Informe desde la Escuela Latinoamericana del CIT
Los delegados de Alternativa Socialista Revolucionaria (la CIT boliviana) a la Escuela Latinoamericana del CIT hicieron un enorme esfuerzo para atender la reunión, viajando durante 7 días bajo diluvios tropicales y problemas en las fronteras. No obstante, todos los camaradas estuvieron de acuerdo en que el esfuerzo mereció la pena. También dejaron un gran impacto sobre todos los demás asistentes al evento. La presencia de camaradas de habla quechua fue un importante paso hacia delante para la CIT en América Latina y las discusiones acerca de Venezuela y Bolivia estuvieron entre las sesiones más interesantes del evento. Las charlas sobre Bolivia se centraron principalmente en torno al debate actual sobre la nueva constitución y las tareas de los Marxistas revolucionarios para defender y seguir sacando adelante el proceso revolucionario.
En el 2008 los bolivianos votarán sobre la propuesta de una nueva constitución. El camino hasta estas votaciones ha sido extremadamente largo. El debate ha estado muy polarizado debido a la campaña liderada por la oposición de la derecha, la cual se ha hecho más fuerte en el transcurso de los últimos meses. Los terratenientes y los jefes, que se encuentran principalmente en los departamentos de Media Luna, ven en las reformas constitucionales una seria amenaza a su poder y riqueza. Su campaña alcanzó su punto máximo con la declaración de autonomía de los gobiernos de la oposición en los departamentos de Santa Cruz, Pando, Tarija y Beni.
En un referéndum nacional sobre el tema el año pasado, la oposición ganó la mayoría de los votos en estas provincias. En la cuestión de trasladar la capital de Bolivia a Sucre sur, la derecha incluso consiguió apoyo de dos departamentos más. La propaganda reaccionaria de los medios de comunicación de masas ha sido combinada con propaganda racista, violentos ataques contra indígenas e incluso asesinatos cometidos por grupo fascistas de jóvenes. La amenaza de una guerra civil sigue presente si las provincias gobernadas por la derecha intentan dividir al país y separarse. Las clases dirigentes de otros países latinoamericanos – y en especial Chile y Brasil – están seriamente preocupadas por los acontecimientos y no desean la división de Bolivia. Incluso en imperialismo estadounidense tiene miedo de las posibles consecuencias que esto acarrearía. Si la situación evolucionase en este sentido, juventudes de Chile y otros países probablemente acudirían a Bolivia para luchar contra la derecha reaccionaria. Sin embargo, los líderes derechistas dentro de estas provincias son rabiosos racistas y están parcialmente fuera de control. El gobernador de Santa Cruz da mítines histéricos y se le puede ver en la televisión gritando "Abajo las collas" (colla es un término racista para la gente indígena). Muchos bares prohíben la entrada a indígenas.
Coordinación de Jóvenes Antifascistas
Para defender a los activistas de la izquierda, la Alternativa Socialista Revolucionaria en Cochabamba participó en Coordinadores de Jóvenes Antifascistas, una organización que reúne a más de 15 grupos de la izquierda e indígenas. Estos cuerpos de defensa han organizado dos demostraciones, de aproximadamente 10.000 participantes, el pasado otoño. Después de un debate interno muy polarizado, al final se decidió hacer una campaña a favor del "Sí" por una nueva constitución. Alternativa Socialista Revolucionaria (ASR) tuvo que hacer frente a la oposición de tanto la izquierda reformista, que apoya la constitución sin emitir crítica alguna, como de la ultra izquierda, cuyos grupos rechazan y ven la constitución como un instrumento para establecer las estructuras burgués-democráticas del sistema capitalista. Las propuestas reformistas del MAS (Movimiento al Socialismo – el partido del gobierno de Bolivia) son en general progresistas, aunque no pretenden terminar directamente con el capitalismo y la propiedad privada de la tierra. Hay algunos derechos que se les conceden a los indígenas, como el derecho a un salario decente. Pero también hace concesiones a la clase capitalista. Mientras que dice oponerse a la propiedad privada de la tierra, la realidad muestra lo contrario: aún es legal ser propietario de hasta 10.000 hectáreas de terreno. No obstante, la derrota de la constitución en el referéndum sería un empuje a las fuerzas contrarrevolucionarias de la derecha. Asimismo, los camaradas subrayaron que la victoria del "Si" no es el final del camino sino que el voto al "Si' debe ir acompañado de peticiones y acciones de las masas para sacar avanzar el proceso revolucionario y romper definitivamente con el capitalismo.
