Los trabajadores chilenos tenemos una infinidad de problemas, partiendo por un salario mínimo de 120 mil pesos que es algo realmente miserable, dado que todos los estudios económicos indican que lo menos que se requiere para cubrir una canasta básica es alrededor de 300 mil pesos.
Además de los bajos salarios, la prepotencia empresarial y gubernamental, que todos los días debemos aguantar, las humillaciones, los malos tratos, básicamente seguimos soportando la dictadura de la elite dominante.
Nunca como ahora los trabajadores y nuestras familias hemos tenido tantos problemas reales y concretos para plantearnos una lucha frontal contra este sistema que explota y oprime.
A raíz de todo esto no se entiende la actitud que asumieron los dirigentes de izquierda de la CUT, suspendiendo el llamado a Paro general que habían hecho el 1º de mayo de este año, seria bueno saber cuales fueron los cambios fundamentales en las condiciones de vida de los trabajadores que se han producido entre Mayo y Julio de este año, para haber desechado el llamado a Paro, convirtiéndolo solo en una manifestación a medio día en las calles de Santiago.
También fue evidente que los dirigentes sindicales del Partido Comunista, a través de la llamada “Corriente Sindical Clasista” -que aparentemente ya fue desechada-, tampoco hicieron nada por jugársela e impulsar el llamado a Paro. A diferencia de lo que fue el Paro del 13 de agosto del 2003, donde a pesar de una tibia campaña, desde meses antes se realizaron asambleas para organizar esa movilización.
Para este llamado la propaganda fue prácticamente nula, y los afiches aparecieron solo unos días antes, y no se vieron intentos serios por parte del PC para convertirla en una movilización exitosa. De hecho, hasta se suspendieron asambleas convocadas en un principio para preparar la movilización.
En la asamblea del CONFASIN, realizada unas semanas antes de la fecha del llamado, los dirigentes de la CUT le habían cambiado el carácter a la convocatoria, ya no se trataba de un Paro General, sino que en su intervención en esta asamblea de sindicatos, ellos plantearon que este 29 de julio seria un día de “movilización”. Con esto confirmaban que si ante el llamado a Paro no habían hecho nada, para esta “movilización” harían menos.
Ante esta situación, lo menos que cabe preguntarse es ¿por qué el PC y sus dirigentes sindicales bajaron el Paro? Como mínimo los trabajadores tenemos derecho a saber cuales son los motivos que tuvieron ellos para asumir esta actitud.
El PODEMOS, la misma política.
A pesar de que desde un principio sus principales dirigentes, plantearon que la conformación del Podemos (Poder Democrático y Social) era una alianza cuyo objetivo central era encabezar las luchas de los sectores populares y, como una opción claramente anti-sistema, pero en los hechos concretos, esto no ha pasado de ser más que una plataforma electoral para el PC y sus aliados. Aunque existe una declaración, donde se plantea ambiguamente sus posiciones, no existe una política que se plantee con acciones (no solo en el discurso) impulsar y encabezar una lucha contra los empresarios y el gobierno de la Concertación, que encabeza Ricardo Lagos.
La prueba de fuego para demostrar con acciones era precisamente el llamado a Paro convocado por la CUT en Mayo. Sin embargo, no se vio al Podemos y las organizaciones políticas que lo integran, asumir un rol de conducción o por lo menos de participación en las luchas sociales que ellos mismos se habían planteado encabezar en sus declaraciones de principios. La primera convención del Podemos realizada en junio pasado, y teniendo en cuenta las “radicales” intervenciones de la mayoría de sus organizaciones integrantes, pudo haber tomado la cuestión del Paro, ayudando a organizarlo y difundirlo, como una de sus principales tareas.
Incluso, esto sin duda le hubiese permitido a esta nueva plataforma presentarse ante los trabajadores chilenos como una organización que lucha por sus intereses. Esto, de cara a las elecciones municipales de octubre próximo. Indudablemente, la participación activa del Podemos en las tareas de organización del Paro, lo hubieran dejado mejor posicionado para sus pretensiones electorales. Al parecer ganarse la confianza de la clase trabajadora, luchando por sus demandas, no esta en la agenda del Podemos.
Ante esto, también es legitimo preguntarse ¿Qué entiende el Podemos por luchas populares o defensa de los intereses de los trabajadores?
