Brasil: Una nueva izquierda revolucionaria

Sacar las lecciones del fracaso de la izquierda reformista en la construcción del PSOL

Traducción por Patricio Guzmán, Chile, 13 de Marzo 2006.

 

El debate pre-congresual del primer congreso del PSOL está comenzando. Reconocemos que los temas vinculados a las elecciones serán centrales en este congreso para discutir el tipo de campaña electoral que queremos: cual será el programa electoral, las relaciones con los movimientos sociales, que política de alianzas, que tipo de campaña electoral, financiamiento de la campaña, etc. Esta contribución para el debate aborda principalmente temas estratégicos que tal vez no vamos a poder profundizar suficientemente en el congreso. Incluso así, pensamos que no se puede adoptar una línea correcta sin hacer una discusión sobre la concepción de partido. Con este documento queremos entrar en algunos aspectos relacionados con la construcción de un partido revolucionario sacando las lecciones del fracaso del PT.

Es imposible entender la traición del PT sin estudiar el contexto político internacional y sacar lecciones históricas de la degeneración y "aburguesamiento" de los ex partidos de trabajadores, sean "social-demócratas", "socialistas", "comunistas" o "laboristas". Un análisis internacional también entrega ejemplos y lecciones importantes de las tentativas internacionales de lanzar nuevas alternativas de izquierda. Además de ello, esta perspectiva también es decisiva en la lucha por el socialismo, porque la lucha contra el sistema capitalista solo puede ser victoriosa a escala mundial.

La trayectoria a la derecha del PT siguió el mismo molde de los antiguos partidos social demócratas de Europa en el final del siglo XIX y en el siglo XX.  Una capa del movimiento de los trabajadores, formada por dirigentes sindicales, parlamentarios, editores etc., no tenían una alternativa consistente al capitalismo y se adaptó a un trabajo dentro de las instituciones de los estados capitalistas.

Dado que la construcción de una alternativa socialista requiere una ruptura con el sistema capitalista, que tiene que ser basada en la lucha de masas de la clase trabajadora. El trabajo dentro de las instituciones, por ejemplo, participando en elecciones, solo puede ser una táctica auxiliar de esta lucha.

Reformismo – resultado de la presión burguesa sobre la capa de burócratas privilegiados

Para esta capa, incentivada por los privilegios que consiguieron como parlamentarios o como funcionarios de los partidos y sindicatos, la "lucha" por reformas que no amenazaban el sistema capitalista fue colocada como un nuevo modelo. Ellos se basaban en reivindicaciones llamadas "realistas" y priorizaban las negociaciones. Los movimientos de masas siempre los incomodaban ya que reducían el papel de esos "líderes" a favor de la fuerza de los trabajadores.

Los socialistas genuinos nunca rechazaron la lucha por avances concretos, pero siempre señalaron que todas las conquistas de la clase trabajadora serían temporales mientras prevaleciera el sistema capitalista.

Otro lado de esta lógica es que los partidos social demócratas dejaron de ser dirigidos por la base. La política comenzó a ser formulada por la bancada parlamentaria, los que iban a hacer la "lucha" concreta por las reformas.

Al contrario que estos líderes cambiaran el sistema, ellos fueron cambiados por este. La traición de los líderes social demócratas quedó clara de una manera brutal, cuando estos, casi sin excepción, apoyaron a sus clases dirigentes en la Primera Guerra Mundial. Durante décadas los partidos "reformistas" permanecieron con la característica de ser partidos basados en la clase trabajadora pero con una dirección burguesa.

El periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial fue la era dorada del reformismo. En varios países de Europa importantes reformas fueron introducidas en la educación, vivienda, salud, derechos laborales etc. Había dos factores fundamentales detrás de esto. De un lado, fue un período de crecimiento, durante 1950-1973, en el cual los capitalistas podían "comprar la paz social" a cambio de reformas que no amenazaban sus beneficios. De otra parte, la existencia del bloque estalinista, incluso con su perversión del socialismo era una amenaza, dando una alternativa al capitalismo y ayudaba a forzar concesiones de la clase dominante.

La crisis mundial de 1973-75 fue un punto de inflexión. El capitalismo entró en un período con crecimiento reducido lo que disminuyó el espacio para las reformas dentro del sistema. El neo liberalismo fue lanzado, simbolizado por los ataques de Ronald Reagan y Margaret Thatcher (presidente de EE.UU. y primera ministro de Gran Bretaña) en los años 80. Y a fines de los años 80 vino el evento decisivo: el colapso del estalinismo.

