“No digo que el sueño acabo, pero creo que soñé el sueño errado”. Con esta frase, el diputado federal Fernando Gabeira de Río de Janeiro acaba de anunciar su desafiliación del PT, en protesta contra la política ambiental adoptada por el gobierno de Lula.
La gota que rebasó el vaso para Gabeira fue la medida del gobierno de liberar la plantación de alimentos genéticamente modificados en el país. El PT siempre estuvo contra esta política y era un tema central de lucha para varios movimientos sociales, entre ellos, del propio Movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra (MST).
Además de los riesgos ambientales y para la salud publica, la liberación de la soja transgenica en Brasil podrá representar ganancias de mas de 100 millones de dólares por año, solo para la empresa Monsanto, gigante multinacional del sector de biotecnología, con daños y perjuicios para los pequeños agricultores y para la economía nacional.
Gabeira nunca fue un “radical”, como son llamados los petistas que insisten en la vieja política combativa, clasista y anticapitalista que el PT adopto en sus orígenes. Pero la insatisfacción con la conversión del PT y del gobierno de Lula a la religión del capital y al neoliberalismo, ha afectado a amplios sectores.
Existe hoy un debate abierto en la izquierda brasilera sobre la necesidad de construir un nuevo partido de masas de la clase trabajadora, un partido que aprenda las lecciones de 23 años de existencia del PT y que continúe levantando las banderas de la independencia de clase, la lucha de masas y el socialismo. Esta posibilidad se va tornando mas concreta cada día que pasa.
Profundizando la política de Cardoso
Con casi diez meses de gobierno, Lula profundizo la recesion en el país y provoco un aumento del desempleo. Si es verdad que los intereses altos atraen a los especuladores y provocan euforia en las bolsas y en el mercado financiero, también es un hecho que las condiciones de vida de la mayoría del pueblo solo empeoraron.
El propio ministerio de Hacienda espera un crecimiento inferior al 1% del PIB para el año 2003. Solamente bajo la gestión de Lula el numero de desempleados creció en mas de 800 mil. Con todo, el país tiene un índice de desempleo del orden del 13%.
Además del desempleo, aumenta la degradación de las condiciones de trabajo. Cerca de 52,5% de la población económicamente activa trabaja en condiciones precarias, sin derecho o registro formal. Durante el ultimo año, el numero de trabajadores precarizados creció un 15%.
Al mismo tiempo, mas de cien billones de reales ya han sido pagados a títulos de intereses y servicios de la deuda publica durante el 2003. Para pagar la deuda, el gobierno de Lula aumento su meta de superávit primario de 3,75% (exigido por el FMI) a 4,25% del PIB. Como consecuencia los gastos sociales caerán de 2,59% a 2,45% del PIB.
Cuando la industria automovilística anuncia miles de despidos y empresas privatizadas del sector eléctrico se encuentran en serios problemas, la posición del gobierno ha sido usar el dinero publico para ayudar a los empresarios mediante reducción de impuestos, prestamos baratos, etc.
La reforma previsional que el gobierno consiguió aprobar en la Cámara Federal y ahora espera la votación del Senado, representa un gran retroceso. Corta derechos de trabajadores del sector publico en nombre del ajuste fiscal y abre camino para fabulosos lucros en las transacciones que envuelven los fondos de pensión.
La reforma tributaria también en discusión en el Senado perpetúa la injusticia tributaria y legitima el desvió de recursos al área social.
La conclusión no puede ser otra: el gobierno de Lula continua y profundiza la política de Cardoso de tomar los recursos de los trabajadores y transferir ese dinero a los banqueros, especuladores y empresarios.
Además de una política económica inaceptable, también la cuestión democrática esta en serio riesgo en estos momentos. Los conflictos en el campo se han acentuado debido a la acción truculenta de los latifundistas y de la absurda lentitud del gobierno en torno a la reforma agraria. Es inaceptable que con un gobierno del PT, existan presos políticos del MST y otros movimientos sociales del campo. Es inadmisible que tantas muertes de activistas sin tierra estén aconteciendo y que los asesinos continúen impunes.
El gobierno de Lula también se ha negado a dar curso a la decisión judicial que obliga a las Fuerzas Armadas brasileras a abrir sus archivos secretos e informar donde están los cuerpos de los combatientes de la guerrilla de Araguaia, diezmados en los años 70. La tortura, violencia policial, grupos de exterminio y la violación de derechos humanos continúan siendo una practica común en el país.
