Los gobiernos imperialistas y los medios de comunicación a su servicio presentan la elevada abstención en las presidenciales venezolanas (53, 96%) como un apoyo a la MUD. Con ello pretenden insuflar ánimo a sus partidarios ya que en todas las elecciones habidas desde entonces, y las movilizaciones que han organizado, han cosechado un fracaso tras otro, incluida la manifestación del pasado 17 de mayo contra las presidenciales del 20M.  Esperan que esta campaña mediática, unida al colapso económico y el creciente descontento con las políticas del gobierno de Maduro, pueda volver a sacar a sus partidarios la calle.

Aunque la manipulación y mentiras de los imperialistas y la MUD son evidentes, la elevada abstención del 20 M sí demuestra una cosa: frente al apoyo masivo que tenía el gobierno de Chávez (debido a las medidas progresistas y reformas sociales que aplicó para responder a las masas), el gobierno burocrático de Maduro, con su política de gestionar el capitalismo, aliarse con sectores de la burguesía venezolana y los imperialistas chinos y rusos y atacar a la izquierda revolucionaria, está provocando una decepción y malestar masivos.

En el terreno ideológico, la brutal crisis que vive Venezuela (inflación desbocada, escasez, parálisis de la producción) es utilizada por la burguesía en todo el mundo para hablar de “fracaso del socialismo” y desprestigiar a cualquier movimiento de masas que cuestione los ajustes y privatizaciones capitalistas. No obstante, la realidad es que en Venezuela no ha fracasado el socialismo porque nunca ha existido. Las reformas y medidas sociales aplicadas por Chávez le dieron un apoyo masivo. Sin embargo, Chávez se quedó a medio camino y nunca dio los pasos imprescindibles para avanzar al socialismo. La expropiación de los bancos y grandes empresas bajo gestión de los trabajadores nunca fue acometida. Tampoco se desmanteló el estado burgués y se levantó un estado revolucionario dirigido por los trabajadores y el pueblo.

El mantenimiento de las empresas en manos de los capitalistas y el control del estado por la burocracia hizo que, incluso medidas que inicialmente mejoraron las condiciones de vida, hayan ido desapareciendo o perdiendo efectividad. Esto ya empezó a provocar una pérdida de apoyo electoral en los últimos años de Chávez. Tras su fallecimiento y el giro brutal a la derecha que está representando el madurismo, asistimos a un colapso total de la economía y de la moral de las masas.

Una campaña sin alternativas para los trabajadores y el pueblo

Tras una campaña institucional vacía, con promesas y consignas clientelares, en la que ningún candidato planteó una alternativa que responda a las necesidades e intereses de la clase obrera y el pueblo, ni medidas concretas para sacar al país de la espeluznante crisis económica y social  que vivimos, los candidatos de oposición Henry Falcón (que planteó la dolarización del salario) y Javier Bertucci, sobre la base de una imagen religiosa con ofertas nada claras, recogieron el voto de una parte de población descontenta pero fueron recibidos con desconfianza por la gran mayoría.

Reflejando todo lo que antes comentamos sobre su giro a la derecha, el gobierno de Nicolás Maduro, organizó un cierre de campaña en la Avenida Bolívar de Caracas que puso de manifiesto el colapso de su autoridad política ante las masas. Baja asistencia y un ambiente de música de discoteca que no se paralizó ni para escuchar al candidato. Resulta ilustrativo de cómo la dirección madurista ha abandonado no sólo cualquier referencia concreta y seria al socialismo, sino también al legado chavista, que se cerrase el acto sin el acostumbrado himno nacional con la voz de Chávez. Maduro finalizó su discurso llamando por enésima  vez a la necesidad de “un gobierno de reconciliación y unidad nacional”. Para los dirigentes del PSUV esto significa mantener y profundizar la alianza que en la práctica ya mantienen con sectores del empresariado

Los resultados de las elecciones hablan por sí solos de manera muy concreta. Las calles y barrios del país, se expresaron con un silencio incomparable y una forma inusual de trasmitir su protesta contra las políticas inconsistentes que el gobierno ha venido promoviendo.

Como decíamos anteriormente, esta abstención no expresa un incremento del apoyo dentro del pueblo a la oposición más extremista de derechas que decidió no presentarse a estas elecciones. Sectores amplios de las bases sociales opositoras, formadas por la clase media y algunos sectores populares desmoralizados, después de las guarimbas (movilizaciones violentas protagonizadas por bandas fascistas que llegaron a linchar y quemar a personas por ser chavistas, de izquierda o simplemente no estar de acuerdo con ellos) sacaron conclusiones muy críticas hacia sus dirigentes. Los ven como  traidores, que utilizaron la lucha para sus intereses económicos. Ente muchas personas que votaron a la oposición en las legislativas de 2015 para expresar su descontento con el PSUV estos métodos también despertaron rechazo y temores acerca de cómo gobernaría y qué métodos emplearía la MUD para estabilizar el sistema capitalista en Venezuela. Sumado a todos estos factores, la debilidad que arrastra la burguesía producto de la crisis del sistema capitalista a nivel mundial, la aplicación de políticas neoliberales, recortes sociales, austeridad y privatizaciones que impondrían el FMI y el imperialismo estadounidense, causan un rechazo profundo.

