En memoria de las luchas y victorias de las mujeres trabajadoras
Clare Doyle, CIT
Sus orígenes están en las luchas por igual salario y por condiciones laborales decentes de las mujeres de EEUU en el siglo XIX.
El 8 de marzo de 1857, las trabajadoras textiles de la ciudad de Nueva York marcharon y montaron piquetes, demandando mejores condiciones de trabajo, jornadas de diez horas diarias, e igualdad de derechos para las mujeres. Sus filas fueron rotas por la policía. 51 años más tarde, el 8 de marzo de 1908, sus hermanas en el sector de la aguja en Nueva York marcharon de nuevo, honrando a las manifestantes de 1857, y demandando el derecho a voto y de sindicarse, y el final de las condiciones de explotación y del trabajo infantil. La policía también estuvo presente en esta ocasión.
Una conferencia de mujeres socialistas en 1910, en la que intervino la Segunda Internacional, aprobó la propuesta de la luchadora revolucionaria alemana Klara Zetkin de establecer un Día Internacional de la Mujer. Las mujeres rusas comenzaron a conmemorarlo el último domingo de febrero, de acuerdo con el calendario juliano pre-revolucionario.
En 1917, éste fue el día que las mujeres trabajadoras de Petrogrado, literalmente, comenzaron una revolución. En protesta por las subidas de precios y los desabastecimientos de comida, llenaron las calles del centro de la ciudad, llamando a sus hermanos de clase que se unieran a ellas. Esto sucedió de hecho el 8 de marzo según el calendario gregoriano que se usa en el resto del mundo.
"¡No al hambre!", "No a la guerra!". El hambre estaba cobrándose las vidas de miles de niños, junto con las de ancianos y ancianas, los muy enfermos y los pobres. La I Guerra Mundial se estaba cobrando la vida de millones de campesinos y trabajadores en el frente. La Revolución de Febrero de 1917, que sacudió el yugo del zarimos a través del imperio ruso, fue la precursora de la victoriosa revolución socialista en octubre del mismo año.
Victorias y derrotas bajo el capitalismo
Cerca de un siglo después, el sistema del que se nos dice que "no tiene alternativa", el capitalismo, está pasando probablemente la peor crisis de su historia. Durante un tiempo durante el siglo XX, en muchos países europeos y en los EEUU, bajo la presión de poderosas luchas de la clase trabajadora, el capitalismo se vio forzado a proporcionar un sistema de salud, educación y guarderías. Durante los periodos de crecimiento, los aparatos para facilitar las tareas del hogar se volvieron asequibles. La mayoría de las mujeres en África, Asia y Latinoamérica, que trabajan sin descanso, e incluso millones dentro de los países capitalistas, se han beneficiado de muy pocos o de ninguno de estos avances.
En Europa y América, y hasta cierto punto en otros países, una capa de mujeres trabajadoras han sido capaces de insistir en las demandas de igual salario, iguales oportunidades, y horarios de trabajo flexibles. En el siglo XX, las actitudes machistas y la publicidad sexista fueron desafiadas con cierto éxito. En un mundo capitalista, la "dominación masculina" es parte del sistema, un legado del pasado que es un medio de mantener las divisiones y sobre-explotación de la clase trabajadora. Pero sus peores expresiones se pueden combatir mediante protestas, especialmente cundo se vinculan con el movimiento de una clase trabajadora unida contra los patrones y el conjunto de su sistema.
Las más afectadas por la crisis
Hoy, en el contexto de un capitalismo en crisis a escala mundial, los logros de las mujeres trabajadores y de clase media están siendo atacados. La igualdad de salario por el trabajo de igual valor, donde ha sido ganado, tiene que ser defendido. Si los líderes sindicales no pelean por ellos, éste y otros derechos básicos son atacados. Los avances en el reconocimiento de la violencia doméstica como un crimen y las medidas para ayudar a las mujeres que buscan refugio de sus parejas violentas han sufrido un retroceso.
En la primera oleada de la crisis, los trabajadores varones pueden ser los primeros en perder sus trabajos, mientras las mujeres trabajadoras, peor pagadas, continúan en sus puestos de trabajo. Pero mientras la crisis empeora y se masacran los empleos del sector público, las mujeres son las más afectadas: al perder sus trabajos y al ver las prestaciones sociales recortadas y lo servicios públicos despedazados. No es un accidente que estén al frente de huelgas y huelgas generales dentro y fuera de Europa.