Gobierno en disputa?
Algunos sectores de izquierda, reivindican que el gobierno aun no esta completamente perdido y lo mismo vale también para el partido. Usan la política exterior de Lula como ejemplo de como es posible que el gobierno avance.
De hecho el gobierno brasilero ayudo a impulsar el Grupo de los 22 países emergentes en la cumbre de Cancún de la OMC. Recientemente, Lula y Kirchner también anunciaron el moderado Consenso de Buenos Aires, supuesta alternativa al neoliberal Consenso de Washington.
En una etapa de estancamiento económico y de aumento de las tensiones en las relaciones económicas internacionales, algunos gobiernos burgueses se han visto obligados a tomar posiciones contrarias a las recetas del FMI y del imperialismo.
El gobierno de Lula, claro esta, no es el mejor ejemplo. El propio gobierno argentino ha sido obligado a suspender el pago de las deudas del pais, controlar el flujo de capitales y rechazar las imposiciones mas duras del FMI. Pero esto no significa de ninguna forma encontrar que Kirchner esta en disputa y pueda ser ganado para una política de izquierda consecuente.
Lula ni siquiera se acerco a las posiciones adoptadas por Kirchner. En realidad, Lula fue de los pocos presidentes latino americanos en no solidarizar públicamente con el gobierno argentino con ocasión del anuncio de la moratoria que obligo al FMI a renegociar en bases más aceptables la deuda Argentina.
Lula llego incluso a vetar una frase del documento llamado Consenso de Buenos Aires que hablaba que los países se esforzarían para pagar sus deudas, pero no aceptarían sacrificios adicionales a la sociedad! Lo encontró demasiado radical.
Con relación al ALCA, el gobierno brasilero oscila entre la defensa de un “ALCA Light” o la pura y simple aceptación de las imposiciones norte-americanas. La propuesta de romper las negociaciones sobre el ALCA y la no-aceptación del acuerdo en cualquier situación, apoyada por mas de 11 millones de brasileros en un plebiscito popular organizado el año pasado, no fueron parte de las hipótesis en debate del gobierno.
Esta claro que solamente el movimiento de masas podrá imponer la ruptura con el ALCA, con el FMI y el imperialismo. Pero para lograr esto tendrá que derrotar la actual política del gobierno de Lula. Presionado por la crisis y por una lucha de masas, Lula podría cambiar de política, pero nunca asumirá una postura anti imperialista y anti capitalista consecuente. Una alternativa de los trabajadores tendrá que ser construida.
Caza de brujas en el PT
La experiencia con el gobierno de Lula esta provocando una verdadera turbulencia en las corrientes de izquierda. Casi todos los grupos y tendencias sufren crisis, rupturas y realineamientos. Las direcciones de las principales tendencias de la izquierda petista terminaron encuadradas por la política de la dirección. Pero existe mucho cuestionamiento en sus bases.
El momento mas critico de este proceso ha sido la votación de la reforma previsional en la Cámara Federal. La mayoría de los diputados de la izquierda petista voto junto con el gobierno, a pesar de hacer publica una declaración con criticas al proyecto. Ocho diputados se abstuvieron (uno de ellos voto en contra en el segundo turno de la votación) y solo tres, los llamados “radicales”, votaron abiertamente en contra en el primer y segundo turno. En el Senado, la perspectiva es que solo una senadora, Heloisa Helena, del PT de Alagoas, vote en contra.
Los llamados “radicales” (los diputados federales Babà, Luciana Genro y Joäo Fontes, mas la senadora Heloisa Helena) tienen sus días contados en el partido. Una reunión del Directorio Nacional del PT deberá acontecer en los días 15 y 16 de noviembre con el objetivo de expulsarlos definitivamente del partido.
El proceso de “caza de brujas” tiende a ampliarse. Julieta Lui de la ciudad de Sao Carlos ya fue sumariamente expulsada del partido por hacer criticas a la administración local y por alinearse con los radicales. Lo mismo puede acontecer en otras regiones. Al mismo tiempo, los ocho diputados que se abstuvieron en la votación de la reforma previsional, y que en general tienen una posición mas moderada, sufrirán una suspensión de dos meses.
La izquierda petista encuentra enormes restricciones para presentar candidatos a las elecciones municipales del 2004. Pasando a llevar los propios estatutos del partido, la dirección del PT de Sao Paulo rechazo la pre candidatura de Plinio de Arruda Sampaio Junior, de la izquierda petista, en las pre internas contra la actual prefecta de Sao Paulo Marta Suplicy.