Descontento social en aumento

De cada 10 electores potenciales sólo 3 votaron a Maduro. Comparar estos resultados con elecciones  presidenciales anteriores como en el 2013, donde el gobierno obtuvo 7.587.579 votos, demuestra una pérdida, en cinco años, de al menos dos millones de votos. Al igual que si comparamos con el año 2012, cuando Chávez obtuvo 8.191.132 sufragios. Este 20 de mayo Maduro obtuvo 2.367.404 votos menos. Además, la inmensa mayoría de quienes le apoyaron no lo hicieron (como ocurrió en las elecciones que ganó en 2013 contra Capriles y ,por supuesto, en las victorias de Chávez) con entusiasmo o confianza sino como una forma de optar por el mal menor.

En las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, en  julio del año 2017,  hubo una participación de 8.089.320 personas, sólo militantes chavistas. Si la comparamos con estas dos últimas elecciones de gobernadores y presidenciales, demuestra que la esperanza del pueblo ha vuelto a caer, en un retroceso drástico, y aumenta la expresión de rechazo a las políticas del gobierno, como ya se vivió claramente en las elecciones a la Asamblea Nacional del año 2015

Hasta ahora Maduro y su gobierno han maniobrado, apoyándose en la incapacidad de los dirigentes de la MUD para rentabilizar el descontento social y en el manejo de políticas clientelares que tienen como único objetivo perpetuar el control del estado por parte de la burocracia, aislar a la izquierda crítica y negociar su continuidad en el poder con sectores del imperialismo y la burguesía.

Resulta patético ver a los dirigentes del PSUV mostrarse victoriosos con un 68% de apoyo electoral que significa simplemente la diferencia que obtuvo en votos contra los candidatos opositores, intentando ocultar de esta manera la realidad de fondo, la participación del 46,02% de votantes. Lo que demuestra no haber podido conseguir los objetivos trazados de 10 millones de votos, una victoria contundente que sí demostrara al imperialismo el respaldo popular. Ni tan siquiera llegaron a conseguir al menos el 50%, o que la militancia votara mayoritariamente por el nuevo partido que ha formado la burocracia para lavarse la cara: “Somos Venezuela”. Todo esto deja un sinsabor oculto para la dirección del gobierno, que celebró en un ambiente de apoyo totalmente pírrico.

Esta grave situación que vive Venezuela se convierte en un gran peligro para la clase trabajadora y el pueblo, ya que los poderes económicos extranjeros y la burguesía nacional  son muy conscientes de que las sanciones económicas impuestas han generado efectos y de agudizarlas podrían causar un caos social. 

El programa del PSUV: Falso discurso socialista para estabilizar el capitalismo

Horas antes de anunciar los resultados el CNE, Falcón y Bertucci se negaron a reconocer el resultado y ya han llamado, al igual que a la MUD, a incrementar las sanciones internacionales y la presión en la calle como parte de una nueva ofensiva. Ni la derecha más extrema ni la “conciliadora” parecen dispuestas a aceptar los resultados del 20 de mayo. Al menos por el momento.

Por su parte, Nicolás Maduro, en su discurso de la noche electoral, reafirmaba el accionar político de la campaña, demostrando dejar atrás la imagen e ideas de Chávez, manteniendo el permanente llamado a la reconciliación amplia de todos los sectores  y especialmente a los empresarios y la derecha. También siguió jurando acabar con la guerra económica y prácticamente planteó al pueblo que aguante porque los resultados no se verán de inmediato.

El gobierno de Maduro está dejando cada vez más claro que busca la estabilización de un modelo capitalista basado en un sector estatal fuerte controlado por la propia burocracia (y en particular por la alta oficialidad del ejército, cuyo peso en el gobierno y la toma de decisiones no ha hecho más que aumentar). Junto a ello está intentando consolidar un régimen político que, ante el creciente desgaste de su apoyo popular, recurre cada vez más a medidas bonapartistas, incluida la persecución y ataque contra los sectores críticos del propio chavismo y la izquierda revolucionaria.

Los resultados del gobierno se sostienen por el momento por las acciones clientelares manipuladoras (Bonos de ayuda, CLAP -bolsas de comida vendidas por el estado a precios más baratos-, etc.) y el recurso a la importación de productos, con los cuales pretenden mantener una base social de respaldo. Pero estas políticas clientelares y burocráticas no son suficientes contener el desastre económico ni el aumento de la decepción y el  malestar entre las masas.