Las mujeres son aún las que más trabajan en el hogar. Hacen la mayoría de las tareas de compra, cocina, limpieza y cuidado de todos los miembros de la familia. Esto, en la crisis, significa preocupaciones de pesadilla sobre un presupuesto que encoge (caída de los sueldos y subida de precios). El recorte de los servicios públicos significa tener que encontrar más horas y energía para el cuidado de los hijos y los miembros de la familia mayores o enfermos. El desempleo masivo entre los jóvenes es una preocupación fundamental. Las oportunidades de formación encogen y los recortes o los beneficios no existentes significan que la gente joven dependen de sus familias. Las cargas de las familias obreras se vuelven insoportables, y los padres pueden llegar a temer constantemente que los adolescentes sin empleo se depriman, o sean arrastrados al alcoholismo, las drogas o la delincuencia.
En el curso de esta crisis que está golpeando Europa, cientos de miles de familias han sido destruidas por desahucios de sus hogares, emigración de los jóvenes, suicidios, o por la imposibilidad de cuidar de los más jóvenes o débiles. En Grecia, mujeres desesperadas por no poder hacerse cargo de sus hijos están entregándolos a las autoridades estatales con la esperanza de que puedan cuidar de ellos.
No es una gran sorpresa que en las manifestaciones en Grecia, las mujeres estén entre los más ruidosos. No quieren que la historia vuelva atrás décadas, que estén limitadas a gestionar su familia, rota por la pobreza, hambre o nuevas dictaduras militares. No tienen nada que perder excepto su futuro. Un programa socialista de "¡No a la dueda; no a la UE!" está aunando apoyos. La idea de un cambio revolucionario y de la auto-organizacón, el derrocamiento del capitalismo y los banqueros y la planificación de la sociedad según la necesidad y no la codicia: todo esto puede ser atractivo para las mujeres, jóvenes o mayores. La alternativa bajo el capitalismo es la pesadilla.
Son las mujeres las que más sufren las guerras y las guerras civiles, las hambrunas, los desastres naturales, las tomas de tierra y la degradación del medio ambiente. Son las que más sufren las prácticas religiosas reaccionarias, como los matrimonios forzados y la ablación genital. Pero también son las mujeres las que más sufren por la incapacidad del capitalismo para desarrollar la economía en beneficio de todos, en lugar de para un puñado de ricos.
Si, en los llamados países desarrollados, las jornadas causan enormes tensiones en la vida familiar, especialmente para las mujeres, en las economías subdesarrolladas las mujeres hacen la mayor parte del arduo trabajo agrícola. También son las que acarrean el agua a lo largo de millas en el campo. Junto con los niños, son las más acosadas y explotadas en las fábricas y las minas.
Como indica la organización humanitaria Care International en su página web, el 70% de las mil millones de personas más pobres del mundo son mujeres y niñas, dos tercios de las personas que no pueden leer o escribir son mujeres y, en la mayoría de países, las mujeres tienen más probabilidades de morir al dar a luz que de acceder a una educación. En un mundo donde los ricos de todos los países se están haciendo más ricos y los pobres más pobres, la lucha para ganar a las mujeres trabajadoras a la bandera de la lucha socialista y la revolución se vuelve cada día más urgente.
India y China
En países como India y China, la mayoría de las mujeres y sus hijos viven en absoluta pobreza. Una capa de la sociedad (alrededor de 300 millones en cada caso) han pasado de la absoluta pobreza a una razonable exisitencia de clase media-baja. Mientras la crisis golpea, se están viendo forzados de nuevo a la ciénaga de la pobreza y la vida sin hogar. Algunos están comenzando a luchar por cuestiones como la vivienda y el medio ambiente.
Los trabajadores jóvenes, hombres y mujeres, que han sido arrastrados de sus zonas rurales golpeadas por la pobreza a las grandes fábricas, han empezado a luchar contra las largas jornadas y las condiciones laborales de esclavitud que sufren. En India, por ejemplo, los trabajadores jóvenes de Suzuki Maruti han formado sus propios sindicatos, organizado huelgas y ganado mejores salarios y condiciones. Esto les da mejores oportunidades de alimentar, vestir y dar techo a sus familias y pasar algo de tiempo con ellas.