El colapso del estalinismo profundizó el curso a la derecha del PT y de los partidos reformistas

El colapso del estalinismo abrió espacio, bajo el pretexto de que el "socialismo murió", a una ofensiva ideológica de la clase dominante. Fue declarado el "fin de la historia" y ahora solo se presentaba un camino posible: el neoliberalismo.

A partir de este cuadro las direcciones de los partidos social demócratas dieron un paso decisivo hacia la derecha y fueron protagonistas de la implementación de la política neoliberal de privatizaciones, recortes sociales, desreglamentaciones y ataques a los derechos de los trabajadores. Los vínculos con la clase trabajadora fueron rotos definitivamente transformando estos partidos en formaciones burguesas.

Esto no significa que estos partidos no mantengan una base electoral entre los trabajadores, especialmente mientras no haya una alternativa de izquierda. Pero el factor decisivo es que esos partidos no son más vistos como una herramienta de transformación social, en el mejor de los casos son tolerados como "mal menor".

El colapso del estalinismo tuvo un efecto profundo en toda la izquierda. Muchos perdieron la confianza en una alternativa socialista y varios viejos militantes se resignaron. Se pudo ver el mismo efecto en los sindicatos En el mundo neo colonial el efecto también fue dramático, especialmente donde los partidos comunistas estalinistas tenían una base social.. El curso a la derecha del PT entra en este contexto.

Debilitamiento de la izquierda y de la conciencia socialista

Como resultado, la clase trabajadora perdió importantes herramientas de auto defensa, sus organizaciones de masas. La izquiuerda salió gravemente fragmentada. Esto debilitó la resistencia contra la ofensiva neo liberal durante los años 90, aún cuando fueron lanzadas muchas luchas heroicas, como por ejemplo, la lucha de los Zapatistas, las huelgas en Francia en 1995, etc. Con los ataques neoliberales, los capitalistas consiguieron mantener sus beneficios al costo de un aumento de la miseria en el mundo, destrucción ambiental, guerras etc. Pero no significó el fin de la crisis del sistema, que junto con un aumento de la competencia mundial con la globalización, obligó a los capitalistas y a los gobiernos a continuar los ataques en busca de la reducción de los costos. Esta situación no deja espacio para el reformismo, por el contrario, lo que vemos es una política de contra reformas a escala mundial.

Entretanto, los efectos negativos de la caída del estalinismo no son eternos y una nueva generación que no tiene el fardo de las antiguas derrotas, comienza a entrar en la arena de las luchas. Los ataques neoliberales también crean su reacción, los movimientos contra la globalización capitalista, contra la guerra, los levantamientos en América Latina, huelgas generales en varios países, de India y Nigeria a Grecia e Italia, muestran que estamos entrando a un nuevo periodo, en el cual una nueva generación buscará una alternativa al capitalismo.

Doble Tarea

Por esto la tarea de la izquierda revolucionaria es doble. Por un lado tenemos un papel fundamental en ayudar a reconstruir esasa herramientas de autodefensa de la clase trabajadora, bajo la forma de un movimiento de masas organizado en partido, sindicatos, movimientos sociales,estudiantiles, de mujeres, de GLBTT (Gays, Lesbianas, Transexuales, Bisexuales, Travestis (ndt).), de negros y negras etc. Por otro lado tenemos que sacar las lecciones de esa derrota para poder superar las traiciones del reformismo y del estalinismo. Queremos ir más allá: queremos derribar el sistema capitalista y construir un nuevo futuro socialista en el mundo.

Si estamos de acuerdo con la necesidad de una ruptura revolucionaria con el capitalismo, tenemos profundizar el debate sobre como llegar hasta allá. ¿Cúal es el programa necesario? ¡Que tipo de organización es necesaria?

¿Partido Revolucionario?

La clase trabajadora del mundo mostró repetidamente, durante el siglo pasado, que está dispuesta a luchar hasta el fin. Pero una de las lecciones históricas más importantes de las luchas de la clase trabajadora internacional es que, sin un partido revolucionario que en el momento de crisis y revuelta pueda encabezar el movimiento y plantear un programa para la transformación socialista de la sociedad, esta lucha será derrotada.

