¿Enfrentamiento decisivo entre “los Rojos” y el gobierno?
mundosocialista.net
Desde hace más de dos meses, los opositores al gobierno de Abhisit Vejjajiva (las Camisas rojas) ocupan los barrios comerciales y financieros de Siam. Quieren la disolución del Parlamento y elecciones anticipadas, rápidamente. Al momento de escribir este artículo la presión sube en las calles de Bangkok, desde el fin del ultimátum de este miércoles por la noche. Los opositores se preparan por una intervención inminente del ejército, lo que significa un baño de sangre después de los enfrentamientos criminales del fin de abril…
Contexto e historial de los eventos:
En septiembre 2006, el primer ministro en función, el multimillonario Thaksin, fue derribado por un golpe militar. Al mismo tiempo fue condenado a dos años de encarcelamiento por “conflictos de intereses” y otras trampas financieras. Desde eso vive exiliado en Dubái esperando regresar triunfalmente a Tailandia.
En Tailandia, el soporte de Thaksin proviene fundamentalmente de los campesinos pobres (principalmente del norte y los alrededores de Bangkok) y también de una parte de la clase obrera pobre de las ciudades. Fue capaz de construir este apoyo a través de una política populista y la entrega de pequeños recursos en favor de los más pobres durante su pasaje al poder. Al mismo tiempo cumplió por supuesto el rol exigido: aplicar políticas neoliberales que desarrollaron un enorme descontento en los sectores de trabajadores de las ciudades.
A fin del 2008, los simpatizantes de Abhisit (el actual primer ministro) ocuparon la sede del gobierno y dos aeropuertos hasta que el gobierno de la época (acusado de simpatía con Thaksin) fue disuelto. El partido de Abhisit logró entonces obtener suficiente apoyo, incluso dentro de los parlamentarios pro-Thaksin para formar otro gobierno. Aunque el ejército no tuvo un rol activo en estos eventos, parece claro para muchas personas que el cambio de ideas no podía tener otra consecuencia que las amenazas del ejercito.
Al mismo tiempo, “las camisas rojas” estaban organizando su primera movilización importante, reuniendo más de 50.000 simpatizantes en uno de los estadios más grandes de Bangkok. El principal partido que organiza a los opositores es conocido como “Frente unificado para la democracia y contra la dictadura”, ahora llamado Pheu Thai Party.
El partido de Abhisit, el PAD (alianza del pueblo por la democracia) tiene como principal base la clase media de las ciudades y algunos sectores de la clase obrera. El actual gobierno está claramente desacreditado y aplica una política de fortalecimiento del rol de la monarquía y del ejército en la esfera política. Así que más de 70% de los miembros del gobierno no son elegidos por elección popular.
Las camisas rojas y los enfrentamientos de 2009
Hace justo un año, abril 2009, las camisas rojas habían ocupado el centro de Bangkok por primera vez. Reclamando la salida inmediata de Abhisit y sostienen al opositor en el exilio Thaksin. Las batallas dadas entre miles de camisas rojas, en su mayoría jóvenes, y las fuerzas del orden siguen juntando rabia durante varios días. Se decreta el estado de emergencia y se despliega a los paramilitares. El ejército carga con acorazados y dispara balas de guerra causando dos muertes y cientos de heridos. Una muchedumbre enfadada ataca al coche del Primer Ministro. Una cumbre importante que reunía las élites de los países de la región debió también cancelarse ante la amplitud de la movilización. Tras varias semanas, y ante la represión importante, los dirigentes de las camisas rojas aceptan desmovilizar a sus tropas prometiendo nuevas acciones si no se organizan nuevas elecciones.
Abril de 2010: los `rojos' vuelven a salir al asalto
Un año casi después de los acontecimientos de 2009, las camisas rojas se movilizan otra vez decidiendo ocupar en masa uno de los pulmones económicos de la capital, el barrio de Siam. Se organizan numerosas manifestaciones a pie, en moto,… Su acción más espectacular ha tenido lugar hace algunas semanas cuando decidieron marchar sobre el Parlamento, obligándolo a cancelar una sesión y forzando a los parlamentarios a huir. Durante varias semanas, el Gobierno incluso ha debido refugiarse en una ciudad de provincia para poder mantener sus reuniones.
