¿Qué perspectivas hay para el conflicto nacional?
Desde que el Estado de Israel fue fundado hace 60 años, muchos judíos de todo el mundo se han trasladado allí con la promesa de prosperidad y seguridad. Pero todavía, a pesar de que tiene una de las maquinarias militares más poderosas del mundo, los judíos israelíes no se sienten seguros y la gran brecha de riqueza existente provoca que una gran parte de la población viva en la pobreza, incluyendo un tercio de los supervivientes del holocausto.
Para los refugiados palestinos dispersos a lo largo de los territorios ocupados por Israel y en el resto de países vecinos, el 60 aniversario es el aniversario de su "Naqba" (catástrofe). Han vivido durante 60 años lejos de sus hogares originales, la mayoría de ellos en una horrenda pobreza y enfrentados a las terribles condiciones de los "campos de prisioneros".
Recientemente, en los territorios ocupados, la situación se ha convertido en particularmente terrible. En la franja de Gaza, el actual bloqueo israelí está impidiendo cualquier tipo de comercio e impide conseguir los suministros básicos, incluyendo combustible. La ayuda alimentaria de emergencia y la atención sanitaria se ven afectadas por la falta de medios y por los constantes cortes eléctricos. La franja entera ha sido reducida a terribles condiciones de miseria, sin posibilidad de escape. Una gran mayoría de sus 1,5 millones de habitantes está desempleada y sufre de malnutrición.
Aunque el Gobierno israelí eliminó los asentamientos judíos de la franja en el 2005, mantiene un absoluto control de las fronteras, de los espacios marítimos y aéreos además de que la retirada no ha tenido la intención de dar a los palestinos un verdadero Estado. Cuando el Movimiento de Resistencia Islámico, Hamas, fue elegido para gobernar la Autoridad Palestina en el 2006, se intensificaron los castigos militares israelíes, con incursiones regulares utilizando tanques, excavadoras y helicópteros.
Las matanzas indiscriminadas incluyeron en el verano del 2006 la muerte de 400 palestinos, mientras que en febrero y marzo de este año, se asesinó a 170 palestinos, incluyendo bebes y niños.
Los asesinatos del ejército israelí y su brutalidad no se quedan sólo en Gaza. Algunos soldados israelíes que han hecho su servicio en Hebrón, en la Ribera Occidental, hablaron recientemente sobre la tortura por parte del ejército israelí sobre los palestinos residentes allí, así como de las atrocidades llevadas a cabo por los colonos religiosos judíos de Hebrón contra los palestinos.
El Gobierno israelí intenta justificar sus ataques con el argumento de que desde Gaza se disparan cohetes a Israel. Y esto a pesar del hecho de que el número de israelíes muertos por los cohetes palestinos desde el 2001 es de 14, mientras que el año pasado 379 palestinos fueron asesinados por las fuerzas israelíes. La proporción del último año entre muertes palestinas e israelíes fue de 40 a 1.
Sin embargo, mientras que la resistencia armada de los palestinos es necesaria aunque debería ser organizada por milicias controladas democráticamente por los trabajadores, los cohetes y otros ataques directos sobre civiles israelíes no deben ser apoyados por los socialistas. Así como provocan más represión a los palestinos, incrementando su sufrimiento y haciendo la lucha aun más difícil, estos ataques alejan a los trabajadores israelíes de la simpatía hacia las condiciones de los palestinos y les acerca a la agenda de la clase capitalista israelí. La reciente escalada de disparos de cohetes ha reforzado a la extrema derecha israelí e incrementado el número de israelíes que están a favor de de las acciones violentas.
Indignación y desesperación
Existe un creciente convencimiento entre los comentadores capitalistas y los 'mediadores' internacionales de que el estrangulamiento israelí sobre Gaza está empujando a las milicias palestinas a tomar nuevas medidas violentas y desesperadas. El principal funcionario de Naciones Unidas en Gaza describió recientemente las condiciones como "chocantes" y "vergonzosas y advirtió de que se va a alcanzar el "punto de explosión".
Tras el extraordinariamente salvaje ataque del ejército israelí en Gaza en marzo, un palestino disparó en Jerusalén Este matando a ocho estudiantes religiosos judíos en el primer ataque sobre civiles en Jerusalén desde hace 4 años. De nuevo este año un grupo de cohetes fueron disparados sobre la ciudad israelí de Ashkelon, 20 kilómetros al norte de Gaza, hiriendo a algunos habitantes.