No se trata de una visión conspirativa, de un pequeño grupo de vanguardia dando un golpe e imponiendo una nueva manera de organizar la sociedad. El Partido Revolucionario no "hace" la revolución, eso siempre es tarea de las masas. Sin participación de las masas no es posible hacer una revolución, mucho menos construir una sociedad basada en la democracia de las masas. Incluso así, el papel del partido es decisivo.. El papel del partido es ser la "memoria" de la clase trabajadora, incorporando las lecciones de en un programa. Como dice el viejo dicho: "Quien no aprende de la historia está condenado a repetirla".

Pero no es suficiente tener un programa correcto, el partido y sus militantes tienen que tener el reconocimiento de las masas, tienen que ser parte y tener vínculos con los movimientos sociales. Ningún partido puede caer en "paracaídas" el día de la revolución y pretender que las masas lo sigan por tener el programa "correcto". Por otro lado es imposible articular un programa que pueda conquistar los corazones y las mentes de la clase trabajadora sin participar en su lucha cotidiana.

La existencia y el papel del partido bolchevique fue lo que hizo la diferencia entre la victoriosa revolución rusa en 1917 (incluso si hubo un retroceso monstruoso en la forma del estalinismo posteriormente, principalmente a causa del aislamiento de la revolución en un país atrasado) y las derrotas en los otros paises de Europa, en la marea revolucionaria posterior a la Primera Guerra Mundial. La falta de un partido como el Partido Bolchevique tambien explica porqué los heroicos movimientos en América Latina de los últimos años consiguieron derribar presidentes, como en Ecuador, en Bolivia y en Argentina, pero solamente para ver otro representante de la clase dominante tomar posesión. La falta de un programa, de una estrategia y de una perspectiva para la transformación socialista tambie´n es el factor decisivo detrás de la traición de la dirección del PT y será decisivo, a final de cuentas, para ver si Chávez, Evo Morales seguirán el mismo camino o serán derribados por un nuevo movimiento de masas o un golpe de la derecha.

PSOL – partido revolucionário en construcción

Pero la pregunta es: ¿Es el PSOL este partido revolucionario? Nuestra respuesta es que el PSOL es un paso importante en la reconstrucción de un movimiento socialista de masas y de un partido revolucionario. Pero todavía no existe este grado de acumulación para ser este partido revolucionario.

El programa del PSOL todavía necesita ser profundizado, incluso si el ya plantea explícitamente la necesidad de una ruptura revolucionaria con el capitalismo. Falta mucho para que el PSOL tenga un programa con una visión sobre como la clase trabajadora puede tomar el poder, como el sistema capitalista puede ser sustituído por un sistema socialista, como construir un nuevo tipo de democracia de los trabajadores diferente del presidencialismo y del parlamentarismo corrupto de las clase dominante, etc. Basta pensar, ¿Cual sería el programa del PSOL si estuviéramos en Bolivia o en la Venezuela de hoy, en Argentina durante el Argentinazo y en Ecuador en 2000 o 2005?

Solamente cuando la base de militantes del partido tiene la comprensión de lo que significa un programa socialista y revolucionario y de los métodos de elaborar un análisis, una perspectiva y un programa concreto para la lucha se puede decir que se tiene un partido revolucionario.

Las diferentes corrientes del partido, y también los independientes, tienen visiones diferentes de lo que esto significaría. También es la razón por la que el programa tenía que ser provisorio y resumido. Esta diversidad aumentó durante el último año con el ingreso de nuevas corrientes en el PSOL.

La tarea ahora es profundizar el debate sobre el programa. Esto no significa solamente un debate programático. Necesitamos tener un método conjunto, que requiere tener un debate teórico. Necesitamos tener también una visión conjunto de la coyuntura nacional e internacional para sacar las conclusiones sobre cuales son las principales tareas de hoy. Pero una visión conjunta no crecerá automáticamente durante los debates. Será luchando y construyendo lado a lado que vamos a poder sacar conclusiones conjuntas.

Centralismo democrático

¿Esto significa que la diversidad en el partido es algo negativo? No, es una distorsión estalinista que el partido bolchevique era una masa homogenea que seguía cada palabra de Lenin. El partido tenía un profundo debate democrático y divergencias importantes incluso en momentos decisivos, como la decisión de tomar el poder en octubre de 1917. Muchas veces el propio Lenin estaba en minoría. El mundo es demasiado complejo para que alguien piense que es dueño toda de la verdad. El PSOL ya esta envuelto en trabajos con innumerables categorías, sectores y capas del país. Solamente un debate plenamente democrático y colectivo que permita manifestarse esta diversidad, nos permitirá llegar a una visión lo más correcta posible del total.