El Paro del año pasado
A diferencia del paro del 13 de agosto del año pasado, se realizaron bloqueos de ruta en importantes avenidas de Santiago incluyendo La Alameda, desde tempranas horas del día. Donde los medios de comunicación, que no habían dado ninguna cobertura a la campaña pro-paro, se vieron obligados a hablar del Paro. Por supuesto criticando hipócritamente este movimiento, ignorando las demandas y dando cobertura solo a las “molestias” causadas a los automovilistas y a las personas que querían ir a sus trabajos. Muchos sindicatos efectivamente paralizaron, y en varios puntos de Santiago se organizaron columnas de trabajadores, jóvenes y activistas para marchar hacia el centro.
A pesar de que los convocantes –los dirigentes de la CUT- habían llegado a un acuerdo con las autoridades para realizar actos paralelos en la periferia del centro histórico de la Capital y con esto evitar que las distintas marchas confluyesen en un solo lugar, los manifestantes, desoyendo el llamado de los organizadores y enfrentando los contingentes de carabineros, de todas formas continuaron hacia la Alameda para reunirse con las otras marchas.
En la alameda la represión policial no se hizo esperar, más de 10.000 manifestantes reclamando por mejores condiciones laborales o por mejores sueldos, no era algo que el gobierno y los empresarios estuvieran dispuestos a aceptar.
La convocatoria al Paro del 13 de agosto de 2003 supero muchas expectativas, a pesar de la tibia organización encabezada por la Corriente Sindical Clasista y de la nula intervención de los dirigentes sindicales pro-gobierno. Los empresarios, lloraron varios millones de dólares en perdida y llamaron al gobierno a poner mano dura, ante este tipo de actividades que ponían en riesgo la paz social y rebajaba el prestigio de Chile ante al mundo.
Lo que paso este 29 de Julio
Este 29 de Julio en la marcha convocada al medio día, llegaron alrededor de 5.000 personas. Entre activistas sindicales, trabajadores en huelga, de la salud, profesores, estatales y activistas de izquierda. Porque finalmente el llamado a Paro, que se convirtió en una “movilización”, termino siendo una simple marcha por un sector de la Alameda.
En el acto central, la aparición de Arturo Martínez, Presidente de la CUT, tuvo una fría recepción. Este dirigente, que tras varios años a la cabeza de la Central con el apoyo de los dirigentes del Partido Comunista, es la cara más visible de una organización que continua siendo, en términos políticos, la principal organización de clase del país.
El rechazo a la burocracia y a las políticas adoptadas por la dirigencia de la CUT, se vio reflejada en la hostil recepción a la intervención de Martínez y no es para menos, dado que este hombre, que milita en el PS se ha convertido a lo largo de sus años como dirigente sindical, en el burócrata por excelencia, en el dirigente que en sus discursos ataca “duramente” a la derecha y a los empresarios, llegando a criticar incluso al gobierno. Sin embargo sus discursos en el escenario son una cosa y sus acciones concretas otra cosa.
Los pactos con el gobierno y los empresarios para frenar luchas, bajar huelgas, negociar cierres de fuentes de trabajo, no llamar a tiempo a los trabajadores para rechazar cuestiones tan cruciales como la firma del TLC o quedarse tranquilos y hasta satisfechos con la aprobación de un mísero sueldo mínimo de 120 mil pesos, son razones más que suficientes para concluir que el presidente de la CUT simplemente no tiene ninguna intención de defender realmente los intereses de los trabajadores.
Por otro lado preocuparse solo de la defensa de los intereses de los trabajadores “sindicalizados” es a estas alturas una posición reaccionaria para el conjunto de la clase trabajadora. Actualmente la situación para los trabajadores chilenos no puede reducirse a una cuestión meramente corporativa, que involucre solo a un sector de la clase trabajadora. Es cierto que los trabajadores organizados que integran la CUT necesitan defender sus derechos y estabilidad laboral, pero también es una realidad el hecho de que si sus dirigentes no hacen un llamado al resto de los trabajadores del país, que son la mayoría y que no pueden sindicalizarse, a unirse en una lucha mediante un Paro general, seguirán a merced de las políticas neoliberales que quiere implantar el gobierno a pedido de los empresarios.
