Desde 1997, año del comienzo de la crisis asiática y teniendo a ésta como excusa, los trabajadores hemos recibido constantes ataques a nuestros niveles de vida, que habían visto una cierta mejoría en los primeros años de la Concertación.
Por otro lado es necesario también recordar las altas ganancias que han obtenido las grandes empresas en el mismo periodo, en particular el sector financiero.
Año tras año han ido aumentando estos ataques y el descontento entre los trabajadores también aumenta cada vez más. Este descontento es la principal razón del llamado a Paro del 13 de Agosto. Los dirigentes de la CUT no podían seguir haciéndose los sordos frente al creciente malestar.
Todo esto lo pudimos ver el 13 de agosto en las diferentes marchas que los trabajadores realizaron junto con plegarse al Paro para manifestar su indignación.
Esta movilización ha sido, sin lugar a dudas, la más exitosa de los últimos 13 años y esto a pesar de todos los esfuerzos que hizo el gobierno y sus partidos para frenar la movilización. Esto fue claro y evidente al interior de la CUT, donde los dirigentes concertacionistas que aparecían formalmente apoyando el Paro, no hicieron nada para organizarlo y en algunas regiones abiertamente jugaron en contra de la movilización, haciendo desaparecer la propaganda que era enviada para dar a conocer el Paro.
También fue un éxito a pesar que el gobierno y los medios de comunicación que son controlados íntegramente por los empresarios, intentaron por todos los medios borrar el paro de la pauta comunicacional. Sólo días antes, el llamado a paro salió por la prensa, cuando ya era imposible seguir ocultándolo. El paro no existió para ellos desde el 1 de mayo, sino que desde un par de días antes del 13 de agosto.
Este 13 de agosto marca el fin de una cómoda administración de 13 años de tranquilidad social para la Concertación. La gente se ha cansado de esperar que estos supuestos opositores a la dictadura, pongan fin a la constitución del 80 y al modelo neoliberal que impuso el pinochetismo.
Esta movilización pone fin a un largo período de inmovilismo y ha mostrado el potencial que tiene un movimiento encabezado por los trabajadores. Es un hecho que el conjunto de la clase trabajadora y sectores populares se sintieron representados y convocados por este llamado.
Esta fecha marca un antes y un después en la toma de conciencia de las masas. Este debe ser el punto de inicio de un proceso de reconstrucción del movimiento sindical, que pasa también por la democratización de la CUT y debe servir para que los trabajadores terminen dotándose de su propia plataforma política y la necesaria construcción de un nuevo partido de los trabajadores.
Como ha quedado demostrado los trabajadores hoy no estamos representados ni por los partidos de la Concertación y menos todavía por los partidos de la derecha. Necesitamos nuestra propia orgánica política, para que nunca más personas ajenas al movimiento obrero hablen por nosotros.
Según el gobierno el Paro fue un fracaso, pero por otro lado, los estudios económicos de los institutos empresariales arrojaron perdidas por más de 60 millones de dólares y han dicho que fue equivalente a un día feriado. Esto sin tomar en cuenta que este llamado también logro dividir a los partidos de la Concertación y también al interior de estos como es el caso del Partido Socialista donde algunos parlamentarios aparecieron apoyando el Paro y otros cuadrándose con el gobierno de Lagos.
También para los dirigentes sindicales del PC marca un cambio. Este paro probó a los dirigentes que están a la cabeza de las federaciones, confederaciones y CUT, dado que gracias a los que están al frente de los sindicatos de base el paro tuvo éxito, poniendo a prueba a una gran capa de dirigentes históricos que hasta hoy sólo mediaba en los conflictos.
Sería lamentable que después de toda esta lucha, los dirigentes de la CUT se sentaran a negociar con el gobierno y los empresarios y dejaran que estos siguieran imponiendo sus condiciones a los trabajadores. Llegó la hora de ponerle termino a las negociaciones estériles, en las que los empresarios con el apoyo del gobierno han impuesto todos sus puntos de vista y dictado leyes que sólo a ellos benefician.
No podemos aceptar que los dirigentes de la CUT sigan negociando sin poner ninguna condición, un piso mínimo que si los empresarios no están dispuestos a aceptar ni siquiera vale la pena sentarse a una mesa de negociaciones. En último caso cualquier acuerdo al que lleguen los dirigentes de la Central debería ser ratificado por los trabajadores de la base sindical.
Como ya hemos visto, nada podemos esperar de negociaciones con el gobierno y los empresarios, los trabajadores desde ahora debemos elaborar nuestra propia estrategia de lucha para conseguir nuestros objetivos. Esto se hace fundamental, dado el éxito de esta primera movilización y partiendo de la experiencia ganada el 13 de agosto. El movimiento sindical debe empezar a planificar otro gran paro nacional para octubre o noviembre de este año a más tardar. El gobierno y los empresarios solo darán respuesta a nuestras demandas si estamos movilizados, demostrándoles nuestra fuerza y capacidad de lucha en las calles. Este es el único idioma que ellos conocen.
Pero como quedo demostrado el último 13 de agosto no basta simplemente con llamar a un Paro; sino que es necesario organizarlo hasta en el último detalle. Para esto no bastan los acuerdos entre dirigentes, hay que llevar ésta discusión a cada uno de los trabajadores y trabajadoras, para que ellos concientemente participen de la movilización, realizando asambleas en cada lugar de trabajo. También es necesario definir una o dos demandas centrales en las que se identifiquen el grueso de los asalariados de nuestro país.
Los comandos y comités pro paro que se formaron durante esta movilización deben ser masificados en una futura movilización. Estos deben formarse en cada lugar de trabajo, en cada unidad vecinal y en todas las escuelas y universidades.
Be the first to comment