Las mujeres jóvenes en las fábricas de China, a veces trabajan hasta 12 horas al día. Recientemente, se han involucrado en huelgas importantes. En Foxconn (que emplea a un millón de personas en China, mayoritariamente mujeres) el suicidio parece la única salida. La huelga del último año, sin embargo, ganó al menos mejoras temporales. La amenaza de suicidios masivos ha golpeado de nuevo los titulares pero la idea de la lucha masiva está ganando impulso. Los levantamientos revolucionarios están enraízados a la actual situación en China, y muchas mujeres jugarán un rol vital para llevarlos a victorias totales o completas.
El resentimiento también está creciendo en China contra la rígida política del hijo único. Ésta causa un gran sufrimiento material y emocional, especialmente a las mujeres. Las que pueden reunir el dinero necesario, viajan a Hong Kong para soslayar esta norma y dar a luz en los hospitales de allí. Pero se enfrentan no solamente a la posibilidad de penas al regresar a casa, sino también a los intentos de los racistas de aprovechar la hostilidad hacia los chinos. Los miembros del CIT en Hong Kong luchan obstinadamente por los derechos de las mujeres y también contra todas las expresiones de racismo.
Los derechos de la mujer
Las mujeres deben tener la oportunidad de decidir libremente cuándo y si tener hijos (y cuántos). Al ser las que se quedan embarazadas, pueden sufrir un gran estrés emocional y material, tanto por tener como por no tener los hijos. Los socialistas creemos que deben poder dedicir interrumpir el embarazo de manera segura si no quieren continuar con él. Los miembros del CIT alrededor del mundo hacen campañas contra los fanáticos religiosos y otros reaccionarios que no acceden a la demanda de abortos seguros, tempranos y gratuitos para las lo soliciten. Esto debe ser visto como un derecho y no llamarlo "infanticidio" como los hipócritas "pro-vida". En Irlanda, la parlamentaria del Socialist Party (CIT en Irlanda) Clare Daly ha defendido públicamente el derecho al aborto.
Mientras la crisis se profundiza, las mujeres, solteras o con pareja, tendrán cada vez más difícil alimentar y vestir a sus hijos. Si necesitan o quieren limitar su número de hijos (o no tener hijos) no deben tener restricciones a la contracepción o al aborto impuestas por la religión, el estado o su situación financiera. Las mujeres deben ser capaces de disfrutar sus relaciones sexuales sin miedo a un embarazo no deseado. Por otra parte, se las debe ayudar en sus problemas de fertilidad, de nuevo, con la total asistencia del estado.
Los socialistas necesitan tener sensibilidad al llevar a cabo campañas contra los matrimonios forzosos y ablaciones genitales. La religión es importante para muchas personas y todos deben tener el derecho de practicar lo que deseen como individuos, siempre que no se inmiscuyan en los derechos básicos de otros. Esto incluye usar el hijab o incluso el burka. Este derecho no debe ser denegado a las mujeres, ni tampoco serles impuesto.
Revolución
El año pasado, las revoluciones han estado en la agenda. A lo largo de la historia (en Francia en 1789 o en Rusia en 1917, o en las calles de Túnez o El Cairo) pueden explotar sobre demandas básicas como el pan. Y pueden terminar con la expulsión de reyes, zares y dictadores.
En las revoluciones del norte de África o Oriente Medio, las mujeres han tomado un papel importante en las batallas en las calles y en las huelgas que han traído victorias. Las mujeres jóvenes, especialmente, han mostrado una determinación encarnizada por conseguir una nueva sociedad que aquella prescrita por los dictadores y también por los reaccionarios fundamentalistas religiosos.
La magnitud de la tarea que aún no se ha completado, sin embargo, en países como Túnez y Egipto, ha sido reflejada por los brutales ataques a mujeres incluso en la Plaza Tahrir, el centro de la revolución. Las mujeres han organizado importantes manifestaciones en protesta a esto. En Túnez, los miembros de la secta extremista salafista han estado atacando a mujeres relativamente "liberadas" que trabajan en la universidad porque han elegido no llevar el pañuelo.
Un reportaje reciente en la televisión británica mostró que incluso un año después de la revolución en Egipto, el 90% de los progenitores aún están sometiendo a sus hijos a la mutilación vaginal – robándoles para toda la vida la posibilidad de experiencias sexuales satisfactorias. ¡Hay un largo camino por recorrer en la lucha por derechos igualitarios!