El mes pasado un grupo de palestinos salió de la Franja para atacar un depósito de combustible en el lado israelí de la frontera. En abril, en otro ataque posterior, los palestinos bombardearon a soldados israelíes en el cruce fronterizo de Kerem Shalom, hiriendo a 13 soldados y muriendo tres de los atacantes.
Tal es el grado de rabia y desesperación que existe, que una encuesta realizada en marzo por el Centro Palestino para la Política y Estudios de Investigación en el momento del ataque israelí a Gaza antes mencionado, mostró un nivel sin precedentes de apoyo al lanzamiento de cohetes a las ciudades israelíes, un 64%; y un 84% apoyó en ese momento la matanza de los estudiantes religiosos en Jerusalén.
El actual derramamiento de sangre es suficientemente malo, pero podría ir a mucho peor. Por ejemplo el ejército israelí podría lanzar una invasión a gran escala sobre Gaza y el peligro de una extensión del conflicto a los estados vecinos está siempre presente.
El Primer Ministro israelí, Ehud Olmert declaró en marzo: "Todo está sobre la mesa, operaciones terrestres, ataques aéreos y operaciones especiales". Unos días antes el Viceministro de Defensa, Matan Vilnai, había amenazado con "incluso un Holocausto más grande" para los palestinos.
Perspectivas de alto el fuego.
La débil coalición del Gobierno de Olmert está claramente opuesta a negociar directamente con Hamas, al igual que el Gobierno de Bush en EE.UU., que financia masivamente el ejército israelí. Esto, a pesar del hecho de que Hamas ha dicho que desea negociar una tregua a largo plazo y que alrededor de dos tercios de la población israelí está a favor de las negociaciones con Hamas.
Ni el ala derecha islámica de Hamas ni la secular Fatah tienen apoyo mayoritario en sus territorios. Pero la estrategia del Gobierno israelí de usar la brutal fuerza militar para tratar de debilitar a los líderes de Hamas mientras al mismo tiempo, coquetean con el Presidente de la Autoridad Palestina, de Fatah, Mahmood Abbas (ahora con sede en la Ribera Occidental) ha servido solo para reforzar el apoyo a los líderes de Hamas y reducir el de los de Fatah.
No hace mucho tiempo, Olmert declaró que Israel tendría que aceptar un Estado palestino para evitar la perspectiva de que los palestinos se convirtieran en mayoría en el área controlada por Israel. Pero Olmert está presidiendo un gobierno de coalición que pende de un hilo. Depende de la derecha, que no aceptará más retiradas de los colonos judíos en sus territorios ni negociaciones con Hamas o incluso cualquier concesión significativa al gobierno amigo del imperialismo occidental de Fatah en la Ribera Occidental.
La Ribera Occidental sigue siendo atomizada con los increíbles 560 puestos de control y barreras israelíes, y las ciudades palestinas son objeto de las habituales incursiones de los militares israelíes, que se han intensificado recientemente. Olmert se enfrenta con un incremento de la indignación de la población palestina con sus instituciones divididas en dos entre el control de Hamas y el control de Fatah, una división que es una consecuencia directa del imperialismo norteamericano, respaldado por el régimen israelí, que ayudó económicamente a Fatah.
Las conversaciones internacionales en Annapolis el pasado noviembre no ofrecieron un proceso viable de paz, dada la actual postura de la clase dominante israelí. Las construcciones de los colonos judíos en los territorios continuaron a buen ritmo tras las conversaciones; 1700 nuevas casas para colonos han sido aprobadas desde entonces.
Las milicias palestinas, incluso las de Hamas, han ofrecido un alto el fuego de seis meses, pero ha sido rechazado por el momento por el Gobierno israelí. Hamas ha declarado también su disposición a aceptar un Estado palestino en los territorios ocupados por Israel en 1967 (mientras que no se reconozca explícitamente el Estado de Israel junto a él).
Aparentemente hay innumerables reuniones de los representantes de los poderes capitalistas mundiales para discutir las distintas iniciativas de paz e intervención en la región. Pero ninguna iniciativa imperialista estará nunca encaminada a defender los intereses de los ciudadanos palestinos o los de los israelíes. Y en cualquier caso, el alto nivel de deliberaciones ha sido impotente para enfrentarse a la intransigencia del régimen israelí.