Para adelantar el proceso revolucionario, la unión entre los movimientos indígenas y de la izquierda es vital para construir una fuerza política revolucionaria. Aunque el MAS tiene la mayor parte del apoyo público, sus líderes no defienden un programa socialista revolucionario. Muchas de las organizaciones sociales aún ven a MAS como una organización plataforma y no desean separarse de él a pesar de las críticas a su dirigentes. Esto es importante en cuanto a cómo los camaradas de la CIT en Bolivia orientan y presentan sus eslogan y peticiones para un programa socialista revolucionario. Ha sido un movimiento peligroso por parte de Morales pretender llegar a acuerdos con la oposición derechista que solo la fortaleció y llevó a la opresión aun más violenta de los activistas revolucionarios.
Lecciones aprendidas de Chile
Durante la sesión plenaria y otras comisiones más pequeñas que discutieron estos temas, la presidencia del MAS cometió el mismo error que Allende, el ex-presidente de Chile, al depositar su confianza en la lealtad constitucional de las fuerzas armadas. El gobierno de Morales ha aumentado el presupuesto militar y un 82% del incremento fue destinado a subidas salariales de oficiales del ejército. La presidencia del MAS no ha sido preparada para dirigir la lucha contra la oposición y para establecer mecanismos de defensa a nivel local, regional o nacional. Los camaradas de Bolivia hablaron también sobre el papel desempeñado por la confederación sindical, la COB, cuyos líderes hacen declaraciones de carácter revolucionario aunque sin llevarlas a cabo. La creación de organismos coordinadores antifascistas son un ejemplo de estructuras que fomentan discusiones y debates abiertos y el potencial existente se puede entrever en la iniciativa de la Alternativa Socialista Revolucionaria en Cochabamba. Otro rasgo destacado de las discusiones en la Escuela Latinoamericana del CIT fueron las poderosas tradiciones revolucionarias en Bolivia. Estas tradiciones se ven reflejadas en todos los levantamientos revolucionarios masivos que han tenido lugar durante los últimos años, como los fueron las luchas contra la privatización de los sistemas del agua en el 2000 en Cochabamba ("Guerra de agua"). Las acciones eran dirigidas por comités coordinadores de la lucha lo cual mostró que el movimiento estaba mucho mejor organizado que en Venezuela. No obstante, el punto débil de estas organizaciones es que una vez la lucha se calmó las acciones no se siguieron manteniendo ni fueron desarrolladas y coordinadas nacionalmente. Esta es una de las tareas pendientes que el movimiento en Bolivia tiene que resolver. Mientras que existe un claro entendimiento sobre la necesidad de luchar contra la privatización y la élite rica, la idea del socialismo como un sistema alternativo al capitalismo tan solo está comenzando a surgir la conciencia política de las masas.
También se planteó el tema de la asociación entre las luchas de Bolivia y Venezuela cuando en realidad ambas se encuentran en fases muy diferentes. Mientras que en Venezuela el fracaso de avanzar la revolución se está convirtiendo en un creciente sentimiento de decepción y frustración, en Bolivia aún hay mucha esperanza y expectativas del gobierno de Morales a pesar de las críticas. Esto va a cambiar si la presidencia del MAS no hace nada para adelantar el movimiento. Muchos de los camaradas asistentes a la reunión resaltaron la urgencia de utilizar y orientar la energía revolucionaria de los trabajadores, los pobres, la juventud y activistas indígenas de Bolivia para quitarles el poder a los ricos y las multinacionales y nacionalizar completamente la industria y los recursos naturales de Bolivia, poniéndolos bajo el control y la dirección de los trabajadores y convirtiendo de una vez por todas el sistema capitalista en una sociedad socialista.
La dimisión formal de Fidel Castro como Presidente de Cuba abre un nuevo capítulo en la historia de este país y su revolución. Desde el comienzo de su enfermedad en el 2006 (un problema intestinal) se han generado numerosas e intensas discusiones en torno al papel de Castro en relación con el futuro de Cuba. Su dimisión indica que es poco probable que se recupere y que el gobierno cubano se está preparando para su muerte, que tal vez pueda ocurrir en un futuro no muy lejano.
