Después de la "victoria" en Irak, el imperialismo norteamericano encabezado por la dupla Bush/Rumsfeld quiere utilizar su "triunfo" para fortalecer su dominio en todo el mundo. Como ya planteamos en documentos anteriores, la invasión a Irak era la primera parte de un plan mucho más amplio de dominación e intervenciones en otros lados del planeta, esto ya lo estamos viendo con las amenazas contra Siria y la intervención descarada en Cuba.
La idea central de esta política criminal es terminar con los países que ellos denominan como estados "criminales" o "villanos" y Cuba ha sido catalogadas por la Casa Blanca norteamericana como uno de estos estados hace mucho tiempo.
Estados Unidos nunca a ocultado que quiere acabar con el régimen de Fidel Castro, pero lo ideal para ellos es hacerlo -dentro de lo posible- sin una intervención militar directa. Ellos tienen claro que una intervención militar en la isla, no será como en Irak, dado que el gobierno cubano mantiene un fuerte apoyo y la revolución cuenta con muchas simpatías no sólo entre la población local, sino que en la mayoría de las masas de los países latinoamericanos.
Una ocupación militar se encontrara con la resistencia armada del pueblo cubano, algo que no pasó en Irak, donde Sadam Hussein no contaba con este respaldo, Una ocupación militar provocaría, además, movilizaciones –incluso armadas- en todo el continente. Por esto una intervención militar no es lo más probable por el momento.
Por eso Bush esta intentando acabar con el régimen cubano con otras maniobras, como incentivar una oposición contra el gobierno, pagando a gente y grupos de oposición pro-capitalistas, para obligar al régimen a reprimirlos y de esta manera continuar su campaña de ataques contra Cuba.
Como Defender la Revolución Cubana
Los socialistas revolucionarios tenemos que enfatizar que estamos en contra de todos estos planes y luchar contra la política criminal de los norteamericanos.
Pero esto no significa que debemos firmar un cheque en blanco al régimen cubano, dado que ha sido incapaz de responder de una forma política a las maniobras del imperialismo y sólo ha dado una respuesta represiva, encarcelando a unos cuantos opositores y fusilando a tres secuestradores de una lancha. De esta manera Fidel le ha dado un regalo político al imperialismo y a las clases dominantes de toda América Latina, generando a ojos de éstos una especie de empate moral entre capitalismo y socialismo, lo que las burguesías del continente han sabido usar muy bien dividiendo a los sectores de izquierda que ven a la isla como un referente de cambio social.
Si Cuba fuera un Estado obrero sano, con un sistema de democracia obrera, donde todos los representantes de los comités locales, de las ciudades, regionales y nacionales, fueran elegidos democráticamente. Donde los salarios de los funcionarios de gobierno fueran los mismos salarios que el resto de los trabajadores del país. Teniendo además el derecho a revocar a cualquiera de estos representantes en el preciso momento en que dejen de hacerlo, habría podido responder de otra manera a las provocaciones norteamericanas.
Si hay algo característico del estalinismo es precisamente la instauración del partido único y en Cuba la burocracia no puede permitir la existencia de otros partidos, dado que amenazan sus intereses. Desde el partido único surge una elite dirigente que dice representar los intereses del conjunto de la población. Esto ya lo vimos en la ex Unión Soviética y los mal llamados países del área socialista, que cayeron sin pena ni gloria dado el poco apoyo que tenían dentro de la población de sus respectivos países.
Un gobierno obrero sano permitiría la existencia de diferentes partidos, incluso partidos que defiendan el capitalismo a nivel ideológico y no se levanten en armas contra el Estado para imponer sus puntos de vista a la mayoría de la población.
En una situación así, un gobierno obrero contaría con un fuerte apoyo de los trabajadores y podría denunciar políticamente a estos sectores y ellos no representarían ninguna amenaza para el gobierno.
La única manera que existe para defender la revolución cubana y derrotar al imperialismo norteamericano es con la construcción de una sociedad socialista democrática en la isla. Es decir, Cuba debería abocarse a la tarea de profundizar los cambios sociales y modificar aquellas estructuras políticas que tienden generan unas casta privilegiada alejada del pueblo.
Un estado obrero democrático debe hacer un llamado a extender la revolución a todo el continente, junto con un llamado a los trabajadores latinos, negros y blancos de los Estados Unidos a apoyar el cambio social.
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