Sin embargo el derramamiento de sangre siempre fluye en ciclos y en algún momento la clase capitalista israelí se sentirá obligada a defender sus propios intereses y en situaciones difíciles a tomar, al menos temporalmente, posturas conciliatorias. Pero estas no resolverán ciertamente las aspiraciones de los trabajadores de ninguno de los dos lados.
¿La celebración de los israelíes?
A la vez que Israel celebra su 60 cumpleaños, hay entre los israelíes un aumento de la desilusión en sus políticos, de la crítica por la dirección de la sociedad y de la preocupación por las expectativas futuras del estado de Israel. Ha habido, tras la guerra del Líbano en el 2006, un colapso en la autoridad de las instituciones estatales incluyendo también en cierta forma al ejército.
Camil Fuchs, profesor universitario en Tel Aviv y analista de encuestas, comenta: "una gran mayoría diría que el país está en el camino equivocado. El ambiente general es malo" y que los israelíes están "enormemente desilusionados" y "que no tienen ninguna confianza en el Gobierno ni en el Knesset (parlamento)".
Prácticamente todos los líderes políticos están altamente desacreditados y son vistos como corruptos. Sólo el 10% de la población (de acuerdo con las encuestas) dice que Olmert ha tenido éxito como Primer Ministro y solamente se mantiene en el poder porque no existe un reemplazo. En la actualidad, Olmert se encuentra bajo varias investigaciones por denuncias de corrupción.
También hay un gran pesimismo respecto a los proyectos de acuerdos de paz y crece la inquietud por la ocupación. El número de jóvenes que escapan del servicio militar está creciendo así como el número de reservistas y soldados que se niegan a tomar parte en las brutales acciones ofensivas.
Pero la mayor preocupación se debe a la enorme desigualdad en la sociedad. El 1% de los asalariados que reciben más sueldo ganan lo mismo que el 25% con sueldos más bajos. Mientras que la economía israelí ha estado creciendo, en la actualidad vive su quinto año de crecimiento, la media del salario nacional ha seguido cayendo. Un tercio de los niños viven hoy en la pobreza.
Ha habido olas de ataques de los sucesivos gobiernos al estado de bienestar y a la garantía de los trabajos, siguiendo la agenda neoliberal. Un tremendo enfado ha surgido contra esos ataques y esto se ha reflejado en algunas importantes luchas obreras en los últimos años. El número de días laborales perdidos por huelgas es de 6´8 millones en los cinco años que van del 2003 al 2007.
Los trabajadores israelíes irán inevitablemente a un cada vez mayor número de enfrentamientos con sus jefes, posiblemente todavía más cuando su nivel de vida se vea afectado por la crisis económica que se avecina, y en algún momento se sentirán impulsados a construir su propia representación política en forma de un nuevo partido obrero.
En lugar de ser un obstáculo para el verdadero Estado palestino (como algunas organizaciones de izquierda internacionales erróneamente creen) la clase trabajadora israelí puede convertirse en una poderosa y decisiva fuerza contra la clase dirigente israelí. Un proceso que es necesario para la emancipación de los obreros israelíes y también para dar vida a las aspiraciones de los palestinos.
La independencia de los trabajadores es necesaria
Un nuevo partido obrero en Israel tomaría una posición favorable a la lucha de masas de los palestinos frente a la ocupación, a condición de que los civiles israelíes no sean asesinados por estos. Para que la lucha palestina se desarrolle con una base sana y exitosa, es necesaria la toma de decisiones democráticamente así como tomar el control de todas las acciones defensivas y ofensivas. Además, su resistencia necesita involucrar al mayor número posible de personas, en lugar de ser llevadas a cabo por muchas milicias pequeñas y secretas, que compiten entre ellas. Se podrían alcanzar más objetivos con acciones de masas, incluyendo acciones para evitar las anexiones territoriales.