Esta vez, a diferencia del 2006, hay poca especulación dentro de los círculos capitalistas – desde Bush hasta los exiliados cubanos millonarios en Miami que se frotan las manos ante la expectativa de sustanciosos beneficios del "regreso" de sus propiedades – en torno al colapso inmediato del sistema de la isla. En aquel entonces, a través de la boquilla de Bush, el imperialismo estadounidense esperaba revueltas en las calles de Cuba, un rápido "cambio de régimen", no solo del gobierno cubano sino también de su sistema social de economía planificada.
Mientras tanto, en el extremo opuesto, los millones de personas de la clase trabajadora y pobres de todo el mundo desean lo opuesto, que Cuba y las ganancias sociales de la revolución perduren y sobrevivan la posible desaparición de Castro. Sin duda, su presencia se seguirá sintiendo pero su dimisión indica su incapacidad para seguir ejerciendo el mismo poder de antes, poder que ahora probablemente será ejercido por su hermano Raúl.
Desde 1959 la revolución cubana ha tenido que enfrentarse a un salvaje embargo impuesto por el imperialismo de los EEUU. Ha habido 600 intentos de asesinato contra la persona de Castro. Sin embargo, a través de su sistema de economía planificada Cuba ha permitido al mundo entrever las inmensas posibilidades que se abrirían para la humanidad con la desaparición del capitalismo y de la propiedad privada de la tierra. Figuras heroicas como Che Guevara y Fidel Castro ejercen una profunda influencia sobre muchos jóvenes y trabajadores en todo el mundo.
La reputación de Cuba respecto a asuntos de índole social, como la vivienda, la educación y sobre todo, la salud ha aumentado. El increíble largometraje "Sicko" de Michael Moore enfatiza claramente el enorme contraste entre el brutal y lucrativo sistema nacional de sanidad en los EEUU y el gratuito sistema de servicios sanitarios de Cuba. A americanos de a pie que perdieron sus viviendas por enfermedad, entre ellos un enfermo de cáncer y una mujer trabajadora que participó en las labores de rescate del 9/11, les han sido denegados sin ningún escrúpulo asequibles servicios sanitarios por parte de las compañías de seguros privadas que de los EEUU. Sin embargo, a su deleite se les ofreció socorro y tratamiento, sin coste alguno cuando Moore los llevó a Cuba.
Es más, el año pasado, ocho estudiantes americanos terminaron sus estudios en la Escuela Cubana de Medicina después de seis años de estudios universitarios gratuitos. Uno de estos estudiantes declaró: "Los servicios sanitarios no son vistos como un negocio en Cuba". Es precisamente por esta razón que la clase dirigente de EEUU y sus estados siervos en Latinoamérica hicieron todo lo posible en el pasado para destruir el ejemplo de economía planificada que surgió de la revolución cubana. Entre las masas de América Latina la reacción fue la opuesta. Esto se ha hecho más latente en los tiempos recientes con el neoliberalismo en el continente. Las masas comparan los avances de Cuba con los pésimos logros de la propiedad privada de la tierra y el capitalismo en la región, al igual que en África y Asia.
Los logros de la revolución
En el revelador libro, "Fidel Castro-Mi vida" para el que colaboró con el escritor Ignacio Ramonet, Castro expone los impresionantes logros de la revolución. Así, comenta: "Ahora tenemos 70.000 médicos, más otros 25.000 jóvenes que estudian medicina… Nuestros vecinos del norte [Estados Unidos] pueden enviar solo helicópteros, no pueden enviar doctores porque no tienen los suficientes para solucionar ningún problema del mundo. Europa, ese "campeón de derechos humanos" tampoco puede, no tiene ni 100 médicos para enviar a África donde más de 30 millones de personas están infectadas del SIDA… Confío en que dentro de diez años tendremos 100.000 médicos y otros 100.000 procedentes de otros países que habremos educado. Somos el equipo de educadores de médicos más grande [del mundo]; creo que ahora tenemos la capacidad para educar a diez veces más médicos que EEUU – ese país que se llevó un buen número de nuestros doctores y que hizo todo lo posible para privar a Cuba de médicos. Y esta es nuestra respuesta."
Entre el 1959 y la actualidad, la esperanza de vida en Cuba incrementó en 19 años. En Rusia, después de la contrarrevolución social a principios de los 1990, la esperanza de vida para los hombres cayó hasta 56 años! ¿Cabe esperar mayor contraste entre los avances sociales de la revolución y la barbarie de la contrarrevolución capitalista? Y todo esto se consiguió entre las garras de la masiva recesión económica a comienzos de los 1990, después de la rencorosa retirada de ayuda internacional, y sobre todo de petróleo, primero a manos del ex-presidente ruso Boris Yeltsin y más tarde de Vladimir Putin, Castro explica en su libro.