Por esto el partido debe tener una política de construcción de cuadros. Esto no se debe confundir con una visión de que el partido debe ser dirigido por un pequeño "cuadro" de iluminados. Necesitamos invertir en cada militante del partido. Solamente cuando cada militante haga un esfuerzo para formarse, participar del debate y plantear su opinión vamos a tener un verdadero control de la base sobre el partido. Todos los militantes se pueden transformar en cuadros, ser constructores del partido y articuladores de nuestra política.

La actual etapa en la cual construímos el partido, en que la izquierda está fragmentada, hace más importante todavía enfatizar el aspecto "democrático" del centralismo democrático. El derecho de las tendencias a organizarse en el partido es fundamental, Cualquier impresión de qu el partido es dirigido burocráticamente, sin derecho a que las minorias se manifiesten, haría inviable nuestro proyecto

Pero el debate democrático tiene otro aspecto: el centralismo en la acción, la acción conjunta. Cuando una decisión es adoptada democráticamente, es deber de todos los militantes, incluso de los que están en minoría, hacer todo para ayudar a implementarla. Es el mismo principio básico que usamos en los sindicatos. Cuando una asamblea de los trabajadores decide salir a la huelga, esa decisión vale para todos. Después de la huelga todos deben tener la posibilidad de hacer un balance sobre si la decisión fue correcta o no.

El PSOL tiene que tener la capacidad de actuar conjuntamente, en caso contrario el partido pierde sentido. Cuando más actuemos unidos, más fuerza tendrá el partido. Pero esta unidad es algo a ser conquistado con debate y lucha cotidiana, no algo impuesto por una "corriente mayoritaria". Queremos conquistar el centralismo democrático, siempre en alerta contra el riesgo de un "centralismo burocrático", como lo que se desarrolló en el PT y en los partidos estalinistas.

Parlamentario de los trabajadores con salario de trabajador

Una parte importante de la visión del PSOL, y de las lecciones del PT, es que la prioridad estratégica del partido tiene que ser la lucha social. La transformación socialista de la sociedad solo puede venir a través de la lucha de las masas trabajadoras.

La participación en las elecciones y la lucha institucional tiene que estar al servicio de la construcción del partido, de la lucha social y de una alternativa socialista. Por eso es importante que el partido no haga alianzas con partidos de derecha o de la base gobiernista.

Todos los partidos del sistema intentaran describir al PSOL como un partido igual que los otros, como un ala de izquierda del gobierno. El PSOL necesita mostrar que es una oposición consecuente, un partido que no está corriendo detrás de los cargos y un lugar en el banco de los negocios. Nuestras alianzas y mandatos solo pueden venir de los luchadores y luchadoras de la clase trabajadora. Nuestra intención no es administrar este sistema corrupto, sino denunciarlo y derribarlo.

Con esta postura nuestra participación en el proceso electoral puede ser de gran ayuda en la construcción de un movimiento socialista. La campaña electoral es una posibilidad de establecer dialogo con millones de personas. Necesitamos utilizar esta posibilidad al máximo para popularizar nuestro programa socialista y construir el partido. Por eso tenemos que hacer una campaña electoral sin rebajar nuestro programa socialista. Una política de alianzas con la derecha, rebajando nuestro programa en la caza de votos sería catastrófica.

Los mandatos que consigamos ganar serán una victoria para toda la clase trabajadora. Son tribunas para la lucha social de los oprimidos del país. El papel que los "radicales", Heloísa Helena, Babá y Luciana Genro, desempeñaron durante la huelga de los funcionarios contra la contra-reforma de la seguridad social es un ejemplo del papel que nuestros funcionarios pueden jugar.

Una lección importante es que la participación en las instituciones del estado capitalista ejerce una presión grande sobre los concejales y diputados para que se adapten al sistema. Muchos militantes genuinos naufragaron políticamente en los parlamentos. Es necesario tener una clara idea del papel que los parlamentarios socialistas y revolucionarios pueden jugar en los parlamentos y un control colectivo sobre el mandato. Hay una presión enorme para formular políticas en el día a día de los parlamentarios. Los parlamentarios siempre necesitan tener respuestas a las preguntas nuevas. Cada día llegan nuevas propuestas, proyectos e informes para ser apoyados, y muchas veces bajo los ojos y oídos de una prensa hostil.