Los problemas que enfrenta la clase trabajadora chilena ya no pueden ser superados con la política que ofrece el partido de Martínez (PS), ni tampoco los estrechos márgenes en que se mueve la lucha sindical, definitivamente estos deben ser superados con una política del conjunto de la clase trabajadora. Es precisamente en este punto donde Martínez y Cía., (PC) se convierten en un freno para la lucha. El primero defendiendo la política neoliberal que defiende el PS y los segundos defendiendo una política reformista, que en ultima instancia no ayuda a impulsar las luchas más allá de la cosa inmediata, es decir, no permite llevar las luchas al campo político.
Tampoco podemos limitarnos a hablar solo de la política que representan los partidos a que pertenecen los dirigentes de la CUT. También hay que hablar de los privilegios que tiene ocupar un cargo, como el que ostentan los dirigentes de la CUT. Es legitimo ganar un salario por un trabajo bien hecho, pero en el caso de los dirigentes de la CUT no podemos decir lo mismo, su trabajo en la central no ha sido bueno. Si los trabajadores que son representados por la actual cúpula sindical utilizaran el mismo criterio que utiliza una empresa capitalista, ellos hace rato que estarían despedidos por ineficiencia, por no defender los intereses que debieran representar.
Lamentablemente la clase trabajadora luego de poner a sus dirigentes en la dirección, no tiene mecanismos para controlarlos, solamente queda luchar para que en los sindicatos de base se entienda la necesidad de sacar a los actuales dirigentes de sus cargos porque simplemente no los representan.
Cada vez está más claro que los trabajadores, las organizaciones sindicales y las organizaciones populares en general nada pueden esperar de estos sectores, para que encabezan las luchas por las justas y necesarias reivindicaciones que tenemos como clase.
¿Cuál es la Alternativa?
Se hace fundamental que los sindicatos de base y las organizaciones populares, sobrepasen a la burocracia sindical y de los partidos que supuestamente nos representan. Es necesario empezar ha organizarse por la base y discutir democráticamente cuales son los pasos a seguir y que tipo de lucha es la que necesitamos impulsar para lograr los cambios que necesitamos.
No podemos seguir aceptando que se llame a Paros y que luego estos sean bajados sin que se tome en cuenta la opinión de los trabajadores, los jóvenes, los pobladores y sus organizaciones de base. No podemos seguir aceptando que solo se nos use como una potencial amenaza, para terminar negociando con los empresarios y el gobierno a nuestras espaldas.
Es importante que los trabajadores levantemos y fortalezcamos organizaciones sociales que defiendan verdaderamente nuestros derechos y se planteen de manera clara la lucha por reivindicaciones sindicales, de salud, educación, étnicas, culturales, sexuales, etc.
Pero la lucha social por si sola no es suficiente, si los trabajadores queremos realizar cambios reales y concretos a partir de ahora para mejorar nuestras condiciones de vida, es fundamental plantearse la construcción de un nuevo partido de los trabajadores, que represente claramente nuestros intereses de clase y se proponga tomar el control del Estado, no como meta, sino como el medio para quitar del poder político, económico y armado a la clase burguesa, que siendo una minoría se apropia de toda la riqueza, sumiendo en la pobreza y marginación a la mayoría de la población.
Desde principios del siglo pasado la clase trabajadora chilena apoyo con entusiasmo la construcción de partidos obreros y, a pesar de su reformismo y de su estalinismo, la clase trabajadora logro influir en ellos, hasta cierto limite, para que sus direcciones encabezaran las luchas por mejores condiciones de vida y por transformar la sociedad.
Los partidos tradicionales de la izquierda chilena –PS y PC ya no son lo que fueron, el PS se paso al bando contrario, defendiendo las políticas y el sistema de los patrones, y el PC sigue creyendo que bajo el capitalismo todavía se pueden conseguir reformas importantes para mejorar la situación de los trabajadores.
En el parlamento, en sus medios de comunicación, en sus empresas, cada día queda claro que los ricos no están dispuestos a hacer concesiones económicas o políticas a los trabajadores. Todavía tenemos a una clase dominante que ni siquiera esta dispuesta a normalizar su propia democracia burguesa, defendiendo aun los enclaves que les dejo la dictadura.
El movimiento obrero, los pobladores y la juventud deben dotarse de un programa socialista, democrático y revolucionario para terminar con el capitalismo. Solo una sociedad donde los trabajadores tengan el control democrático del estado y la economía, puede garantizar que se terminara con las injusticias, el desempleo, las guerras, los conflictos y todos los horrores que ha implantado el capitalismo.
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