No obstante, aunque los logros históricos de la educación y los servicios sanitarios gratuitos se han preservado en Cuba, un brutal programa de austeridad fue infligido a las masas. El régimen fue forzado a hacer concesiones al "mercado", es decir, al capitalismo. La "dolarización" dio lugar a una economía paralela, que resultó en relativos privilegios para aquellos que trabajaban en el sector turístico, donde se pagaba en dólares y en los sectores con la modalidad contractual de "joint venture".
Desafortunadamente, los firmes partidarios de la economía planificada, como lo son los médicos, maestros, etc. siguen siendo remunerados en pesos cubanos y también sufren en consecuencia. De acuerdo con Richard Gott, el conocido autor de izquierdas, incluso el monopolio estatal del comercio exterior fue abolido formalmente en el 1992. Pero en esencia, Cuba siguió siendo un sistema de economía planificada, donde las compañías extranjeras requieren de la autorización del Ministerios del Comercio para operar dentro del país. La descentralización tuvo lugar con la concesión del permiso para importar y exportar libremente a centenares de empresas. No obstante, Fidel Castro declaró que "en Cuba no se privatizará nada que sería adecuado seguir manteniendo como propiedad colectiva y quedará por los tanto bajo la propiedad de la "colectiva" de trabajadores".
Sin embargo, tampoco es cierto que la burocracia y las desigualdades no existan en Cuba como ha afirmado Fidel Castro en el pasado y en su reciente obra. Castro no toma como ejemplo a Stalin, como han pretendido presentarlo sus oponentes capitalistas. No existe ningún culto a la personalidad patrocinado por el estado, ni tampoco hay estatuas, retratos e imágenes de Castro en Cuba mientras que él sigue vivo. Es más, mientras que él mismo reconoce haber cometido errores y zig-zageado de una política a otra – causando a veces daños significantes – a los largo de los últimos 49 años, esto no se puede ni comparar con los monstruosos crímenes del estalinismo: colectivización forzosa, los juicios purgas de Moscú, etc.
Trayectorias políticas irregulares
Este libro revela que Castro podía a veces comportarse también de un modo irregular. Por ejemplo, durante la crisis de los misiles de Cuba en 1962, Castro propuso a Nikita Krushchev, el premier soviético, que la Unión Soviética debería lanzar un ataque aéreo nuclear contra los Estados Unidos. A esto Krushchev le contestó: "Usted propone que nosotros llevemos a cabo el primer ataque aéreo sobre el territorio enemigo. Esto no sería un simple ataque aéreo sino el comienzo de una guerra termonuclear". [p281]
En ocasiones, Castro ataca a Stalin: "Desde mi punto de vista se le debería culpar a él de la invasión de la URSS por parte de la poderosa maquinaria bélica de Hitler en el 1941, sin que las fuerzas soviéticas hubieran recibido un llamamiento a las armas… Todos conocen su abuso del poder, la opresión y sus características personales, el culto a la personalidad". A la vez, Castro también afirma que Stalin "tiene tremendo mérito en la industrialización del país, desplazando la industria militar a Siberia – esos fueron factores decisivos en la lucha mundial contra el Nazismo".
Afirma que Stalin en realidad "se desarmó a sí mismo", desarmando las defensas de la Unión Soviética mientras los Nazis se preparaban para atacar. Pero Stalin no fue el autor original de la idea del "Plan de cinco años" y la idea paralela de la industrialización. Habían sido Trotsky y la Oposición Izquierdista quienes formularon estas ideas en primer lugar. Stalin las tomó prestadas y las aplicó burocráticamente a un coste innecesariamente alto para la Unión Soviética y su gente. A la vez, Castro niega – también equivocadamente según indica Celia Hart – que Che Guevara hubiera sido "simpatizante trotskista". Declara: "Jamás lo escuché hablar de Trotsky… era un leninista y hasta cierto punto reconocía algunos méritos de Stalin". Es cierto que Che Guevara no fuera conscientemente trotskista. Pero en su último periodo en Cuba, Guevara se convirtió en un crítico del burocratismo y particularmente de los llamados países "socialistas" que había visitado. Es más, cuando fue asesinado en Bolivia en 1967 llevaba en su bolso un libro escrito por Trotsky.