En relación con las batallas en los temas económicos y en aquellos de seguridad, tanto los obreros israelíes como los palestinos necesitarán construir sus organizaciones con base en las ideas socialistas. Un Estado palestino pobremente libre no se logrará con base en el capitalismo, ya que no sería visto como estable y viable para una "oportunidad de inversión" y los beneficios del crecimiento económico irían desproporcionadamente a los ricos. Las clases gobernantes capitalistas mundiales y las elites árabes sólo atienden a sus propios intereses: extraer la riqueza y si es posible no llevar inestabilidad o amenazas para su posición a sus propios países (cómo el que suponen los refugiados, fundamentalistas religiosos, sindicalistas activos, etc)
Sus intereses incluyen no socavar el capitalismo israelí, por razones de estrategia política y económica. Por su parte, la clase gobernante israelí, no quiere el éxito de la clase capitalista rival vecina, especialmente la que tiene reclamaciones en su propio territorio.
Tampoco los aspirantes capitalistas palestinos y sus representantes tienen mucho en común con los intereses de los palestinos comunes. Su objetivo es la explotación y el beneficio como el resto de los capitalistas. Los funcionarios palestinos de la Ribera Occidental y otros obreros han ido en repetidas ocasiones durante los últimos meses a la huelga a causa de los sueldos y de otros ataques hechos contra su nivel de vida por parte de los líderes de la Autoridad Palestina.
Ni la política de Hamas ni la de Fatah pueden mostrar el camino a seguir. Ninguno de los partidos tiene una estrategia o programa que pueda ofrecer un Estado palestino contra la gran oposición armada de la clase dirigente israelí. Y ambos quieren ver un Estado palestino capitalista que no resolverá los problemas económicos de los palestinos.
Muchos líderes de Hamas son vistos como abnegados que han rechazado la corrupción de Fatah y que condenan el imperialismo norteamericano. Pero una vez en el poder, ya sea en los ayuntamientos o en el Gobierno, han puesto la carga de la crisis económica en los hombros de los trabajadores a través de recortes laborales y privatizaciones, como hace Fatah.
Así como el capitalismo no ofrece futuro a los palestinos, en Israel, a pesar de su economía más desarrollada, el capitalismo tampoco es capaz de proporcionar seguridad y niveles de vida adecuados a la gente corriente.
Frente a la existencia del muro de "seguridad" que está construyendo Israel, entrando significativamente en tierras palestinas, con la expansión de los colonos judíos y la atomización de las áreas palestinas, algunas personas piden un estado único, secular y democrático de palestinos y judíos en vez de dos estados uno al lado del otro. Pero la petición de un sólo estado provoca mucho miedo en la región, especialmente entre los judíos israelíes, que retroceden ante la idea de ser discriminados como minoría en tal estado, ya que la proporción de nacimientos entre los palestinos es mayor que entre los judíos. Así que esta propuesta no conduce a ganar a los trabajadores judíos frente a los desafíos de la clase dirigente israelí, lo que sería necesario para derrotar a la poderosa maquinaria estatal israelí.
Sólo con el apoyo de un Israel socialista junto con una Palestina socialista, puede fijarse el camino para desarrollar la confianza y la cooperación entre la clase trabajadora de ambos territorios y aumentar el nivel de vida en todos los ámbitos y terminar con el derramamiento de sangre.
¡Por la retirada inmediata del ejército israelí de los territorios ocupados!
Por una inmediata finalización de las sanciones israelíes e internacionales a la franja de Gaza y para que se envíen todos los suministros necesarios sin retraso. Para la eliminación del muro de separación y de todos los puestos de control y fronteras en la Ribera Occidental.
Por el establecimiento en los territorios de los comités de base, para proveer los fundamentos para un auténtico y democrático liderazgo de los trabajadores. Por el derecho de estos comités a ser armados con fines de defensa.
Por una lucha de masas de los palestinos bajo un control democrático para elevar su nivel de vida y luchar por una verdadera liberación nacional.
Por el final de la utilización de los soldados israelíes como carne de cañón por parte del Gobierno israelí y de los generales.
Por la lucha de los palestinos-israelíes contra el racismo institucional y su tratamiento como ciudadanos de segunda clase.
Por el fin del desempleo y la pobreza en Israel. Por la lucha de la clase trabajadora israelí, tanto la judía como la palestina, para terminar con el capitalismo.
Por una Palestina socialista junto a un Israel socialista como parte de una voluntaria confederación socialista en el Oriente Medio, con derecho de retorno para los refugiados y la garantía de los derechos democráticos para todas las minorías.
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