En paralelo, se organizan numerosas reuniones todos los días. Las cifras hablan de 100.000 a 150.000 personas presentes diariamente en el centro ocupado. El Diario “The Nation” explicaba: `Cada vez más campesinos pobres se desplazaron y unieron a los rojos para expresar su cólera ante su sentimiento de ser víctimas sociales'. Este mismo Diario titulaba: `La pobreza; el más grande enemigo de Tailandia. Al menos 10 millones de una población de 65 millones viven más abajo que el umbral de pobreza. Este estrato social no tiene casi ningún acceso a comida decente, a atención de salud o la oportunidad de acceder a la educación'.
Por primera vez, para intentar aliviar el clima, Abhisit se ha visto obligado a organizar negociaciones con los dirigentes de las camisas rojas. Éste se ve obligado a crear una `hoja de ruta' que promete elecciones el 14 de noviembre próximo y una serie de medidas para los campesinos pobres. Esta táctica tenía como principal objetivo desmovilizar a los opositores y para ganar tiempo. Los dirigentes de las camisas rojas por su parte decidieron mantener el bloqueo del centro y exigen la disolución inmediata del Parlamento.
Ante la determinación de los opositores, en dos ocasiones, el ejército intentó invadir y evacuar la zona ocupada. Estas tentativas hicieron frente a una viva resistencia de las camisas rojas y se equilibraron por decenas las muertes. Durante las últimas semanas, numerosos ataques con granadas tuvieron también lugar en Bangkok que termino con varios heridos y muertos entre las fuerzas del orden. Estos ataques son realizados ciertamente por los núcleos duros de los rojos, declaran los medios de comunicación oficiales. Pero es muy posible que eso sea la obra de provocadores próximos a las camisas amarillas que tienen a su haber varias acciones violentas contra los rojos estos últimos días.
Una de las pretensiones principales de los `rojos' desde estos trágicos incidentes y la detención del Ministro de Defensa Suthep por su responsabilidad en la represión fatal de finales de abril. El Gobierno por su parte endurece su discurso y previene que si los manifestantes no dejan para el miércoles 12 de mayo a más tardar el Rajprasong center, el acceso al agua y a la electricidad se cortará antes de una intervención fuerte del ejército, probablemente dentro de las horas que siguen. Esto mientras que desde finales de abril, el Gobierno estaba a la defensiva dado que temía la explosión de sus fuerzas armadas entre pro Gobierno y pro rojos.
El dirigente de las camisas rojas Jatuporn Promphan, declaraba por su parte en el Diario “The Nation” del 12 de mayo que no cederían al ultimátum del Gobierno y que: `No tenemos miedo de tales presiones. Después de la muerte de tantos no queda compadecerse, nada más puede detener a los rojos'.
Atmósfera en el campo de los `rojos' y últimos acontecimientos
El miércoles 12 de mayo, algunas horas antes del fin del ultimátum, tuve la ocasión de volver al centro ocupado y donde se han levantado barricadas todas realizadas por los opositores al régimen. Este barrio, que ocupa varios kilómetros cuadrados, esta seriamente asegurado y organizado por los `rojos'. En cada entrada a la zona, están las barricadas mayores y las otras bloquean el acceso a las zonas de reuniones y alojamiento.
