Casi seis meses han pasado desde que Hamas fue elegido a la cabeza del gobierno Palestino.
Traducido por Patricio Guzman, Chile, 19 de julio de 2006
Los resultados de las elecciones, que provocaron una tormenta en Israel, han modificado significativamente la política Palestina, y han demostrado ampliamente las tendencias sociales que se han desarrollado en la sociedad Palestina en medio de la magnitud de la pobreza, la ocupación militar israelí y la desesperación extendida. Mientras Olmert y sus socios de colalición continúan implementando políticas que agravan la crisis social en los territorios ocupados, y crean las condiciones en las cuales crece el apoyo a los suicidas que se hacen estallar con bombas, las interrogantes reales que aparecen son si el plan de convergencia (el plan de Olmert para una delimitación final impuesta de los asentamientos) y el muro de separación son soluciones reales al problema de los atentados suicidas.
El gobierno de Olmert no apunta a la solución a largo plazo del conflicto, sino que busca una manera de preservar la posición de Israel en el mercado global como estable y "atractivo para inversiones". Los recortes en el presupuesto de bienestar social, y la privatización de la mayor parte de lo que había permanecido en el sector público son una parte integral de este proceso. Los intereses que guían a los políticos en las cuestiones de "seguridad" son similares a los intereses que los guían en los asuntos económicos –en ambos casos sus preocupaciones no son respecto a la mayoría de la población entre el río Jordan y el Mediterraneo (la población israelí y Palestina), sino fundamentalmente los de la elite económica.
El plan de convergencia, igual que otras iniciativas intentadas por varios gobiernos israelíes, es un intento adicional de reducir el costo económico de la ocupación y las presiones políticas que enfrenta el gobierno, tanto del público israelí, que está cansado de la guerra en curso, como de la administración de Bush y los gobiernos de la Unión Europea, que quieren que el petróleo de Oriente Medio fluya a Occidente sin ninguna restricción.
En contraste con la desconexión de la franja de Gaza, el plan de convergencia ni siquiera incluye una redespliegue sustancial de las fuerzas armadas israelies del área de la Banda Occidental, sino meramente la evacuación de puntos avanzados aislados (avanzados en este contexto son asentamientos extremadamente pequeños, creados por colonos de linea ideológica dura, principalmente con el propósito de bloquear el desarrollo de ciudades y aldeas Palestinas), cuyo mantenimiento no beneficia ni al gobierno ni al ejercito. El plan de convergencia tiene el propósito de determinar las fronteras permanentes de la Banda Occidental. Esto será hecho mediante la evacuación de unos que otros puestos de avanzada o por la construcción de un muro masivo alredeor de toda la Banda Occidental.
El muro de separación fue presentado a los judios israelíes como la solución mágica a los atentados suicidas, pero su efeicacia en detenerlos mostró ser limitada. Las últimas explosiones en las ciudades de Natanya y Hadera vinieron desde el área de Tulkarm, donde la construcción del muro fue completado hace dos años. Igualmente el muro no es capaza de detener misiles. La manera en que el muro se ha construido muestra que en muchas partes su trazado fue determinado por consideraciones y no por consideraciones de seguridad. El propósito final detrás de la verja de separación es la anexión de tierray el fortalecimiento del control israelí sobre la Banda Occidental. En el entretanto el muro/verja provoca gran sufrimiento a los trabajadores y campesinos en los territorios ocupados y los separa a ellos y sus lugares de trabajo y tierras. Esto causa una transferencia "silenciosa", la migración de gente que ya no puede sobrevivir separada de medios de generar ingresos. Esto crea decenas de miles de refugiados adicionales que no tienen nada que perder, y fortalece la infraestructura social del terrorismo.
El gobierno israelí no está apresurado en implementar el plan de convergencia, porque la inestabilidad en los territorios ocupados planeta la cuestión de si será posible implementarlo. El plan es presentado como unilateral pero, pero necesita descansar en un régimen más o menos estable del lado Palestino, que mantendrá una paz relativa durante su implementación.
Como consecuencia del resultado de las elecciones al Parlamento Palestino, el gobierno israelí, apoyado por la administración de Bush y los lideres de la Unión Europea, decidieron castigar a los Palestinos por escoger el gobierno incorrecto. Las cuentas de la Autoridad Palestina (AP) fueron congeladas, y en la ausencia de un banco Palestino independiente la transferencia de dinero a la AP se hizo imposible. El presupuesto Palestino es de aproximadamente US$1.9 billones, de los cuales US$1.3 billones consisten en ayuda económica de los EE.UU. , la Unión Europea e impuestos recolectados por Israel. La detención de estas sumas significan el colapso de la situación económica en los territorios ocupados y una verdadera catástrofe humanitaria. Los 130.000 trabajadores de la AP, que según estima el Banco Mundial, mantienen 1.5 millones de personas, ya no han sido pagados por dos meses. Los hospitales Palestinos están al borde del colapso, y 70% de los colegios van a ser cerrados debido a la falta de fondos para pagar la mantención diaria.
