Hace unos meses, una joven de 17 años fue violada por un hombre de 27 en la ciudad irlandesa de Cork. Durante el juicio, la abogada de la defensa Elizabeth O’Conell, pronunció las siguientes palabras: “¿Existe alguna posibilidad de que ella se sintiera atraída por el acusado y estuviera dispuesta a conocer a alguien y estar con alguien esa noche? Sólo hay que mirar la forma en la que iba vestida. Llevaba un tanga negro de encaje”. Tras esta vergonzosa afirmación, y sin ninguna objeción por parte del juez, el violador fue declarado no culpable.
El caso ha provocado una tremenda indignación en Irlanda y a nivel internacional. Durante esta semana se han celebrado protestas en las principales ciudades del país con miles de personas sujetando en sus manos ropa interior y gritando con rabia: ¡Un tanga no es consentir, yo sí te creo! Este caso es un claro ejemplo de cómo la justicia patriarcal culpabiliza a las víctimas de las violaciones poniendo en juicio público cómo iban vestidas, con quién iban, dónde estaban… mientras se deja en total libertad a los acosadores, machistas y violadores. Esto ha ocurrido, además, en un Estado donde la mayoría de las violaciones y agresiones sexuales no se denuncian y sólo el 10% de los informes terminan en una condena.
Movilizaciones y protestas: #ThisIsNotConsent
Tras conocerse la deliberación de la sentencia una explosión de rabia se apoderó del país. En las redes sociales, bajo el hashtag #ThisIsNotConsent, decenas de miles de mujeres, mayoritariamente de Irlanda pero también de muchos otros países, subían a sus cuentas personales imágenes de su ropa interior como protesta. Al mismo tiempo, las calles de Irlanda se llenaban de miles de mujeres y hombres: 500 en Cork, otras 500 en el centro de Dublín, 250 en Belfast, 50 en Limerick y 40 en Galway.
La mayoría de estas marchas fueron iniciativa de la plataforma feminista ROSA (Resistencia contra la Opresión, el Sexismo y la Austeridad), la organización hermana de Libres y Combativas en Irlanda, que se pusieron a la cabeza de las protestas repartiendo octavillas y posters, organizando mítines.
Esta explosión social refleja cómo cada vez más las mujeres jóvenes y trabajadoras no aceptan ni que se culpe a las víctimas ni la misoginia en la sociedad. Aunque este caso ha traspasado rápidamente las fronteras irlandesas, en Abril de este mismo año también miles de mujeres salieron a la calle en defensa de una mujer violada en Belfast por jugadores de rugby del equipo Ulster, juicio en el que se usaron tácticas similares para culpabilizar a la joven agredida.
Tal y como explica ROSA, la lucha en contra de la justicia machista que promueve la cultura de la violación debe unirse a la batalla por la separación del Estado y la Iglesia en Irlanda, a la lucha por una educación sexual inclusiva en las escuelas y a los próximos pasos en el camino después de la histórica victoria por el derecho al aborto en el referéndum del pasado Mayo. Por ello, para seguir impulsando el movimiento contra el machismo, las compañeras están llamando a la necesidad de construir una huelga general feminista para el próximo 8 de marzo
Polémica en el Parlamento
El estado de ánimo de rabia se ha reflejado también en el propio Parlamento irlandés. La compañera Ruth Coppinger, diputada por Solidarity, compañera del Socialist Party y activista feminista de ROSA ha sujetado un tanga en plena sesión mientras exigía al primer ministro Leo Varadkar que el gobierno debía tomar medidas en contra del sexismo y la misoginia de las Cortes y Tribunales. Varadkar, que ha sido presentado por todos los medios nacionales e internacionales como un firme defensor de la víctima, es en realidad un político conservador de derechas que considera que “el juicio ha sido justo” y que catalogar el tanga mostrado en el Parlamento como “elemento ofensivo” es correcto. ¡Los políticos capitalistas que miran hacia otro lado también son culpables de la opresión que sufrimos millones de mujeres!
El movimiento que se ha levantado en Irlanda alrededor del caso de Cork demuestra el tremendo potencial que existe para seguir impulsando la lucha en contra de la cultura de la violación, la justicia machista y por los derechos de la comunidad LGTBI. Porque como hemos gritado en todos los rincones del mundo: no es un caso aislado. Culpar a las víctimas de abusos o violaciones y la justicia patriarcal es inherente al sistema judicial y al Estado capitalista que se basa en el sexismo y la desigualdad.
Desde Libres y Combativas queremos mostrar nuestra solidaridad con la joven victima de Cork, con las protestas celebradas y con el movimiento feminista en Irlanda. Nos sentimos profundamente inspiradas por cada golpe que libráis contra el sexismo y la opresión.
Hoy en todos los países y en todos los idiomas gritamos: Wear what we wear, go where we go, ¡yes means yes and no means no!
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