Con estos comentarios y desde un punto de vista "sociológico" y político, Castro revela en el mejor de los casos un conocimiento parcial del estalinismo. El grave error de la colectivización forzada, los monstruosos juicios-purgas, la aniquilación de los últimos restos del heroico partido Bolchevique, no fueron tan solo rasgos personales de Stalin o "errores" sino que provenían del carácter de la maquinaria burocrática que el personificaba y representaba. Stalin presidió una contrarrevolución política burocrática, según el brillante análisis de Trotsky, que temía al movimiento independiente de la clase trabajadora y a las ideas de una democracia de trabajadores. Fidel Castro de distancia a sí mismo y a Che Guevara de Trotsky y de su crítica al estalinismo porque, en un análisis pormenorizado, su régimen también está dirigido por una élite burocrática no responsable de sus actos ante las masas.
Cuba y su revolución tienen muchas características diferentes de la revolución rusa, y Castro no es Stalin. Sin embargo, a pesar de su enorme popularidad inicialmente, sus puntos débiles se hicieron evidentes con la ausencia de control y gestión democráticas, y la clara consciencia de clase de la clase obrera y los pobres. Castro mismo reconoce que al principio aún no había "conciencia socialista". A lo largo de su libro no muestra un claro entendimiento de la clase obrera – según la explicación de Marx – como el principal agente de la revolución, ni su papel en controlar junto con los campesinos pobres, el gobierno obrero que resultaría con la revolución.
Habla sobre el 1968 pero no se pronuncia en absoluto sobre el movimiento de la clase obrera en Francia ese mismo año, la mayor huelga general de la historia. Vergonzosamente omite también la masacre de estudiantes en México, ese mismo año. Debido a sus ataduras diplomáticas con México en ese momento – México era el único gobierno en América Latina en reconocer Cuba – Castro no dijo ni una palabra sobre los actos asesinos cometidos por el gobierno mexicano.
El carácter del gobierno cubano
La consecuencia de esto es que el gobierno presidido por Fidel Castro y Che Guevara, en un primer momento muy popular por llevar a cabo la revolución prácticamente en las garras del monstruo estadounidense, no estaba controlado por los consejos de trabajadores y campesinos, como era el caso de Rusia en 1917. Esto deja huella historia sobre el estado cubano y el tipo de sociedad que posteriormente emergió de este.
Esto se ve reflejado en la idea que Castro tiene sobre el carácter del gobierno que presidió. Al ser cuestionado por el autor Volker Skierka, Castro declaró directamente: "No considero que sea necesario tener más de un partido… ¿Cómo hubiera podido resistir nuestro país si hubiera estado dividido en diez partes?… Creo que antes de tener una verdadera democracia primero debe desaparecer la explotación de un ser humano por otro".
Sin embargo, sin una verdadera democracia obrera la transición al socialismo es imposible. El fin del monopolio unipartidista, elecciones justas de los consejos de trabajadores con el derecho de todos estos (incluyendo a los trotskistas) para presentarse en las elecciones, control estricto sobre los ingresos y el derecho a destituir a oficiales elegidos, son todos requisitos mínimos para un estado democrático de trabajadores. Sin un verdadero control y gestión del estado y la sociedad, se establecerá inevitablemente una maquinaria burocrática, que en última instancia constituye una amenaza a la existencia de una economía planificada. Esto sería una posibilidad real incluso en una economía altamente desarrollada después de una revolución; y aun mas en una como la de Cuba, cuyo producto interior bruto es tan solo un 0.3% del total del de Estado Unidos.
Es cierto que a principios de los '90, ante a una situación económica considerablemente deteriorada, se inició una discusión abierta sobre la constitución de Cuba y se propusieron varias enmiendas constitucionales ante la asamblea nacional, entre ellas una forma de elecciones directas del sistema electoral. No obstante, esto seguía basándose en tan solo un candidato para cada escaño parlamentario. Era una forma de "democracia" que permitía a los votantes elegir un candidato de la lista pero de un solo partido. En las elecciones más recientes de Enero del 2008, había 614 candidatos para 614 escaños! Al mismo tiempo, los miembros del Comité Central del Partido Comunista, el Politburó y del Consejo del Estado estaban en última instancia sujetos al poder de veto, en caso de que fuera necesario, por parte de Fidel Castro.