Está claro que todo comienza y termina con el programa que defendemos en el parlamento, basado en el programa del partido. Pero esto no es suficiente. Necesitamos tener mecanismos para acompañar el trabajo de los diputados y regidores en el día a día. Queremos que la base del partido tenga el control decisivo sobre los representantes públicos del partido. Los núcleos, las plenarias estatales y el congreso son fundamentales para la democracia del partido. Pero esto no es suficiente para acompañar el día a día parlamentario. Los organismos de dirección de nuestro partido tienen que tener recursos para reunirse frecuentemente, siempre manteniendo contacto con la base del partido.

En la verdad, ya existe un fuerte desequilibrio dentro del partido a favor de los parlamentarios. El partido tiene una estructura muy débil y prácticamente ningún profesional pagado por los militantes. Por otro lado tenemos centenares de asesores al servicio de los regidores y diputados. Ese es un aparato informal del partido que, quiera no quiera, es forzado a formular gran parte de la política implementada por el partido en los parlamentos. Y esa es la política que tiene mayor visibilidad.

Necesitamos tener un control democrático sobre los mandatos y sobre los recursos de estos. Los parlamentarios son portavoces del partido. Los mandatos no son personales sino colectivos, y deben ser controlados democráticamente.

Los mandatos conquistados por el partido son un patrimonio de toda la organización. Este debe ser el principio que guiará el trtabajo en las próximas elecciones. Hace parte de la construcción de un partido más cohesionado que no es simplemente un frente de corrientes.

La libertad de tendencias abre la posibilidad a los parlamentarios, en cuestiones que no son fundamentales (es fundamental como siempre ser oposición de izquierda al gobierno, estar contra la reformas neo liberales, contra las tropas en Haití etc.) de votar de manera diferente a la línea del partido. En estos casos excepcionales es importante dejar en claro cual es la línea del partido y que la base del partido sea informada con antelación. Es un gran desgaste para el partido cuando los militantes sorprendidos leen en el diario la votación de un parlamentario, dando la impresión que es la línea del partido.

Un principio fundamental para el trabajo en los parlamentos (y también en los sindicatos) es que nuestros representantes públicos no aceptan privilegios. El principio es que los representantes de los trabajadores continúen viviendo como trabajadores y no la vida de lujo del parlamentario. ¡Nuestra política no está en venta! Esto significa que los candidatos del partido deben continuar viviendo con su salario como trabajador o lo que corresponda al salario de un trabajador calificado. Este principio tiene que estar inscrito en el estatuto. Esto significa por ejemplo que el 14° y 15° salario que los parlamentarios reciben tiene que ser traspasado para el partido y para la lucha. El principio de salario de trabajador para los parlamentarios de los trabajadores es una herramienta que demuestra que somos diferentes de todos los otros partidos.

El PSOL en el mundo

Otro principio fundamental para un partido socialista y revolucionario es el internacionalismo. No se trata solamente de dar apoyo solidario a las luchas de los trabajadores de los otros países. También es preciso sacar la conclusión que somos parte de la misma lucha. Por eso los nuevos partidos tienen que buscar construir vínculos internacionales, con la meta de construir una nueva Internacional Socialista, un partido mundial para la transformación socialista. Solamente cuando nuestra lucha sea ordena y conjunta podremos vencer al imperialismo capitalista.

La guerra de Irak solo podría ser impedida con huelgas generales en los EE.UU., Gran Bretaña, Italia y otros países cuyos gobiernos apoyaban la invasión encabezada por Estados Unidos. En Europa es preciso unificar las luchas de los trabajadores europeos con los inmigrantes empleados como mano de obra barata para que tengan los mismos derechos, independientemente del país de origen. Los capitalistas usan la táctica de transferir la producción a los países con salarios bajos para defender sus ganancias. Es imposible impedir este proceso sin un programa internacional. Por eso los nuevos partidos tienen que tener una discusión concreta sobre la lucha internacional o perderan el rumbo al socialismo.

En el PSOL, nosotros defendemos que el partido tiene que tener en su programa el lema "Por una Federación Socialista de América Latina". Par unir las luchas y también para esclarecer que diversos nacionalistas burgueses no van a ofrecer un verdadero camino para salir de la dependencia del imperialismo, al cual el capitalismo brasileño está vinculado por mil y un lazos.

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