`Guardias negros', el servicio de orden de los opositores, registran cada vehículo para impedir la entrada de armas o granadas. Un enorme podio de reunión, conectado a altavoces existen en el conjunto del barrio, acoge un mar sin fin de discursos, de los principales dirigentes de las camisas rojas. La muchedumbre esta en gran número y numerosas familias ocupan incluso el suelo. La comida, la distribución de agua y todo lo necesario se organiza por todas partes en el inmenso campamento. Por todas partes dominan fotografías de manifestaciones, de imágenes de la represión de las marchas de abril y las pancartas que llaman a la disolución del Parlamento. La recepción por los `militantes' de base es calurosa y la voluntad de explicar la situación a pesar de la frontera de la lengua está presente. Una joven `roja' de 19 años nos explica, cuando le pregunto que piensa de la situación actual y el ultimátum del Gobierno: 'Hace dos meses que estoy aquí. El ejército ya intentó expulsarnos muchas veces. Numerosas personas ya murieron. Hablan de 20 muertes, para nosotros allí hubo más de 100. Si el ejército vuelve de nuevo y ese será el caso seguramente en algunos días, me enfrentare con ellos.'
En “The Nation”, el editorialista hablaba de las disensiones importantes entre los `rojos' desde algunos días. Queda claro que la esperanza enorme suscitada por este movimiento masivo e instrumentalizado por Thaksin y su banda de mafiosos no puede ser colmada por una simple promesa de elecciones anticipadas en noviembre próximo. Entre los dirigentes, dos alas se han dibujado estos últimos días: por una parte el ala moderada que quiere aceptar la hoja de ruta y desmovilizar; y del otro el ala más dura (el Pheu Thai Party, el partido político principal detrás de los rojos, que se opone a la hoja de ruta). Dentro de sectores cada vez más importante de los simpatizantes movilizados de los “rojos”, surgen dudas sobre la honestidad de sus dirigentes. Una de ellos declaraba: `Hoy, queda claro que seguir teniendo una actitud de confrontación con el Gobierno no haría más que transformar dentro de poco la zona en un baño de sangre. Intenté en sucesivas ocasiones dialogar con los dirigentes y esto sin éxito. Experimento que no puede existir confianza con algunos de los dirigentes y me pregunto si se plegan por la democracia'. Una radio albergada en el lugar declaraba hace poco que los `simples manifestantes se estaban organizando y avisan a los dirigentes quienes no tienen interés en dejarles caer'. Otro opositor declaraba por su parte: `Podrían hoy pedir a los manifestantes abandonar la protesta desde la tribuna, pienso que la reacción de la gente sería lanzar todo lo que tienen a su disposición sobre el que se arriesgara. Algunos planean incluso marchar sobre el 11° regimiento de infantería y detener al Primer Ministro antes de lanzar una rebelión del pueblo'.
En el momento que escribo estas líneas (el jueves 13), el ejército cerró el conjunto de la zona y recibió luz verde para usar balas reales. Se concentran decenas de acorazados en los alrededores de las barricadas. El estado de emergencia por su parte fue declarado en 15 provincias del país. Hace algunos minutos, el dirigente principal de las camisas negras, el servicio de orden, fue asesinado durante una entrevista con una TV japonesa por un francotirador del ejército. Confrontaciones estallaron en los alrededores para intentar mantener a distancia al ejército ya hay un muerto, un joven de 25 años llamado Chartchai Chalao y 20 heridos graves. Los dirigentes de los rojos acaban también de declarar que sus tropas se despliegan a las distintas barricadas y que esperan al ejército a pie firme. La situación corre el riesgo de empeorar dentro de las horas que vienen.
Qué perspectivas para los trabajadores y las masas pobres en Tailandia
Queda claro que los acontecimientos de Tailandia expresan la lucha por el poder entre Thaksin y al Gobierno de Abhisit. Esta situación exacerbó ciertamente las tensiones ya existentes entre las poblaciones rurales y la población urbana.
El Gobierno de Abhisit está respaldado claramente hoy por el ejército y la monarquía con un único objetivo: impedir a Thaksin y su lucha por acceder al poder. Los partidarios de Thaksin se declararon los portavoces de las masas pobres del país y no hacen más que instrumentalizar la cólera y la frustración que existe en la sociedad tailandesa. En la actualidad, estos distintos dirigentes han exacerbado intencionalmente las tensiones y las divisiones entre las poblaciones pobres del campo y los obreros y la clase media de las ciudades.