En "Mi vida", Fidel Castro pretende desacreditar la generalizada idea de que él hubiera ejercido tanto poder durante la ejecución del jefe militar Arnoldo Ochoa por cargos de supuesto tráfico de drogas. Declara: "Fue una decisión unánime del Consejo del Estado, que tiene 31 miembros… El Consejo del Estado se ha convertido en un juez… Lo más importante es que hay que conseguir que cada decisión sea tomada con consenso de todos sus miembros". El hecho de que el Consejo del Estado haya llegado unánimemente a una decisión tan importante y altamente polémica dice algo tanto sobre el carácter de este órgano como el poder ejercido por Castro.
En la introducción del libro, incluso Ramonet declara que Castro "toma todas las decisiones, grandes o pequeñas". Aunque consulta las autoridades políticas a cargo del partido y del gobierno, respetuosamente y con profesionalidad durante el proceso de la toma de decisiones, es Castro quien decide finalmente". Castro se defiende de esta acusación: "Mucha gente me trata como a un vecino, hablan conmigo". En última instancia, el poder es ejercido por líderes y partidos en cada uno de los estados. Sin embargo, cada presidencia, cada partido, y sobre todo un gobierno obrero sano, necesita que el control sea ejercido estrictamente desde abajo, por las masas.
En un verdadero gobierno obrero, como el que existió en Rusia entre 1917 y 1923, ese poder era ejercido por los "soviets" (consejos), con estrictos limitaciones en diferencias salariales, con el derecho de destitución, etc. Desafortunadamente, esto aun no existe en Cuba. Por ello, el mismo dilema con el que se tuvo que enfrentar la Unión Soviética existe también en Cuba, aunque a escala mas pequeña y sin la herencia monstruosa del estalinismo. León Trotsky planteó la pregunta hace 70 años en relación con la Unión soviética: "¿Devorarán los demócratas el gobierno obrero o será la clase obrera la que acabe con el estado burócrata?… Los obreros temen menos que al deshacerse de la burocracia vayan a dejar el camino libre para la restauración capitalista".
El creciente descontento
Esto posiblemente resume el ánimo de una buena parte de la población cubana en la actualidad: el descontento está creciendo, sobre todo entre la nueva generación; un 73% de la población de Cuba nació después del triunfo de la revolución del 1959. Alienando a la nueva generación, la revolución se arriesga a quedarse sin "herederos". La sustitución de Fidel Castro por su hermano Raúl no resolverá los problemas subyacentes. Se le asocia con el ejército cubano, como el Ministro de Defensa.
A principios de los 1990, enfrentando condiciones de austeridad, Raúl trato de utilizar al ejército en algunos experimentos de "mercado libre"; oficiales militares fueron enviados a España para aprender técnicas de gestión hostelera y contabilidad en Europa. Raúl visitó China en numerosas ocasiones para estudiar la política económica de Beijing. Hans Modrow, el último primer ministro de Alemania del Este, la RDA, se encuentra en actualmente visitando Cuba para discutir las experiencias de su país durante la transición al capitalismo. Raúl ha reducido el tamaño del ejército y apoyado innovaciones, como mercados agrícolas, trabajo de autónomo para fontaneros, peluqueros y otros pequeños empresarios. Es a través de medidas como esta que elementos del capitalismo se han estado introduciendo en Cuba, sin poder aun destruir los principales rasgos de la economía planificada.
Sin duda existen divisiones internas dentro de la élite burocrática que controla Cuba. Hay una sección que desea "abrirse" al capitalismo de una manera "democrática". Su obstáculo es la brutal Ley de Helms-Burton de EEUU. Incluso aquellos burócratas que desearían ver el desmantelamiento de la economía planificada se enfrentan a los refugiados en Miami, que regresarían a Cuba con la bendición de imperialismo estadounidense a Cuba: "Subastar empresas públicas y vender al mejor postor" (Wall Street Journal). A diferencia de Alemania del Este después de la caída del muro de Berlín, estos brutos demandarían forzosamente el regreso de todas "sus propiedades", incluyendo las casas actualmente ocupadas por obreros y campesinos. Es más, no dudarían derramar baños de sangre contra todo aquel asociado con el régimen castrista.