Otro factor que ha ayudado al gobierno es la ausencia de una alternativa de masas por la izquierda claramente diferenciada de la burocracia del PSUV y con un programa, un discurso y una acción claramente antiburocráticos y anticapitalistas. El malestar con Maduro y la burocracia del PSUV se ha expresado en el surgimiento de voces y movimientos críticos dentro del chavismo. En las elecciones a la ANC y las municipales surgieron muchas candidaturas críticas. Algunos de esos sectores (como los que apoyaron al ex ministro de Comercio y Alimentación, y candidato alternativo al PSUV para la Alcaldía de Caracas, Eduardo Samán, y otros) están intentando agruparse en expresiones como Patria Rebelde y otras. Pero la experiencia del último año demuestra que  es necesario denunciar de manera decidida las políticas de la burocracia y además plantear claramente la necesidad de construir una alternativa revolucionaria basada en los sectores más combativos y conscientes de la clase obrera y la juventud, bajo el control y dirección de los propios trabajadores y dotada un plan de acción que sirva para llegar al conjunto del pueblo

La extrema derecha y el imperialismo no bajarán la ofensiva

La derecha pretende reeditar la movilización de su base mediante la organización del  llamado “Frente Amplio”. Están atacando en determinadas áreas y apelando a la “sociedad civil” como motor de las protestas, disminuyendo el papel que han venido desempeñando los desacreditados partidos políticos de la MUD y sumando todo tipo de fuerzas. Hemos visto incluso el llamado que realizaron  a los candidatos perdedores. No será fácil pero tampoco imposible para la oposición recuperar su capacidad de movilización callejera. La política nefasta del gobierno crea condiciones para ello

El “Frente Amplio” se encuentra en un proceso de auto reflexión desarrollando congresos nacionales en sectores de la juventud, mujeres y trabajadores. Todo esto combinado con activismo social para que la organización se identifique con la sociedad. Lo cierto es que están urgidos a dar respuesta y presentar una propuesta que sirva para disfrazar sus verdaderos objetivos, convenza a sus bases sociales y les permita llegar incluso a sectores descontentos que hoy les ven con rechazo

Es evidente que el accionar del “Frente Amplio” será combinado con la intervención extranjera que  continuará por otras vías, como ha sido el desconocimiento de las elecciones. Claro está, crecerá la agresión económica, la presión política, el ataque mediático. No habrá paz con la miseria. Muestra de esto lo vemos con las presiones y acciones que en estas semanas pasadas han iniciado las transnacionales contra los recursos energéticos y mineros del país. La petrolera estadounidense ConocoPhillips emprende la toma de activos de PDVSA en El Caribe. PDVSA también es blanco de una nueva demanda en Nueva York por más de 25 millones de dólares por el supuesto impago de deudas con la contratista canadiense de energía SNC-Lavalin, y otra empresa canadiense, la minera Rusoro, presentó una demandas en tribunales de Calgary y Houston para intentar cobrar 1.340 millones de dólares por la expropiación de sus minas de oro en Venezuela. Los tenedores de deuda también se ha sumado a la presiones. El gobierno guarda un  silencio profundo, pareciera estar negociando.

El objetivo es la asfixia económica del estado venezolano, algo que afectará indudablemente a la población, agudizando las dificultades del gobierno para poder obtener divisas, generando mayor crisis para la compra e importación de productos, para los alimentos, medicamentos, los repuestos para sostener las empresas públicas, los servicios  y necesidades de la población

Por la construcción de Izquierda Revolucionaria. Luchemos contra los capitalistas y contra la burocracia ¡Todo el poder político y económico debe pasar a manos de los trabajadores y el pueblo!  

La clase obrera y el pueblo venezolano sufren la peor agresión capitalista y burocrática que han conocido. El gobierno ya evidencia no poder controlar el alto costo de los alimentos, la escasez, ni garantizar la entrega de las bolsas del CLAP, las fallas en los bancos por falta de billetes, o casos como lo sucedido en el Banco Venezuela (perteneciente al estado), que mantuvo a los empleados de la administración pública con el sueldo represado y paralizado. La banca electrónica pierde incluso su efectividad puesto que internet y las líneas telefónicas presentan averías constantemente, supuestamente por “robo de los cables”. A eso se unen las fallas del sistema eléctrico. Tanto los trabajadores de CANTV como de Corpoelec indican problemas de mantenimiento y renuncias del personal, pérdidas de transporte por deterioro y otras infinidades de calamidades que nos hacen sentir haber retrocedido en el tiempo 60 años. Este colapso económico se extiende a la propia PDVSA que, pese al incremento de los precios del petróleo, tiene cada vez más problemas para aumentar su producción a causa del deterioro de maquinaria e instalaciones resultante de la desinversión, robo y saqueo de la propia burocracia.