Mientras el capitalismo sobreviva, continuará la explotación y la opresión de las mujeres. Una de sus peores expresiones es la atroz práctica del tráfico de personas, mayoritariamente con el ánimo de vender a mujeres y niñas como esclavas sexuales a las redes de prostitución. Las campañas contra todas las formas de explotación y de opresión en la sociedad actual, y contra la discriminación por razón de sexo, religión, credo u orientación sexual necesitan el pleno respaldo del movimiento de los trabajadores.
Las mujeres deben estar al frente de todas las luchas por mejoras, al igual que por la revolución. El CIT está obligado a hacer todo lo que esté en su mano para asegurar que esto suceda. Los libros, los panfletos y los octavillas sobre cuestiones que afectan principalmente a las mujeres son una ayuda enorme. Las reuniones y las manifestaciones sobre ciertos temas – cierres de guarderías, jardines de infancia y unidades de maternidad – pueden atraer a mujeres a la lucha socialista. Éstas ya están teniendo un rol fundamental en las camapañas por el empleo juvenil y en las huelgas de profesores, empleados públicos y de la sanidad contra los recortes.
En Sri Lanka, las mujeres que trabajan en las Zonas de Libre Comercio participaron en huelgas contra la reforma de las pensiones de la dictadura de Rajapakse y ¡ganaron! En Pakistán, una importante huelga de enfermeras fue victoriosa. En la provincia de Sindh, el año pasado las mujeres del CIT organizaron una improsionante y ruidosa marcha detrás de la pancarta de la "Asociación Progresista de Trabajadoras de la Salud" (pincha aquí para ver el vídeo). En Kazajistán, las mujeres juegan un papel clave en la lucha contra los desahucios. En EEUU y otros países, el movimiento "Occupy" ha visto como las mujeres expresaban su gran rabia contra los banqueros y los mimados y privilegiados 1% que dominan la sociedad bajo el capitalismo. La manera en la que "indignad@s" es escrito en España – combinando la terminación "a" para el femenino y "o" para el masculino – indica una toma de conciencia de la importancia de que se trate a hombres y mujeres como iguales.
En el Día Internacional de la Mujer de 2012, el CIT saluda a las valientes pioneras socialistas. También mira a un nuevo periodo de sacudidas revolucionarias que se está abriendo y en el que el CIT crecerá y se enriquecerá con la incorporación de mujeres luchadoras y sin miedo.
Los bolcheviques que llegaron al poder bajo el liderazgo de Lenin y Trotsky, inmediatamente abrieron la puerta a una "Nueva Vida" para las mujeres, como se escribió en un famoso póster de propaganda de la época. Sobre la base de una economía nacionalizada, gestionada por representantes electos de los trabajadores, y una extensión de la revolución a economías más "avanzadas" donde la industría podría haberse desarrollado más rápidamente, el sueño de una vida sin esclavitud en casa o en el trabajo podría haberse conseguido rápidamente.
El ascenso de Stalin, y el aplastamiento de un genuino internacionalismo socialista, cerraron de golpe esta puerta. Bajo la bota del dictador, la vida de las mujeres se volvió cada vez más dura, soportando, como se vieron forzadas a hacer una vez más, la doble carga de largas jornadas en la fábrica y una provisión inadecuada de guarderías, lavanderías, restaurantes e instalaciones recreativas.
Las nuevas revoluciones del mundo de hoy tienen lugar sobre un fondo completamente diferente. Se extenderán rápidamente de país en país, como vimos el año pasado. Los gobiernos de los trabajadores establecidos mediante luchas de masas tendrán hoy la tarea de reorganizar y desarrollar la sociedad sobre la base de una tecnología y ciencia a un nivel mucho más alto.
Los hombres y mujeres trabajadoras que hacen las revoluciones socialistas del siglo XXI lucharán tenazmente para evitar que los viejos dirigentes permanezcan en el poder. También lucharán encarnizadamente para evitar que una figura como Stalin, o una camarilla de privilegiados, roben la revolución. Sobre la base de la nacionalización y del control y gestión de los trabajadores, éstas perspectivas se abrirán para una sociedad futura: basándose en el cumplimiento de necesidades y deseos, en lugar de la codicia y la explotación, nadie aceptará que la historia retroceda.
Nosotros, en el CIT, no escatimaremos esfuerzos hasta que se consiga el socialismo a nivel mundial. Una sociedad como ésta, lograda a través de la propiedad pública y el control y planificación democrática, será al fin capaz de utilizar cooperativamente y en armonía el talento de todos los seres humanos y los recursos naturales del planeta para el mejor beneficio de toda la sociedad humana.
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