Sucesos diversos y en particular las elecciones presidenciales en los EEUU podrían tener profundo impacto sobre Cuba. Barack Obama ya ha declarado que adoptaría políticas más "suaves" hacia los enemigos tradicionales de América, como Cuba, Irán, etc. El o Hillary Clinton – a pesar de sus recientes declaraciones belicosas hacia el régimen cubano – podrían limitar o eliminar por completo el embargo. En Florida, la recesión económica estadounidense está avanzando, dejando atrás innumerables propiedades vacías. Incluso la nueva generación de refugiados en Miami ha suavizado su oposición implacable a levantar el embargo.
Ya existe bastante presión por parte de agricultores, el comercio del turismo, sin mencionar a McDonald's para eliminar los obstáculos y poder cosechar sus beneficios en Cuba. Un centenar de congresistas estadounidenses han pedido el levantamiento del embargo. Estas son en realidad las mayores amenazas a los elementos de la economía planificada aun presentes en Cuba. La avalancha de millones de turistas estadounidenses a Cuba podría, incluso con un dólar devaluado, infligir un duro golpe, posiblemente mortal, a lo que queda de la economía planificada. Como León Trotsky explicó, el verdadero peligro para un gobierno obrero aislado se esconde no tanto en una invasión militar sino en los "bienes baratos de un tren de equipaje del imperialismo". Esta invasión de Cuba hoy tomaría la forma del turismo e inversión capitalista, si el régimen bajo Raúl o cualquier otro líder futuro decidiera "abrirse" al exterior. Mientras Fidel Castro viva este sería un escenario por probable. Sin embargo, el peligro real de una restauración capitalista aun sigue allí.
En la actualidad el petróleo venezolano es un sustento vital para Cuba. Pero, ¿que pasaría si el precio del crudo colapsara con el comienzo de una recesión económica mundial? Venezuela se vería profundamente afectada y por consiguiente Cuba también.
Existe no obstante otra sección de la presidencia y la burocracia cubanas que sin duda lucharía por mantener el sistema de economía planificada. Según Trotsky, los marxistas sin renunciar a su crítica hacia la burocracia y la presidencia cubanas buscarían crear junto con ellas un frente común para movilizar una resistencia masiva dentro de Cuba contra el regreso al capitalismo.
Democracia obrera
Aquellos que como George Galloway, miembro del parlamento británico, afirman que el embargo capitalista sobre Cuba constituye un factor importante de la falta de democracia en la isla tienen razón. Todas las revoluciones – incluyendo la guerra civil de EEUU – al enfrentarse a una contrarrevolución armada rechazaron permitir libertad de acción a sus oponentes bajo la bandera de la "democracia". Pero no nos referimos aquí a que en Cuba se debería dar libertad a la organización de la contrarrevolución para forzosamente derrocar la revolución. Y es que una vez estén demostrados los beneficios de la economía planificada – y especialmente si estos se extendieran por la confederación socialista democrática de Venezuela, Bolivia y, tal vez, Ecuador – los contrarrevolucionarios capitalistas que deseen el regreso de la actual barbarie del capitalismo y la propiedad de tierras en América Latina encontrarían muy poco apoyo.
Sin embargo, mientras que la prohibición contra los partidos capitalistas de la derecha de regresar al capitalismo puede ser objeto de debate, la cuestión de un gobierno obrero nunca debería serlo. Todos aquellos que apoyan el sistema de economía planificada – incluyendo a trotskistas y otros – deberían tener el permiso de operar en Cuba. Esto debería ser parte de la expansión y conservación de la economía planificada. Sin la democracia obrera, Cuba podría retroceder décadas y con ello las promesas de la revolución socialista en América Latina recibirían un duro golpe. El mantenimiento de esta revolución no debería ser depositada en las manos de un hombre, por muy fuerte y valiente que fuera, ni tampoco sobre un grupo de hombres y mujeres sino en la clase obrera cubana políticamente educada coordinada con las masas de América Latina y otras partes del mundo.
Esto no se puede conseguir desde arriba como ya bien lo han demostrado los errores de Hugo Chávez en Venezuela. Desde ahora se deberían tomar medidas para organizar una campaña masiva en Cuba y preparar el camino para una verdadera democracia obrera. La crisis mundial del capitalismo globalizado y la revuelta contra el neo-liberalismo en América Latina fortalecen las perspectivas futuras de defender y consolidar las ganancias de la revolución cubana. Pero no se debe perder tiempo en la lucha para conseguir una democracia obrera en Cuba, Venezuela, Bolivia y otros lugares.
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