Las causas detrás del boicot económico no son un boicot por principio al gobierno de Hamas. Tanto Olmert como la administración norteamericana han declarado en el pasado que no excluyen completamente las negociaciones con Hamas. El boicot económico es utilizado por la elite israelí para presionar a la dirección de Hamas para que acepte la agenda del gobierno israelí, y con ello el papel de Fatal desde los años 90; suministrar a los patrones israelíes con mano de obra barata de los territorios ocupados y mantener los aspectos cotidianos de la ocupación tales como policía, transporte, educación etc… Algunos de los líderes de Hamas están dispuestos a aceptar este papel, pero muchos en la dirección de la organización se dan cuenta que una colaboración más cercana con el régimen israelí eventualmente provocaría la perdida del extendido apoyo del que disfruta Hamas hoy día, como pasó con Fatah en el pasado.
La negativa de Hamas de someterse a la presión israelí es percibida, en la actualidad, por el público Palestino como una expresión de valentía. Las circunstancias sociales que llevaron a la victoria de Hamas no han desaparecido. En realidad, se han agudizado por el boicot económico y la falta severa de presupuestos de bienestar social. En lo que concierne a las masas de los territorios ocupados, Hamas sigue siendo el mal menor comparado con Fatal. La corrupción del régimen del Fatal, su incapacidad frente a la ocupación israelí, y la anarquía que esta crea en la sociedad Palestina, lo ha hecho inaceptable para la mayoría de los residentes en los territorios ocupados. El continuo desempleo y el colapso del sistema de seguridad social de la AP hizo a los servicios de bienestar proveídos por Hamas esenciales para un amplio sector de Palestinos, Y Hamas supo como convertirlo en apoyo político y compromiso genuino a la organización de una minoría de ellos.
Incluso hoy día, después de seis meses de gobierno de Hamas en los territorios, sigue gozando de apoyo entre la mayoría de los Palestinos. La mayoría de los Palestinos ven justificadamente, que la culpa de su situación económica recae directamente en los gobiernos israelí y de EE.UU. Sin embargo, el masivo apoyo a Hamas no puede ser interpretado como un apoyo automático a los atentados con bombas suicidas o la solución irrealista que propone Hamas: un estado islámico desde el río Jordán al Mediterráneo. El apoyo a Hamas crece a partir del vacío creado en la política Palestina y la falta de una fuerza política basada en los trabajadores y los pobres en la Banda Occidental y en la franja de Gaza, que podría proponer una estrategia para terminar la ocupación militar y una verdadera lucha contra la angustia económica y la corrupción de la AP.
El hecho que el boicot económico no dañó el apoyo a Hamas entre el público Palestinos hasta ahora lleva a Fatal a exigir una mayor participación en el control de AP. Fatal trata de conseguir por la fuerza lo que no logró electoralmente. Así, las confrontaciones entre las dos organizaciones centrales en los territorios se deterioró hasta llegar a una lucha armada. Los activistas de Fatal se encuentran en una situación enteramente nueva, no solamente han perdido la posición de partido gobernante y el prestigio político, sino también sus puestos de trabajo.
Mientras la lucha entre las milicias armadas de Hamas y Fatal es política, su base es la severa falta de recursos básicos en los territorios, lo que hace crítica la cuestión de quien controla su distribución. Después de varias semanas de violentas confrontaciones entre las varias fracciones de Fatal y Hamas, las dos direcciones políticas de las organizaciones han decidido negociar la cuestión de la división del poder en la AP.
Las dinámicas de la lucha armada en las calles puede llevar a la franja de Gaza a las condiciones actuales en Irak, donde cada ciudad y cada vecindario está bajo control de una milicia armada diferente. Una lucha generalizada entre las organizaciones afectará todo el Medio Oriente y llevará a un estado de inestabilidad y baño de sangre. Uno de los resultados posibles de tal deterioro es el colapso total de la AP.
El establecimiento de la AP por Israel a comienzos de los años 90 fue un paso muy importante para la elite política y económica de Israel. La nueva autoridad tomó del gobierno y el ejercito israelí la responsabilidad de gestionar los sistemas de bienestar y las autoridades municipales, de combatir el crimen, suministrar correo y servicios de comunicación etc. Un colapso de la AP devolverá a Israel 15 años atrás a una gestión directa de las ciudades Palestinas, que no será posible sin su reocupación militar.