La dirección del partido esta promoviendo una campaña de filiaciones que pretende ampliar en centenares de miles el numero de afiliados. Todo esto sin ningún criterio rígido. Serán miles y miles de oportunistas y carreristas entrando en el PT, el partido de gobierno, para obtener algún beneficio de este.
En las elecciones municipales del 2004, el PT pretende hacer alianzas con enemigos históricos, como el PMDB, el PTB, el PP, que hoy son parte de la base de apoyo al gobierno Lula en el Congreso. Cualquier candidato de la izquierda petista deberá adaptarse a esa política oportunista o estará entonces su camino bloqueado por la maquina del partido y del gobierno.
Un sector de la izquierda petista insiste que el PT esta en disputa y que es posible rescatarlo de las manos de los neoliberales. En nombre de esta disputa reclaman, pero respetan las reglas impuestas por la dirección, votan con el gobierno y contra los trabajadores y temen fragmentarse como los llamados radicales.
La experiencia concreta va a llevar a un sector importante de los activistas de izquierda del PT a sacar la conclusión de que ya no existen mas condiciones para disputar el partido y rescatarlo para una política de izquierda. La idea de la formación de un nuevo partido de izquierda que ya ha comenzado a expandirse, podrá adquirir una amplitud mucho mayor.
Movimiento por un nuevo partido
El sector de la izquierda petista que no retrocedió frente a las amenazas de castigos y expulsiones es el que hoy coloca de forma mas clara la cuestión de la necesidad de un nuevo partido. Una vez expulsados, los radicales del PT no insistirán en permanecer en las estructuras del PT, aunque hubiese alguna chance de que esto fuera posible. Desde ya, existe un proceso de preparación para el lanzamiento de un movimiento por un nuevo partido de izquierda.
Las fuerzas políticas que se ponen la tarea de construir este nuevo partido tienen orígenes diversos y dinámicas diferentes. Existe toda una camada de dirigentes y activistas sindicales ligados al sector publico que ya asumió la bandera de la construcción de un nuevo partido. Son activistas de base y dirigentes de Confederaciones y sindicatos de profesores, trabajadores del sector judicial, de la previsión social, de las universidades, etc. Se trata del sector mas avanzado en las conclusiones políticas que obtuvieron a partir de la experiencia de su huelga contra el gobierno de Lula y su reforma previsional. En una escala menor existen también activistas de la juventud, de los sindicatos del sector privado, de diferentes movimientos sociales del campo y la ciudad.
Además de eso, existen organizaciones políticas que ya comienzan a coordinarse ante la tarea de construir una alternativa al PT. Dentro del PT, vemos a los parlamentarios radicales, corrientes como la CST (Corriente Socialista de los Trabajadores), MES (Movimiento de Izquierda Socialista) y a SR (Socialismo Revolucionario), sección brasilera del CIT, además de grupos regionales. Existen también aquellos que están rompiendo con sus tendencias de la izquierda petista moderada.
Fuera del PT, el PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado), formado a partir de una ruptura del PT en 1992/93, también coloca la necesidad de formación de un nuevo partido, pero con una política diferente de los demás sectores.
Nuevas formaciones están surgiendo, con gente de dentro y fuera del PT, como es el caso de Polo de Resistencia Socialista (PRS), una agrupación que reúne ex militantes del PSTU y petistas del estado de Pernambuco, nordeste de Brasil.
Organizaciones que ya rompieron con el PT hace mas tiempo, también están envueltas en este proceso. Es el caso del MTL (Movimiento Tierra trabajo y Libertad), fruto de la unidad de una ruptura del PSTU con otros movimientos principalmente rurales.
El caso de la senadora Heloisa Helena es particularmente importante para el proceso de construcción de un nuevo partido. La senadora es miembro de la tendencia Democracia Socialista (DS) del PT. Pero sus posiciones están mucho más a la izquierda que las adoptadas por su corriente. DS participa en el gobierno a través del ministro de desarrollo agrario, Miguel Rosseto. Este ministerio es responsable del problema de la reforma agraria, una de las mayores decepciones generadas por el gobierno de Lula hasta ahora.