La situación es grave y el aumento de las protestas puede llevar a una revuelta popular, que si se encuentra sin una dirección revolucionaria consciente, podría generar que el poder caiga en manos del sector de extrema derecha o de sectores de la oficialidad del ejército que, aunque pudiesen utilizar un discurso bolivariano en un primer momento, solo acelerarían e intensificarían estas tendencias capitalistas, represivas y burocráticas que ya se están dando.

La tarea más importante e inmediata para todos los revolucionarios, activistas obreros y populares y luchadores sociales es construir una alternativa que unifique a los sectores más a la izquierda de la juventud y la clase obrera, del chavismo crítico, de la izquierda, para debatir un programa y un plan de emergencia. Este plan debe defender los intereses y reivindicaciones de la clase obrera tanto contra las políticas capitalistas de la derecha vinculada el imperialismo estadounidense, como de la burocracia que intenta consolidar un modelo bonapartista y capitalista de la mano de regímenes también capitalistas e imperialistas como China y Rusia.

Desde Izquierda Revolucionaria creemos que debemos luchar para lograr que todo el poder político y económico pase a manos de los trabajadores y el pueblo para poder acabar con esta crisis, bajo una propuesta de programa como el siguiente:

  1. 1. Administración directa por parte de los propios trabajadores de la producción en todas las empresas públicas y privadas, para luchar por lograr la congelación de precios, soberanía alimentaria, y satisfacer todas las necesidades del pueblo contra el sabotaje de los capitalistas y la corrupción de la burocracia
  2. 2. Aumentos salariales por encima de la inflación. Discusión y aplicación de las convenciones colectivas de trabajadores. Incorporación de todos los tercerizados a nómina fija, comenzando como ejemplo en las instituciones del Estado (maestros, empleados, obreros, etc.). Reenganche inmediato de todos los trabajadores luchadores revolucionarios despedidos por los empresarios y burócratas. Seguro de desempleo para los trabajadores desocupados.
  3. 3. Confiscación y socialización de las empresas cerradas, infrautilizadas, latifundios baldíos, con la convocatoria de los trabajadores, campesinos y estudiantes para su toma y ocupación inmediata, desarrollando la autogestión libre y democrática de todas las empresas que saboteen la economía o ataquen a los trabajadores y al proceso revolucionario.
  4. 4. Creación de una empresa pública nacional que asuma el monopolio del comercio exterior (compra directa de materia prima y necesidades de las empresas). Administración bajo control de los trabajadores, campesino, estudiantes junto a las comunidades para luchar contra la especulación, la inflación, corrupción y garantizar la plena soberanía alimentaria.
  5. 5. Socialización bajo control inmediato de los trabajadores de la banca, la tierra y la industria para planificar democráticamente el conjunto de la economía en beneficio del pueblo pobre y poder satisfacer las necesidades sociales.
  6. 6. Creación de un Sistema de Salud Nacional Público, universal y gratuito, que garantice una atención de calidad. Confiscación de las clínicas privadas, para ponerlas bajo control obrero, de los estudiantes y las comunas organizadas para garantizar el servicio a todos los trabajadores venezolanos y el pueblo pobre sin ningún tipo de distinción.
  7. 7. Creación de una Empresa Nacional para la Construcción de Infraestructuras, Viviendas, Universidades, etc., dirigida bajo control obrero, de los estudiantes y las comunas, el cual acometa un plan anual de creación de 500.000 viviendas que permita terminar en tres años con el déficit habitacional y todas las ciudades universitarias.
  8. 8. ¡¡No más pagos de la deuda externa!! Los imperialistas nos imponen, por medio de sus grandes bancos y organismos financieros, sanciones que someten a los pueblos a pagar con la miseria su acumulación de riqueza.
  9. 9. Creación de un Estado Socialista dirigido por Consejos de Trabajadores, Consejos Campesinos, Consejos de Estudiantes, de Estructura Local, Regional, Nacional con Voceros y Voceras en cada nivel de la estructura de elegibilidad y revocabilidad en cualquier momento por asambleas de trabajadores o la comunidad de su sector, los cuales deben responder ante el pueblo sobre su gestión administrativa cada seis (6) meses, y tendrán un salario como máximo igual al de un trabajador calificado, para acabar de una vez con el burocratismo corrupto.

¡¡Por la construcción de una auténtica alternativa de los trabajadores y el pueblo que luche por este programa!! !Únete a Izquierda Revolucionaria, sección del Comité por una Internacional de Trabajadores (CIT) en Venezuela!

¡¡Ni la burocracia ni la burguesía!!

¡¡Todo el poder a la clase trabajadora!!  

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