Para la elite israelí y para la administración de EE.UU. este es un escenario de pesadilla: la reentrada del ejercito israelí a Gaza y a las ciudades de la Banda Occidental arrojará toda el área a las llamas, con un mayor debilitamiento de la ocupación de EE.UU. en Irak, y desestabilizará los regimenes pro EE.UU. en el Medio Oriente.
Parece ser que la resistencia a una nueva invasión israelí seguirá el patrón de atentados suicidas y ataques por pequeños grupos de las milicias armadas. Este patrón aumentará la polarización entre los trabajadores Israelíes y Palestinos, e incrementará el miedo y la desesperación en ambos lados.
Como parte de la lucha política entre Hamas y Fatal, el presidente de la AP Abu Mazen, ha introducido un acuerdo iniciado por Marwan Barghouti y firmado por todas las fracciones Palestinas la prisión israelí de Hadarim. Abu Maze exigió al gobierno de Hamas su respaldo al acuerdo amenazando de lo contrario con llamar a un referéndum sobre las propuestas. Para Abu Mazen este es otra manera de ejercer presión sobre Hamas, para fortalecer su control sobre las masas, y para usar el referéndum como una segunda elección. La propuesta llama a todas las fracciones a unirse a la OLP y reconocer a Israel, a cambio de la retirada de Israel a las lineas de 1967 y el reconocimiento de los derechos de los refugiados Palestinos. [Abu Mazen ha anunciado que el referéndum se llevará a cabo el 26 de julio, en respuesta los prisioneros Palestinos pertenecientes a Hamas han retirado su apoyo al acuerdo]
Este acuerdo recuerda fuertemente la idea detrás del acuerdo de Oslo, y por tanto contiene todos los problemas que causaron el fracaso de esos acuerdos. El problema central es que esos acuerdos ignoran las condiciones que prevalecen sobre el terreno. En las condiciones económicas existentes en Medio Oriente, el establecimiento de un genuino estado Palestino independiente no es posible bajo el capitalismo. En el mejor de los casos será un estado cliente totalmente dependiente política y económicamente de la elite israelí, que hará todo lo posible para preservar sus propios intereses estrechos. Estos intereses son irreconciliables con las aspiraciones de las masas en los territorios a condiciones de vida decentes y la regeneración de la sociedad Palestina. Durante el periodo de Oslo las condiciones de vida de los territorios empeoraron dramáticamente. La desilusión llevó al comienzo de los atentados suicidas con bombas tan pronto como mediados de los años 90 y más tarde a la segunda intifada.
Los trabajadores Israelíes y Palestinos tienen un interés común en acabar con este conflicto sangriento. Sin asegurar condiciones de vida apropiadas para las masas de trabajadores y desempleados en la Banda Occidental y la franja de Gaza, la seguridad personal de los trabajadores israelíes tampoco puede ser garantizada. Pero un sistema controlado por un puñado de capitalistas, que no son guiados por otro interés que sus ganancias, es incapaz de asegurar condiciones de vida decentes para los trabajadores Israelíes ni Palestinos.
Por lo tanto, nosotros no podemos confiar en los políticos, que son servidores de los capitalistas, para que den una solución real al conflicto, de la misma manera que no tenemos confianza en que ellos terminen la pobreza. El paso más práctico que podríamos dar hoy día es dejar de creer en soluciones mágicas, y crear una alternativa de clase en la forma de un amplio partido de trabajadores, que desarrollará una estrategia diferente de la clica de generales y políticos. Este partido luchará por la gente trabajadora en ambos as, y crear una alternativa de clase en la forma de un amplio partido de trabajadores, que desarrollará una estrategia diferente de la clica de generales y políticos. Este partido luchará por la gente trabajadora en ambos lados de línea del 67, contra las privatizaciones y los recortes presupuestarios en Israel, y contra la falta de infraestructura y los cierres de los territorios ocupados. Este partido debe exigir igualdad de condiciones de trabajo y salarios entre los trabajadores Palestinos e Israelíes, y debe llamar a la construcción de organizaciones democráticas de trabajadores y por mejoras sociales sustanciales en ambos grupos. Este partido debe proclamar su oposición a los atentados suicidas con bombas que dañan a los trabajadores israelíes, exigir la retirada del ejercito de los territorios y el fin de la ocupación directa e indirecta en Gaza y la Banda Occidental, al tiempo que garantiza a las masas de los territorios el derecho a la autodeterminación sobre la base de un estado independiente. Esta autodeterminación solo puede ser obtenida mediante cambios estructurales del sistema económico y el orden social en el Medio Oriente, del dominio de las 18 familias capitalistas en Israel, de todos los corruptos en toda la región, sentando las bases de un Medio Oriente socialista.
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