Al contrario de la orientación de la dirección de su tendencia, Heloisa Helena ya declaro que votara en contra de la propuesta de reforma previsional en el senado. Con su probable expulsión, Heloisa no podrá competir a la prefectura de Maceio, capital del estado de Alagoas, donde lidera las encuestas de opinión.
Existen aquellos que intentan garantizar una sanción más suave para Heloisa Helena que aquella que se impondrá sobre los tres diputados radicales. Pero ella ha declarado sistemáticamente que no acepta sanciones diferenciadas y que, en el caso de expulsión, su lema es “año nuevo, vida nueva”, adelantando la construcción de una alternativa política de izquierda en el país.
El apoyo pleno de Heloisa Helena para un movimiento por la construcción de un nuevo partido fortalecería mucho este proceso. Heloisa se ha transformado en una referencia nacional de resistencia contra la derechización del PT y la adaptación de Lula a las exigencias del FMI y de las elites.
Que tipo de partido?
Entre los sectores que ya comienzan a trabajar en dirección a la construcción de un nuevo partido, así como en aquellos que aun no optaran claramente por ese camino en este momento, pero entienden que esta tarea será colocada tarde o temprano, existe un debate sobre que tipo de partido debe ser formado.
La propuesta de la mayoría de los sectores envueltos es la formación de un partido de izquierda, con una clara política anti imperialista, anti capitalista y de orientación socialista. Un partido que priorize las luchas y no solamente participe en elecciones. Un partido que retome lo que el PT tenia de progresivo en su origen, pero que aprenda de las lecciones de estos 23 años desde la fundación del partido. Por lo tanto, un partido superior al PT original.
Aun así, esta claro que un nuevo partido deberá partir de un programa de izquierda que consiga unificar amplios sectores que rompen con el PT. Un nuevo partido debe tener un carácter incluyente, aglutinador, capaz de atraer a un amplio sector y ganar influencia de masas.
Por eso, el partido debería garantizar la democracia interna, el derecho a tendencias y el respeto a las diferentes vertientes que lo compondrían. Un grado de unidad y centralismo deberá ser construido con la experiencia del trabajo conjunto y la conquista de la confianza entre los diferentes sectores. El partido debería tomar posiciones políticas sobre los principales temas. Pero respetando el derecho de posiciones minoritarias.
Un partido así podría unificar, en una misma organización con base de masas, diferentes corrientes de izquierda que, sin él, estarían dispersas y fragmentadas.
Al interior de este partido, los marxistas revolucionarios podrán defender sus posiciones de forma organizada contra posibles ilusiones reformistas o centristas y, democrática y fraternalmente, luchar para que el partido tome rumbos efectivamente revolucionarios.
Ese es el camino para evitar que el nuevo se transforme solo en una política de construcción exclusiva de uno de sus componentes, solo de esa forma podrá transformarse en una autentica nueva formación política con influencia de masas.
Por esto la propuesta presentada por el PSTU, es decir, la formación de un nuevo partido que sea estrictamente centralizado (con la disolución inmediata de las organizaciones componentes) y que asuma su propio programa (que el PSTU considera la expresión máxima de un programa revolucionario) es la receta acabada para abortar el proceso.
El PSTU propone que se abra un largo proceso de discusión entre todos los sectores envueltos en la cuestión del nuevo partido y, al final, de este proceso, se decida por la unificación total de las organizaciones en un partido centralizado o su separación.
Ese camino impide que la construcción del nuevo partido comience a ser realidad ya no el 2004 y refleja solo los intereses específicos del PSTU.
Reflejando esta política estrecha del PSTU con relación al nuevo partido, sus análisis exagerados sobre una supuesta situación revolucionaria mundial, su dificultad de dialogo con la base petista y los problemas de su régimen interno, un grupo importante de cuadros rompió recientemente con este partido.
La defensa de la formación de un partido amplio, capaz de atraer diferentes sectores y conseguir una influencia de masas, por ejemplo, nos podría llevar a transformar posibles limites y problemas temporales del nuevo partido en virtudes definitivas.
Existe una gran presión sobre los sectores de la izquierda para que abandonen el concepto de un partido revolucionario, la idea de centralismo democrático, etc. Pero si nuestra perspectiva estratégica es la transformación revolucionaria de la sociedad, será necesario forjar una herramienta revolucionaria a la altura de esa tarea, un partido revolucionario y socialista de los trabajadores.
La formación de un nuevo partido de masas de los trabajadores en Brasil puede significar un enorme paso adelante en esta dirección.
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