Con todo, los campesinos, la clase obrera y algunas otras capas de la sociedad finalmente son víctimas de la rapacidad de las élites del país de un campo o del otro. La corrupción alcanzó un nivel nunca conocido en el país. Queda claro que en esta situación, ninguno de estos dirigentes va a denunciar las causas reales de los problemas vividos por la población tailandesa. Tailandia posiblemente es uno de los países más afectados por la crisis capitalista y los dirigentes de los dos campos están en cualquier caso de acuerdo sobre quien deberá pagar en los meses y años que vienen: los trabajadores y los más pobres de la sociedad.
Es catastrófico hoy por lo tanto que ningún partido con un programa a partir de las necesidades de los campesinos pobres y trabajadores exista y pueda catalizar la cólera enorme que existe y que se expresa en las calles del país. No es teniendo confianza en el Gobierno o en un millonario corrompido que se terminará con la pobreza y la opresión.
La situación hoy es muy inestable y es difícil saber lo que va a pasar en los días que vienen. Queda claro que el Gobierno decidió usar la fuerza y es ya una cuestión de horas. ¿Cuál será la capacidad de los ` rojos' para resistir? ¿Es que las disensiones en el ejército van a estallar a la luz pública? ¿A qué masacre van a asistir?
En cualquier caso, aunque no es lo más probable, si las camisas rojas obtienen finalmente a pesar de todo la organización de nuevas elecciones, los comentaristas oficiales esperan una victoria del partido próximo a Thaksin. Si es el caso, es muy probable que la coalición de las camisas amarillas sostenidos por una parte del ejército vuelva a salir también a las calles. Es muy probable por lo tanto que la inestabilidad dure en el país.
Además, lo que vemos en Tailandia actualmente, país que conoció 18 golpes de Estado desde los años ` 30, es una indicación de la inestabilidad que podría desarrollarse a una mayor escala a través del continente asiático en reacción al empeoramiento de la crisis. Para nosotros, revolucionarios socialistas, es más importante incluir la urgencia que existe a la construcción de una fuerza política de masa para defender los intereses de los trabajadores y masas pobres así como la necesidad de desarrollar la batalla por una sociedad socialista, única alternativa capaz de terminar con la crueldad capitalista.
El Comité por una Internacional de Trabajadores reivindica:
• ¡No a la represión de los derechos democráticos y a la censura de los medios de comunicación!
• Abolición de toda ley draconiana como el ISA (Internal Security Act) que reprime los derechos del pueblo
• No al reino de los generales y al reino de los políticos millonarios corrompidos
• Oposición total al golpe de Estado.
• Por una lucha de masa con el fin de obtener derechos democráticos completos, incluido el derecho de los trabajadores a organizarse, para protestar y por hacer huelga
• Por sindicatos y organizaciones campesinas independientes, combativos y democráticos
• Derechos sindicales para las fuerzas armadas – ganar los soldados pobres a la causa de los trabajadores
• Por la creación de un partido de masas de trabajadores y campesinos
• Por una lucha unida de los obreros, de los campesinos, los estudiantes y demás oprimidos del sistema para cambiar el Gobierno corrompido
• Por una Asamblea Constituyente auténtica y representativa
• Suprimir la monarquía
• Por un Gobierno de la mayoría trabajadora y campesina
• Todos los derechos para la población musulmán oprimida del Sur de Tailandia y para las otras minorías
• No a la política neo-liberal de privatización y desregulación
• Tomar en propiedad pública democrática las grandes empresas, las industrias principales, las grandes propiedades rurales y los bancos
• Por una economía planeada con el fin de cubrir las necesidades de los trabajadores y campesinos, bajo el control y la gestión democráticos de Comités elegidos de clase obrera y campesinos
• Por una Tailandia socialista, como miembro de una federación socialista del Sudeste asiático
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